Reina Valera New Testament of the Bible 1865

By Reina and Valera

The Project Gutenberg EBook of Reina Valera New Testament of the Bible 1865, by 
Anonymous

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almost no restrictions whatsoever.  You may copy it, give it away or
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Title: Reina Valera New Testament of the Bible 1865

Author: Anonymous

Posting Date: October 26, 2012 [EBook #5880]
Release Date: June, 2004
First Posted: September 15, 2002

Language: Spanish


*** START OF THIS PROJECT GUTENBERG EBOOK REINA VALERA NEW TESTAMENT 1865 ***




Produced by an anonymous Project Gutenberg volunteer.










La Valera 1865 de la SBA.



Aviso:

Este texto del Nuevo Testamento (Valera 1865) fue bajado de la pagina de web:
Antigua Versión Valera 1909 – La palabra de Dios en español.
(www.valera1909.com)  Este texto no tiene derechos reservados, puedes
distribuirlo como quieres.  Solamente pedimos que por respeto del trabajo que
invertimos en dándote este texto (Encontrando, escaneando, y corrigiendo.),
que dejes este aviso y la siguiente introducción (Todo entre [Empieza
] y
[Termina
]) en cualquier copia que publicas sobre el Internet.  Si tienes
cualquier pregunta o comentario por favor escribe a: [email protected].





Introducción a la Valera 1865 de la SBA.



       El siguiente texto fue escaneado de una Biblia en Español que obtuve de
una colección privada en León, Guanajuato, México en 1986.  Esta copia,
impresa en Madrid, España en 1884 para la Sociedad Bíblica Británica y
Extranjera (SBBE), representa la edición SBBE de la revisión de Valera hecha
para la Sociedad para la Promulgación de Conocimiento Cristiano (SPCC) en
1862.  Esta revisión fue hecha por Lorenzo Lucena Pedrosa M.A., profesor de
Lengua y Literatura Española en Queens College de Liverpool, y luego en
Oxford.  Aquí reproducimos esta edición de la Valera 1862 para demostrar que
la Biblia de norma en Español, referido como la Valera 1909, en toda esencia
es igual a la Valera 1862.  Se confirma así que la Valera autoritativa de hoy
(la 1909) fue ya revisada en 1862, antes que los textos Vaticanus y Sinaíticus
fueran impresas, y décadas antes de la apostasía inglesa de Westcott y Hort.
Puedes ver por el texto siguiente que la Valera 1909 no fue influenciada por
Vaticanus ni por Westcott y Hort.

       Un cambio que sí verás es que la Valera 1862 introduce muchas palabras
itálicas que no se encuentran ni en la original 1602, ni tampoco en su
descendiente, la 1909.  La revisión de 1909 quitó del texto las itálicas
innecesarias.  Aparte de esto, muy pocos cambios se evidencian en la revisión
de 1909 de este texto.

       En todos nuestros textos, letra itálica se reproduce entre corchetes
[...], para que se convierte fácilmente el Nuevo Testamento a muchos
diferentes formatos.  Algunas ediciones impresas tenían tanto letra itálica y
palabras entre corchetes.  En estos casos, para mantener la integridad de la
reproducción, aún corcheteamos palabras inicialmente itálicas, pero para
indicar la diferencia encerramos entre símbolos relativos <...> las palabras
originalmente entre corchetes.

       Todas las copias impresas que hemos escaneado y duplicado contienen
errores de impresión y puntuación.  Algunos son obvios, pero de vez en cuando
había varias posibilidades en la corrección.  En tales casos determinamos la
corrección según la original 1602, o la norma actual, la 1909.  En todos los
casos que hicimos correcciones señalamos la palabra alterada por la marca
diacrítica (^).  Además señalamos con la misma marca aquellos lugares donde
parecía haber error, pero por no estar seguros, no cambiamos nada.

       Todos los asteriscos (*) en el texto son reproducciones de la impresión
original.  Significan alguna referencia en la margen, la cual reproducimos en
abrazaderas {*...} al final del versículo.



Guillermo Kincaid

[Termina Aviso e Introducción]







El

NUEVO TESTAMENTO

DE NUESTRO

SEÑOR Y SALVADOR JESU CRISTO:

VERSION DE CIPRIANO DE VALERA:

REVISADA Y CORREGIDA.

__________

S.B.A, N.Y.

__________

1907.



[Spanish, Brevier 24mo.]



Printed.  452,000





EL EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESU CRISTO

SEGUN

SAN MATEO





CAPITULO 1.

 LIBRO de la generacion de Jesu Cristo, hijo de David, hijo de Abraham.

 2  Abraham engendró a Isaac; é Isaac engendró á Jacob; y Jacob engendró á
Júdas, y á sus hermanos;

 3  Y Júdas engendró de Tamar á Fares y á Zara; y Fares engendró á Esrom; y
Esrom engendró á Aram;

 4  Y Aram engendró á Aminadab; y Aminadab engendró á Nasson; y Nasson
engendró á Salmon;

 5  Y Salmon engendró de Raab á Booz; y Booz engendró de Rut á Obed; y Obed
engendró á Jessé;

 6  Y Jessé engendró al rey David; y el rey David engendró á Salomon de la
[que fué mujer] de Urías;

 7  Y Salomon engendró á Roboam; y Roboam engendró á Abia; y Abia engendró á
Asa;

 8  Y Asa engendró á Josafat; y Josafat engendró á Joram; y Joram engendró á
Ozías;

 9  Y Ozías engendró á Joatam; y Joatam engendró á Acaz; y Acaz engendró á
Ezequías;

 10  Y Ezequías engendró á Manases; y Manases engendró á Amon; y Amon engendró
á Josías;

 11  Y Josías engendró <á Joacim; y Joacim engendró> á Jeconías, y á sus
hermanos, en la transmigracion de Babilonia;

 12  Y despues de la transmigracion de Babilonia, Jeconías engendró á
Salatiel; y Salatiel engendró á Zorobabel;

 13  Y Zorobabel engendró á Abiud; y Abiud engendró á Eliacim; y Eliacim
engendró á Azor;

 14  Y Azor engendró á Sadoc; y Sadoc engendró á Akim; y Akim engendró á
Eliud;

 15  Y Eliud engendró á Eleazar; y Eleazar engendró á Matan; y Matan engendró
á Jacob;

 16  Y Jacob engendró á Josué marido de María, de la cual nació JESUS, el cual
es llamado el CRISTO.

 17  De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David, [son]
catorce generaciones; y desde David hasta la transmigracion de Babilonia,
catorce generaciones; y desde la transmigracion de Babilonia hasta Cristo,
catorce generaciones.

 18  & Y el nacimiento de Jesu Cristo fué así: Que estando María su madre
desposada con José, antes que hubiesen estado juntos, se halló haber concebido
del Espíritu Santo.

 19  Y José su marido, como era justo, y no quisiese exponerla á la infamia,
quiso dejarla secretamente.

 20  Y pensando él en esto, he aquí, que el ángel del Señor le aparece en
sueños, diciendo: José, hijo de David, no temas de recibir á María tu mujer;
porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.

 21  Y dará á luz+ un hijo, y llamarás su nombre JESUS: porque él salvará á su
pueblo de sus pecados.  {+ parirá}

 22  Todo esto aconteció para que se cumpliese lo que habia hablado el Señor
por el profeta, que dijo:

 23  He aquí una vírgen concebirá, y dará á luz+ un hijo, y llamarán su nombre
Emmanuel, que interpretado quiere decir: Dios con nosotros.  {+ parirá}

 24  Y despertado José del sueño, hizo como el ángel del Señor le habia
mandado, y recibió á su mujer.

 25  Y no la conoció hasta que dió á luz+ á su Hijo primogénito; y llamó su
nombre JESUS.  {+ parió}





CAPITULO 2.

 Y COMO fué nacido Jesus en Belen de Judea en dias del rey Heródes, he aquí
[que] Magos vinieron del oriente á Jerusalem,

 2  Diciendo: )Dónde está el rey de los Judíos, que ha nacido?  Porque su
estrella hemos visto en el oriente, y venimos á adorarle.

 3  Y oyendo [esto] el rey Heródes se turbó, y toda Jerusalem con él.

 4  Y convocados todos los príncipes de los sacerdotes, y los escribas del
pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo.

 5  Y ellos le dijeron: En Belen de Judea; porque así está escrito por el
profeta:

 6  Y tú, Belen, tierra de Judá, no eres muy pequeña entre los príncipes de
Judá porque de tí saldrá el Caudillo, que apacentará á mi pueblo Israel.

 7  Entónces Heródes, llamados los Magos en secreto, entendió de ellos
diligentemente el tiempo del aparecimiento de la estrella.

 8  Y enviándoles á Belen, dijo: Andád allá, y preguntád con diligencia por el
niño; y despues que [le] hallareis, hacédmelo saber, para que yo venga y le
adore.

 9  Y ellos, habiendo oido al rey, se fueron; y he aquí que la estrella, que
habian visto en el oriente, iba delante de ellos, hasta que llegando, se puso
sobre donde estaba el niño.

 10  Y vista la estrella, se regocijaron mucho de gran gozo.

 11  Y entrando en la casa, hallaron al niño con su madre María, y
postrándose, le adoraron, y abriendo sus tesoros le ofrecieron dones, oro, é
incienso, y mirra.

 12  & Y siendo avisados por revelacion en sueños, que no volviesen á Heródes
se volvieron á su tierra por otro camino.

 13  Y partidos ellos, he aquí el ángel del Señor aparece en sueños á José,
diciendo: Levántate, y toma al niño, y á su madre, y huye á Egipto, y estáte
allá, hasta que yo te [lo] diga; porque ha de acontecer que Heródes buscará al
niño para matarle.

 14  Y levantándose él, tomó al niño y á su madre de noche y se fué á Egipto;

 15  Y estuvo allá hasta la muerte de Heródes, para que se cumpliese lo que
habia hablado el Señor por el profeta, que dijo: De Egipto llamé á mi Hijo.

 16  & Heródes entónces, como se vió burlado de los Magos se enojó mucho; y
envió, y mató todos los niños que habia en Belen, y en todos sus términos, de
edad de dos años abajo, conforme al tiempo que habia entendido de los Magos.

 17  Entónces se cumplió lo que fué dicho por el profeta Jeremías, que dijo:

 18  Voz fué oida en Rama, lamentacion, y lloro, y gemido grande: Raquel que
llora sus hijos, y no quiso ser consolada, porque perecieron.

 19  & Mas muerto Heródes he aquí, el ángel del Señor aparece en sueños á José
en Egipto,

 20  Diciendo: Levántate, y toma al niño, y á su madre, y véte á tierra de
Israel; que muertos son los que procuraban la muerte del niño.

 21  Entónces él se levantó, y tomó al niño, y á su madre, y vínose á tierra
de Israel.

 22  Y oyendo que Arquelao reinaba en Judea por Heródes su padre, tuvo temor
de ir allá; mas amonestado por revelacion en sueños, se fué á las partes de
Galilea.

 23  Y vino, y habitó en la ciudad que se llama Nazaret; para que se cumpliese
lo que fué dicho por los profetas que habia de ser llamado Nazareno.





CAPITULO 3.

 Y EN aquellos dias vino Juan el Bautista, predicando en el desierto de Judea,

 2  Y diciendo: Arrepentíos que el reino de los cielos se acerca.

 3  Porque este es aquel del cual fué dicho por el profeta Isaías, que dijo:
Voz del que clama en el desierto: Aparejád el camino del Señor: enderezád sus
veredas.

 4  Y tenia Juan su vestido de pelos de camellos, y una cinta de cuero al
rededor de sus lomos; y su comida era langostas, y miel montés.

 5  Entónces salia á él Jerusalem, y toda Judea, y toda la provincia de al
derredor del Jordan,

 6  Y eran bautizados por él en el Jordan, confesando sus pecados.

 7  Y viendo él muchos de los Fariseos y de los Saduceos, que venian á su
bautismo, les decia: Generacion de víboras, )quién os ha enseñado á huir de la
ira que vendrá?

 8  Hacéd pues frutos dignos de arrepentimiento.

 9  Y no penséis en deciros: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo,
que puede Dios despertar hijos á Abraham aun de estas piedras.

 10  Ahora, ya tambien el+ hacha está puesta á la raiz de los árboles; y todo
árbol que no hace buen fruto, es cortado, y echado en el fuego.  {+ la}

 11  Yo á la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; mas el que viene
en pos de mí, más poderoso es que yo; los zapatos del cual yo no soy digno de
llevar; él os bautizará con Espíritu Santo y fuego.

 12  Su aventador [está] en su mano, y aventará su era, y allegará su trigo en
el alfolí, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.

 13  & Entónces Jesus vino de Galilea á Juan al Jordan, para ser bautizado por
él.

 14  Mas Juan le resistia mucho, diciendo: Yo he menester de ser bautizado por
tí, )y tú vienes á mí?

 15  Empero respondiendo Jesus le dijo: Deja ahora; porque así nos conviene
cumplir toda justicia. Entónces le dejó.

 16  Y Jesus despues que fué bautizado, subió luego del agua, y, he aquí, los
cielos le fueron abiertos, y vió al Espíritu de Dios que descendia como
paloma, y venia sobre él;

 17  Y, he aquí, una voz de los cielos que decia: Este es mi hijo amado, en el
cual tengo contentamiento.





CAPITULO 4.

 ENTÓNCES Jesus fué llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado del
diablo.

 2  Y habiendo ayunado cuarenta dias y cuarenta noches, despues tuvo hambre.

 3  Y llegándose á él el tentador, dijo: Si eres Hijo de Dios, dí que estas
piedras se hagan pan.

 4  Mas él respondiendo, dijo: Escrito está: No con solo el pan vivirá el
hombre; mas con toda palabra que sale por la boca de Dios.

 5  Entónces el diablo le pasa á la santa ciudad; y le puso sobre las almenas
del templo,

 6  Y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate [de aquí] abajo: que escrito está:
Que á sus ángeles te encomendará; y te alzarán en [sus] manos, para que nunca
hieras tu pie en piedra.

 7  Jesus le dijo: Tambien está escrito: No tentarás al Señor tu Dios.

 8  Otra vez le pasa el diablo á un monte muy alto, y le muestra todos los
reinos del mundo, y su gloria,

 9  Y le dice: Todo esto te daré, si postrado me adorares.

 10  Entónces Jesus le dice: Véte, Satanas; que escrito está: Al Señor tu Dios
adorarás, y á él solo servirás.

 11  El diablo entónces le dejó: y, he aquí, los ángeles llegaron, y le
servian.

 12  & Mas oyendo Jesus que Juan estaba preso, se volvió á Galilea;

 13  Y dejando á Nazaret, vino, y habitó en Capernaum, [ciudad] marítima, en
los confines de Zabulon y de Neftalím;

 14  Para que se cumpliese lo que fué dicho por el profeta Isaías, que dijo:

 15  La tierra de Zabulon, y la tierra de Neftalím, camino de la mar, de la
otra parte del Jordan, Galilea de los Gentiles,

 16  Pueblo asentado en tinieblas, vió gran luz, y á los asentados en region y
sombra de muerte, luz les esclareció.

 17  Desde entónces comenzó Jesus á predicar, y á decir: Arrepentíos; que el
reino de los cielos se ha acercado.

 18  & Y andando Jesus junto á la mar de Galilea vió á dos hermanos, Simon,
que es llamado Pedro, y Andres su hermano, que echaban la red en la mar;
porque eran pescadores.

 19  Y díceles: Veníd en pos de mí, y haceros he pescadores de hombres.

 20  Ellos entónces, dejando luego las redes, le siguieron.

 21  Y pasando de allí, vió otros dos hermanos, Santiago, [hijo] de Zebedeo, y
Juan su hermano, en la nave con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y
los llamó.

 22  Y ellos luego, dejando la nave, y á su padre, le siguieron.

 23  Y rodeó Jesus á toda Galilea enseñando en las sinagogas de ellos, y
predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad, y toda dolencia
en el pueblo.

 24  Y corria su fama por toda la Siria; y traian á él todos los que tenian
mal, los tomados de diversas enfermedades y tormentos, y los endemoniados, y
lunáticos, y paralíticos; y los sanaba.

 25  Y le seguian grandes multitudes de pueblo de Galilea, y [de] Decápolis, y
[de] Jerusalem, y [de] Judea, y [de] la otra parte del Jordan.





CAPITULO 5.

 Y VIENDO [Jesus] las multitudes, subió á un monte; y sentándose él, se
llegaron á él sus discípulos.

 2  Y abriendo [él] su boca, les enseñaba, diciendo:

 3  Bienaventurados los pobres en espíritu; porque de ellos es el reino de los
cielos.

 4  Bienaventurados los tristes; porque ellos recibirán consolacion.

 5  Bienaventurados los mansos; porque ellos recibirán la tierra por heredad.

 6  Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia; porque ellos
serán hartos.

 7  Bienaventurados los misericordiosos; porque ellos alcanzarán misericordia.

 8  Bienaventurados los de limpio corazon; porque ellos verán á Dios.

 9  Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de
Dios.

 10  Bienaventurados los que padecen persecucion por causa de la justicia;
porque de ellos es el reino de los cielos.

 11  Bienaventurados sois cuando os maldijeren, y [os] persiguieren, y dijeren
de vosotros todo mal por mi causa, mintiendo.

 12  Regocijáos y alegráos; porque vuestro galardon [es] grande en los cielos;
que así persiguieron á los profetas que fueron ántes de vosotros.

 13  & Vosotros sois la sal de la tierra; y si la sal perdiere su sabor, )con
qué será salada?  no vale más para nada; sino que sea echada fuera, y sea
hollada de los hombres.

 14  Vosotros sois la luz del mundo. La ciudad asentada sobre el monte no se
puede esconder.

 15  Ni se enciende la luz, y se pone debajo de un almud, sino en el
candelero, y alumbra á todos los que están en casa.

 16  Así [pues] alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean
vuestras obras buenas, y glorifiquen á vuestro Padre que está en los cielos.

 17  & No penséis que he venido para invalidar la ley, ó los profetas: no he
venido para invalidar[los], sino para cumplir[los].

 18  Porque de cierto os digo, [que] hasta que perezca el cielo y la tierra,
ni una jota, ni un tilde perecerá de la^ ley, sin que todas las cosas sean
cumplidas.

 19  De manera que cualquiera que quebrantare uno de estos mandamientos muy
pequeños, y así enseñare á los hombres, muy pequeño será llamado en el reino
de los cielos; mas cualquiera que [los] hiciere, y enseñare, este será llamado
grande en el reino de los cielos.

 20  Porque [yo] os digo, que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los
escribas y de los Fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

 21  & Oisteis que fué dicho á los antiguos: No matarás; mas cualquiera que
matare, estará expuesto á juicio.

 22  Yo pues os digo, que cualquiera que se enojare sin razon con su hermano,
estará expuesto á juicio; y cualquiera que dijere á su hermano Raca, estará
expuesto al concilio; y cualquiera que [á su hermano] dijere: Insensato,
estará expuesto al fuego del infierno.

 23  Por tanto si trajeres tu presente al altar, y allí te acordares, que tu
hermano tiene algo contra tí,

 24  Deja allí tu presente delante del altar, y vé: vuelve primero en amistad
con tu hermano, y entónces vé, y ofrece tu presente.

 25  Pónte de acuerdo con tu adversario presto, entre tanto que estás con él
en el camino; porque no acontezca que el adversario te entregue al juez, y el
juez te entregue al ministro; y seas echado en prision.

 26  De cierto te digo, que no saldrás de allí, hasta que pagues el postrer
cornado.

 27  & Oisteis que fué dicho á los antiguos: No cometerás adulterio:

 28  Yo pues os digo, que cualquiera que mira á una mujer para codiciarla, ya
adulteró con ella en su corazon.

 29  Por tanto si tu ojo derecho te fuere ocasion de caer, sácale, y échale de
tí; que mejor te es, que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu
cuerpo sea echado al infierno.

 30  Y si tu mano derecha te fuere ocasion de caer, córtala, y échala de tí;
que mejor te es, que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo
sea echado al infierno.

 31  & Tambien fué dicho: Cualquiera que despidiere á su mujer, déle carta de
divorcio:

 32  Mas yo os digo, que el que despidiere á su mujer, á no ser por causa de
fornicacion hace que ella adultere; y el que se casare con la despedida,
comete adulterio.

 33  & Tambien oisteis que fué dicho á los antiguos: No te perjurarás; mas
cumplirás al Señor tus juramentos.

 34  Yo pues os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es
el trono de Dios;

 35  Ni por la tierra, porque es el estrado de sus piés, ni por Jerusalem,
porque es la ciudad del gran Rey.

 36  Ni por tu cabeza jurarás; porque no puedes hacer un cabello blanco ó
negro.

 37  Mas sea vuestro hablar, Sí, sí: No, no; porque lo que es más de esto, de
mal procede.

 38  & Oisteis que fué dicho á los antiguos: Ojo por ojo; y diente por diente:

 39  Mas yo os digo: que no resistáis al mal: ántes a cualquiera que te
hiriere en tu mejilla derecha, vuélvele tambien la otra.

 40  Y al que quisiere ponerte á pleito, y tomarte tu ropa, déjale tambien la
capa.

 41  Y á cualquiera que te forzare á ir una milla, vé con él dos.

 42  Al que te pidiere, dále; y al que quisiere tomar de tí prestado, no les
rehuses.

 43  & Oisteis que fué dicho: Amarás á tu prójimo; y aborrecerás á tu enemigo.

 44  Yo pues os digo: Amád á vuestros enemigos: bendecíd á los que os
maldicen: hacéd bien á los que os aborrecen, y orád por los que os calumnian y
os persiguen;

 45  Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos: que hace
que su sol salga sobre malos y buenos; y llueve sobre justos é injustos.

 46  Porque si amareis á los que os amen, )qué galardon tendréis?  )No hacen
tambien lo mismo los publicanos?

 47  Y si saludareis á vuestros hermanos solamente, )qué hacéis de más?  )No
hacen tambien así los publicanos?

 48  Sed pues vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es
perfecto.





CAPITULO 6.

 MIRÁD que no hagáis vuestra limosna delante de los hombres, para que seáis
mirados de ellos: de otra manera no tenéis galardon de vuestro Padre que está
en los cielos.

 2  Pues cuando haces limosna no hagas tocar trompeta delante de tí, como
hacen los hipócritas en las sinagogas, y en las plazas, para ser estimados de
los hombres: de cierto os digo [que ya] tienen su galardon.

 3  Mas cuando tú haces limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha.

 4  Que sea tu limosna en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, él te
recompensará en lo público.

 5  & Y cuando orares, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar
en las sinagogas, y en las esquinas de las calles en pié; para que sean
vistos. De cierto que [ya] tienen su galardon.

 6  Mas tú, cuando orares, entra en tu cámara, y cerrada tu puerta, ora á tu
Padre que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te
recompensará en lo público.

 7  Y orando, no habléis inútilmente, como los paganos, que piensan que por su
parlería serán oidos.

 8  No os hagáis pues semejantes á ellos; porque vuestro Padre sabe de que
cosas tenéis necesidad, ántes que vosotros le pidáis.

 9  Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro, que estás en los cielos: sea
santificado tu nombre.

 10  Venga tu reino: sea hecha tu voluntad, como en el cielo, [así] tambien en
la tierra.

 11  Dános hoy nuestro pan cotidiano.

 12  Y perdónanos nuestras deudas, como tambien nosotros perdonamos á nuestros
deudores.

 13  Y no nos metas en tentacion, mas líbranos de mal; porque tuyo es el
reino, y el poder, y la gloria, por [todos] los siglos. Amen.

 14  Porque si perdonareis á los hombres sus ofensas, os perdonará tambien á
vosotros vuestro Padre celestial.

 15  Mas si no perdonareis^ á los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre
os perdonará vuestras ofensas.

 16  & Y cuando ayunáis, no seáis como los hipócritas, austeros: que demudan
sus rostros para parecer á los hombres que ayunan. De cierto os digo, [que ya]
tienen su galardon.

 17  Mas tú, cuando ayunas, unge tu cabeza, y lava tu rostro,

 18  Para no parecer á los hombres que ayunas, sino á tu Padre que está en lo
escondido; y tu Padre que ve en lo escondido, te recompensará en lo público.

 19  & No hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orin corrompe, y
donde ladrones minan, y hurtan;

 20  Mas hacéos tesoros en el cielo, donde ni polilla ni orin corrompe, y
donde ladrones no minan, ni hurtan.

 21  Porque donde estuviere vuestro tesoro, allí estará vuestro corazon.

 22  La luz del cuerpo es el ojo: así que si tu ojo fuere sincero, todo tu
cuerpo será luminoso.

 23  Mas si tu ojo fuere malo, todo tu cuerpo será tenebroso. Así que si la
luz que en tí hay, son tinieblas, )cuántas [serán] las mismas tinieblas?

 24  Ninguno puede servir á dos señores; porque ó aborrecerá al uno y amará al
otro; ó se llegará al uno, y menospreciará al otro. No podéis servir á Dios, y
á las riquezas.

 25  Por tanto os digo: No os congojéis por vuestra vida, qué habéis de comer,
ó qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. )La vida
no es más que el alimento, y el cuerpo que el vestido?

 26  Mirád á las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni allegan en
alfolíes; y vuestro Padre celestial las alimenta. )No sois vosotros mucho
mejores que ellas?

 27  )Mas quién de vosotros, por mucho que se congoje, podrá añadir á su
estatura un codo?

 28  Y por el vestido, )por qué os congojáis?  Aprendéd [de] los lirios del
campo, como crecen: no trabajan, ni hilan:

 29  Mas os digo, que ni aun Salomon con toda su gloria fué vestido así como
uno de ellos.

 30  Y si la yerba del campo, que hoy es, y mañana es echada en el horno, Dios
la vista así, )no [hará] mucho más á vosotros, [hombres] de poca fé?

 31  No os congojéis, pues, diciendo: )Qué comeremos, ó qué beberemos, ó con
qué nos cubriremos?

 32  (Porque los Gentiles buscan todas estas cosas;) porque vuestro Padre
celestial sabe que de todas estas cosas tenéis necesidad.

 33  Mas buscád primeramente el reino de Dios, y su justicia; y todas estas
cosas os serán añadidas.

 34  Así que, no os congojéis por lo de mañana; que el mañana traerá su
congoja: basta al dia su afliccion.



CAPITULO 7.

 NO juzguéis; porque tambien no seáis juzgados.

 2  Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida que
medís, [con ella] os volverán á medir.^

 3  Y )por qué miras la arista que esta en el ojo de tu hermano; y no echas de
ver la viga que está en tu ojo?

 4  O )cómo dirás á tu hermano: Deja, echaré de tu ojo la arista; y, he aquí,
[una] viga en tu ojo?

 5  (Hipócrita! echa primero la viga de tu ojo, y entónces verás claramente
para echar la arista del ojo de tu hermano.

 6  No deis lo santo á los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los
puercos; porque no las rehuellen con sus piés, y vuelvan, y os despedacen.

 7  & Pedíd, y se os dará: buscád, y hallaréis: llamád, y se os abrirá.

 8  Porque cualquiera que pide, recibe, y el que busca halla; y al que llama,
se le abrirá.

 9  )Qué hombre hay de vosotros, á quien si su hijo pidiere pan, le dará una
piedra?

 10  )O [si le] pidiere un pez le dará una serpiente?

 11  Pues, si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas á vuestros
hijos, vuestro Padre que está en los cielos, )cuánto más dará buenas cosas á
los que le piden?

 12  & Así que, todas las cosas que querriais que los hombres hiciesen con
vosotros, así tambien hacéd vosotros con ellos, porque esta es la ley, y los
profetas.

 13  & Entrad por la puerta estrecha; porque ancha [es] la puerta, y espacioso
el camino que lleva á perdicion; y los que van por él, son muchos.

 14  Porque la puerta [es] estrecha, y angosto el camino, que lleva á la vida;
y pocos son los que lo hallan.

 15  Guardáos de los falsos profetas, que vienen á vosotros con vestidos de
ovejas mas interiormente son lobos robadores.

 16  Por sus frutos los conoceréis. )Cójense uvas de los espinos, ó higos de
las cambroneras?

 17  De esta manera, todo buen árbol lleva buenos frutos; mas el árbol
carcomido lleva malos frutos.

 18  No puede el buen árbol llevar malos frutos, ni el árbol carcomido llevar
buenos frutos.

 19  Todo árbol que no lleva buen fruto, córtase, y échase en el fuego.

 20  Así que por sus frutos los conoceréis.

 21  No cualquiera que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los
cielos, mas el que hiciere la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

 22  Muchos me dirán en aquel dia: Señor, Señor, )no profetizámos en tu
nombre, y en tu nombre echámos demonios, y en tu nombre hicímos muchas
grandezas?

 23  Y entónces les confesaré: Nunca os conocí: apartáos de mí obradores da
maldad.

 24  & Pues, cualquiera que me oye estas palabras, y las hace, compararle he
al varon prudente que edificó su casa sobre roca:

 25  Y descendió lluvia, y vinieron rios, y soplaron vientos, y combatieron
aquella casa, y no cayó; porque estaba fundada sobre roca.

 26  Y cualquiera que me oye estas palabras, y no las hace, compararle he al
varon insensato, que edificó su casa sobre arena:

 27  Y descendió lluvia, y vinieron rios, y soplaron vientos, é hicieron
ímpetu en aquella casa, y cayó; y fué su ruina grande.

 28  Y fué [que] como Jesus acabó estas palabras, las gentes se espantaban de
su doctrina:

 29  Porque los enseñaba como quien tiene autoridad, no como los escribas.





CAPITULO 8.

 Y COMO descendió Jesus del monte, seguíanle grandes multitudes.

 2  Y, he aquí, un leproso vino, y le adoró, diciendo: Señor, Si quisieres,
puedes limpiarme.

 3  Y extendiendo Jesus [su] mano, le tocó, diciendo: Quiero: sé limpio. Y
luego su lepra fué limpiada.

 4  Entónces Jesus le dijo: Mira, no [lo] digas á nadie; mas vé, muéstrate al
sacerdote, y ofrece el presente que mandó Moises, para que les conste.

 5  & Y entrando Jesus en Capernaum, vino á él un centurion, rogándole,

 6  Y diciendo: Señor, mi criado está echado en casa paralítico, gravemente
atormentado.

 7  Y Jesus le dijo: Yo vendré y le sanaré.

 8 Y respondió el centurion, y dijo: Señor, no soy digno que entres debajo de
mi techumbre; mas solamente dí con la palabra, y mi criado sanará.

 9  Porque tambien yo soy hombre debajo de potestad; y tengo debajo de mi
[potestad] soldados; y digo á este: Vé, y va; y al otro: Ven, y viene; y á mi
siervo: Haz esto, y [lo] hace.

 10  Y oyéndolo Jesus, se maravilló; y dijo á los que [le] seguian: De cierto
os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fé.

 11  Y yo os digo, que vendrán muchos del oriente, y del occidente, y se
asentarán con Abraham, é Isaac, y Jacob, en el reino de los cielos;

 12 Mas los hijos del reino serán echados en las tinieblas de afuera: allí
será el llanto y el crujir de dientes.

 13  Entónces Jesus dijo al centurion: Vé, y como creiste, [así] sea hecho
contigo. Y su criado fué sano en el mismo momento.

 14  & Y vino Jesus á casa de Pedro, y vió á su suegra echada en la cama, y
con fiebre.

 15  Y tocó su mano, y la fiebre la dejó; y ella se levantó, y les servia.

 16  Y como fué ya tarde trajeron á él muchos endemoniados, y echó de [ellos]
los demonios con su palabra, y sanó todos los enfermos;

 17  Para que se cumpliese lo que fué dicho por el profeta Isaías, que dijo:
El tomó nuestras enfermedades, y llevó [nuestras] dolencias.

 18  & Y viendo Jesus grandes multitudes al rededor de sí, mandó que se fuesen
á la otra parte [del] lago.

 19  Y llegóse un escriba, y díjole: Maestro, seguirte he donde quiera que
fueres.

 20  Y Jesus le dijo: las zorras tienen cavernas, y las aves del cielo nidos,
mas el Hijo del hombre no tiene donde recostar [su] cabeza.

 21  Y otro de sus discípulos le dijo: Señor, dáme licencia que vaya primero,
y entierre á mi padre.

 22  Y Jesus le dijo: Sígueme, y deja que los muertos entierren á sus muertos.

 23  & Y entrando él en una nave, sus discípulos le siguieron.

 24  Y, he aquí, fué hecho en la mar un gran movimiento, de manera que la nave
se cubria de las ondas; y él dormia.

 25  Y llegándose sus discípulos le despertaron, diciendo: Señor, sálvanos;
perecemos.

 26  Y [él] les dice: )Por qué teméis, hombres de poca fé?  Entónces levantado
reprendió á los vientos y á la mar; y fué grande bonanza.

 27  Y los hombres se maravillaron, diciendo: )Qué hombre es este, que aun los
vientos y la mar le obedecen?

 28  & Y como él llegó á la otra parte en el territorio de los Gergesenos, le
vinieron al encuentro dos endemoniados que salian de los sepulcros, fieros en
gran manera, así que nadie podia pasar por aquel camino.

 29  Y he aquí, clamaron diciendo: )Qué tenemos contigo, Jesus, Hijo de Dios?
 )Has venido ya acá á molestarnos ántes de tiempo?

 30  Y estaba léjos de ellos un hato de muchos puercos paciendo.

 31  Y los demonios le rogaron, diciendo: Si nos echas, permítenos que vayamos
en aquel hato de puercos.

 32  Y [él] les dijo: Id. Y ellos salidos, se fueron al hato de los puercos;
y, he aquí, todo el hato de los puercos se precipitó de un despeñadero en la
mar; y murieron en las aguas.

 33  Y los porqueros huyeron, y viniendo á la ciudad, contaron todas las
cosas, y lo que habia pasado con los endemoniados.

 34  Y, he aquí, toda la ciudad salió á encontrar á Jesus; y cuando le vieron,
[le] rogaban que se fuese de sus términos.





CAPITULO 9.

 ENTÓNCES entrando en una nave, pasó á la otra parte, y vino a su ciudad.

 2  Y, he aquí, le trajeron un paralítico echado en [una] cama, y viendo Jesus
la fé de ellos, dijo al paralítico: Confia, hijo; tus pecados te son
perdonados.

 3  Y, he aquí, algunos de los escribas decian dentro de sí: Este blasfema.

 4  Y viendo Jesus sus pensamientos, dijo: )Por qué pensáis mal en vuestros
corazones?

 5  )Cuál es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados; ó decir:
Levántate, y anda?

 6  Pues para que sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de
perdonar pecados, (dice entónces al paralítico:) Levántate, toma tu cama, y
véte á tu casa.

 7  Entónces él se levantó, y se fué á su casa.

 8  Y las gentes viéndo[lo], se maravillaron, y glorificaron á Dios, que
hubiese dado tal potestad á hombres.

 9  & Y pasando Jesus de allí, vió á un hombre, que estaba sentado al banco de
los tributos, el cual se llamaba Mateo, y dícele: Sígueme. Y se levantó, y le
siguió.

 10  Y aconteció que estando él sentado á comer en la casa, he aquí, que
muchos publicanos y pecadores, que habian venido, se sentaron juntamente á la
mesa con Jesus y sus discípulos.

 11  Y viendo [esto] los Fariseos, dijeron á sus discípulos: )Por qué come
vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?

 12  Y oyéndo[lo] Jesus, les dijo: los que están sanos, no tienen necesidad de
médico; sino los enfermos.

 13  Andád, ántes aprendéd que cosa es: Misericordia quiero, y no sacrificio:
Por que no he venido á llamar los justos, sino los pecadores á
arrepentimiento.

 14  & Entónces los discípulos de Juan vienen á él, diciendo: )Por qué
nosotros y los Fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan?

 15  Y les dijo Jesus: )Pueden los que están de bodas tener luto entre tanto
que el esposo está con ellos?  Mas vendrán dias, cuando el esposo será quitado
de ellos, y entónces ayunarán.

 16  Nadie echa remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque el tal
remiendo tira del vestido, y se hace peor rotura.

 17  Ni echan vino nuevo en cueros viejos; de otra manera los cueros se
rompen, y el vino se derrama, y se pierden los cueros; mas echan el vino nuevo
en cueros nuevos; y lo uno y lo otro se conserve juntamente.

 18  & Hablando él estas cosas á ellos, he aquí, cierto principal vino, y le
adoró, diciendo: Mi hijo es muerta poco ha, mas ven, y pon tu mano sobre ella,
y vivirá.

 19  Y se levantó Jesus, y le siguió, y sus discípulos.

 20  Y, he aquí, una mujer enferma de flujo de sangre doce años habia,
llegándose por detras, tocó la fimbria de su vestido;

 21  Porque decia entre sí: Si tocare solamente su vestido, seré sana.

 22  Mas Jesus volviéndose, y mirándola, dijo: Confia, hija, tu fé te ha
sanado. Y la mujer fué sana desde aquella hora.

 23  Y venido Jesus á casa del principal, viendo los tañedores de flautas, y
el gentío que hacia bullicio,

 24  Díceles: Apartáos, que la jóven no es muerta; sino que duerme. Y se
burlaban de él.

 25  Y como la gente fué echada fuera, entró, y la tomó de la mano; y la jóven
se levantó.

 26  Y salió esta fama por toda aquella tierra.

 27  Y pasando Jesus de allí, le siguieron dos ciegos dando voces, y diciendo;
Ten misericordia de nosotros, Hijo de David.

 28  Y venido á casa, vinieron á él los ciegos, y Jesus les dice: )Creéis que
puedo hacer esto?  Ellos dicen: Sí, Señor.

 29  Entónces tocó los ojos de ellos, diciendo: Conforme á vuestra fé os sea
hecho.

 30  Y los ojos de ellos fueron abiertos; y Jesus les encargó [rigurosamente]
diciendo: Mirád, [que] nadie [lo] sepa.

 31  Mas ellos salidos, divulgaron su fama por toda aquella tierra.

 32  & Y saliendo ellos, he aquí, le trajeron un hombre mudo, endemoniado.

 33  Y echado fuera el demonio, el mudo habló. Y las gentes se maravillaron,
diciendo: Nunca ha sido vista cosa semejante en Israel.

 34  Mas los Fariseos decian: Por el príncipe de los demonios echa fuera los
demonios.

 35  Y rodeaba Jesus por todas las ciudades y aldeas, enseñando en las
sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda
enfermedad, y toda dolencia en el pueblo.

 36  Y viendo las multitudes, tuvo misericordia de ellas; que eran derramados
y esparcidos, como ovejas que no tienen pastor.

 37  Entónces dice á sus discípulos: A la verdad la mies es mucha; mas los
obreros, pocos.

 38  Rogád pues al Señor de la mies, que envie obreros á su mies.





CAPITULO 10.

 ENTÓNCES llamando á sus doce discípulos, les dió potestad [contra] los
espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y sanasen toda enfermedad, y
toda dolencia.

 2  Y los nombres de los doce Apóstoles son estos: El primero, Simon, que es
llamado Pedro, y Andres, su hermano: Santiago, [hijo] de Zebedeo, y Juan su
hermano:

 3  Felipe, y Bartolomé: Tomas, y Mateo el publicano: Santiago, [hijo] de
Alfeo, y Lebeo, que tenia el sobrenombre de Tadeo:

 4 Simon de Cana, y Júdas Iscariote, que tambien le entregó.

 5  Estos doce envió Jesus, á los cuales dió mandamiento, diciendo: Por el
camino de los Gentiles no iréis, y en ciudad de Samaritanos no entréis:

 6  Mas íd ántes á las ovejas perdidas de la casa de Israel.

 7  Y yendo, predicád, diciendo: El reino de los cielos ha llegado.

 8 Sanád enfermos, limpiád leprosos, resucitád muertos, echád fuera demonios:
de gracia recibisteis, dad de gracia.

 9  No proveáis oro, ni plata ni dinero en vuestras bolsas,

 10  Ni alforja para el camino ni dos ropas de vestir, ni zapatos, ni bordon;
porque el obrero digno es de su alimento.

 11  Mas en cualquiera ciudad ó aldea, donde entrareis, buscád [con
diligencia] quien sea en ella digno, y morád allí hasta que salgais.

 12  Y entrando en la casa saludádla.

 13  Y si la casa fuere digna, que vuestra paz venga sobre ella; mas si no
fuere digna, que vuestra paz vuelva sobre vosotros.

 14  Y cualquiera que no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salíd de
aquella casa ó ciudad, y sacudíd el polvo de vuestros piés.

 15  De cierto os digo: [Que el castigo] será más tolerable á la tierra de
Sodoma, y de Gomorra en el dia del juicio, que á aquella ciudad.

 16 He aquí, yo os envio, como á ovejas en medio de lobos: sed pues prudentes
como serpientes, y sencillos como palomas.

 17  Y guardáos de los hombres; porque os entregarán á los concilios, y en sus
sinagogas os azotarán.

 18  Y aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por causa de mí, para
testimonio contra ellos, y los Gentiles.

 19  Mas cuando os entregaren, no os congojéis como, ó qué habéis de hablar;
porque en aquella hora os será dado que habléis.

 20  Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro
Padre, que habla en vosotros.

 21  El hermano entregará al hermano á la muerte, y el padre al hijo: y los
hijos se levantarán contra los padres y los harán morir.

 22  Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que lo
soportare hasta el fin, este será salvo.

 23  Mas cuando os persiguieren en esta ciudad, huid á la otra; porque de
cierto os digo, [que] no acabaréis de andar todas las ciudades de Israel, que
no venga el Hijo del hombre.

 24  El discípulo no es más que su Maestro, ni el siervo más que su Señor.

 25  Bástele al discípulo ser como su Maestro, y al siervo como su Señor: Si
al [mismo] padre de familias llamaron Belzebú, )cuánto más á los de su casa?

 26  Así que no los temáis porque nada hay encubierto que no haya de ser
manifestado; y [nada] oculto que no haya de saberse.

 27  Lo que os digo en tinieblas, decíd[lo] en luz; y lo que oís á la oreja,
predicád[lo] desde los tejados.

 28  Y no tengáis miedo de los que matan el cuerpo, mas al alma no pueden
matar: teméd ántes á aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el
infierno.

 29  )No se venden dos pajarillos por una blanca?  Y uno de ellos no caerá á
tierra sin vuestro Padre.

 30  Y vuestros cabellos tambien, todos están contados.

 31  No temáis pues: más valéis vosotros que muchos pajarillos.

 32  Pues cualquiera que me confesare delante de los hombres, le confesaré yo
tambien delante de mi Padre que está en los cielos.

 33  Y cualquiera que me negare delante de los hombres, le negaré yo tambien
delante de mi Padre, que está en los cielos.

 34  No penséis que he venido para meter paz en la tierra: no he venido para
meter paz, sino espada.

 35  Porque he venido para poner en disension al hombre contra su padre, y á
la hijo contra su madre, y á la nuera contra su suegra.

 36  Y los enemigos del hombre [serán] los de su casa.

 37  El que ama á padre ó á madre más que á mí, no es digno de mí; y el que
ama á hijo ó á hija más que á mí, no es digno de mí.

 38  Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.

 39  El que hallare su vida, la perderá, y el que perdiere su vida por causa
de mí, la hallará.

 40  El que os recibe á vosotros, á mí recibe; y el que á mí recibe, recibe al
que me envió.

 41  El que recibe á un profeta en nombre de profeta, galardon de profeta
recibirá; y el que recibe á un justo en nombre de justo, galardon de justo
recibirá.

 42  Y cualquiera que diere á uno de estos pequeñitos un jarro de [agua] fria
solamente, en nombre de discípulo, de cierto os digo, que no perderá su
galardon.



CAPITULO 11.

 Y ACONTECIÓ, que acabando Jesus de dar mandamientos á sus doce discípulos, se
fué de allí á enseñar y á predicar en las ciudades de ellos.

 2  Y oyendo Juan en la prision los hechos de Cristo, envióle dos de sus
discípulos,

 3  Diciendo: )Eres tú aquel que habia de venir, ó esperarémos a otro?

 4  Y respondiendo Jesus, les dijo: Id, hacéd saber á Juan las cosas que ois y
veis.

 5  Los ciegos ven, y los cojos andan: los leprosos son limpiados, y los
sordos oyen: los muertos son resucitados, y á los pobres es anunciado el
evangelio.

 6  Y bienaventurado es el que no fuere escandalizado en mí.

 7  & É idos ellos, comenzó Jesus á decir de Juan á las multitudes: )Qué
salisteis á ver al desierto?  )una caña que es meneada del viento?

 8  O )qué salisteis á ver?  )un hombre vestido de ropas delicadas?  He aquí,
los que traen [ropas] delicadas, en las casas de los reyes están.

 9  O )qué salisteis á ver?  )profeta?  Ciertamente os digo, y más que
profeta.

 10  Porque este es de quien está escrito: He aquí, yo envio mi mensagero
delante de tu faz, que aparejará tu camino delante de tí.

 11  De cierto os digo, [que] no se levantó entre los que nacen de mujeres
otro mayor que Juan el Bautista: mas el que es muy pequeño en el reino de los
cielos. mayor es que él.

 12  Y desde los dias de Juan el Bautista hasta ahora al reino de los cielos
se hace fuerza; y los valientes lo arrebatan.

 13  Porque todos los profetas, y la ley, hasta Juan profetizaron.

 14  Y si queréis recibir[lo], él es aquel Elías que habia de venir.

 15  El que tiene oidos para oir, oiga.

 16  & Mas )á quién compararé esta generacion?  Es semejante á los muchachos
que se sientan en las plazas, y dan voces á sus compañeros,

 17  Y dicen: Os tañímos flauta, y no bailasteis: os endechámos, y no
lamentasteis.

 18  Porque vino Juan que ni comia ni bebia, y dicen: Demonio tiene.

 19  Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre
comilon, y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores. Mas la
sabiduría es justificada de sus hijos.

 20  Entónces comenzó á zaherir á las ciudades en las cuales habian sido
hechas muy muchas de sus maravillas, porque no se habian arrepentido,
[diciendo:]

 21 (Ay de tí, Corazin!  (Ay de tí, Betsaida! porque si en Tiro y en Sidon se
hubieran hecho las maravillas que han sido hechas en vosotras, ya mucho ha que
se hubieran arrepentido en saco y en ceniza.

 22  Por tanto [yo] os digo [que] á Tiro y á Sidon será más tolerable [el
castigo] en el dia del juicio, que á vosotras.

 23  Y tú, Capernaum, que eres levantada hasta el cielo, hasta los infiernos
serás abajada, porque si en Sodoma se hubiesen hecho las maravillas que han
sido hechas en tí, hubieran permanecido hasta el dia de hoy.

 24  Por tanto yo os digo, [que] á la tierra de Sodoma será más tolerable [el
castigo] en el dia del juicio, que á tí.

 25  & En aquel tiempo respondiendo Jesus, dijo: Gracias te doy, Padre, Señor
del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas á los sabios y
entendidos, y las has revelado á los niños.

 26  Así, Padre, pues que así agradó á tus ojos.

 27  Todas las cosas me son entregadas por mi Padre; y nadie conoció al Hijo,
sino el Padre: ni al Padre conoció alguno, sino el Hijo, y [aquel] á quien el
Hijo [le] quisiere revelar.

 28  Veníd á mí, todos los que estáis trabajados, y cargados, que yo os haré
descansar.

 29  Llevád mi yugo sobre vosotros, y aprendéd de mí, que soy manso y humilde
de corazon; y hallaréis descanso para vuestras almas.

 30  Porque mi yugo es suave, y ligera mi carga.





CAPITULO 12.

 EN aquel tiempo iba Jesus por entre los panes en sábado; y sus discípulos
tenian hambre, y comenzaron á coger espigas, y á comer.

 2  Y viéndolo los Fariseos, le dijeron: He aquí, tus discípulos hacen lo que
no es lícito hacer en sábado.

 3  Y él les dijo: )No habéis leido, qué hizo David, teniendo hambre él, y los
que estaban con él?

 4  )Cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposicion, que
no le era lícito comer de ellos, ni á los que estaban con él, sino á solos los
sacerdotes?

 5  O )no habéis leido en la ley, que los sábados en el templo los sacerdotes
profanan el sábado, y son sin culpa?

 6  Pues [yo] os digo, que [uno] mayor que el templo está aquí.

 7  Mas si supieseis qué es: Misericordia quiero, y no sacrificio, no
condenariais á los inocentes.

 8  Porque Señor es aun del sábado el Hijo del hombre.

 9  & Y partiéndose de allí vino á la sinagoga de ellos.

 10  Y, he aquí, habia allí uno que tenia una mano seca; y le preguntaron,
diciendo: )Es lícito curar en sábado? por acusarle.

 11  Y él les dijo: )Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si
cayere esta en una fosa en sábado, no le eche mano, y [la] levante?

 12  )Pues cuánto más vale un hombre que una oveja? Así que lícito es en los
sábados hacer bien.

 13  Entónces dijo á aquel hombre: Extiende tu mano. Y él [la] extendió, y
[le] fué restituida sana como la otra.

 14  Y salidos los Fariseos consultaron contra él para destruirle.

 15  Mas sabiéndo[lo] Jesus, se apartó de allí; y le siguieron grandes
multitudes, y sanaba á todos.

 16  Y él les mandó [rigurosamente,] que no le descubriesen;

 17  Para que se cumpliese lo que estaba dicho por el profeta Isaías, que
dijo:

 18  He aquí mi siervo al cual he escogido; mi amado, en el cual se agrada mi
alma: pondré mi Espíritu sobre él, y á los Gentiles anunciará juicio.

 19  No contenderá, ni voceará; ni nadie oirá en las calles su voz:

 20  La caña cascada no quebrará; y el pábilo que humea no apagará, hasta que
saque á victoria el juicio.

 21  Y en su nombre esperarán los Gentiles.

 22  & Entónces fué traido á él un endemoniado, ciego y mudo; y le sanó, de
tal manera que el ciego y mudo hablaba y veia.

 23  Y todo el pueblo estaba fuera de sí, y decia: )Es este aquel Hijo de
David?

 24  Mas los Fariseos, oyéndo[lo,] decian: Este no echa fuera los demonios,
sino por Belzebú, príncipe de los demonios.

 25  Y Jesus, como sabia los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino
dividido contra sí mismo es desolado; y toda ciudad ó casa, dividida contra sí
misma, no permanecerá.

 26  Y si Satanas echa fuera á Satanas, contra sí mismo está dividido: )cómo,
pues, permanecerá su reino?

 27  Y si yo por Belzebú echo fuera los demonios, )vuestros hijos, por quién
[los] echan?  Por tanto ellos serán vuestros jueces.

 28  Y si por el Espíritu de Dios yo echo fuera los demonios, ciertamente ha
llegado á vosotros el reino de Dios.

 29  Porque )cómo puede alguno entrar en la casa del valiente, y saquear sus
alhajas, si primero no prendiere al valiente? y entónces saqueará su casa.

 30  El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no coge, derrama.

 31  Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado á los hombres;
mas la blasfemia del Espíritu no será perdonada á los hombres.

 32  Y cualquiera que hablare contra el Hijo del hombre, le será perdonado;
mas cualquiera que hablare contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni
en este siglo, ni en el venidero.

 33 O hacéd el árbol bueno, y su fruto bueno; ó hacéd el árbol carcomido, y su
fruto podrido; porque por [su] fruto es conocido el árbol.

 34 (O generacion de víboras! )cómo podéis hablar bien, siendo malos? porque
de la abundancia del corazon habla la boca.

 35  El buen hombre del buen tesoro del corazon saca buenas cosas: y el mal
hombre del mal tesoro saca malas cosas.

 36  Mas [yo] os digo, que toda palabra ociosa que hablaren los hombres, de
ella darán cuenta en el dia del juicio.

 37  Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás
condenado.

 38  & Entónces respondieron unos de los escribas y de los Fariseos, diciendo:
Maestro, deseamos ver de tí señal.

 39  Y él respondió, y les dijo: La generacion mala y adulterina demanda
señal; mas señal no le será dada, sino la señal de Jonas el profeta.

 40  Porque como estuvo Jonas en el vientre de la ballena tres dias y tres
noches, así estará el Hijo del hombre en el corazon de la tierra tres dias y
tres noches.

 41 Los de Nínive se levantarán en juicio con esta generacion y la condenarán;
porque ellos se arrepintieron á la predicacion de Jonas; y, he aquí, [uno]
mayor que Jonas en este lugar.

 42  La reina del austro se levantará en juicio con esta generacion, y la
condenará; porque vino de los fines de la tierra para oir la sabiduría de
Salomon; y, he aquí, [uno] mayor que Salomon en este lugar.

 43  Cuando el espíritu inmundo ha salido del hombre, anda por lugares secos,
buscando reposo; y no hallándole,

 44  Entónces dice: Me volveré á mi casa, de donde salí. Y cuando viene, [la]
halla desocupada, barrida, y adornada.

 45  Entónces va, y toma consigo otros siete espíritus peores que él, y
entrados moran allí; y son peores las postrimerías del tal hombre, que sus
primerías. Así tambien acontecerá á esta generacion mala.

 46  & Y estando él aun hablando al pueblo, he aquí, [su] madre y sus hermanos
estaban fuera, que le querian hablar.

 47  Y le dijo uno: He aquí, tu madre y tus hermanos están fuera, que te
quieren hablar.

 48  Y respondiendo él al que le decia [esto,] dijo:  )Quién es mi madre, y
quiénes son mis hermanos?

 49  Y extendiendo su mano hácia sus discípulos, dijo: He aquí mi madre, y mis
hermanos.

 50  Porque todo aquel que hiciere la voluntad de mi Padre, que está en los
cielos, ese es mi hermano, y hermana, y madre.





CAPITULO 13.

 Y AQUEL dia, saliendo Jesus de casa, se sentó junto á la mar.

 2  Y se allegaron á él grandes multitudes; y entrándose él en una nave, se
sentó, y toda la multitud estaba en la ribera.

 3  Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, el que sembraba
salió á sembrar.

 4  Y sembrando, parte [de la simiente] cayó junto al camino, y vinieron las
aves, y la comieron.

 5  Y parte cayó en pedregales, donde no tenia mucha tierra; y nació luego,
porque no tenia tierra profunda:

 6  Mas en saliendo el sol, se quemó, y se secó, porque no tenia raiz.

 7 Y parte cayó entre espinas, y las espinas crecieron, y la ahogaron.

 8  Y parte cayó en buena tierra, y dió fruto: uno de á ciento, y otro de á
sesenta, y otro de á treinta.

 9  Quien tiene oidos para oir, oiga.

 10  Entónces llegándose los discípulos, le dijeron: )Por qué les hablas por
parábolas?

 11  Y él respondiendo, les dijo: Porque á vosotros es concedido saber los
misterios del reino de los cielos, mas á ellos no es concedido.

 12  Porque á cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más, mas al que no
tiene, aun lo que tiene le será quitado.

 13  Por eso les hablo por parábolas; porque viendo no ven, y oyendo no oyen,
ni entienden.

 14  De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: De oido
oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis.

 15  Porque el corazon de este pueblo está engrosado, y de los oidos oyen
pesadamente, y de sus ojos guiñan; para que no vean de los ojos, y oigan de
los oidos, y del corazon entiendan, y se conviertan, y [yo] los sane.

 16  Mas bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oidos, porque
oyen.

 17  Porque de cierto os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que
[vosotros] veis, y no [lo] vieron; y oir lo que [vosotros] ois, y no [lo]
oyeron.

 18  Oíd pues vosotros la parábola del que siembra.

 19  Oyendo cualquiera la palabra del reino, y no entendiéndola, viene el
Malo, y arrebata lo que fué sembrado en su corazon. Este es el que fué
sembrado junto al camino.

 20  Y el que fué sembrado en pedregales, este es el que oye la palabra, y
luego la recibe con gozo.

 21 Mas no tiene raiz en sí, ántes es temporal; porque venida la afliccion ó
la persecucion por la palabra, luego se ofende.

 22  Y el que fué sembrado en espinas, este es el que oye la palabra: mas la
congoja de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y viene á
quedar sin fruto.

 23  Mas el que fué sembrado en buena tierra, este es el que oye y entiende la
palabra, el que tambien da el fruto; y lleva uno á ciento, y otro a sesenta, y
otro á treinta.

 24  & Otra parábola les propuso diciendo: El reino de los cielos es semejante
á un hombre que siembra buena simiente en su campo.

 25  Mas durmiendo los hombres, vino su enemigo, sembró zizaña entre el trigo
y se fué.

 26  Y como la yerba salió, é^ hizo fruto, entónces la zizaña pareció tambien.

 27  Y llegándose los siervos del padre de familias, le dijeron: Señor, )no
sembraste buena simiente en tu campo? )Pues de dónde tiene zizaña?

 28  Y él les dijo: Algun enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron:
)Pues quieres que vayamos, y la cojamos?

 29  Y él dijo: No, porque cogiendo la zizaña, no arranqueis tambien con ella
el trigo.

 30  Dejád crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de
la siega [yo] diré á los segadores: Cogéd primero la zizaña, y atádla en
manojos para quemarla; mas el trigo allegádlo en mi alfolí.

 31  & Otra parábola les propuso, diciendo: El reino de los cielos es
semejante al grano de mostaza, que tomándolo alguno lo sembró en su campo:

 32  El cual á la verdad es el más pequeño de todas las simientes; mas cuando
ha crecido, es el mayor de [todas] las hortalizas; y se hace árbol, que vienen
las aves del cielo, y hacen nidos en sus ramas.

 33  & Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante á la
levadura que tomándola una mujer, la esconde en tres medidas de harina, hasta
que todo se leude.

 34  Todo esto habló Jesus por parábolas á la multitud; y nada les habló sin
parábolas;

 35  Para que se cumpliese lo que fué dicho por el profeta que dijo: Abriré en
parábolas mi boca: rebosaré cosas escondidas desde la fundacion del mundo.

 36  & Entónces, enviadas las multitudes, Jesus se vino á casa; y llegándose á
él sus discípulos, le dijeron: Decláranos la parábola de la zizaña del campo.

 37  Y respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena simiente es el Hijo
del hombre.

 38  El campo es el mundo; la buena simiente son los hijos del reino; y la
zizaña son los hijos del Malo;

 39  El enemigo que la sembró, es el diablo; la siega es el fin del mundo; y
los segadores son los ángeles.

 40  De manera que como es cogida la zizaña, y quemada á fuego, así será en el
fin de este siglo.

 41  Enviará el Hijo del hombre sus ángeles, y cogerán de su reino todos los
estorbos, y los que hacen iniquidad;

 42  Y los echarán en el horno de fuego: allí será el lloro, y el crugir de
dientes.

 43  Entónces los justos resplandecerán, como el sol, en el reino de su Padre.
El que tiene oidos para oir, oiga.

 44  & Tambien el reino de los cielos es semejante al tesoro escondido en un
campo, el cual hallado, el hombre [lo] encubre; y de gozo de él, va, y vende
todo lo que tiene, y compra aquel campo.

 45  Asimismo el reino de los cielos es semejante á un hombre tratante, que
busca buenas perlas:

 46  Que hallando una preciosa perla, fué, y vendió todo lo que tenia, y la
compró.

 47  & Tambien el reino de los cielos es semejante á una red, que echada en la
mar, coge de todas suertes:

 48  La cual siendo llena, la sacaron á la orilla; y sentados cogieron lo
bueno en vasijas, y lo malo echaron fuera.

 49  Así será en el fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán á los
malos de entre los justos,

 50  Y los echarán en el horno del fuego: allí será el lloro, y el crugir de
dientes.

 51  Díceles Jesus: )Habéis entendido todas estas cosas?  Ellos responden: Si,
Señor.

 52  Y él les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es
semejante á un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas
viejas.

 53  & Y aconteció [que] acabando Jesus estas parábolas, pasó de allí.

 54  Y venido á su tierra, les enseñó en la sinagoga de ellos, de tal manera
que ellos estaban fuera de sí, y decian: )De dónde tiene este esta sabiduría,
y [estas] maravillas?

 55  )No es este el hijo del carpintero?  )No se llama su madre María; y sus
hermanos, Santiago, y Joses, y Simon, y Júdas?

 56  )Y no están todas sus hermanas con nosotros? )De dónde pues tiene este
todo esto?

 57  Y se escandalizaban en él, mas Jesus les dijo: No hay profeta sin honra,
sino en su tierra, y en su casa.

 58  Y no hizo allí muchas maravillas, á causa de la incredulidad de ellos.





CAPITULO 14.

 EN aquel tiempo Heródes el Tetrarca oyó la fama de Jesus;

 2  Y dijo á sus criados: Este es Juan el Bautista: él ha resucitado de entre
los muertos, y por eso virtudes obran en él.

 3  Porque Heródes habia prendido á Juan, y le habia aprisionado, y puesto en
la cárcel, por causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano.

 4  Porque Juan le decia: No te es lícito tenerla.

 5  Y queria matarle, mas tenia miedo de la multitud, porque le tenian como á
profeta.

 6  Y celebrándose el dia del nacimiento de Heródes, la hija de Herodías danzó
en medio, y agradó á Heródes.

 7  Y prometió con juramento de darle todo lo que pidiese.

 8  Y ella, instruida primero de su madre, dijo: Dáme aquí en un plato la
cabeza de Juan el Bautista.

 9  Entónces el rey se entristeció: mas por el juramento, y por los que
estaban juntamente á la mesa, mandó que se [le] diese.

 10  Y enviando, degolló á Juan en la cárcel.

 11  Y fué traida su cabeza en un plato, y dada á la moza; y [ella] la
presentó á su madre.

 12  Entónces sus discípulos llegaron, y tomaron el cuerpo, y le enterraron; y
fueron y dieron las nuevas á Jesus.

 13  Y oyéndolo Jesus, se retiró de allí en una nave á un lugar desierto
apartado, y cuando el pueblo [lo] oyó, le siguió á pie de las ciudades.

 14  & Y saliendo Jesus, vió una gran multitud; y tuvo misericordia de ellos,
y sanó los que de ellos habia enfermos.

 15  Y cuando fué la tarde del dia, se llegaron á él sus discípulos, diciendo,
El lugar es desierto, y el tiempo es ya pasado: envia las multitudes, que se
vayan por las aldeas, y compren para sí de comer.

 16  Y Jesus les dijo: No tienen necesidad de irse: dádles vosotros de comer.

 17  Y ellos dijeron: No tenemos aquí sino cinco panes y dos peces.

 18  Y él les dijo: Traédmelos acá.

 19  Y mandando á las multitudes recostarse sobre la yerba, y tomando los
cinco panes y los dos peces, alzando los ojos al cielo, bendijo; y rompiendo
los panes, [los] dió á los discípulos, y los discípulos á las multitudes.

 20  Y comieron todos, y se hartaron: y alzaron lo que sobró, los pedazos,
doce esportones llenos.

 21  Y los que comieron fueron varones como cinco mil, sin las mujeres y
muchachos.

 22  & Y luego Jesus hizo á sus discípulos entrar en la nave, é ir delante de
él á la otra parte [del lago,] entre tanto que él despedia las multitudes.

 23  Y despedidas las multitudes, subió en un monte apartado á orar. Y como
fué la tarde del dia, estaba allí solo.

 24  Y ya la nave estaba en medio de la mar, atormentada de las ondas; porque
el viento era contrario.

 25  Mas á la cuarta vela de la noche Jesus fué á ellos andando sobre la mar.

 26  Y los discípulos, viéndole andar sobre la mar, se turbaron, diciendo:
Fantasma es; y dieron voces de miedo.

 27 Mas luego Jesus les habló, diciendo: Aseguráos: yo soy, no tengáis miedo.

 28  Entónces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si tú eres, manda que yo
venga á tí sobre las aguas.

 29  Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la nave anduvo sobre las aguas
para venir á Jesus.

 30  Mas viendo el viento fuerte tuvo miedo, y comenzándose á hundir, dió
voces, diciendo: Señor, sálvame.

 31  Y luego Jesus extendiendo la mano, trabó de él, y le dice: Hombre de poca
fé, )por qué dudaste?

 32  Y como ellos entraron en la nave, el viento reposó.

 33  Entónces los que estaban en la nave, vinieron, y le adoraron, diciendo:
Verdaderamente eres tú el Hijo de Dios.

 34  Y llegando á la otra parte, vinieron á la tierra de Genesaret.

 35  Y como le conocieron los varones de aquel lugar, enviaron por toda
aquella tierra al derredor, y trajeron á él todos los enfermos.

 36  Y le rogaban que solamente tocasen el borde de su manto; y todos los que
[lo] tocaron, fueron salvos.





CAPITULO 15.

 ENTÓNCES llegaron á Jesus ciertos escribas y Fariseos de Jerusalem, diciendo:

 2  )Por qué tus discípulos traspasan la tradicion de los ancianos?  porque no
lavan sus manos cuando comen pan.

 3  Y él respondiendo, les dijo: )Por qué tambien vosotros traspasáis el
mandamiento de Dios por vuestra tradicion?

 4  Porque Dios mandó, diciendo: Honra á tu padre y á tu madre; y: El que
maldijere á padre ó á madre, muera de muerte.

 5 Mas vosotros decís: Cualquiera que dijere á [su] padre o á [su] madre: Toda
ofrenda mia á tí aprovechará;

 6  Y no honrare á su padre ó á su madre, [será libre.] Así habéis invalidado
el mandamiento de Dios por vuestra tradicion.

 7  Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, diciendo :

 8  Este pueblo con su boca se acerca á mí, y con [sus] labios me honra; mas
su corazon léjos está de mí.

 9  Mas en vano me honran enseñando como doctrinas mandamientos de hombres.

 10  Y llamando á sí á la multitud, les dijo: Oid, y entendéd.

 11  No lo que entra en la boca contamina al hombre; mas lo que sale de la
boca, esto contamina al hombre.

 12  Entónces llegándose sus discípulos, le dijeron:  )Sabes que los Fariseos
oyendo esta palabra se ofendieron?

 13  Mas respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial
será desarraigada.

 14  Dejádlos: guias son ciegos de ciegos; y si el ciego guiare al ciego,
ámbos caerán en el hoyo.

 15  Y respondiendo Pedro, le dijo: Decláranos esta parábola.

 16  Y Jesus dijo: )Aun tambien vosotros sois sin entendimiento?

 17  )No entendéis aun, que todo lo que entra en la boca, va al vientre, y es
echado en la necesaria?

 18  Mas lo que sale de la boca, del [mismo] corazon sale, y esto contamina al
hombre.

 19  Porque del corazon salen los malos pensamientos, muertes, adulterios,
fornicaciones, hurtos, falsos testimonios, blasfemias.

 20  Estas [cosas] son las que contaminan al hombre; que comer con las manos
por lavar no contamina al hombre.

 21  & Y saliendo Jesus de allí, se fué á las partes de Tiro y de Sidon.

 22  Y, he aquí, una mujer Cananea, que habia salido de aquellos términos,
clamaba, diciéndole: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí: mi hija es
malamente atormentada del demonio.

 23  Mas él no le respondió palabra. Entónces llegándose sus discípulos, le
rogaron, diciendo: Envíala, que da voces tras nosotros.

 24  Y él respondiendo, dijo: No soy enviado sino á las ovejas perdidas de la
casa de Israel.

 25  Entónces ella vino, y le adoró, diciendo: Señor, socórreme.

 26  Y respondiendo él, dijo: No es bien tomar el pan de los hijos, y
echar[lo] á los perrillos.

 27  Y ella dijo: Así es, Señor; pero los perros comen de las migajas que caen
de la mesa de sus señores.

 28  Entónces respondiendo Jesus, dijo: (O mujer! grande [es] tu fé: sea hecho
contigo como quieres. Y fué sana su hija desde aquella hora.

 29  & Y partido Jesus de allí, vino junto al mar de Galilea; y subiendo en
[un] monte, se sentó allí.

 30  Y llegaron á él grandes multitudes, que tenian consigo cojos, ciegos,
mudos, mancos, y otros muchos [enfermos,] y los echaron á los piés de Jesus, y
los sanó:

 31  De tal manera, que las multitudes se maravillaron, viendo hablar los
mudos, los mancos sanos, andar los cojos, ver los ciegos; y glorificaron al
Dios de Israel.

 32  Y Jesus llamando á sus discípulos, dijo: Tengo misericordia de la
multitud, que ya [hace] tres dias [que] perseveran conmigo, y no tienen que
comer; y enviarlos ayunos no quiero; porque no desmayen en el camino.

 33  Entónces sus discípulos le dicen: )Dónde tenemos nosotros tantos panes en
el desierto, que hartemos tan gran multitud?

 34  Y Jesus les dice: )Cuántos panes tenéis? Y ellos dijeron: Siete, y unos
pocos pececillos.

 35  Y mandó á las multitudes que se recostasen en tierra.

 36  Y tomando los siete panes y los peces, dando gracias, [los] rompió, y dió
á sus discípulos, y los discípulos á la multitud.

 37  Y comieron todos, y se hartaron, y alzaron lo que sobró de los pedazos,
siete espuertas llenas.

 38  Y eran los que habian comido cuatro mil varones, sin las mujeres y los
niños.

 39  Entónces despedidas las multitudes, subió en una nave, y vino á los
términos de Magdala.





CAPITULO 16.

 Y LLEGÁNDOSE los Fariseos y los Saduceos, tentando, le pedian que les
mostrase señal del cielo.

 2  Mas él respondiendo, les dijo: Cuando es la tarde del dia, decís: Buen
tiempo [hará;] porque el cielo tiene arreboles.

 3  Y á la mañana: Hoy [habrá] tempestad; porque tiene arreboles el cielo
triste. Hipócritas, que sabéis hacer diferencia en la faz del cielo, )y en las
señales de los tiempos no podéis?

 4  La generacion mala y adulterina demanda señal; mas señal no le será dada,
sino la señal de Jonas el profeta. Y dejándoles se fué.

 5  & Y venidos sus discípulos á la otra parte [del lago,] se habian olvidado
de tomar pan.

 6  Y Jesus les dijo: Mirád, y guardáos de la levadura de los Fariseos, y de
los Saduceos.

 7  Y ellos pensaban dentro de sí, diciendo: [Esto es] porque no tomámos pan.

 8  Y entendiéndolo Jesus, les dijo: )Qué pensáis dentro de vosotros, hombres
de poca fé, que no tomasteis pan?

 9  )No entendéis aun, ni os acordáis de los cinco panes [entre] cinco mil
[varones,] y cuántos esportones tomasteis?

 10  )Ni de los siete panes [entre] cuatro mil, y cuántas espuertas tomasteis?

 11  )Cómo?  )No entendéis que no por el pan os dije, que [os] guardaseis^ de
la levadura de los Fariseos, y de los Saduceos?

 12  Entónces entendieron que no les habia dicho que se guardasen de levadura
de pan, sino de la doctrina de los Fariseos, y de los Saduceos.

 13  & Y viniendo Jesus á las partes de Cesarea de Filipo, preguntó á sus
discípulos, diciendo: )Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?

 14  Y ellos dijeron: Unos: Juan el Bautista, y otros: Elías; y otros:
Jeremías, ó alguno de los profetas.

 15  Díceles él: )Y vosotros quién decís que soy?

 16  Y respondiendo Simon Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios
viviente.

 17  Entónces respondiendo Jesus, le dijo: Bienaventurado eres, Simon, hijo de
Jonas; porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los
cielos.

 18  Y yo tambien te digo que tú eres Pedro; y sobre esta roca edificaré mi
iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella.

 19  Y á tí daré las llaves del reino de los cielos, que todo lo que ligares
en la tierra, será ligado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra,
será desatado en los cielos.

 20  Entónces mandó á sus discípulos que á nadie dijesen que él era Jesus el
Cristo.

 21  & Desde aquel tiempo comenzó Jesus á declarar á sus discípulos, que
convenia ir él á Jerusalem, y padecer muchas cosas de los ancianos, y de los
príncipes de los sacerdotes, y de los escribas, y ser muerto, y resucitar al
tercero dia.

 22  Y Pedro, tomándole aparte, comenzó á reprenderle, diciendo: Señor, ten
compasion de tí: en ninguna manera esto te acontezca.

 23  Entónces él volviéndose, dijo á Pedro: Quítate de delante de mí, Satanas:
escándalo me eres; porque no entiendes lo que [es] de Dios, sino lo que [es]
de los hombres.

 24  Entónces Jesus dijo á sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de
mí, niéguese á sí mismo, y tome su cruz, y sígame.

 25  Porque cualquiera que quisiere salvar su vida, la perderá; y cualquiera
que perdiere su vida por causa de mí, la hallará.

 26  Porque, )de qué aprovecha al hombre, si grangeare todo el mundo, y
perdiere su alma?  )O, qué recompensa dará el hombre por su alma?

 27  Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus
ángeles; y entónces pagará a cada uno conforme a sus obras.

 28 De cierto os digo, [que] hay algunos de los que están aquí, que no
gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo del hombre viniendo en su
reino.





CAPITULO 17.

 Y DESPUES de seis dias Jesus toma á Pedro, y á Santiago, y á Juan su hermano,
y los saca aparte á un monte alto.

 2  Y se transfiguró delante de ellos; y resplandeció su rostro como el sol; y
sus vestidos brillantes como la luz.

 3  Y, he aquí, les aparecieron Moises y Elías, hablando con él.

 4  Y respondiendo Pedro dijo á Jesus: Señor, bien es que nos quedemos aquí:
si quieres, hagamos aquí tres cabañas; para tí una, y para Moises otra, y para
Elías otra.

 5  Estando aun hablando él, he aquí, una nube de luz [que] los cubrió; y, he
aquí, una voz de la nube, que dijo: Este es mi Hijo amado, en el cual tomo
contentamiento; á él oíd.

 6  Y oyendo [esto] los discípulos, cayeron sobre sus rostros, y temieron en
gran manera.

 7  Entónces Jesus llegando les tocó, y dijo: Levantáos, y no temais.

 8  Y alzando [ellos] sus ojos, á nadie vieron, sino á solo Jesus.

 9  Y como descendieron del monte, les mandó Jesus, diciendo: No digáis á
nadie la vision, hasta que el Hijo del hombre resucite de los muertos.

 10  Entónces sus discípulos le preguntaron, diciendo: )Por qué pues dicen los
escribas, que es menester que Elías venga primero?

 11  Y respondiendo Jesus, les dijo: A la verdad Elías vendrá primero, y
restituirá todas las cosas.

 12 Mas os digo, que ya vino Elías, y no le conocieron: ántes hicieron en él
todo lo que quisieron. Así tambien el Hijo del hombre padecerá de ellos.

 13  Los discípulos entónces entendieron que les hablaba de Juan el Bautista.

 14  & Y como ellos llegaron á la multitud, vino á el un hombre hincándosele
de rodillas,

 15  Y diciendo: Señor, ten misericordia de mi hijo, que es lunático, y padece
malamente; porque muchas veces cae en el fuego, y muchas en el agua.

 16  Y le he presentado á tus discípulos, y no le han podido sanar.

 17  Y respondiendo Jesus, dijo: (O generacion infiel y perversa! )hasta
cuándo tengo de estar con vosotros?  )hasta cuándo os tengo de sufrir?
Traédmele acá.

 18  Y reprendió Jesus al demonio, y salió de él, y el mozo fué sano desde
aquella hora.

 19  Entónces llegándose los discípulos á Jesus aparte, dijeron: )Por qué
nosotros no le pudimos echar fuera?

 20  Y Jesus les dijo: Por vuestra infidelidad; porque de cierto os digo, que
si tuviereis fé como un grano de mostaza, diréis á este monte:^ Pásate de aquí
allá, y se pasará; y nada os será imposible.

 21  Mas este género [de demonios] no sale sino por oracion y ayuno.

 22  & Y estando ellos en Galilea, les dijo Jesus: El Hijo del hombre será
entregado en manos de hombres;

 23  Y le matarán, mas al tercero dia resucitará. Y [ellos] se entristecieron
en gran manera.

 24  Y como llegaron a Capernaum, vinieron á Pedro los que cobraban las dos
dracmas, y dijeron: )Vuestro maestro no paga las dos dracmas?

 25  Y él dice: Sí. Y entrado él en casa, Jesus le habló ántes, diciendo: )Qué
te parece, Simon?  )Los reyes de la tierra, de quién cobran los tributos, ó el
censo? )de sus hijos, ó de los extraños?

 26  Pedro le dice: De los extraños. Dícele [entónces] Jesus: Luego francos
son los hijos.

 27  Mas porque no los ofendamos, ve á la mar, y echa el anzuelo, y el primer
pez que viniere, tómale, y abierta su boca hallarás un estatero, dásele por
mí, y por tí.





CAPITULO 18.

 EN aquel tiempo se llegaron los discípulos á Jesus, diciendo:  )Quién es el
mayor en el reino de los cielos?

 2  Y llamando Jesus á un niño, le puso en medio de ellos,

 3  Y dijo: De cierto os digo, que sino os convirtiereis, y os hiciereis como
niños, no entraréis en el reino de los cielos.

 4  Así que cualquiera que se humillare como este niño, este es el mayor en el
reino de los cielos.

 5  Y cualquiera que recibiere á un tal niño en mi nombre, á mí recibe.

 6  & Y cualquiera que ofendiere á alguno de estos pequeños, que creen en mí,
mejor le seria que le fuera colgada del cuello una piedra de molino de asno, y
[que] fuese anegado en el profundo de la mar.

 7 (Ay del mundo por los escándalos! porque necesario es que vengan
escándalos; mas; (ay de aquel hombre, por el cual viene el escándalo!

 8  Por tanto, si tu mano ó tu pié te fuere ocasion de caer, córtalos y
écha[los] de tí: mejor te es entrar cojo ó manco á la vida, que teniendo dos
manos ó dos piés ser echado al fuego eterno.

 9  Y si tu ojo te es ocasion de caer, sácale, y écha[le] de tí; que mejor te
es entrar con un ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado al fuego del
infierno.

 10 Mirád no tengáis en poco á alguno de estos pequeños; porque [yo] os digo
que sus angeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre, que está en
los cielos.

 11  Porque el Hijo del hombre es venido para salvar lo que se habia perdido.

 12  )Qué os parece?  Si tuviese algun hombre cien ovejas, y se perdiese una
de ellas, )no iria por los montes, dejadas las noventa y nueve, á buscar la
que se habia perdido?

 13  Y si aconteciese hallarla, de cierto os digo, que más se goza de aquella,
que de las noventa y nueve que no se perdieron.

 14  Así no es la voluntad de vuestro Padre, que está en los cielos, que se
pierda uno de estos pequeños.

 15  & Por tanto si tu hermano pecare contra tí, vé y redargúyele entre tí y
él solo: si te oyere, ganado has á tu hermano.

 16  Mas, si no te oyere, toma aun contigo uno ó dos, para que en boca de dos
ó de tres testigos conste toda palabra.

 17  Y si no oyere á ellos, dílo á la iglesia; y si no oyere á la iglesia
ténle por un gentil, y un publicano.

 18  De cierto os digo, [que] todo lo que ligareis en la tierra, será ligado
en el cielo: y todo lo que desatareis en la tierra, será desatado en el cielo.

 19  Dígoos ademas, que si dos de vosotros convinieren sobre la tierra,
tocante á cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre, que está
en los cielos.

 20  Porque donde están dos ó tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en
medio de ellos.

 21  & Entónces Pedro llegándose á él, dijo: Señor, )cuántas veces perdonaré á
mi hermano que pecare contra mí?  )hasta siete?

 22  Jesus le dice: No te digo hasta siete, mas aun hasta setenta veces siete.

 23  Por lo cual el reino de los cielos es semejante á un hombre rey, que
quiso hacer cuentas con sus siervos.

 24  Y comenzando á hacer cuentas, le fué presentado uno que le debia diez mil
talentos.

 25  Mas á este, no pudiendo pagar, mandó su señor vender á él, y á su mujer,
é hijos, con todo lo que tenia, y pagar.

 26  Entónces aquel siervo postrado le rogaba, diciendo: Señor, deten la ira
para conmigo, y todo te lo pagaré.

 27  El señor de aquel siervo movido á misericordia le soltó, y le perdonó la
deuda.

 28  Y saliendo aquel siervo, halló á uno de sus compañeros, que le debia cien
denarios; y trabándo de él, le ahogaba, diciendo: Paga lo que debes.

 29  Entónces su compañero postrándose á sus piés, le rogaba, diciendo: Deten
la ira para conmigo, y todo te lo pagaré.

 30  Mas él no quiso, sino fué, le echó en la cárcel hasta que pagase la
deuda.

 31  Y viendo sus compañeros lo que pasaba, se entristecieron mucho, y
viniendo declararon á su señor todo lo que habia pasado.

 32  Entónces llamándole su señor, le dice: Mal siervo, toda aquella deuda te
perdoné, porque me rogaste:

 33  )No te convenia tambien á tí tener misericordia de tu compañero, como
tambien yo tuve misericordia de tí?

 34  Entónces su señor enojado le entregó á los verdugos hasta que pagase todo
lo que le debia.

 35  Así tambien hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonareis de
vuestros corazones cada uno á su hermano sus ofensas.





CAPITULO 19.

 Y ACONTECIÓ, [que] acabando Jesus estas palabras, se retiró de Galilea, y
vino á los términos de Judea, pasado el Jordan.

 2  Y le siguieron grandes multitudes, y los sanó allí.

 3  Entónces se llegaron á él los Fariseos, tentándole, y diciéndole: )Es
lícito al hombre despedir á su mujer por cualquiera causa?

 4  Y él respondiendo, les dijo: )No habéis leido que el que [los] hizo al
principio, macho y hembra los hizo,

 5  Y dijo: Por tanto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y
serán dos en una carne?

 6  Así que no son ya más dos, sino una carne. Por tanto lo que Dios juntó, no
[lo] aparte el hombre.

 7  Dícenle: )Por qué pues Moises mandó dar carta de divorcio, y despedirla?

 8  Díjoles: Por la dureza de vuestro corazon Moises os permitió despedir
vuestras mujeres; mas al principio no fué así.

 9  Y [yo] os digo, que cualquiera que despidiere á su mujer, sino [fuere] por
fornicacion, y se casare con otra, adultera; y el que se casare con la
despedida, adultera.

 10  Dícenle sus discípulos: Si así es la condicion del hombre con [su] mujer,
no conviene casarse.

 11  Entónces él les dijo: No todos son capaces de recibir este dicho: sino
[aquellos] á quien es dado.

 12  Porque hay eunucos, que nacieron así del vientre de su madre; y hay
eunucos, que han sido hechos eunucos por los hombres; y hay eunucos que se han
hecho eunucos á sí mismos por causa del reino de los cielos. El que puede
recibir[lo,] recíba[lo.]

 13  & Entónces le fueron presentados unos niños, para que pusiese las manos
sobre ellos, y orase; y los discípulos les riñeron.

 14  Mas Jesus dijo: Dejád á los niños, y no les impidáis de venir á mí,
porque de los tales es el reino de los cielos.

 15  Y habiendo puesto sobre ellos las manos, se partió de allí.

 16  & Y, he aquí, uno llegándose, le dijo: Maestro bueno, )qué bien haré,
para tener la vida eterna?

 17  Y él le dijo: )Porqué me dices bueno? Ninguno [es] bueno sino uno, [es á
saber,] Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.

 18  Dícele: )Cuáles? Y Jesus dijo: No matarás: No adulterarás: No hurtarás:
No dirás falso testimonio:

 19  Honra á tu padre y á [tu] madre: Y, amarás á tu prójimo, como á tí mismo.

 20  Dícele el mancebo: Todo esto guardé desde mi mocedad: )Qué más me falta?

 21  Dícele Jesus: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y
dá[lo] á los pobres; y tendrás tesoro en el cielo; y ven, [y] sígueme.

 22  Y oyendo el mancebo esta palabra, se fué triste; porque tenia muchas
posesiones.

 23  Entónces Jesus dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que el rico
difícilmente entrará en el reino de los cielos.

 24  Y ademas os digo, que más fácil es pasar un camello por el ojo de una
aguja, que el rico entrar en el reino de Dios.

 25  Sus discípulos oyendo [estas cosas] se espantaron en gran manera,
diciendo: )Quién pues podrá ser salvo?

 26  Y mirándo[los] Jesus, les dijo: Acerca de los hombres imposible es esto;
mas acerca de Dios todo es posible.

 27  Entónces respondiendo Pedro, le dijo: He aquí, nosotros hemos dejado
todo, y te hemos seguido, )qué pues tendremos?

 28  Y Jesus les dijo: De cierto os digo, que vosotros que me habéis seguido,
cuando en la regeneracion se asentará el Hijo del hombre en el trono de su
gloria, vosotros tambien os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar á las
doce tribus de Israel.

 29  Y cualquiera que dejare casas, ó hermanos, ó hermanas, ó padre, ó madre,
ó mujer, ó hijos, ó tierras, por mi nombre, recibirá cien veces tanto, y la
vida eterna tendrá por herencia.

 30  Mas muchos que son primeros serán postreros; y los postreros, primeros.





CAPITULO 20.

 PORQUE el reino de los cielos es semejante á un hombre, padre de familias,
que salió por la mañana á coger peones para su viña.

 2  Y concertado con los peones por un denario al dia, los envió á su viña.

 3  Y saliendo cerca de la hora de las tres, vió otros que estaban en la plaza
ociosos,

 4  Y les dijo: Id tambien vosotros á mi viña, y os daré lo que fuere justo. Y
ellos fueron.

 5  Salió otra vez cerca de las seis y de las nueve horas, é hizo lo mismo.

 6  Y saliendo cerca de las once horas, halló otros que estaban ociosos, y les
dijo:  )Por qué estáis aquí todo el dia ociosos?

 7  Dícenle [ellos:] Porque nadie nos ha cogido. Díceles: Id tambien vosotros
á la viña y recibiréis lo que fuere justo.

 8  Y cuando fué la tarde del dia, el señor de la viña dijo á su
administrador: Llama los peones, y págales el jornal, comenzando desde los
postreros hasta los primeros.

 9  Y viniendo los que [habian venido] cerca de las once horas, recibieron
cada uno un denario.

 10  Y viniendo tambien los primeros, pensaron que habian de recibir más; pero
tambien ellos recibieron cada uno un denario.

 11  Y tomándo[lo,] murmuraban contra el padre de la familia,

 12  Diciendo: Estos postreros [solo] han trabajado una hora, y los has hecho
iguales á nosotros, que hemos llevado la carga, y el calor del dia.

 13  Y él respondiendo dijo á uno de ellos: Amigo, no te hago agravio. )No te
concertaste conmigo por un denario?

 14  Toma lo [que es] tuyo, y véte: [yo] quiero dar a este postrero como á tí.

 15  )No me es lícito á mí hacer lo que quiero en mis cosas?  )O es malo tu
ojo, porque yo soy bueno?

 16  Así los primeros serán postreros; y los postreros primeros; porque muchos
son llamados, mas pocos escogidos.

 17  & Y subiendo Jesus á Jerusalem, tomó sus doce discípulos aparte en el
camino, y les dijo:

 18 He aquí, subimos á Jerusalem, y el Hijo del hombre será entregado á los
príncipes de los sacerdotes, y á los escribas, y le condenarán á muerte,

 19  Y le entregarán á los Gentiles, para que [le] escarnezcan, y azoten, y
crucifiquen; mas al tercero dia resucitará.

 20  Entónces se llegó á él la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos,
adorando, y pidiéndole algo.

 21  Y él le dijo: )Qué quieres?  [Ella] le dijo: Dí que se asienten estos dos
hijos mios, el uno á tu mano derecha, y el otro á tu izquierda, en tu reino.

 22  Entónces Jesus respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís. )Podéis beber
de la copa de que yo tengo que beber; y ser bautizados del bautismo de que yo
soy bautizado?  Dicen [ellos:] Podemos.

 23  El les dice: A la verdad de mi copa beberéis; y del bautismo de que yo
soy bautizado, seréis bautizados; mas sentaros á mi mano derecha, y á mi
izquierda, no es mio darlo, sino á los que está aparejado por mi Padre.

 24  & Y como los diez oyeron [esto,] se enojaron de los dos hermanos.

 25  Entónces Jesus llamándolos, dijo: Ya sabéis que los príncipes de los
Gentiles se enseñorean sobre ellos; y los que son grandes ejercen sobre ellos
potestad.

 26  Mas entre vosotros no será así; sino el que entre vosotros quisiere
hacerse grande, será vuestro servidor;

 27  Y el que entre vosotros quisiere ser el primero, será vuestro siervo:

 28  Así como el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir, y
para dar su vida en rescate por muchos.

 29  & Entónces saliendo ellos de Jericó, le seguia una gran multitud.

 30  Y, he aquí, dos ciegos sentados junto al camino, como oyeron que Jesus
pasaba, clamaron, diciendo: Señor, Hijo de David, ten misericordia de
nosotros.

 31  Y la multitud les reñia para que callasen; mas ellos clamaban más,
diciendo: Señor, Hijo de David, ten misericordia de nosotros.

 32  Y parándose Jesus, los llamó, y dijo: )Qué queréis [que] haga por
vosotros?

 33  Dícenle [ellos:] Señor, que sean abiertos nuestros ojos.

 34  Entónces Jesús teniéndoles misericordia, tocó los ojos de ellos, y luego
sus ojos recibieron la vista, y le siguieron.





CAPITULO 21.

 Y COMO se acercaron á Jerusalem, y vinieron á Betfage, al monte de las
Olivas, entónces Jesus envió dos discípulos,

 2  Diciéndoles: Id á la aldea que está delante de vosotros, y luego hallaréis
una asna atada, y un pollino con ella: desatád[la,] y traédme[los.]

 3  Y si alguno os dijere algo, decíd: El Señor los ha menester; y luego los
dejará.

 4  Y todo esto fué hecho para que se cumpliese lo que fué dicho por el
profeta,  que dijo:

 5  Decíd á la hijo de Sion: He aquí, tu Rey te viene, manso, y sentado sobre
una asna y un pollino, hijo de [animal de] yugo.

 6  Y los discípulos fueron, é hicieron como Jesus les mandó.

 7  Y trajeron el asna y el pollino, y pusieron sobre ellos sus mantos, y se
sentó sobre ellos.

 8  Y muy mucha gente tendian sus mantos en el camino: y otros cortaban ramos
de los árboles, y [los] tendian por el camino.

 9  Y las multitudes que iban delante, y las que iban detras aclamaban,
diciendo: Hosanna al Hijo de David: Bendito el que viene en el nombre del
Señor: Hosanna en las alturas.

 10  Y entrando él en Jerusalem, toda la ciudad se alborotó, diciendo: )Quién
es este?

 11  Y las multitudes decian: Este es Jesus, el profeta, de Nazaret de
Galilea.

 12  & Y entró Jesus en el templo de Dios, y echó fuera todos los que vendian
y compraban en el templo, y trastornó las mesas de los cambiadores, y las
sillas de los que vendian palomas.

 13  Y les dice: Escrito está: Mi casa, casa de oracion será llamada, mas
vosotros cueva de ladrones la habéis hecho.

 14  Entónces vinieron á él ciegos y cojos en el templo, y los sanó.

 15  & Mas los príncipes de los sacerdotes y los escribas, viendo las
maravillas que hacia, y los muchachos aclamando en el templo, y diciendo:
Hosanna al Hijo de David: se enojaron,

 16  Y le dijeron: )Oyes lo que estos dicen?  Y Jesus les dice: Sí. )Nunca
leisteis: De la boca de los niños, y de los que maman perfeccionaste la
alabanza?

 17  Y dejándolos, se salió fuera de la ciudad á Betania; y posó allí.

 18  & Y por la mañana volviendo á la ciudad, tuvo hambre.

 19  Y viendo una higuera cerca del camino, vino á ella, y no halló nada en
ella, sino hojas solamente, y le dijo: Nunca más nazca de tí fruto para
siempre. Y luego la higuera se secó.

 20  Entónces viendo esto los discípulos, maravillados decian:  (Cómo se secó
luego la higuera!

 21 Y respondiendo Jesus, les dijo: De cierto os digo, que si tuviereis fé, y
no dudareis, no solo haréis esto de la higuera, mas si á este monte dijereis:
Quítate, y échate en la mar, será hecho.

 22  Y todo lo que pidiereis con oracion creyendo, [lo] recibiréis.

 23  & Y como vino al templo, los príncipes de los sacerdotes, y los ancianos
del pueblo llegaron á él, cuando estaba enseñando, diciendo: )Con qué
autoridad haces esto? )y quién te dió esta autoridad?

 24  Y respondiendo Jesus, les dijo: Yo tambien os preguntaré una palabra; la
cual si me dijereis, tambien yo os diré con qué autoridad hago esto.

 25  El bautismo de Juan, )de dónde era? )del cielo, ó de los hombres? Ellos
entónces pensaron entre sí, diciendo: Si dijéremos: Del cielo; nos dirá: )Por
qué pues no le creisteis?

 26  Y si dijéremos: De los hombres; tememos al pueblo; porque todos tienen á
Juan por profeta.

 27  Y respondiendo á Jesus dijeron: No sabemos. Y él tambien les dijo: Ni yo
os diré con qué autoridad hago esto.

 28  & Mas, )qué os parece? Un hombre tenia dos hijos, y llegando al primero,
le dijo: Hijo, vé hoy á trabajar en mi viña.

 29  Y respondiendo él, dijo: No quiero: mas despues arrepentido, fué.

 30  Y llegando al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo:
Yo, Señor, [voy,] y no fué.

 31  )Cuál de los dos hizo la voluntad del padre? Dicen ellos: El primero.
Díceles Jesus: De cierto os digo, que los publicanos, y las rameras os van
delante al reino de Dios.

 32  Porque vino á vosotros Juan por via de justicia, y no le creisteis; y los
publicanos, y las rameras le creyeron; y vosotros viendo [esto] nunca os
arrepentisteis para creerle.

 33  & Oid otra parábola: Fué un hombre, padre de familias, el cual plantó una
viña, y la cercó de vallado, y fundó en ella lagar, y edificó torre, y la dió
a renta á labradores, y se partió léjos.

 34  Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos á los
labradores, para que recibiesen sus frutos.

 35  Mas los labradores, tomando los siervos, al uno hirieron, y al otro
mataron, y al otro apedrearon.

 36  Envió otra vez otros siervos más que los primeros; é hicieron con ellos
de la misma manera.

 37  Y á la postre les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto á mi hijo.

 38  Mas los labradores, viendo al hijo, dijeron entre sí: Este es el
heredero: veníd, matémosle, y tomemos su herencia.

 39  Y tomado, le echaron fuera de la viña, y [le] mataron.

 40  Pues cuando viniere el señor de la viña, )qué hará á aquellos labradores?

 41  Dícenle [ellos:] A los malos destruirá malamente; y [su] viña dará á
renta á otros labradores, que le paguen el fruto á sus tiempos.

 42 Díceles Jesus: )Nunca leisteis en las Escrituras: La piedra que desecharon
los que edificaban, esta fué hecha por cabeza de la esquina: por el Señor es
hecho esto, y es cosa maravillosa en nuestros ojos?

 43  Por tanto os digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será
dado á gente que haga el fruto de él.

 44  Y el que cayere sobre esta piedra, será quebrantado; y sobre quien [ella]
cayere, desmenuzarle ha.

 45  Y oyendo los príncipes de los sacerdotes y los Fariseos sus parábolas,
entendieron que hablaba de ellos.

 46  Y buscando como echarle mano, temieron al pueblo; porque le tenian por
profeta.





CAPITULO 22.

 Y RESPONDIENDO Jesus, les volvió á hablar en parábolas, diciendo:

 2  El reino de los cielos es semejante á un hombre rey, que hizo bodas á su
hijo.

 3  Y envió sus siervos para que llamasen á los convidados á las bodas; mas no
quisieron venir.

 4  Volvió á enviar otros siervos, diciendo: Decíd á los convidados: He aquí,
mi comida he aparejado, mis toros y animales engordados son muertos, y todo
está aparejado: veníd á las bodas.

 5  Mas ellos no hicieron caso, y se fueron, uno á su labranza, y otro á sus
negocios;

 6 Y otros, tomando sus siervos, afrentáronlos, y matáronlos.

 7  Y el rey, oyendo esto, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó á
aquellos homicidas, y puso á fuego su ciudad.

 8  Entónces dice á sus siervos: las bodas á la verdad están aparejadas; mas
los que eran llamados, no eran dignos.

 9  Id pues á las salidas de los caminos, y llamád á las bodas á cuantos
hallareis.

 10  Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron todos los que hallaron,
juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.

 11  Y entró el rey para ver los convidados, y vió allí un hombre no vestido
de vestido de boda.

 12  Y le dijo: Amigo, )cómo entraste acá no teniendo vestido de boda?  Y á él
se le cerró la boca.

 13  Entónces el rey dijo á los que servian: Atado de piés y de manos,
tomádle, y echádle en las tinieblas de afuera: allí será el lloro, y el crujir
de dientes.

 14  Porque muchos son llamados; mas pocos escogidos.

 15  & Entónces idos los Fariseos, consultaron como le tomarian en [alguna]
palabra.

 16  Y envian á él sus discípulos, con los de Heródes, diciendo: Maestro,
sabemos que eres amador de verdad, y que enseñas con verdad el camino de Dios;
y que no te cuidas de nadie; porque no tienes acepcion de persona de hombres:

 17  Dínos pues, )qué te parece?  )Es lícito dar tributo á César, ó no?

 18  Mas Jesus, entendida su malicia, [les] dice: )Por qué me tentáis,
hipócritas?

 19  Mostrádme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario.

 20  Entónces les dice: )Cúya es esta figura, y lo que está encima escrito?

 21  [Ellos] le dicen: De César. Y les dice: Pagád, pues, á César lo que es de
César, y á Dios, lo que es de Dios.

 22  Y oyendo [esto] se maravillaron, y dejáronle, y se fueron.

 23  & Aquel dia llegaron á él los Saduceos, que dicen no haber resurreccion,
y le preguntaron,

 24  Diciendo: Maestro, Moises dijo: Si alguno muriere sin hijos, su hermano
se casa con su mujer, y despertará simiente á su hermano.

 25  Fueron, pues, entre nosotros siete hermanos, y el primero tomó mujer, y
murió; y no teniendo generacion, dejó su mujer á su hermano.

 26  De la misma manera tambien el segundo, y el tercero, hasta los siete.

 27  Y despues de todos murió tambien la mujer.

 28  En la resurreccion, pues, )cúya de los siete será la mujer?  porque todos
la tuvieron.

 29  Entónces respondiendo Jesus, les dijo: Erráis, ignorando las escrituras,
y el poder de Dios.

 30  Porque en la resurreccion, ni se casan, ni se dan en matrimonio, mas son
como los ángeles de Dios en el cielo.

 31  Y de la resurreccion de los muertos, )no habéis leido lo que es dicho por
Dios á vosotros, que dice:

 32  Yo soy el Dios de Abraham, y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob?  Dios
no es Dios de los muertos, sino de los que viven.

 33  Y oyendo [esto] las multitudes estaban fuera de sí de su doctrina.

 34  & Entónces los Fariseos, oyendo que habia cerrado la boca á los Saduceos,
se juntaron á una;

 35  Y preguntó uno de ellos, intérprete de la ley, tentándole, y diciendo:

 36  Maestro, )cuál es el mandamiento grande en la ley?

 37  Y Jesus le dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazon, y de toda tu
alma, y de toda tu mente.

 38  Este es el primero y el grande mandamiento.

 39  Y el segundo [es] semejante á este: Amarás á tu prójimo como á tí mismo.

 40  De estos dos mandamientos depende toda la ley, y los profetas.

 41  Y estando juntos los Fariseos, Jesus les preguntó,

 42  Diciendo:  )Qué os parece del Cristo?  )Cúyo hijo es?  Dícenle [ellos:]
De David.

 43  El les dice: Pues, )cómo David en Espíritu le llama Señor, diciendo:

 44  Dijo el Señor á mi Señor: Asiéntate á mi diestra, entre tanto que pongo
tus enemigos por estrado de tus piés?

 45 Pues si David le llama Señor, )cómo es su hijo?

 46  Y nadie le podia responder palabra: ni osó alguno desde aquel dia
preguntarle más.





CAPITULO 23.

 ENTÓNCES Jesus habló á la multitud, y á sus discípulos,

 2  Diciendo: Sobre la cátedra de Moises se asientan los escribas y los
Fariseos:

 3  Así que todo lo que os dijeren que guardéis, guardád[lo,] y hacéd[lo;] mas
no hagáis conforme á sus obras; porque dicen y no hacen.

 4  Porque atan cargas pesadas, y difíciles de llevar, y [las] ponen sobre los
hombros de los hombres; mas ni aun con su dedo las quieren mover.

 5  Ántes todas sus obras hacen para ser mirados de los hombres; porque
ensanchan sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos,

 6  Y aman los primeros asientos en las cenas, y las primeras sillas en las
sinagogas,

 7  Y las salutaciones en las plazas, y ser llamados de los hombres, Rabbi,
Rabbi.

 8  Mas vosotros, no queráis ser llamados Rabbies, porque uno es vuestro
Maestro, el Cristo, y todos vosotros sois hermanos.

 9  Y vuestro Padre no llaméis á nadie en la tierra; porque uno es vuestro
Padre, el cual está en los cielos.

 10  Ni os llaméis doctores; porque uno es vuestro Doctor, el Cristo.

 11  Mas el que es el mayor de vosotros, sea vuestro siervo.

 12  Porque el que se enalteciere será humillado; y el que se humillare será
enaltecido.

 13  Mas (ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque cerráis el
reino de los cielos delante de los hombres; que ni vosotros entráis, ni á los
que entran dejáis entrar.

 14  (Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque devoráis las
casas de las viudas con color de larga oracion; por esto llevaréis más grave
juicio.

 15  (Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque rodeáis la mar y
la tierra por hacer un prosélito; y cuando fuere hecho, le hacéis hijo del
infierno dos veces más que vosotros.

 16  (Ay de vosotros, guias ciegos! que decís: Cualquiera que jurare por el
templo, es nada; mas cualquiera que jurare por el oro del templo, deudor es.

 17  (Insensatos y ciegos! porque, )cuál es mayor, el oro, ó el templo que
santifica al oro?

 18  Y, cualquiera que jurare por el altar, es nada; mas cualquiera que jurare
por el presente que está sobre él, deudor es.

 19  (Insensatos y ciegos! porque, )cuál es mayor, el presente, ó el altar que
santifica al presente?

 20  Pues el que jurare por el altar, jura por él, y por todo lo que [está]
sobre él.

 21  Y el que jurare por el templo, jura por él, y por el que habita en él.

 22  Y el que jurare por el cielo, jura por el trono de Dios, y por el que
está sentado sobre él.

 23 (Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! porque diezmáis la
menta, y el eneldo, y el comino, y dejasteis lo que es lo más grave de la ley,
[es á saber,] el juicio, y la misericordia, y la fé. Esto era menester hacer,
y no dejar lo otro.

 24  (Guias ciegos! que coláis el mosquito, mas tragáis el camello.

 25  (Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! por que limpiáis lo
[que está] de fuera del vaso, ó del plato; mas de dentro está [todo] llena de
robo y de injusticia.

 26  (Fariseo ciego! limpia primero lo [que esta] dentro del vaso y del plato,
para que tambien lo [que está] de fuera se haga limpio.

 27  (Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! por que sois semejantes
á sepulcros blanqueados, que de fuera, á la verdad, se muestran hermosos; mas
de dentro están llenos de huesos de muertos, y de toda suciedad.

 28 Así tambien vosotros, de fuera, á la verdad, os mostráis justos á los
hombres; mas de dentro, llenos estáis de hipocresía é iniquidad.

 29  (Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! por que edificáis los
sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de los justos,

 30  Y decís: Si fuéramos en los dias de nuestros padres, no hubiéramos sido
sus compañeros en la sangre de los profetas.

 31  Así que testimonio dais á vosotros mismos que sois hijos de aquellos que
mataron a los profetas.

 32  Vosotros tambien henchíd la medida de vuestros padres.

 33  (Serpientes, generacion de víboras! )cómo evitaréis el juicio del
infierno?

 34  Por tanto, he aquí, yo envio á vosotros profetas, y sabios, y escribas; y
de ellos [unos] mataréis y crucificaréis; y [otros] de ellos azotaréis en
vuestras sinagogas, y perseguiréis de ciudad en ciudad;

 35  Para que venga sobre vosotros toda la sangre justa que se ha derramado
sobre la tierra, desde la sangre de Abel el justo, hasta la sangre de
Zacarías, hijo de Baraquías, al cual matasteis entre el templo y el altar.

 36  De cierto os digo, que todo esto vendrá sobre esta generacion.

 37  (Jerusalem! (Jerusalem! que matas los profetas, y apedreas á los que son
enviados á tí, cuántas veces quise juntar tus hijos, como la gallina junta sus
pollos debajo de las alas, y no quisiste.

 38  He aquí, vuestra casa os es dejada desierta.

 39 Porque [yo] os digo, que desde ahora no me veréis hasta que digáis:
Bendito el que viene en el nombre del Señor.





CAPITULO 24.

 Y SALIDO Jesus del templo, íbase; y se llegaron sus discípulos. para
mostrarle los edificios del templo.

 2  Y respondiendo él, les dijo: )Veis todo esto? De cierto os digo, que no
será dejada aquí piedra sobre piedra que no sea derribada.

 3  & Y sentándose él en el monte de las Olivas, se llegaron á él los
discípulos aparte, diciendo: Dínos cuando serán estas cosas, y qué señal
[habrá] de tu venida, y del fin del siglo.

 4  Y respondiendo Jesus, les dijo: Mirád que nadie os engañe.

 5  Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y á muchos
engañarán.

 6  Y oiréis guerras y rumores de guerras: mirad [que] no os turbéis; porque
es menester que todo [esto] acontezca; mas aun no es el fin.

 7  Porque se levantará nacion contra nacion, y reino contra reino; y serán
pestilencias, y hambres, y terremotos por los lugares.

 8  Y todas estas cosas, principio de dolores.

 9  Entónces os entregarán para ser afligidos; y os matarán; y seréis
aborrecidos de todas naciones, por causa de mi nombre.

 10  Y muchos entónces serán escandalizados; y se entregarán unos á otros; y
unos á otros se aborrecerán.

 11  Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán á muchos.

 12  Y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se resfriará.

 13  Mas el que perseverare hasta el fin, este será salvo.

 14  Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, por
testimonio á todas las naciones, y entónces vendrá el fin.

 15  & Por tanto cuando viereis la abominacion de asolamiento, que fué dicha
por Daniel el profeta, que estará en el lugar santo, el que lee, entienda.

 16  Entónces los que [estuvieren] en Judea, huyan á los montes;

 17  Y el que sobre la techumbre, no descienda á tomar algo de su casa;

 18  Y el que en el campo, no vuelva atras á tomar sus ropas.

 19 Mas (ay de las preñadas, y de las que crian en aquellos dias!

 20  Orád pues que vuestra huida no sea en invierno, ni en dia de sábado.

 21  Porque habrá entónces grande afliccion, cual no fué desde el principio
del mundo hasta ahora, ni será.

 22  Y si aquellos dias no fuesen acortados, ninguna carne seria salva, mas
por causa de los escogidos, aquellos dias serán acortados.

 23  & Entónces si alguien os dijere: He aquí, [está] el Cristo, ó allí; no
creais.

 24  Porque se levantarán falsos Cristos, y falsos profetas; y darán señales
grandes y prodigios, de tal manera que engañarán, si [es] posible, aun á los
escogidos.

 25  He aquí, os lo he dicho ántes.

 26  Así que si os dijeren: He aquí, en el desierto está; no salgáis. He aquí,
en las cámaras; no creais.

 27  Porque como relámpago que sale del oriente, y se muestra hasta el
occidente, así será tambien la venida del Hijo del hombre:

 28  Porque donde quiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán
tambien las águilas.

 29  & Y luego despues de la afliccion de aquellos dias, el sol se oscurecerá;
y la luna no dará su lumbre; y las estrellas caerán del cielo; y las virtudes
de los cielos serán conmovidas.

 30  Y entónces se mostrará la señal del Hijo del hombre en el cielo, y
entónces lamentarán todas las tribus de la tierra; y verán al Hijo del hombre
que vendrá sobre las nubes del cielo, con poder y grande gloria.

 31  Y enviará sus ángeles con trompeta y gran voz; y juntarán sus escogidos
de los cuatro vientos, del un cabo del cielo hasta el otro.

 32  De la higuera aprendéd la comparacion: Cuando ya su rama se enternece, y
las hojas brotan, sabéis que el verano [está] cerca.

 33  Así tambien vosotros cuando viereis todas estas cosas, sabéd que está
cercano, á las puertas.

 34  De cierto os digo, que no pasará esta generacion que todas estas cosas no
acontezcan.

 35  El cielo y la tierra perecerán, mas mis palabras no perecerán.

 36  & Mas del dia ó hora, nadie [lo] sabe, ni aun los ángeles de los cielos,
sino mi Padre solo.

 37  Mas como los dias de Noé, así será la venida del Hijo del hombre.

 38  Porque como en los dias ántes del diluvio estaban comiendo y bebiendo,
tomando mujeres, y dándolas en matrimonio, hasta el dia que Noé entró en el
arca,

 39  Y no conocieron hasta que vino el diluvio, y los llevo á todos; así será
tambien la venida del Hijo del hombre.

 40  Entónces estarán dos en el campo; uno será tomado y otro será dejado:

 41  Dos [mujeres] moliendo á un molinillo; la una será tomada, y la otra será
dejada.

 42  & Velád pues, porque no sabéis á que hora ha de venir vuestro señor.

 43  Esto empero sabéd, que si el padre de familias supiese á cuál vela el
ladron habia de venir, velaria, y no dejaria minar su casa.

 44  Por tanto tambien vosotros estad apercibidos; porque el Hijo del hombre
ha de venir á la hora que no pensáis.

 45  )Quién pues es el siervo fiel y prudente, al cual su señor puso sobre su
familia, para que les dé alimento á tiempo?

 46  Bienaventurado aquel siervo, al cual, cuando su señor viniere, le hallare
haciendo así.

 47  De cierto os digo, [que] sobre todos sus bienes le pondrá.

 48  Mas si aquel siervo malo dijere en su corazon: Mi señor se tarda de
venir;

 49  Y comenzare á herir sus compañeros, y aun á comer y beber con los
borrachos:

 50  Vendrá el señor de aquel siervo el dia que [él] no espera, y á la hora
que [él] no sabe,

 51  Y le apartará, y pondrá su parte con los hipócritas: allí será el lloro,
y el crujir de dientes.





CAPITULO 25.

 ENTÓNCES el reino de los cielos será semejante á diez vírgenes, que tomando
sus lámparas, salieron á recibir al esposo.

 2  Y las cinco de ellas eran prudentes, y las cinco insensatas.

 3  Las que [eran] insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron aceite
consigo.

 4  Mas las prudentes tomaron aceite en sus vasos, juntamente con sus
lámparas.

 5  Y tardándose el esposo, cabecearon todas, y se durmieron.

 6  Y á la media noche fué oido un clamor, que decia: He aquí, el esposo
viene, salíd á recibirle.

 7  Entónces todas aquellas vírgenes se levantaron, y aderezaron sus lámparas.

 8  Y las insensatas dijeron á las prudentes: Dádnos de vuestro aceite, porque
nuestras lámparas se apagan.

 9  Mas las prudentes respondieron, diciendo: Porque no nos falte á nosotras y
a vosotras, id ántes á los que venden, y comprád para vosotras.

 10  É idas ellas á comprar, vino el esposo; y las que estaban apercibidas,
entraron con él á las bodas; y se cerró la puerta.

 11  Y despues vinieron tambien las otras vírgenes, diciendo: Señor, señor,
ábrenos.

 12  Mas respondiendo él, dijo: De cierto os digo, [que] no os conozco.

 13  Velád pues, porque no sabéis el dia ni la hora, en la cual el Hijo del
hombre ha de venir.

 14  & Porque [el reino de los cielos es] como un hombre que partiéndose
léjos, llamó á sus siervos, y les entregó sus bienes.

 15  Y á este dió cinco talentos, y al otro dos, y al otro uno; á cada uno
conforme á su facultad, y se partió luego léjos.

 16  Y partido él, el que habia recibido cinco talentos, grangeó con ellos, é
hizo otros cinco talentos.

 17  Semejantemente tambien el que [habia recibido^] dos, ganó tambien él
otros dos.

 18  Mas el que habia recibido uno, fué, y cavó en la tierra, y escondió el
dinero de su señor.

 19  Y despues de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos, é hizo
cuentas con ellos.

 20  Y llegando el que habia recibido cinco talentos, trajo otros cinco
talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; he aquí, otros cinco
talentos he ganado con ellos.

 21  Y su señor le dijo: Bien está, buen siervo y fiel: sobre poco has sido
fiel, sobre mucho te pondré: entra en el gozo de tu señor.

 22  Y llegando tambien el que habia recibido dos talentos, dijo: Señor, dos
talentos me entregaste; he aquí, otros dos talentos he ganado sobre ellos.

 23  Su señor le dijo: Bien está, buen siervo y fiel: sobre poco has sido
fiel, sobre mucho te pondré: entra en el gozo de tu señor.

 24  Y llegando tambien el que habia recibido un talento, dijo: Señor, yo te
conocia que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste, y coges donde no
derramaste:

 25  Por tanto tuve miedo, y fuí, y escondí tu talento en la tierra: he aquí,
tienes lo [que es] tuyo.

 26  Y respondiendo su señor, le dijo: Mal siervo y negligente, sabias que
siego donde no sembré, y que cojo donde no derramé.

 27  Por tanto te convenia dar mi dinero á las banqueros, y viniendo yo,
recibiera lo [que es] mio con usura.

 28  Quitádle pues el talento, y dád[lo] al que tiene diez talentos.

 29  Porque á cualquiera que tuviere le será dado, y tendrá más; pero al que
no tuviere, aun lo que tiene le será quitado.

 30  Y al siervo inútil echádle en las tinieblas de afuera: allí será el
llorar, y el crujir de dientes.

 31  & Cuando el Hijo del hombre vendrá en su gloria, y todos los santos
ángeles con él, entónces se sentará sobre el trono de su gloria.

 32  Y serán juntadas delante de él todas las naciones, y los apartará los
unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos;

 33  Y pondrá las ovejas á su derecha, y los cabritos á la izquierda.

 34  Entónces el Rey dirá á los que [estarán] á su derecha: Venid, benditos de
mi Padre, poseéd el reino aparejado para vosotros desde la fundacion del
mundo;

 35  Porque tuve hambre, y me disteis de comer: tuve sed, y me disteis de
beber: fuí extrangero, y me recogisteis:

 36  Desnudo, y me cubristeis: enfermo, y me visitasteis: estuve en la cárcel,
y vinisteis á mí.

 37  Entónces los justos le responderán, diciendo: Señor, )cuándo te vimos
hambriento, y [te] sustentámos? )ó sediento, y [te] dimos de beber?

 38  )Cuándo te vimos extrangero, y [te] recogimos?  )ó desnudo, y [te]
cubrímos?

 39  )O cuándo te vimos enfermo, ó en la cárcel, y vinimos á tí?

 40  Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo, que en cuanto [lo]
hicisteis a uno de estos mis hermanos pequeñitos, á mí [lo] hicisteis.

 41  & Entónces dirá tambien á los que [estarán] á la izquierda: Idos de mí,
malditos, al fuego eterno, que está aparejado para el diablo y sus ángeles;

 42  Porque tuve hambre, y no me disteis de comer: tuve sed, y no me disteis
de beber:

 43  Fuí extrangero, y no me recogisteis: desnudo, y no me cubristeis:
enfermo, y en la cárcel [estuve,] y no me visitasteis.

 44  Entónces tambien ellos le responderán, diciendo: Señor, )cuándo te vimos
hambriento, ó sediento, ó extrangero, ó desnudo, ó enfermo, ó en la cárcel, y
no te servimos?

 45  Entónces les responderá, diciendo: De cierto os digo, [que] en cuanto no
[lo] hicisteis a uno de estos pequeñitos, ni á mí [lo] hicisteis.

 46  É irán estos al suplicio eterno, y los justos á la vida eterna.





CAPITULO 26.

 Y ACONTECIÓ que como hubo acabado Jesus todas estas palabras, dijo á sus
discípulos:

 2  Sabéis que dentro de dos dias se hace la páscua; y el Hijo del hombre es
entregado para ser crucificado.

 3  Entónces los príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y los ancianos
del pueblo se juntaron en el palacio del sumo sacerdote, el cual se llamaba
Caifas.

 4  Y tuvieron consejo para prender por engaño a Jesus y matar[le.]

 5  Y decian: No en [el dia de] la fiesta, porque no se haga alboroto en el
pueblo.

 6  & Y estando Jesus en Betania, en casa de Simon el leproso,

 7  Vino á él una mujer con un vaso de alabastro de ungüento de gran precio, y
lo derramó sobre la cabeza de él, estando sentado [á la mesa:]

 8  Lo cual viendo sus discípulos, se enojaron, diciendo: )Por qué se pierde
esto?

 9  Porque este ungüento se podia vender por gran precio, y darse á los
pobres.

 10  Y entendiéndo[lo] Jesus, les dijo: )Por qué dais pena á [esta] mujer?
porque ha hecho buena obra para conmigo.

 11  Porque siempre tenéis pobres con vosotros; mas á mí no siempre me tenéis.

 12  Porque echando este ungüento sobre mi cuerpo, para sepultarme [lo] ha
hecho.

 13  De cierto os digo, que donde quiera que este evangelio fuere predicado en
todo el mundo, tambien será dicho para memoria de ella lo que esta ha hecho.

 14  & Entónces uno de los doce, que se llamaba Júdas Iscariote, fué á los
príncipes de los sacerdotes,

 15  Y [les] dijo: )Qué me queréis dar, y yo os le entregaré? Y ellos le
señalaron treinta piezas de plata.

 16  Y desde entónces buscaba oportunidad para entregarle.

 17  & Y el primer [dia de la fiesta] de los panes sin levadura, vinieron los
discípulos á Jesus, diciéndole: )Dónde quieres que te aderecemos para comer la
páscua?

 18  Y él dijo: Id á la ciudad á [casa de] tal hombre, y decídle: El Maestro
dice: Mi tiempo está cerca: en tu casa haré la páscua con mis discípulos.

 19  Y los discípulos hicieron como Jesus les mandó, y aderezaron la páscua.

 20  Y como fué la tarde del dia, se sentó á la mesa con los doce.

 21  Y comiendo ellos, dijo: De cierto os digo, que uno de vosotros me ha de
entregar.

 22  Y [ellos] entristecidos en gran manera, comenzó cada uno de ellos á
decirle: )Soy yo, Señor?

 23  Entónces él respondiendo, dijo: El que mete la mano conmigo en el plato,
este me ha de entregar.

 24  A la verdad el Hijo del hombre va, como está escrito de él; mas (ay de
aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado! bueno le fuera al tal
hombre no haber nacido.

 25  Entónces respondiendo Júdas, que le entregaba, dijo: )Soy yo quizá
Maestro? Dícele: Tú [lo] has dicho.

 26  Y comiendo ellos, tomó Jesus el pan, y habiendo dado gracias [lo] rompió,
y dió á sus discípulos, y dijo: Tomád, coméd: este es mi cuerpo.

 27  Y tomando la copa, y hechas gracias, dióles, diciendo: Bebéd de ella
todos.

 28  Porque esta es mi sangre del nuevo testamento, la cual es derramada por
muchos para remision de los pecados.

 29  Y os digo, [que] desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta
aquel dia, cuando lo tengo de beber nuevo con vosotros en el reino de mi
Padre.

 30  Y cuando hubieron cantado un himno, salieron al monte de las Olivas.

 31  & Entónces Jesus les dice: Todos vosotros seréis escandalizados en mí
esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y se descarriarán las
ovejas de la manada.

 32  Mas despues que haya resucitado, iré delante de vosotros á Galilea.

 33  Y respondiendo Pedro, le dijo: Aunque todos sean escandalizados en tí, yo
nunca seré escandalizado.

 34  Jesus le dice: De cierto te digo, que esta noche, ántes que el gallo
cante, me negarás tres veces.

 35  Dícele Pedro: Aunque me sea menester morir contigo, no te negaré. Y todos
los discípulos dijeron lo mismo.

 36  & Entónces llegó Jesus con ellos al huerto, que se llama Getsemaní, y
dice á sus discípulos: Sentáos aquí, hasta que vaya allí, y ore.

 37  Y tomando á Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó á entristecerse,
y á angustiarse en gran manera.

 38  Entónces Jesus les dice: Mi alma está muy triste hasta la muerte: quedáos
aquí, y velad conmigo.

 39  Y yéndose un poco más adelante, se postró sobre su rostro, orando, y
diciendo: Padre mio, si es posible, pase de mí esta copa: empero no como yo
quiero, mas como tú.

 40  Y vino á sus discípulos, y los halló durmiendo; y dijo a Pedro: (Qué! )No
habéis podido velar conmigo una hora?

 41  Velád y orád, para que no entréis en tentacion: el espíritu á la verdad
está presto, mas la carne enferma.

 42  Otra vez, fué segunda vez, y oró, diciendo: Padre mio, si no puede esta
copa pasar de mí sin que [yo] la beba, hágase tu voluntad.

 43  Y vino, y los halló otra vez durmiendo; porque los ojos de ellos eran
agravados.

 44  Y dejándolos, fué otra vez, y oró tercera vez, diciendo las mismas
palabras.

 45  Entónces vino á sus discípulos, y les dice: Dormíd ya, y descansád: he
aquí, ha llegado la hora, y el Hijo del hombre es entregado en manos de
pecadores.

 46  Levantáos, vamos: he aquí, ha llegado el que me entrega.

 47  Y hablando aun él, he aquí, Júdas, uno de los doce, vino, y con él una
grande multitud, con espadas y palos, de parte de los príncipes de los
sacerdotes, y de los ancianos del pueblo.

 48  Y el que le entregaba les habia dado señal, diciendo: Al que yo besare,
aquel es: tenédle bien.

 49  Y luego que llegó á Jesus dijo: Tengas gozo, Maestro. Y le besó.

 50  Y Jesus le dijo: )Amigo, á qué vienes?  Entónces llegaron, y echaron mano
á Jesus, y le prendieron.

 51  Y, he aquí, uno de los que [estaban] con Jesus, extendiendo la mano, sacó
su espada, é hiriendo á un siervo del sumo sacerdote, le quitó una oreja.

 52  Entónces Jesus le dice: Vuelve tu espada á su lugar; porque todos los que
tomaren espada, á espada perecerán.

 53  O )piensas que no puedo ahora orar á mi Padre, y él me daria más de doce
legiones de ángeles?

 54  Mas )cómo se cumplirian entónces las Escrituras, [de] que así es menester
que sea hecho?

 55  En aquella hora dijo Jesus á la multitud: Como á ladron habéis salido con
espadas y con palos á prenderme: cada dia me sentaba con vosotros enseñando en
el templo, y no me prendisteis.

 56  Mas todo esto se hace, para que se cumplan las Escrituras^ de los
profetas. Entónces todos los discípulos huyeron dejándole.

 57  Y ellos, prendido Jesus, le trajeron á Caifas sumo sacerdote, donde los
escribas y los ancianos estaban juntos.

 58  Mas Pedro le seguia de léjos hasta el patio del sumo sacerdote; y entrado
dentro, se estaba sentado con los criados, para ver el fin.

 59  Y los príncipes de los sacerdotes, y los ancianos, y todo el concilio
buscaban [algun] falso testimonio contra Jesus, para entregarle á la muerte;

 60  Y no hallaban: y aunque muchos testigos falsos se llegaban, no [lo]
hallaron. Mas a la postre vinieron dos testigos falsos,

 61  Que dijeron: Este dijo: Puedo derribar el templo de Dios, y reedificarle
en tres dias.

 62  Y levantándose el sumo sacerdote, le dijo: )No respondes nada?  )Qué
testifican estos contra tí?

 63  Mas Jesus callaba. Y respondiendo el sumo sacerdote, le dijo: Te conjuro
por el Dios viviente, que nos digas, si eres tú el Cristo, Hijo de Dios.

 64  Jesus le dice: Tú [lo] has dicho. Y aun os digo, que de aquí á poco
habéis de ver al Hijo del hombre asentado á la diestra del poder [de Dios,] y
viniendo sobre las nubes del cielo.

 65  Entónces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: Blasfemado ha:
)qué más necesidad tenemos de testigos?  He aquí, ahora habeis oido su
blasfemia.

 66  )Qué os parece?  Y respondiendo ellos dijeron: Culpado es de muerte.

 67  Entónces le escupieron en su rostro, y le dieron de bofetadas, y otros
[le] herian á puñadas,

 68  Diciendo: Profetízanos, oh Cristo, quién es el que te ha herido.

 69  & Y Pedro estaba sentado fuera en el patio; y se llegó á él una criada,
diciendo: Y tú con Jesus el Galileo estabas.

 70  Mas él negó delante de todos, diciendo; No sé lo que dices.

 71  Y saliendo á la puerta, le vió otra, y dijo á los que estaban allí:
Tambien este estaba con Jesus Nazareno,

 72  Y negó otra vez con juramento, [diciendo:] No conozco á [ese] hombre.

 73  Y despues de un poco se allegaron los que por allí estaban, y dijeron á
Pedro: Verdaderamente tambien tú eres uno de ellos; porque aun tu habla te
hace manifiesto.

 74  Entónces comenzó á echarse maldiciones, y á jurar, [diciendo:] No conozco
á [ese] hombre. Y el gallo cantó luego.

 75  Y se acordó Pedro de las palabras de Jesus, que le dijo: Ántes que cante
el gallo, me negarás tres veces. Y saliéndose fuera, lloró amargamente.





CAPITULO 27.

 Y VENIDA la mañana, entraron en consejo todos los príncipes de los
sacerdotes, y los ancianos del pueblo, contra Jesus, para entregarle á muerte.

 2  Y le llevaron atado, y le entregaron á Poncio Pilato presidente.

 3  Entónces Júdas, el que le habia entregado, viendo que era condenado,
volvió arrepentido las treinta piezas de plata á los príncipes de los
sacerdotes, y á los ancianos.

 4  Diciendo: [Yo] he pecado entregando la sangre inocente. Mas ellos dijeron:
)Qué [se nos da] á nosotros?  Viéraslo tú.

 5  Y arrojando las piezas de plata al templo, se partió, y fué, y se ahorcó.

 6  Y los príncipes de los sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron:
No es lícito echarlas en el tesoro, porque es precio de sangre.

 7  Mas habido consejo, compraron con ellas el campo del Ollero, por sepultura
para los extrangeros.

 8  Por lo cual fué llamado aquel campo: Campo de sangre, hasta el dia de hoy.

 9  Entónces se cumplió lo que fué dicho por el profeta Jeremías, que dijo: Y
tomaron las treinta piezas de plata, precio del apreciado, que fué apreciado
por los hijos de Israel;

 10  Y las dieron para comprar el campo del Ollero, como me ordenó el Señor.

 11  & Y Jesus estuvo delante del presidente, y el presidente le preguntó,
diciendo: )Eres tú el rey de los Judíos?  Y Jesus le dijo: Tú [lo] dices.

 12  Y siendo acusado por los príncipes de los sacerdotes y por los ancianos,
nada respondió.

 13  Pilato entónces le dice: )No oyes cuántas cosas testifican contra tí?

 14  Y no le respondió ni una palabra, de tal manera que el presidente se
maravillaba mucho.

 15  & Y en [el dia de] la fiesta acostumbraba el presidente soltar al pueblo
un preso cual quisiesen.

 16  Y tenian entónces un preso famoso, que se llamaba Barrabas.

 17  Y juntos ellos, les dijo Pilato: )Cuál queréis que os suelte?  )á
Barrabas, ó á Jesus, que es llamado el Cristo?

 18  Porque sabia que por envidia le habian entregado.

 19  Y estando él sentado en el tribunal, su mujer envió á él, diciendo: No
tengas que ver con aquel justo; porque hoy he padecido muchas cosas en sueños
pos causa de él.

 20  Mas los príncipes de los sacerdotes, y los ancianos, persuadieron al
pueblo, que pidiese á Barrabas, y á Jesus matase.

 21  Y respondiendo el presidente, les dijo: )Cuál de los dos queréis que os
suelte?  Y ellos dijeron: A Barrabas.

 22  Pilato les dijo: )Qué pues haré de Jesus que es llamado el Cristo?
Dícenle todos: Sea crucificado.

 23  Y el presidente les dijo: Pues  )qué mal ha hecho?  Mas ellos alzaban más
el grito, diciendo: Sea crucificado.

 24  Y viendo Pilato que nada aprovechaba, ántes se hacia más alboroto,
tomando agua lavó [sus] manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de
la sangre de este justo: véd[lo] vosotros.

 25  Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre [sea] sobre nosotros, y
sobre nuestros hijos.

 26  Entónces les soltó á Barrabas; y habiendo azotado á Jesus, [le] entregó
para ser crucificado.

 27  & Entónces los soldados del presidente llevando á Jesus al pretorio,
juntaron á él toda la cuadrilla.

 28  Y desnudándole, echáronle encima un manto de grana.

 29  Y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su
mano derecha, é hincando la rodilla delante de él, burlaban de él, diciendo:
Tengas gozo, rey de los Judíos.

 30  Y escupiendo en él, tomaron la caña, y le herian en la cabeza.

 31  Y despues que le hubieron escarnecido, le desnudaron el manto, y le
vistieron de sus vestidos, y le llevaron para crucificarle.

 32  Y saliendo, hallaron á un Cireneo que se llamaba Simon: á este cargaron
para que llevase su cruz.

 33  Y como llegaron al lugar que se llama Gólgota, que quiere decir, el lugar
de la Calavera,

 34  Le dieron á beber vinagre mezclado con hiel; y gustando, no quiso
beberlo.

 35  Y despues que le hubieron crucificado, repartieron sus vestidos, echando
suertes; para que se cumpliese lo que fué dicho por el profeta: Se repartieron
mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes.

 36  Y le guardaban, sentados allí.

 37  Y pusieron sobre su cabeza su causa escrita: ESTE ES JESUS, EL REY DE LOS
JUDÍOS.

 38  Entónces crucificaron con él dos ladrones: uno á la derecha, y otro á la
izquierda.

 39  Y los que pasaban, le decian injurias, meneando sus cabezas,

 40  Y diciendo: Tú, el que derribas el templo, y en tres dias [lo]
reedificas, sálvate á tí mismo. Si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz.

 41  De esta manera tambien los príncipes de los sacerdotes escarneciendo, con
los escribas, y los Fariseos, y los ancianos, decian:

 42  A otros salvó, á sí no se puede salvar. Si es el rey de Israel, descienda
ahora de la cruz, y creeremos en él.

 43  Confió en Dios: líbrele ahora, si le quiere; porque ha dicho: Soy Hijo de
Dios.

 44  Lo mismo tambien le zaherian los ladrones que estaban crucificados con
él.

 45  & Y desde la hora de sexta fueron tinieblas sobre toda la tierra, hasta
la hora de nona.

 46  Y cerca de la hora de nona Jesus exclamó con gran voz, diciendo: Eli,
Eli, )lamma sabachthani? esto es: Dios mio, Dios mio, )por qué me has
desamparado?

 47  Y algunos de los que estaban allí, oyéndo[lo,] decian: A Elías llama
éste.

 48  Y luego corriendo uno de ellos tomó una esponja, y [la] hinchió de
vinagre, y poniéndo[la] en una caña, le daba para que bebiese.

 49  Y los otros decian: Deja, veamos si vendrá Elías á librarle.

 50  Mas Jesus habiendo otra vez exclamado con grande voz, dió el espíritu.

 51  Y, he aquí, el velo del templo se rompió en dos, de alto á bajo; y la
tierra se movió, y las piedras se hendieron;

 52  Y los sepulcros se abrieron, y muchos cuerpos de santos, que habian
dormido, se levantaron.

 53  Y salidos de los sepulcros, despues de su resurreccion, vinieron á la
santa ciudad, y aparecieron á muchos.

 54  Y el centurion, y los que estaban con él guardando á Jesus, visto el
terremoto, y las cosas que habian sido hechas, temieron en gran manera,
diciendo: Verdaderamente Hijo de Dios era este.

 55  Y estaban allí muchas mujeres mirando de léjos, las cuales habian seguido
de Galilea á Jesus, sirviéndole:

 56  Entre las cuales era María Magdalena, y María madre de Santiago y de
Joses, y la madre de los hijos de Zebedeo.

 57  & Y como fué la tarde del dia, vino un hombre rico de Arimatea, llamado
José, el cual tambien era discípulo de Jesus.

 58  Este llegó á Pilato, y pidió el cuerpo de Jesus. Entónces Pilato mandó
que el cuerpo se [le] diese.

 59  Y tomando José el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia,

 60  Y lo puso en un sepulcro suyo nuevo, que habia labrado en la roca; y
revuelta una grande piedra a la puerta del sepulcro, se fué.

 61  Y estaban allí María Magdalena, y la otra María, sentadas delante del
sepulcro.

 62  Y el siguiente dia, que era [el dia] despues de la preparacion, se
juntaron los príncipes de los sacerdotes y los Fariseos á Pilato,

 63  Diciendo: Señor, nos acordamos que aquel engañador dijo, viviendo aun:
Despues del tercero dia resucitaré.

 64  Manda, pues, asegurar el sepulcro hasta el dia tercero; porque no vengan
sus discípulos de noche, y le hurten, y digan al pueblo: Resucitó de los
muertos; y será el postrer error peor que el primero.

 65  Díceles Pilato: La guardia tenéis: id, asegurád[lo] como sabéis.

 66  Y yendo ellos, aseguraron el sepulcro con la guardia, sellando la piedra.





CAPITULO 28.

 EN el fin del sábado, así como iba amaneciendo el primer [dia] de la semana,
vino María Magdalena, y la otra María, á ver el sepulcro,

 2  Y, he aquí, fué hecho un gran terremoto; porque el ángel del Señor
descendiendo del cielo y llegando, habia revuelto la piedra de la puerta [del
sepulcro,] y estaba sentado sobre ella.

 3  Y su aspecto era como un relámpago; y su vestido blanco como la nieve.

 4  Y del miedo de él los guardas temblaron, y fueron vueltos como muertos.

 5  Y respondiendo el ángel, dijo á las mujeres: No temáis vosotras; porque
[yo] sé que buscáis á Jesus, el que fué crucificado.

 6 No está aquí; porque ha resucitado, como dijo. Veníd, ved el lugar donde
fué puesto el Señor;

 7  Y presto id, decíd á sus discípulos, que há resucitado de los muertos; y,
he aquí, os espera en Galilea: allí le veréis: he aquí, os [lo] he dicho.

 8  Entónces ellas saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron
corriendo á dar las nuevas á sus discípulos. Y yendo á dar las nuevas á sus
discípulos,

 9  He aquí Jesus les sale al encuentro, diciendo: Tengáis gozo. Y ellas se
llegaron, y trabaron de sus piés, y le adoraron.

 10  Entónces Jesus les dice: No temáis, id, dad las nuevas á mis hermanos,
para que vayan á Galilea; y allá me verán.

 11  & Y yendo ellas, he aquí, unos de la guardia vinieron á la ciudad, y
dieron aviso á los príncipes de los sacerdotes de todas las cosas que habian
acontecido.

 12  Y juntados con los ancianos, habido consejo, dieron mucho dinero á los
soldados,

 13  Diciendo: Decíd: Sus discípulos vinieron de noche, y le hurtaron,
durmiendo nosotros.

 14  Y si esto fuere oido del presidente, nosotros le persuadiremos, y os
haremos seguros.

 15  Y ellos, tomado el dinero, hicieron como estaban instruidos; y este dicho
ha sido divulgado entre los Judíos hasta el dia de hoy.

 16  & Mas los once discípulos se fueron á Galilea, al monte, donde Jesus les
habia ordenado.

 17  Y como le vieron, le adoraron; mas algunos dudaban.

 18  Y llegando Jesus, les habló, diciendo: Toda potestad me es dada en el
cielo y en la tierra.

 19  Por tanto id, enseñád á todas las naciones, bautizándoles en el nombre
del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo:

 20  Enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y, he aquí,
yo estoy con vosotros todos los dias, hasta el fin del siglo. Amen.





EL EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESU CRISTO

SEGUN

SAN MÁRCOS.





CAPITULO 1.

 PRINCIPIO del evangelio de Jesu Cristo, Hijo de Dios.

 2  Como está escrito en los profetas: He aquí, yo envio a mi mensagero
delante de tu faz, que apareje tu camino delante de tí.

 3  Voz del que clama en el desierto: Aparejád el camino del Señor: haced
derechas sus veredas.

 4  Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento
para remision de pecados.

 5  Y salia á él todo el país de Judea, y los de Jerusalem, y eran todos
bautizados por él en el rio del Jordan, confesando sus pecados.

 6  Y Juan andaba vestido de pelos de camello, y con un cinto de cuero al
rededor de sus lomos; y comia langostas, y miel montés.

 7  Y predicaba, diciendo: Viene en pos de mí el que es más poderoso que yo,
al cual no soy digno de desatar encorvado la correa de sus zapatos.

 8  Yo á la verdad os he bautizado con agua, mas él os bautizará con el
Espíritu Santo.

 9  &  Y aconteció en aquellos dias, que Jesus vino de Nazaret de Galilea, y
fué bautizado por Juan en el Jordan.

 10  Y luego, subiendo del agua, vió abrirse los cielos, y al Espíritu, como
paloma, que descendia sobre él.

 11  Y vino una voz de los cielos, [que decia:] Tú eres mi Hijo amado: en tí
tomo contentamiento.

 12  Y luego el Espíritu le impele al desierto.

 13  Y estuvo allí en el desierto cuarenta dias, [y era] tentado de Satanas, y
estaba con las fieras; y los ángeles le servian.

 14  &  Mas despues que Juan fué entregado, Jesus vino á Galilea, predicando
el evangelio del reino de Dios,

 15  Y diciendo: El tiempo es cumplido, y el reino de Dios está cerca:
Arrepentíos y creed al evangelio.

 16  Y andando junto á la mar de Galilea, vió á Simon y á Andres su hermano,
que echaban la red en la mar, porque eran pescadores.

 17  Y les dijo Jesus: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de
hombres.

 18  Y luego, dejadas sus redes, le siguieron.

 19  Y pasando de allí un poco más adelante, vió á Santiago hijo de Zebedeo, y
á Juan su hermano, tambien ellos en la nave, que aderezaban las redes.

 20  Y luego los llamó; y dejando á su padre Zebedeo en la nave con los
jornaleros, fueron en pos de él.

 21  &  Y entraron en Capernaum; y luego los sábados entrando en la sinagoga
enseñaba.

 22  Y se pasmaban de su doctrina, porque los enseñaba como quien tiene
autoridad y no como los escribas.

 23  Y habia en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu inmundo, el cual
dió voces,

 24  Diciendo: (Ah! )Qué tenemos nosotros que ver contigo, Jesus Nazareno?
)Has venido á destruirnos?  Te conozco quien eres, [eres] el Santo de Dios.

 25  Y riñóle Jesus, diciendo: Enmudece, y sal de él.

 26  Y haciéndole pedazos el espíritu inmundo, y clamando á gran voz, salió de
él.

 27  Y todos se maravillaron, de tal manera que inquirian entre sí, diciendo:
)Qué es esto?  )Qué nueva doctrina [es] esta, que con autoridad aun á los
espíritus inmundos manda y le obedecen?

 28  Y luego se divulgó su fama por todo el país al derredor de la Galilea.

 29  Y luego salidos de la sinagoga, vinieron á casa de Simon y de Andres, con
Santiago y Juan.

 30  Y la suegra de Simon estaba acostada con calentura; y le dijeron luego de
ella.

 31  Entónces llegando [él,] la tomó de su mano, y la levantó; y luego la dejó
la calentura, y les servia.

 32  Y cuando fué la tarde, como el sol se puso, traian á él todos los que
tenian mal, y endemoniados.

 33  Y toda la ciudad se juntó á la puerta.

 34  Y sanó á muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades; y echó
fuera muchos demonios. y no dejaba hablar á los demonios porque le conocian.

 35  Y levantándose muy de mañana, aun muy oscuro, salió, y se fué á un lugar
desierto, y allí oraba.

 36  Y le siguió Simon, y los que estaban con él.

 37 Y hallándole, le dicen: Todos te buscan.

 38  Y les dice: Vamos á las aldeas vecinas, para que predique tambien allí,
porque para esto he venido.

 39  Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda la Galilea, y echaba fuera
los demonios.

 40  Y un leproso vino á él rogándole; é hincada la rodilla, le dice: Si
quieres, puedes limpiarme.

 41  Y Jesus teniendo misericordia de él, extendió [su] mano, y le tocó, y le
dice: Quiero, sé limpio.

 42  Y habiendo él dicho esto, luego la lepra se fué de él, y fué limpio.

 43  Y le encargó estrechamente, y luego le echó,

 44  Y le dice: Mira [que] no digas á nadie nada, sino vé, muéstrate al
sacerdote, y ofrece por tu limpieza lo que Moises mandó para que les conste.

 45  Y él salido, comenzó á publicar, y á divulgar grandemente el negocio, de
manera que ya Jesus no podia entrar manifiestamente en la ciudad; mas estaba
fuera en los lugares desiertos, y venian á él de todas partes.





CAPITULO 2.

 Y ENTRÓ otra vez en Capernaum despues de [algunos] dias; y se oyó que estaba
en casa.

 2  Y luego se juntaron á él muchos, que ya no cabian ni aun al contorno de la
puerta; y les predicaba la palabra.

 3  Entónces vinieron á él [unos] trayendo un paralítico, que era traido de
cuatro.

 4  Y como no podian llegar á él á causa de la multitud, descubrieron la
techumbre donde estaba, y habiéndo[la] destechado, bajaron el lecho en que el
paralítico estaba echado.

 5  Y viendo Jesus la fé de ellos, dice al paralítico: Hijo tus pecados te son
perdonados.

 6  Y estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales pensando en
sus corazones,

 7  Decian: )Por qué habla este blasfemias?  )Quién puede perdonar pecados,
sino solo Dios?

 8  Y conociendo luego Jesus en su espíritu que pensaban esto dentro de sí,
les dijo: )Por qué pensáis estas cosas en vuestros corazones?

 9  )Cuál es más fácil: Decir al paralítico: [Tus] pecados te son perdonados;
ó decirle: Levántate, y toma tu lecho, y anda?

 10  Pues porque sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de
perdonar [los] pecados, (dice al paralítico:)

 11  A tí digo: Levántate, y toma tu lecho, y véte á tu casa.

 12  Entónces [él] se levantó luego; y tomando su lecho, se salió delante de
todos, de manera que todos quedaron atónitos, y: glorificaron á Dios,
diciendo: Nunca tal hemos visto.

 13  & Y volvió á salir á la mar, y toda la multitud venia á él, y les
enseñaba.

 14  Y pasando vió á Leví, [hijo] de Alfeo, sentado al banco de los tributos,
y le dice: Sígueme. Y levantándose, le siguió.

 15  Y aconteció, que estando Jesus á la mesa en casa de él, muchos publicanos
y pecadores se sentaban tambien juntamente con Jesus, y con sus discípulos;
porque habia muchos y le seguian.

 16  Y los escribas y los Fariseos, viéndole comer con publicanos, y con
pecadores, dijeron á sus discípulos: Qué es esto, que [vuestro Maestro] come y
bebe con publicanos, y con pecadores?

 17  Y oyéndolo Jesus, les dice: Los sanos no tienen necesidad de médico, sino
los que tienen mal. No he venido á llamar á los justos, mas los pecadores á
arrepentimiento.

 18  & Y los discípulos de Juan, y [los] de los Fariseos ayunaban; y vienen, y
le dicen: )Por qué los discípulos de Juan, y [los] de los Fariseos ayunan; y
tus discípulos no ayunan?

 19  Y Jesus les dice: No pueden ayunar los que son de bodas, cuando el esposo
está con ellos: entre tanto que tienen consigo al esposo no pueden ayunar.

 20  Mas vendrán dias, cuando el esposo será quitado de ellos; y entónces en
aquellos dias ayunarán.

 21  Nadie echa remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra manera el
mismo remiendo nuevo tira del viejo y se hace peor rotura.

 22  Ni nadie echo vino nuevo en odres viejos; de otra manera el vino nuevo
rompe los odres, y se derrama el vino, y los odres se pierden; mas el vino
nuevo en odres nuevos se ha de echar.

 23  & Y aconteció, que pasando él por los sembrados en sábado, sus discípulos
andando comenzaron á arrancar espigas.

 24  Entónces los Fariseos le dijeron: He aquí, )por qué hacen en sábado lo
que no es lícito?

 25  Y él les dijo: )Nunca leisteis qué hizo David cuando tuvo necesidad, y
tuvo hambre, él y los que estaban con él?

 26 )Cómo entró en la casa de Dios, siendo Abiatar sumo sacerdote, y comió los
panes de la proposicion, de los cuales no es lícito comer, sino á los
sacerdotes, y aun dió á los que estaban con él?

 27  Díjoles tambien: El sábado por causa del hombre fué hecho: no el hombre
por causa del sábado.

 28  Así que el Hijo del hombre Señor es tambien del sábado.





CAPITULO 3.

 Y OTRA vez entró en la sinagoga; y habia allí un hombre que tenia una mano
seca.

 2  Y le acechaban, si en sábado le sanaria, para acusarle.

 3  Entónces dijo al hombre que tenia la mano seca: Levántate en medio.

 4  Y les dice: )Es lícito hacer bien en sábados, ó hacer mal?  )salvar la
vida, ó matar?  Mas ellos callaban.

 5  Y mirándolos en derredor con enojo, condoleciéndose de la dureza de su
corazon, dice al hombre: Extiende tu mano. Y [la] extendió y su mano fué
restituida sana como la otra.

 6  Entónces saliendo los Fariseos tomaron consejo con los Herodianos contra
él, para matarle.

 7  & Mas Jesus se apartó á la mar con sus discípulos; y le siguió una gran
multitud de Galilea, y de Judea

 8  Y de Jerusalem, y de Idumea y de la otra parte del Jordan; y de los que
[moraban] al rededor de Tiro y de Sidon, grande multitud, oyendo cuan grandes
cosas hacia, vinieron á él.

 9  Y dijo á sus discípulos que una navecilla le estuviese siempre apercibida,
por causa de la multitud, para que no le oprimiesen.

 10  Porque habia sanado á muchos, de tal manera que caian sobre él, cuantos
tenian plagas, por tocarle.

 11  Y los espíritus inmundos, en viéndole, se postraban delante de él, y
daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios.

 12  Mas él les reñia mucho que no le manifestasen.

 13  Y subió al monte, y llamó [á sí] los que él quiso; y vinieron á él.

 14  & Y ordenó á doce para que estuviesen con él, y para enviarlos á
predicar;

 15  Y que tuviesen potestad de sanar enfermedades, y de echar fuera demonios:

 16 A Simon, al cual puso por sobrenombre Pedro;

 17  Y á Santiago, [hijo] de Zebedeo, y á Juan hermano de Santiago, y les puso
por sobrenombre Boanerges, que es, Hijos de trueno;

 18  Y á Andres, y á Felipe, y á Bartolomé, y á Mateo, y á Tomas, y á
Santiago, [hijo] de Alfeo, y á Tadeo, y á Simon el Cananeo,

 19  Y á Júdas Iscariote, el que le entregó; y vinieron á casa.

 20  & Y otra vez se juntó la multitud, de tal manera que ellos ni aun podian
comer pan.

 21  Y como [lo] oyeron los suyos, vinieron para prenderle; porque decian:
Está fuera de sí.

 22  & Y los escribas que habian venido de Jerusalem, decian que tenia á
Belzebú, y que por el príncipe de los demonios echaba fuera los demonios.

 23  Y llamándoles, les dijo por parábolas: )Cómo puede Satanas echar fuera á
Satanas?

 24  Y si un reino contra sí mismo fuere dividido, no puede permanecer el tal
reino.

 25  Y si una casa fuere dividida contra sí misma, no puede permanecer la tal
casa.

 26  Y si Satanas se levantare contra sí mismo, y fuere dividido, no puede
permanecer: mas tiene fin.

 27  Nadie puede saquear las alhajas del valiente entrando en su casa, si
ántes no atare al valiente; y entónces saqueará su casa.

 28  De cierto os digo, que todos los pecados serán perdonados á los hijos de
los hombres, y las blasfemias cualesquiera con que blasfemaren:

 29  Mas cualquiera que blasfemare contra el Espíritu Santo, no tiene perdon
para siempre; mas está expuesto á juicio eterno.

 30  Porque decian: Tiene espíritu inmundo.

 31  & Vienen pues sus hermanos y su madre, y estando de fuera, enviaron á él
llamándole.

 32  Y la multitud estaba asentada al rededor de él, y le dijeron: He aquí, tu
madre y tus hermanos te buscan fuera.

 33  Y él les respondió, diciendo: )Quién es mi madre, y mis hermanos?

 34  Y mirando al derredor á los que estaban sentados en derredor de él, dijo:
He aquí mi madre, y mis hermanos.

 35  Porque cualquiera que hiciere la voluntad de Dios, este es mi hermano, y
mi hermana, y mi madre.





CAPITULO 4.

 OTRA vez comenzó á enseñar junto á la mar, y se juntó á él una gran multitud,
tanto que entrándose él en un barco, se sentó en la mar, y toda la multitud
estaba en tierra junto á la mar.

 2  Y les enseñaba por parábolas muchas cosas, y les decia en su doctrina:

 3  Oíd: He aquí, el que sembraba salió á sembrar.

 4  Y aconteció sembrando que una parte cayó junto al camino; y vinieron las
aves del cielo, y la tragaron.

 5  Y otra parte cayó en pedregales, donde no tenia mucha tierra; y luego
nació, porque no tenia la tierra profunda.

 6  Mas, salido el sol, se quemó; y por cuanto no tenia raiz se secó.

 7  Y otra parte cayó en espinas; y crecieron las espinas, y la ahogaron, y no
dió fruto.

 8  Y otra parte cayó en buena tierra, y dió fruto, que subió y creció; y
llevó uno a treinta, y otro á sesenta, y otro á ciento.

 9  Entónces les dijo: El que tiene oidos para oir, oiga.

 10  Y cuando estuvo solo le preguntaron, los que estaban al rededor de él con
los doce, de la parábola.

 11  Y les dijo: A vosotros es dado saber el misterio del reino de Dios; mas á
los que están fuera, por parábolas se les hace todo;

 12  Para que viendo, vean y no vean; y oyendo, oigan y no entiendan; porque
no se conviertan, y les sean perdonados sus pecados.

 13  Y les dijo; )No sabéis esta parábola?  )Cómo pues entenderéis todas las
parábolas?

 14  El que siembra siembra la palabra.

 15  Y estos son los de junto al camino, en los que la palabra es sembrada;
mas despues que la oyeron, luego viene Satanas, y quita la palabra que fué
sembrada en sus corazones.

 16  Y asimismo estos son los que son sembrados en pedregales; los que cuando
han oido la palabra, luego la reciben con gozo;

 17  Mas no tienen raiz en sí, ántes son temporales; que en levantándose la
tribulacion, ó la persecucion por causa de la palabra, luego se escandalizan.

 18  Y estos son los que son sembrados entre espinas; los que oyen la palabra;

 19  Mas las congojas de este siglo, y el engaño de las riquezas, y las
codicias que hay en las otras cosas, entrando ahogan la palabra, y viene á
quedar sin fruto.

 20  Y estos son los que fueron sembrados en buena tierra; los que oyen la
palabra, y [la] reciben, y hacen fruto, uno á treinta, otro á sesenta, otro á
ciento.

 21  Díjoles tambien: )Viene la luz para ser puesta debajo de un almud, ó
debajo de la cama?  )No [viene] para ser puesta en el candelero?

 22  Porque no hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni secreto, que
no haya de venir en descubierto.

 23  Si alguno tiene oidos para oir, oiga.

 24  Díjoles tambien: Mirád lo que ois: Con la medida que medís, os medirán
otros; y será añadido á vosotros los que ois.

 25  Porque al que tiene, le será dado; y al que no tiene, aun lo que tiene le
será quitado.

 26  Decia más: Así es el reino de Dios, como si un hombre echase simiente en
la tierra;

 27  Y durmiese y se levantase de noche y de dia,: y la simiente brotase y
creciese como él no sabe

 28  Porque la tierra de suyo frutifica^, primero yerba, luego espiga, despues
grano lleno en la espiga.

 29  Y cuando el fruto fuere producido, luego se mete la hoz, porque la siega
es llegada.

 30  Tambien decia: )A qué haremos semejante el reino de Dios?  )ó con qué
parábola le compararémos?

 31 [Es] como el grano de la mostaza, que cuando es sembrado en tierra es el
más pequeño de todas las simientes que hay en la tierra;

 32  Mas cuando fuere sembrado, sube, y se hace la mayor de todas las
legumbres; y hace grandes ramas, de tal manera que las aves del cielo puedan
hacer nidos debajo de su sombra.

 33  Y con muchas tales parábolas les hablaba la palabra, conforme á lo que
podian oir.

 34  Y sin parábola no les hablaba, mas á sus discípulos en particular
declaraba todo.

 35  Y les dijo aquel dia, cuando fué tarde: Pasemos á la otra parte.

 36  Y enviada la multitud, le tomaron así como estaba en la nave, y habia
tambien con él otros barquichuelos.

 37  Y se levantó una grande tempestad de viento, y echaba las ondas en la
nave, de tal manera que ya se llenaba.

 38  Y él estaba en la popa durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le
dicen: )Maestro, no te importa nada que perezcamos?

 39  Y levantándose él, riñó al viento, y dijo á la mar: Calla, enmudece. Y
cesó el viento; y fué hecha grande bonanza.

 40  Y á ellos dijo: )Por qué estáis tan medrosos?  )Cómo es que no tenéis fé?

 41  Y temieron con gran temor, y decian el uno al otro:  )Quién es este, que
aun el viento y la mar le obedecen?





CAPITULO 5.

 Y VINIERON á la otra parte de la mar á la provincia de los Gadarenos.

 2  Y salido él de la nave luego le salió al encuentro un hombre de los
sepulcros con un espíritu inmundo,

 3  Que tenia [su] morada en los sepulcros, y ni aun con cadenas le podia
alguien atar;

 4  Porque muchas veces habia sido atado con grillos y cadenas, mas las
cadenas habian sido hechas pedazos por él, y los grillos desmenuzados; y nadie
le podia domar.

 5  Y siempre de dia y de noche andaba dando voces en los montes y en los
sepulcros, é hiriéndose con piedras.

 6  Y como vió á Jesus de léjos, corrió, y le adoró;

 7  Y clamando á gran voz, dijo: )Qué tengo yo que ver contigo, Jesus, Hijo
del Dios Altísimo?  Te conjuro por Dios que no me atormentes.

 8  Porque le decia: Sal de este hombre, espíritu inmundo.

 9  Y le preguntó: )Cómo te llamas?  Y respondió, diciendo: Legion me llamo;
porque somos muchos.

 10  Y le rogaba mucho que no los echase fuera de aquel pais.

 11  Y estaba allí cerca de los montes una grande manada de puercos paciendo.

 12  Y le rogaron todos aquellos demonios, diciendo: Envíanos á los puercos
para que entremos en ellos.

 13  Y les permitió luego Jesus; y saliendo aquellos espíritus inmundos,
entraron en los puercos; y la manada se precipitó con impetuosidad por un
despeñadero en la mar, y eran como dos mil, y se ahogaron en la mar.

 14  Y los que apacentaban los puercos huyeron, y dieron aviso en la ciudad y
en los campos. Y salieron para ver qué era aquello que habia acontecido.

 15  Y vienen á Jesus, y ven al que habia sido atormentado del demonio,
sentado, y vestido, y en seso el que habia tenido la legion; y tuvieron temor.

 16  Y les contaron los que [lo] habian visto, cómo habia acontecido al que
habia tenido el demonio, y [lo] de [los] puercos.

 17  Y comenzaron á rogarle que se fuese de los términos de ellos.

 18  Y entrando él en la nave, le rogaba el que habia sido fatigado del
demonio, para estar con él.

 19  Mas Jesus no le permitió, sino le dijo: Véte á tu casa á los tuyos, y
cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y como ha tenido
misericordia de tí.

 20  Y se fué, y comenzó á publicar en Decápolis cuán grandes cosas Jesus
habia hecho con él; y todos se maravillaban.

 21  & Y pasando otra vez Jesus en una nave á la otra parte, se juntó á él una
gran multitud; y estaba junto á la mar.

 22  Y vino uno de los príncipes de la sinagoga llamado Jairo, y como le vió,
se postró á sus piés,

 23  Y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está á la muerte: Ven y pon las
manos sobre ella, para que sea sana, y vivirá.

 24  Y fué con él, y le seguia mucha gente, y le apretaban.

 25  Y una mujer que estaba con flujo de sangre doce años hacia,

 26  Y habia sufrido mucho de muchos médicos, y habia gastado todo lo que
tenia, y nada habia aprovechado, ántes le iba peor,

 27  Como oyó [hablar] de Jesus, vino entre el gentío por detras, y tocó su
vestido.

 28  Porque decia: Si yo tocare tan solamente su vestido, quedaré sana.

 29  Y luego la fuente de su sangre se secó, y sintió en su cuerpo que estaba
sana de aquel azote.

 30  Y Jesus luego conociendo en Sí^ mismo la virtud que habia salido de él,
volviéndose hácia el gentío, dijo:  )Quién ha tocado mis vestidos?

 31  Y le dijeron sus discípulos: Ves que la multitud te aprieta, y dices:
)Quién me ha tocado?

 32  Y [él] miraba al rededor por ver á la que habia hecho esto.

 33  Entónces la mujer temiendo y temblando, sabiendo lo que en sí habia sido
hecho, vino, y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad.

 34  Y él le dijo: Hija, tu fé te ha hecho sana; vé en paz, y queda sana de tu
azote.

 35  & Hablando aun él, vinieron [de casa] del príncipe de la sinagoga,
diciendo: Tu hija es muerta: )para qué fatigas más al Maestro?

 36  Mas Jesus luego, en oyendo esta razon que se decia, dijo al príncipe de
la sinagoga: No temas: cree solamente.

 37  Y no permitió que alguno viniese tras él, sino Pedro, y Santiago, y Juan
hermano de Santiago.

 38  Y vino á casa del príncipe de la sinagoga, y vió el alboroto, y los que
lloraban y gemian mucho.

 39  Y entrado, les dice: )Por qué os alborotáis y lloráis?  La jóven no es
muerta, sino que duerme.

 40  Y hacian burla de él; mas él, echados fuera todos, toma al padre y á la
madre de la jóven, y á los que estaban con él, y entra donde estaba la jóven
echada.

 41  Y tomando la mano de la jóven, le dice: Talitha cumi; que quiere decir:
Jóven á tí digo, levántate.

 42  Y luego la jóven se levantó, y andaba; porque era de doce años: y se
espantaron de grande espanto.

 43  Mas [él] les encargó estrechamente que nadie lo supiese, y dijo que
diesen de comer á la jóven.





CAPITULO 6.

 Y SALIÓ de allí, y vino á su tierra; y le siguieron sus discípulos.

 2  Y llegado el sábado, comenzó á enseñar en la sinagoga; y muchos oyéndo[le]
estaban atónitos diciendo: )De dónde tiene este estas cosas?  )Y qué sabiduría
[es] esta que le es dada, que tales maravillas son hechas por sus manos?

 3  )No es este el carpintero, hijo de María, hermano de Santiago, y de Joses,
y de Júdas, y de Simon?  )No están tambien aquí con nosotros sus hermanas?  Y
se escandalizaban en él:

 4  Mas Jesus les decia: No hay profeta deshonrado sino en su tierra, y entre
sus parientes, y en su casa.

 5  Y no pudo allí hacer alguna maravilla: solamente que sanó unos pocos
enfermos, poniendo sobre ellos las manos.

 6  Y estaba maravillado de la incredulidad de ellos; y rodeaba las aldeas de
al derredor enseñando.

 7  & Y llamó á los doce, y comenzó á enviarlos de dos en dos, y les dió
potestad sobre los espíritus inmundos;

 8  Y les mandó que no llevasen nada para el camino, sino solamente un bordon;
ni alforja, ni pan, ni dinero en la bolsa;

 9  Mas que calzasen sandalias; y no vistiesen dos ropas.

 10  Y les decia: En cualquier casa que entrareis, posád allí hasta que
salgais de aquel lugar.

 11  Y todos aquellos que no os recibieren, ni os oyeren, saliendo de allí,
sacudid el polvo que está debajo de vuestros piés en testimonio contra ellos.
De cierto os digo, que más tolerable será [el castigo] de Sodoma, ó de Gomorra
en el dia del juicio, que él de aquella ciudad.

 12  Y saliendo predicaban que se arrepintiesen los hombres.

 13  Y echaban fuera muchos demonios, y ungian con aceite á muchos enfermos, y
sanaban.

 14  & Y oyó el rey Heródes [la fama de Jesus], porque su nombre era hecho
notorio, y dijo: Juan el Bautista ha resucitado de los muertos: y por tanto
virtudes obran en él.

 15  Otros decian: Elías es. Y otros decian: Profeta es; ó alguno de los
profetas.

 16  Y oyéndo[lo] Heródes, dijo: Este es Juan el que yo degollé: él ha
resucitado de los muertos.

 17  Porque el mismo Heródes habia enviado y prendido á Juan, y le habia
aprisionado en la cárcel á causa de Herodías, mujer de Felipe su hermano;
porque la habia tomado por mujer.

 18  Porque Juan decia á Heródes: No te es lícito tener la mujer de tu
hermano.

 19 Por tanto Herodías le tenia ojeriza, y deseaba matarle, mas no podia;

 20  Porque Heródes temia á Juan, conociéndole por varon justo y santo; y le
tenia respeto, y obedeciéndole hacia muchas cosas; y le oia de buena gana.

 21  Y viniendo un dia oportuno, en que Heródes, en la fiesta de su
nacimiento, hacia cena á sus príncipes y tribunos, y á los principales de
Galilea,

 22  Y entrando la hija de Herodías, y danzando, y agradando á Heródes, y á
los que estaban con él á la mesa, el rey dijo á la moza: Pídeme lo que
quisieres, que yo te [lo] daré.

 23  Y le juró: Todo lo que me pidieres te daré hasta la mitad de mi reino.

 24  Y saliendo ella, dijo á su madre: )Qué pediré?  Y ella dijo: La cabeza de
Juan el Bautista.

 25  Entónces [ella] entró prestamente al rey, y pidió, diciendo: Quiero que
ahora luego me des en un plato la cabeza de Juan el Bautista.

 26  Y el rey se entristeció mucho; [mas] á causa del juramento y de los que
estaban con él a la mesa, no quiso negárse[lo].

 27  Y luego el rey, enviando uno de la guardia, mandó que fuese traida su
cabeza. El cual fué, y le degolló en la cárcel.

 28  Y trajo su cabeza en un plato, y la dió á la moza, y la moza la dió á su
madre.

 29  Y oyéndo[lo] sus discípulos, vinieron, y tomaron su cuerpo, y le pusieron
en un sepulcro.

 30  & Y los apóstoles se juntaron á Jesus, y le contaron todo lo que habian
hecho, y lo que habian enseñado.

 31  Y [él] les dijo: Veníd vosotros aparte a un lugar desierto, y reposád un
poco; porque eran muchos los que iban y venian, que ni aun tenian lugar de
comer.

 32  Y se fueron en una nave á un lugar desierto aparte.

 33  Y los vieron ir muchos, y lo conocieron, y concurrieron allá muchos a pié
de las ciudades, y vinieron ántes que ellos, y se juntaron á él.

 34  Y saliendo Jesus vió [una] grande multitud, y tuvo misericordia de ellos,
porque eran como ovejas sin pastor; y les comenzó á enseñar muchas cosas.

 35  Y como ya fué el dia muy entrado, sus discípulos llegaron á él, diciendo:
El lugar es desierto, y el dia [es] ya muy entrado.

 36  Envíalos para que vayan á los cortijos y aldeas de al derredor, y compren
para sí pan, porque no tienen que comer.

 37  Y respondiendo él, les dijo: Dádles de comer vosotros; y le dijeron:
[)Qué?]  )iremos á comprar pan por doscientos denarios, para darles de comer?

 38  Y él les dice: )Cuántos panes tenéis? Id, y védlo. Y sabiéndolo ellos,
dijeron: Cinco, y dos peces.

 39  Y les mandó que hiciesen recostar á todos por ranchos sobre la yerba
verde.

 40  Y se recostaron por partes, por ranchos, de ciento en ciento, y de
cincuenta en cincuenta.

 41  Y tomados los cinco panes y los dos peces, mirando al cielo, bendijo, y
rompió los panes, y dió á sus discípulos para que les pusiesen delante. Y los
dos peces repartió entre todos.

 42  Y comieron todos, y se hartaron.

 43  Y alzaron de los pedazos doce esportones llenos, y de los peces.

 44  Y eran los que comieron de los panes cinco mil varones.

 45  & Y luego dió priesa á sus discípulos á subir en la nave, é ir delante de
él á la otra parte á Betsaida, entre tanto que él despedia la multitud.

 46  Y despues que los hubo despedido, se fué al monte á orar.

 47  Y como fué la tarde, la nave estaba en medio de la mar, y él solo en
tierra.

 48  Y los vió que se trabajaban navegando, porque el viento les era
contrario; y cerca de la cuarta vela de la noche vino á ellos andando sobre la
mar, y queria pasarlos.

 49  Y viéndole ellos, que andaba sobre la mar, pensaron que era fantasma, y
dieron voces;

 50  Porque todos le veian, y se turbaron. Mas luego habló con ellos, y les
dijo: Aseguráos, yo soy: no tengáis miedo.

 51  Y subió á ellos en la nave, y el viento reposó, y [ellos] en gran manera
estaban fuera de sí, y se maravillaban;

 52  Porque [aun] no entendian [el milagro] de los panes; porque sus corazones
estaban endurecidos.

 53  & Y cuando fueron á la otra parte, vinieron á tierra de Genesaret, y
tomaron puerto.

 54  Y saliendo ellos de la nave, luego le conocieron.

 55  Y corriendo por toda la tierra de al derredor, comenzaron á traer de
todas partes enfermos en lechos, como oyeron que estaba allí.

 56  Y donde quiera que entraba, en aldeas, ó ciudades, ó heredades, ponian en
las calles los que estaban enfermos, y le rogaban que tocasen siquiera el
borde de su vestido, y todos los que le tocaban quedaron sanos.





CAPITULO 7.

 Y SE juntaron á él los Fariseos, y algunos de los escribas que habian venido
de Jerusalem.

 2  Los cuales viendo á algunos de sus discípulos comer pan con manos comunes,
es á saber, por lavar, los condenaban.

 3  Porque los Fariseos, y todos los Judíos, teniendo la tradicion de los
ancianos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen;

 4  Y [volviendo] de la plaza, si no se lavaren, no comen; y otras muchas
cosas hay que han recibido para guardar, [como] el lavar de las copas, y de
los jarros, y de los vasos de metal, y de los lechos.

 5  Y le preguntaron los Fariseos y los escribas: )Por qué tus discípulos no
andan conforme á la tradicion de los ancianos, mas comen pan con las manos por
lavar?

 6  Y respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros
Isaías, como está escrito: Este pueblo con los labios me honra, mas su corazon
léjos está de mí.

 7  Mas en vano me honran enseñando [como] doctrinas, mandamientos de hombres.

 8  Porque dejando el mandamiento de Dios, tenéis la tradicion de los hombres;
como el lavar de los jarros, y de las copas; y hacéis muchas otras cosas
semejantes á estas.

 9  Les decia tambien: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar
vuestra tradicion.

 10  Porque Moises dijo: Honra á tu padre y á tu madre, y: El que maldijere al
padre o á la madre muera de muerte.

 11  Y vosotros decís: Si el hombre dijere á su padre ó [á su] madre: El
Corban (que quiere decir, don mio) á tí aprovechará; [quedará libre.]

 12  Y no le dejáis más hacer nada por su padre, ó por su madre;

 13  Invalidando la palabra de Dios con vuestra tradicion que disteis; y
muchas cosas haceis semejantes á estas.

 14  & Y llamando á toda la multitud, les dijo: Oídme todos, y entended.

 15  Nada hay fuera del hombre que entrando en él, le pueda contaminar, mas lo
que sale de él, aquello es lo que contamina al hombre.

 16  Si alguno tiene oidos para oir, oiga.

 17  Y entrándose, dejada la multitud, en casa, le preguntaron sus discípulos
de la parábola.

 18  Y les dice: )Así tambien vosotros sois sin entendimiento? )No entendéis
que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar?

 19  Porque no entra en su corazon, sino en el vientre; y sale á la secreta,
purgando todas las viandas.

 20  Y decia: Lo que del hombre sale, aquello contamina al hombre.

 21  Porque de dentro, del corazon de los hombres, salen los malos
pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios,

 22 Los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lujuria, el ojo
maligno, la blasfemia, la soberbia, la insensatez.

 23  Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.

 24  & Y levantándose de allí, se fué á los términos de Tiro y de Sidon, y
entrando en casa quiso que nadie [lo] supiese, mas no pudo esconderse.

 25  Porque una mujer, cuya hija tenia un espíritu inmundo, luego que oyó de
él vino, y se echó á sus piés.

 26  Y la mujer era Griega, Sirofenisa de nacion, y le rogaba que echase fuera
de su hija al demonio.

 27  Mas Jesus le dijo: Deja primero hartarse los hijos; porque no es bien
tomar el pan de los hijos, y echar[lo] á los perros.

 28  Y respondió ella, y le dijo: Si Señor, pero los perros debajo de la mesa
comen de las migajas de los hijos.

 29 Entónces le dice: Por esta palabra, vé: el demonio ha salido de tu hija.

 30  Y como fué á su casa, halló que el demonio habia salido, y a la hija
echada sobre la cama.

 31  & Y volviendo á salir de los términos de Tiro y de Sidon, vino á la mar
de Galilea por en medio de los términos de Decápolis.

 32  Y le traen un sordo y tartamudo, y le ruegan que le ponga la mano encima.

 33  Y tomándole de la multitud aparte, metió sus dedos en las orejas de él, y
escupiendo tocó su lengua.

 34  Y mirando al cielo gimió, y dijo: Ephphatha; es decir: Sé abierto.

 35  Y luego fueron abiertos sus oidos, y fué desatada la ligadura de su
lengua, y hablaba bien.

 36  Y les mandó que no lo dijesen á nadie; mas cuanto más les mandaba, tanto
más y más lo divulgaban;

 37  Y en grande manera se espantaban, diciendo: Bien lo ha hecho todo: hace á
los sordos oir, y á los mudos hablar.





CAPITULO 8.

 EN aquellos dias, como hubo una muy grande multitud [de gente], y no tenian
que comer, Jesus llamó á sus discípulos, y les dijo:

 2  Tengo misericordia de la multitud, porque ya hace tres dias que están
conmigo; y no tienen que comer.

 3  Y si los envío en ayunas á sus casas, desmayarán en el camino; porque
algunos de ellos han venido de léjos.

 4  Y sus discípulos le respondieron: )De dónde podrá alguien hartar á estos
de pan aquí en el desierto?

 5  Y les preguntó: )Cuántos panes tenéis?  Y ellos dijeron: Siete.

 6  Entónces mandó á la multitud que se recostasen sobre la tierra, y tomando
los siete panes, habiendo dado gracias, [los] rompió, y dió á sus discípulos
para que [los] pusiesen delante; y [los] pusieron delante á la multitud.

 7  Tenian tambien unos pocos pececillos, y habiendo bendecido, dijo que
tambien [se] los pusiesen delante.

 8  Y comieron, y se hartaron, y levantaron de los pedazos que habian sobrado,
siete espuertas.

 9  Y eran los que comieron como cuatro mil; y los despidió.

 10  & Y luego entrando en la nave con sus discípulos, vino á las partes de
Dalmanuta.

 11  Y vinieron los Fariseos, y comenzaron á altercar con el, demandándole
señal del cielo, tentándole.

 12  Y gimiendo profundamente en su espíritu, dice: ó Por qué pide señal esta
generacion?  De cierto os digo, que no se dará señal á esta generacion.

 13  Y dejándoles, volvió á entrar en la nave, y se fué á la otra parte.

 14  & Y [los discípulos] se habian olvidado de tomar pan, y no tenian sino un
pan consigo en la nave.

 15  Y les mandó diciendo: Mirád, guardaos de la levadura de los Fariseos, y
de la levadura de Heródes.

 16  Y discurrian entre sí, diciendo: [Es] porque no tenemos pan.

 17  Y como Jesus lo entendió, les dice: )Qué discurrís, porque no tenéis pan?
 )No consideráis, ni entendeis?  )Aun tenéis endurecido vuestro corazon?

 18  )Teniendo ojos no veis, y teniendo oidos no oís?  )Y no os acordáis?

 19  Cuando rompí los cinco panes entre cinco mil, )cuántas espuertas llenas
de los pedazos alzasteis?  Y ellos dijeron: Doce.

 20  Y cuando los siete [panes] entre cuatro mil,  )cuántas espuertas llenas
de los pedazos alzasteis?  Y ellos dijeron: Siete.

 21  Y les dijo: )Cómo aun no entendéis?

 22  & Y vino á Betsaida, y le traen un ciego, y le ruegan que le tocase.

 23  Entónces tomando al ciego de la mano, le sacó fuera de la aldea, y
escupiendo en sus ojos, y poniéndole las manos encima, le preguntó, si veia
algo.

 24  Y él mirando, dijo: Veo los hombres como árboles que andan.

 25  Luego le puso otra vez las manos sobre sus ojos, y le hizo que mirase; y
quedó restituido, y vió de léjos y claramente á todos.

 26  Y le envió á su casa, diciendo: No entres en la aldea, ni [lo] digas á
nadie en la aldea.

 27  & Y salió Jesus y sus discípulos por las aldeas de Cesarea de Filipo. Y
en el camino preguntó á sus discípulos, diciéndoles: )Quién dicen los hombres
que soy yo?

 28  Y ellos respondieron: Juan el Bautista, y otros Elías; y otros: Alguno de
los profetas.

 29  Entónces él les dice: )Y vosotros, quién decís que soy yo?  Y
respondiendo Pedro le dice: Tú eres el Cristo.

 30  Y mandóles con rigor que á ninguno dijesen esto de él.

 31  Y comenzó á enseñarles que era menester que el Hijo del hombre padeciese
mucho, y ser reprobado de los ancianos, y [de] los príncipes de los
sacerdotes, y de los escribas, y ser muerto, y resucitar despues de tres dias.

 32  Y claramente decia esta palabra. Entónces Pedro le tomó, y le comenzó á
reñir.

 33  Y él, volviéndose, y mirando á sus discípulos, riñó á Pedro, diciendo:
Apártate de mí, Satanas; porque no sabes las cosas que son de Dios, sino las
que son de los hombres.

 34  Y llamando á la multitud con sus discípulos, les dijo: Cualquiera que
quisiere venir en pos de mí, niéguese á sí mismo, y tome su cruz, y sígame.

 35  Porque el que quisiere salvar su vida, la perderá; y el que perdiere su
vida por causa de mí y del evangelio, este la salvará.

 36  Porque )qué aprovechará al hombre si grangeare todo el mundo, y pierde su
alma?

 37  )O qué recompensa dará el hombre por su alma?

 38  Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generacion
adulterina y pecadora, el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando vendrá
en la gloria de su Padre con los santos ángeles.





CAPITULO 9.

 DÍJOLES tambien: De cierto os digo, que hay algunos de los que están aquí que
no gustarán la muerte, hasta que hayan visto el reino de Dios que viene con
poder.

 2  Y seis dias despues tomó Jesus á Pedro, y á Santiago, y á Juan, y los sacó
aparte solos á un monte alto, y fué transfigurado delante de ellos.

 3  Y sus vestidos fueron vueltos resplandecientes, muy blancos como la nieve,
cuales lavador no los puede blanquear en la tierra.

 4  Y les apareció Elías con Moises, que hablaban con Jesus.

 5  Entónces respondiendo Pedro, dice á Jesus: Maestro, bien será que nos
quedemos aquí, y hagamos tres cabañas: para tí una, y para Moises otra, y para
Elías otra;

 6  Porque no sabia lo que hablaba, que estaba fuera de sí.

 7  Y vino una nube que los asombró, y una voz de la nube que decia: Este es
mi hijo amado, á él oíd.

 8  Y luego, como miraron, no vieron más á nadie consigo, sino á solo Jesus.

 9  Y descendiendo ellos del monte, les mandó que á nadie dijesen lo que
habian visto, sino cuando el Hijo del hombre hubiese resucitado de los
muertos.

 10  Y [ellos] retuvieron el caso en sí altercando qué seria aquello:
Resucitar de los muertos.

 11  Y le preguntaron, diciendo: )Qué es lo que los escribas dicen, que es
menester que Elías venga ántes?

 12  Y respondiendo él, les dijo: Elías á la verdad, cuando viniere ántes,
restituirá todas las cosas; y como está escrito del Hijo del hombre; que
padezca mucho, y sea tenido en nada.

 13  Empero os digo que Elías [ya] vino, y le hicieron todo lo que quisieron,
como está escrito de él.

 14  & Y como vino á los discípulos, vió una grande multitud al derredor de
ellos, y los escribas que disputaban con ellos.

 15  Y luego toda la multitud, viéndole, se espantó, y corriendo [á él], le
saludaron.

 16  Y preguntó á los escribas: )Qué disputáis con ellos?

 17  Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje mi hijo á tí, que
tiene un espíritu mudo.

 18  El cual donde quiera que le tome, le despedaza, y echa espumarajos, y
cruje los dientes, y se va secando; y dije á tus discípulos que le echasen
fuera, y no pudieron.

 19  Y respondiendo él, le dijo: (Oh generacion infiel!  )hasta cuándo estaré
con vosotros?  )hasta cuándo os tengo de sufrir?  Traédmele.

 20  Y se le trajeron; y como [él] le vió, luego el espíritu le comenzó á
despedazar; y cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos.

 21  Y preguntó a su padre: )Cuánto tiempo ha que le aconteció esto?  Y él
dijo: Desde niño:

 22  Y muchas veces le echa en el fuego, y en aguas, para matarle. mas, si
puedes algo, ayúdanos, teniendo misericordia de nosotros.

 23  Y Jesus le dijo: Si puedes creer esto, al que cree todo [es] posible.

 24  Y luego el padre del muchacho dijo, clamando con lágrimas: Creo, Señor:
ayuda mi incredulidad.

 25  Y como Jesus vió que la multitud concurria, riñó al espíritu inmundo,
diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en
él.

 26  Entónces [el espíritu] clamando, y despedazándole mucho, salió; y [él]
quedó como muerto, de manera que muchos decian, que era muerto.

 27  Mas Jesus tomándole de la mano, le enhestó, y se levantó.

 28  Y como él se entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: )Por
qué nosotros no pudimos echarle fuera?

 29  Y les dijo: Este género [de demonios] con nada puede salir, sino con
oracion y ayuno.

 30  & Y salidos de allí, caminaron juntos por Galilea, y no queria que nadie
[lo] supiese.

 31  Porque enseñaba á sus discípulos, y les decia: El Hijo del hombre será
entregado en manos de hombres y le matarán; mas muerto él, resucitará al
tercero día.

 32  Mas ellos no entendian esta palabra, y tenian miedo de preguntarle.

 33  & Y vino á Capernaum; y como vino á casa, les preguntó: )Qué disputabais
entre vosotros en el camino?

 34 Mas ellos callaron; por que los unos con los otros habian disputado en el
camino, quién [de ellos habia de ser] el mayor.

 35  Entónces sentándose, llamó á los doce, y les dice: El que quisiere ser el
primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos.

 36  Y tomando á un niño, le puso en medio de ellos, y tomándole en sus
brazos, les dice:

 37  El que recibiere en mi nombre á uno de los tales niños, á mí recibe, y el
que á mí recibe, no me recibe á mí, sino al que me envió.

 38  Y le respondió Juan, diciendo: Maestro, hemos visto a uno, que en tu
nombre echaba fuera los demonios, el cual no nos sigue; y se lo vedamos,
porque no nos sigue.

 39  Y Jesus le dijo: No se lo vedéis; porque ninguno hay que haga milagro en
mi nombre que luego pueda decir mal de mí.

 40  Porque el que no es contra nosotros, por nosotros es.

 41  Porque cualquiera que os diere un jarro de agua en mi nombre, porque sois
de Cristo, de cierto os digo, que no perderá su recompensa.

 42  Y cualquiera que ofendiere á uno de estos pequeñitos que creen en mí,
mejor le seria que le fuera puesta al cuello una piedra de molino, y que fuese
echado en la mar.

 43  Mas si tu mano te fuere ocasion de caer, córtala: mejor te es entrar en
la vida manco, que teniendo dos manos ir al infierno, al fuego que no puede
ser apagado:

 44  Donde su gusano no muere, y su fuego nunca se apaga.

 45  Y si tu pié te fuere ocasion de caer, córtale: mejor te es entrar en la
vida cojo, que teniendo dos piés ser echado en el infierno, al fuego que no
puede ser apagado:^

 46  Donde su gusano no muere, y su fuego nunca se apaga.

 47  Y si tu ojo te fuere ocasion de caer, sácale: mejor te es entrar en el
reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al fuego del
infierno:

 48  Donde su gusano no muere, y el fuego nunca se apaga.

 49  Porque todo [hombre] será salado con fuego, y todo sacrificio será salado
con sal.

 50  Buena [es] la sal; mas si la sal perdiere su sabor, )con qué la
sazonaréis? Tenéd en vosotros mismos sal; y tenéd paz los unos con los otros.





CAPITULO 10.

 Y LEVANTÁNDOSE de allí, vino á los términos de Judea por la otra parte del
Jordan; y volvió la multitud á juntarse á él; y volviólos á enseñar, como
acostumbraba.

 2  Y llegándose los Fariseos, le preguntaron: )Es lícito al marido despedir á
[su] mujer?  tentándole.

 3  Mas él respondiendo, les dijo: )Qué os mandó Moises?

 4  Y ellos dijeron: Moises permitió escribir carta de divorcio, y
despedir[la].

 5  Y respondiendo Jesus, les dijo: Por la dureza de vuestro corazon os
escribió este mandamiento.

 6  Que al principio de la creacion, macho y hembra los hizo Dios.

 7  Por esto dejará el hombre á su padre y á la madre, y se juntará á su
mujer.

 8  Y los que [eran] dos, serán hechos una carne: así que no son más dos, sino
una carne.

 9  Pues lo que Dios juntó, no [lo] aparte el hombre.

 10  Y en casa volvieron los discípulos á preguntarle de lo mismo.

 11  Y les dice: Cualquiera que despidiere á su mujer, y se casare con otra,
comete adulterio contra ella.

 12  Y si la mujer despidiere á su marido, y se casare con otro, adultera.

 13  &  Y le presentaban niños para que les tocase; y los discípulos reñian á
los que [los] presentaban.

 14  Y viéndo[lo] Jesus, se enojó, y les dijo: Dejád los niños venir, y no se
lo vedéis; porque de los tales es el reino de Dios.

 15  De cierto os digo, que el que no recibiere el reino de Dios como un niño,
no entrará en él.

 16  Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecia.

 17  & Y saliendo él para ir su camino, llegóse uno corriendo, é hincando la
rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, )qué haré para poseer la
vida eterna?

 18 Y Jesus le dijo: )Por qué me dices bueno?  Ninguno [hay] bueno, sino uno,
Dios.

 19  Sabes los mandamientos: No adulteres: No mates: No hurtes: No digas falso
testimonio: No defraudes: Honra á tu padre, y á tu madre.

 20  El entónces respondiendo, le dijo: Maestro, todo esto he guardado desde
mi mocedad.

 21  Entónces Jesus mirándole, le amó, y le dijo: Una cosa te falta: vé, todo
lo que tienes vende, y dá á los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven,
toma tu cruz, y sígueme.

 22  Mas él, entristecido por esta palabra, se fué triste, porque tenia muchas
posesiones.

 23  Entónces Jesus mirando al derredor, dice á sus discípulos: (Cuán
dificilmente entrarán en el reino dé Dios los que tienen riquezas!

 24 Y los discípulos se espantaron de sus palabras mas Jesus respondiendo, les
volvió á decir: (Hijos, cuán difícil es entrar en el reino de Dios, los que
confian en las riquezas!

 25  Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que el rico entrar
en el reino de Dios.

 26  Y ellos se espantaban más y más, diciendo dentro de sí: )Y quién podrá
salvarse?

 27  Entónces Jesus mirándolos, dice: Acerca de los hombres, [es] imposible;
mas acerca de Dios, no; porque todas cosas son posibles acerca de Dios.

 28  & Entónces Pedro comenzó á decirle: He aquí, nosotros hemos dejado todas
las cosas, y te hemos seguido.

 29  Y respondiendo Jesus, dijo: De cierto os digo, que ninguno hay que haya
dejado casa, ó hermanos, ó hermanas, ó padre, ó madre, ó mujer, ó hijos, ó
heredades por causa de mí y del evangelio^,

 30  Que no reciba cien tantos, ahora en este tiempo, casa, y hermanos, y
hermanas, y madres, é hijos y heredades con persecuciones; y en el siglo
venidero, vida eterna.

 31  Empero muchos primeros serán postreros, y postreros primeros.

 32  & Y estaban en el camino subiendo á Jerusalem; y Jesus iba delante de
ellos, y se espantaban, y le seguian con miedo: entónces volviendo á tomar á
los doce [aparte] les comenzó á decir las cosas que le habian de acontecer:

 33  He aquí, subimos á Jerusalem, y el Hijo del hombre será entregado á los
príncipes de los sacerdotes, y á los escribas, y le condenarán á muerte, y le
entregarán á los Gentiles;

 34  [Los cuales] le escarnecerán, y le azotarán, y escupirán en el, y le
matarán; mas ál tercero dia resucitará.

 35  & Entónces Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, se llegaron á él, diciendo:
Maestro, querriamos que nos hagas lo que pidiéremos^.

 36  Y él les dijo: )Qué queréis que os haga?

 37  Y ellos le dijeron: Dános que en tu gloria nos sentemos el uno á tu
diestra, y el otro á tu siniestra.

 38  Entónces Jesus les dijo: No sabéis lo que pedís: )Podéis beber la copa
que yo bebo, y ser bautizados del bautismo de que yo soy bautizado?

 39  Y ellos le dijeron: Podemos. Y Jesus les dijo: A la verdad la copa que yo
bebo, beberéis, y del bautismo de que yo soy bautizado, seréis bautizados;

 40  Mas que os sentéis á mi diestra, y á mi siniestra, no es mio darlo, sino
á los que está aparejado [por mi Padre.]

 41  Y como [lo] oyeron los diez, comenzaron á enojarse de Santiago y de Juan.

 42  Mas Jesus llamándolos, les dice: Sabéis que los que se ven ser príncipes
en las naciones, se enseñorean de ellas, y los que entre ellas son grandes,
tienen sobre ellas potestad.

 43  Mas no será así entre vosotros, ántes cualquiera que quisiere hacerse
grande entre vosotros, será vuestro servidor.

 44  Y cualquiera de vosotros que quisiere hacerse el primero, será siervo de
todos.

 45  Porque el Hijo del hombre tampoco vino para ser servido, sino para
servir, y dar su vida en rescate por muchos.

 46  & Entónces vienen á Jericó; y saliendo él de Jericó con sus discípulos y
una gran multitud, Bartimeo el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al
camino mendigando.

 47  Y oyendo que era Jesus el Nazareno, comenzó á dar voces, y decir: Jesus,
Hijo de David, ten misericordia de mí.

 48  Y muchos le reñian, para que callase; mas él daba mayores voces: Hijo de
David, ten misericordia de mí.

 49  Entónces Jesus parándose, mandó llamarle; y llaman al ciego, diciéndole:
Ten confianza: levántate, que te llama.

 50  El entónces echando á un lado su capa, se levantó, y vino á Jesus.

 51  Y respondiendo Jesus, le dice: )Qué quieres que te haga? El ciego le
dice: Señor, que vea yo.

 52  Y Jesus le dijo: Vé: tu fé te ha sanado. Y luego vió, y seguia á Jesus en
el camino.



CAPITULO 11.

 Y COMO llegaron cerca de Jerusalem, de Betfage, y de Betania, al monte de las
Olivas, envia dos de sus discípulos,

 2  Y les dice: Id al lugar que está delante de vosotros, y luego entrados en
él, hallaréis un pollino atado, sobre el cual ningun hombre ha subido:
desatádle, y traéd[le].

 3  Y si alguien os dijere: )Por qué hacéis eso? Decíd que el Señor lo ha
menester; y luego le enviará acá.

 4  Y fueron, y hallaron el pollino atado á la puerta fuera, entre dos
caminos; y le desatan.

 5  Y unos de los que estaban allí, les dijeron: )Qué hacéis desatando el
pollino?

 6  Ellos entónces les dijeron como Jesus habia mandado; y los dejaron.

 7  Y trajeron el pollino á Jesus, y echaron sobre él sus vestidos, y [él] se
sentó sobre él.

 8  Y muchos tendian sus vestidos por el camino, y otros cortaban ramas de los
árboles, y [las] tendian por el camino.

 9  Y los que iban delante, y los que iban detras aclamaban, diciendo:
(Hosanna! (Bendito el que viene en el nombre del Señor!

 10  Bendito [sea] el reino de nuestro padre David, que viene en el nombre del
Señor: (Hosanna en las alturas!

 11  Y entró Jesus en Jerusalem, y en el templo, y habiendo mirado al derredor
todas las cosas, y siendo ya tarde, se salió á Betania con los doce.

 12  & Y el dia siguiente, como salieron de Betania, tuvo hambre.

 13  Y viendo de léjos una higuera, que tenian hojas, vino [á ver] si quizá
hallaria en ella algo, y como vino á ella, nada halló sino hojas, porque [aun]
no era tiempo de higos.

 14  Entónces Jesus respondiendo, dijo á la higuera: Nunca más nadie coma de
tí fruto para siempre. Y [esto lo] oyeron sus discípulos.

 15  Vienen pues a Jerusalem; y entrando Jesus en el templo, comenzó á echar
fuera á los que vendian y compraban en el templo; y trastornó las mesas de los
cambiadores, y las sillas de los que vendian palomas.

 16  Y no consentia que alguien llevase vaso por el templo.

 17  Y les enseñaba, diciendo: )No está escrito, que mi casa, casa de oracion
será llamada de todas las naciones? mas vosotros la habéis hecho cueva de
ladrones.

 18  Y oyéron[lo] los escribas y los príncipes de los sacerdotes, y procuraban
cómo le matarian; porque le tenian miedo, por cuanto toda la multitud estaba
fuera de sí por su doctrina.

 19  Mas como fué tarde, Jesus salió de la ciudad.

 20  Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se habia secado desde las
raices.

 21  Entónces Pedro acordándose, le dice: Maestro, he aquí, la higuera que
maldijiste se ha secado.

 22  Y respondiendo Jesus, les dice: Tenéd fé de Dios.

 23  Porque de cierto os digo, que cualquiera que dijere á este monte:
Quítate, y échate en la mar; y no dudare en su corazon, mas creyere que será
hecho lo que dice, lo que dijere le será hecho.

 24  Por tanto os digo, que todo lo que orando pidiereis, creéd que [lo]
recibiréis, y os vendrá.

 25  Y cuando estuviereis orando, perdonád, si tenéis algo contra alguno, para
que vuestro Padre que [está] en los cielos, os perdone á vosotros vuestras
ofensas.

 26  Porque si vosotros no perdonareis, tampoco vuestro Padre que está en los
cielos, os perdonará vuestras ofensas.

 27  & Y volvieron á Jerusalem; y andando él por el templo, vienen á él los
príncipes de los sacerdotes, y los escribas, y los ancianos,

 28  Y le dicen: )Con qué facultad haces estas cosas, y quién te ha dado esta
facultad para hacer estas cosas?

 29  Y Jesus entónces respondiendo, les dice: Preguntaros he tambien yo una
palabra, y respondédme, y os diré con qué facultad hago estas cosas.

 30  )El bautismo de Juan, era del cielo, ó de los hombres?  Respondédme.

 31  Entónces ellos pensaron dentro de sí, diciendo: Si dijéremos: Del cielo,
dirá: )Por qué pues no le creisteis?

 32  Y si dijéremos: De los hombres, tememos al pueblo; porque todos tenian de
Juan, que verdaderamente era profeta.

 33  Y respondiendo, dicen á Jesus: No sabemos. Entónces respondiendo Jesus,
les dice: tampoco yo os diré con qué facultad hago estas cosas.





CAPITULO 12.

 Y COMENZÓ á hablarles por parábolas: Plantó un hombre una viña, y [la] cercó
con seto, y le hizo un foso, y edificó una torre, y la arrendó á labradores, y
se partió léjos.

 2  Y envió un siervo á los labradores, al tiempo, para que tomase de los
labradores del fruto de la viña:

 3  Mas ellos tomándo[le] le hirieron, y [le] enviaron vacío.

 4  Y volvió á enviarles otro siervo; mas ellos apedreándole, [le] hirieron en
la cabeza, y volvieron á enviar[le] afrentado.

 5  Y volvió á enviar otro, y á aquel mataron; y á otros muchos, hiriendo a
unos y matando á otros.

 6  Teniendo, pues, aun un hijo suyo muy amado, le envió tambien á ellos el
postrero, diciendo: Porque tendrán en reverencia á mi hijo.

 7  Mas aquellos labradores dijeron entre sí: Este es el heredero, veníd,
matémosle y la heredad será nuestra.

 8  Y prendiéndole, [le] mataron, y echaron fuera de la viña.

 9 )Qué, pues, hará el señor de la viña?  Vendrá, y destruirá á estos
labradores, y dará su viña á otros.

 10  )Ni aun esta Escritura habéis leido: La piedra que desecharon los que
edificaban, esta es puesta por cabeza de la esquina:

 11  Por el Señor es hecho esto, y es cosa maravillosa en nuestros ojos?

 12  Y procuraban prenderle; mas temian á la multitud, porque entendian que
decia contra ellos aquella parábola; y dejándole se fueron.

 13  & Y envian á él algunos de los Fariseos y de los Herodianos, para que le
tomasen en [alguna] palabra.

 14  Y viniendo ellos, le dicen: Maestro, [ya] sabemos que eres hombre de
verdad; y no te cuidas de nadie; porque no mires á la apariencia de hombres,
ántes con verdad enseñas el camino de Dios.  )Es lícito dar tributo á César, ó
no?

 15  )Daremos, ó no daremos?  Entónces él como entendia la hipocresía de
ellos, les dijo: )Por qué me tentáis?  Traédme un denario para que [lo] vea.

 16  Y ellos se [lo] trajeron; y les dice: )Cúya [es] esta imagen, y esta
inscripcion?  Y ellos le dijeron: De César.

 17  Y respondiendo Jesus, les dijo: Pagád lo [que es] de César, á César; y lo
[que es] de Dios, á Dios. Y se maravillaron de ello.

 18  & Entónces vienen á él los Saduceos, que dicen que no hay resurreccion, y
le preguntaron, diciendo:

 19  Maestro, Moises nos escribió, que si el hermano de alguno muriese, y
dejase mujer, y no dejase hijos, que su hermano tome su mujer, y despierte
simiente á su hermano.

 20  Fueron, pues, siete hermanos, y el primero tomó mujer; y muriendo, no
dejó simiente,

 21  Y la tomó el segundo, y murió; y ni aquel tampoco dejó simiente; y el
tercero, de la misma manera.

 22  Y la tomaron los siete; y tampoco dejaron simiente: á la postre murió
tambien la mujer.

 23  En la resurreccion, pues cuando resucitaren, )mujer de cuál de ellos
será?  porque los siete la tuvieron por mujer.

 24  Entónces respondiendo Jesus, les dice:  )No erráis por eso, porque no
sabéis las escrituras, ni el poder de Dios?

 25  Porque cuando resucitarán de los muertos, no se casan, ni se dan en
matrimonio; mas son como los ángeles que están en los cielos.

 26  Y de los muertos que hayan de resucitar, )no habéis leido en el libro de
Moises, como le habló Dios en el zarzal, diciendo: Yo soy el Dios de Abraham,
y el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob?

 27  No es Dios de muertos sino Dios de vivos: así que vosotros erráis mucho.

 28  & Y llegándose uno de los escribas, que los habia oido disputar, y sabia
que les habia respondido bien, le preguntó: )Cuál es el más principal
mandamiento de todos?

 29  Y Jesus le respondió: El más principal mandamiento de todos [es:] Oye,
Israel, el Señor nuestro Dios, el Señor, uno es.

 30  Amarás pues al Señor tu Dios de todo tu corazon, y de toda tu alma, y de
todo tu entendimiento, y de todas tus fuerzas: este [es] el más principal
mandamiento.

 31  Y el segundo [es] semejante á él: Amarás á tu prójimo, como á tí mismo.
No hay otro mandamiento mayor que estos.

 32  Entónces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, porque uno
es Dios, y no hay otro fuera de él;

 33  Y amarle de todo corazon, y de todo entendimiento, y de todo el alma, y
de todas las fuerzas, y amar al prójimo como á sí mismo, mas es que todos los
holocaustos y sacrificios.

 34  Jesus entónces viendo que habia respondido sabiamente, le dijo: No estás
léjos del reino de Dios. Y ninguno le osaba ya preguntar.

 35  & Y respondiendo Jesus decia, enseñando en el templo: )Cómo dicen los
escribas que el Cristo es hijo de David?

 36  Porque el mismo David dijo por el Espíritu Santo: Dijo el Señor á mi
Señor: Asiéntate á mi diestra, hasta que ponga tus enemigos por estrado de tus
piés.

 37  Luego llamándole el mismo David Señor, )de dónde [pues] es su hijo?  Y la
grande multitud le oia de buena gana.

 38  & Y les decia en su doctrina: Guardáos de los escribas, que quieren andar
con ropas largas, y [aman] las salutaciones en las plazas,

 39  Y las primeras sillas en las sinagogas, y los primeros asientos en las
cenas:

 40  Que devoran las casas de las viudas, y ponen delante que hacen largas
oraciones. Estos recibirán mayor condenacion.

 41  & Y estando sentado Jesus delante del arca de las ofrendas, miraba como
el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho.

 42  Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas que es un maravedí.

 43  Entónces llamando á sus discípulos, les dice: De cierto os digo, que esta
viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca;

 44  Porque todos [ellos] han echado de lo que les sobra; mas esta de su
pobreza echó todo lo que tenia, todo su sustento.





CAPITULO 13.

 Y SALIENDO del templo le dice uno de sus discípulos: Maestro, mira qué
piedras, y qué edificios.

 2  Y Jesus respondiendo, le dijo: )Ves estos grandes edificios? no quedará
piedra sobre piedra que no sea derribada.

 3  Y sentándose en el monte de las Olivas delante del templo, le preguntaron
aparte Pedro, y Santiago, y Juan, y Andres:

 4  Dínos, )cuándo serán estas cosas? )y qué señal [habrá] cuando todas las
cosas han de ser acabadas?

 5  Y Jesus respondiéndoles, comenzó á decir: Mirád que nadie os engañe:

 6  Porque vendrán muchos en mi nombre diciendo: yo soy [el Cristo;] y
engañarán á muchos.

 7  Mas cuando oyereis de guerras, y de rumores de guerras, no os turbéis;
porque es menester que suceda [así], mas aun no [será] el fin.

 8  Porque nacion se levantará contra nacion, y reino contra reino, y habrá
terremotos por los lugares, y habrá hambres, y alborotos: principios de
dolores [serán] estos.

 9  Mas vosotros mirád por vosotros; porque os entregarán á los concilios; y
en las sinagogas seréis azotados, y delante de presidentes y de reyes seréis
llamados por causa de mí, por testimonio contra ellos.

 10  Y en todas las naciones es menester que el evangelio sea predicado ántes.

 11  Y cuando os llevaren entregándoos, no premeditéis que habéis de decir, ni
[lo] penséis; mas lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablád, porque no
sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo.

 12  Y entregará á la muerte el hermano al hermano, y el padre al hijo; y se
levantarán los hijos contra los padres, y los harán morir.

 13  Y seréis aborrecidos de todos por mi nombre; mas el que perseverare hasta
el fin, este será salvo.

 14  Empero cuando viereis la abominacion de asolamiento, de que habló el
profeta Daniel, que estará donde no debe, (el que lee, entienda,) entónces los
que [estuvieren] en Judea huyan á los montes;

 15  Y el que estuviere sobre la casa, no descienda á la casa, ni entre para
tomar algo de su casa;

 16  Y el que estuviere en el campo, no torne atras, [ni aun] á tomar su capa.

 17  Mas (ay de las preñadas, y de las que criaren en aquellos dias!

 18  Orád pues que no acontezca vuestra huida en invierno.

 19  Porque [en] aquellos dias habrá afliccion, cual nunca fué desde el
principio de la creacion [de las cosas] que creó Dios, hasta este tiempo, ni
habrá jamas.

 20  Y si el Señor no hubiese acortado aquellos dias, ninguna carne se
salvaria; mas por causa de los escogidos, que él escogió, acortó aquellos
dias.

 21  Y entónces si alguno os dijere: He aquí, aquí [está] el Cristo; ó he
aquí, allí [está;] no [le] creáis;

 22  Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas; y darán señales y
prodigios, para engañar, si se pudiese hacer, aun á los escogidos.

 23 Mas vosotros mirád: he aquí, os lo he dicho ántes todo.

 24  Empero en aquellos dias, despues de aquella afliccion, el sol se
oscurecerá, y la luna no dará su resplandor.

 25  Y las estrellas caerán del cielo, y las virtudes que [están] en los
cielos serán conmovidas.

 26  Y entónces verán al Hijo del hombre, que vendrá en las nubes con grande
poder y gloria.

 27  Y entónces enviará sus ángeles, y juntará sus escogidos de los cuatro
vientos, desde el un cabo de la tierra hasta el cabo del cielo.

 28  De la higuera aprendéd la semejanza: Cuando su rama ya se hace tierna, y
brota hojas, conocéis que el verano está cerca.

 29  Así tambien vosotros cuando viereis hacerse estas cosas, conocéd que está
cerca á las puertas.

 30  De cierto os digo, que no pasará esta generacion sin que todas estas
cosas sean hechas.

 31  El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras nunca pasarán.

 32  Empero de aquel dia, y de la hora, nadie sabe, ni aun los ángeles que
están en el cielo, ni el mismo Hijo, sino el Padre.

 33  Mirád, velád, y orád; porque no sabéis cuando será el tiempo.

 34  [Porque el Hijo del hombre es] como el hombre que partiéndose léjos, dejó
su casa, y dió á sus siervos su hacienda, y á cada uno cargo, y al portero
mandó que velase:

 35  Velád pues, porque no sabéis cuando el señor de la casa vendrá; á la
tarde, ó á la media noche, ó al canto del gallo, ó á la mañana:

 36  Porque cuando viniere de repente, no os halle durmiendo.

 37  Y las cosas que á vosotros digo, á todos [las] digo: Velád.





CAPITULO 14.

 Y ERA la páscua, y [los dias] de los panes sin levadura dos dias despues; y
procuraban los príncipes de los sacerdotes y los escribas como le prenderian
por engaño, y [le] matarian.

 2  Mas decian: No en [el dia de] la fiesta porque no se haga alboroto del
pueblo.

 3  Y estando él en Betania en casa de Simon el leproso, y sentado á la mesa,
vino una mujer teniendo un vaso de alabastro de ungüento de nardo puro de
mucho precio, y quebrando el alabastro, [se lo] derramó sobre su cabeza.

 4  Y hubo algunos que se enojaron dentro de sí, y dijeron: )Para qué se ha
hecho este desperdicio de ungüento?

 5  Porque podia esto ser vendido por más de trescientos denarios, y darse á
los pobres. Y bramaban contra ella.

 6  Mas Jesus dijo: Dejádla: )por qué la molestais? buena obra me ha hecho.

 7  Porque siempre tenéis los pobres con vosotros, y cuando quisiereis, les
podéis hacer bien; mas á mí no siempre me tenéis.

 8  Esta, lo que pudo, hizo: se ha anticipado á ungir mi cuerpo para la
sepultura.

 9  De cierto os digo, que donde quiera que fuere predicado este evangelio en
todo el mundo, tambien [esto] que ha hecho esta, será dicho para memoria de
ella.

 10  Entónces Júdas Iscariote, uno de los doce, fué á los príncipes de los
sacerdotes, para entregársele.

 11  Y ellos oyéndo[lo] se holgaron, y prometieron que le darian dineros. Y
buscaba oportunidad cómo le entregaria.

 12  & Y el primer dia [de la fiesta] de los panes sin levadura, cuando
sacrificaban la páscua, sus discípulos le dicen: )Dónde quieres que vayamos á
preparar[te], para que comas la pascua?

 13  Y envia dos de sus discípulos, y les dice: Id á la ciudad, y os
encontrará un hombre que lleva un cántaro de agua, seguidle;

 14  Y donde entrare, decíd al señor de la casa: El Maestro dice: )Dónde está
el aposento donde tengo de comer la páscua con mis discípulos?

 15  Y él os mostrará un gran cenadero aparejado, aderezád^ para nosotros
allí.

 16  Y fueron sus discípulos y vinieron á la ciudad, y hallaron como les habia
dicho, y aderezaron la páscua.

 17  Y llegada la tarde, vino con los doce.

 18  Y como se sentaron [á la mesa], y comiesen, dice Jesus: De cierto os
digo, que uno de vosotros, que come conmigo, me ha de entregar.

 19  Entónces ellos comenzaron á entristecerse, y á decirle cada uno por sí:
[)seré] yo? y el otro: [)seré] yo?

 20  Y él respondiendo, les dijo: [Es] uno de los doce, que moja conmigo en el
plato.

 21  A la verdad el Hijo del hombre va, como está de él escrito, mas (ay de
aquel hombre por quien el Hijo del hombre es entregado! Bueno le fuera, si no
hubiera nacido el tal hombre.

 22  Y estando ellos comiendo tomó Jesus pan, y bendiciendo [lo] rompió, y les
dió, y dijo: Tomád, coméd, este es mi cuerpo.

 23  Y tomando la copa, habiendo dado gracias, les dió; y bebieron de ella
todos.

 24  Y les dice: Esta es mi sangre del nuevo testamento que por muchos es
derramada.

 25  De cierto os digo, que no beberé mas del fruto de la vid hasta aquel dia,
cuando lo beberé nuevo en el reino de Dios.

 26  & Y como hubieron cantado un himno, se salieron al monte de las Olivas.

 27  Jesus entónces les dice: Todos seréis escandalizados en mí esta noche,
porque escrito está: Heriré al pastor, y serán dispersas las ovejas.

 28  Mas despues que haya resucitado, iré delante de vosotros á Galilea.

 29  Entónces Pedro le dijo: Aunque todos sean escandalizados, mas no yo.

 30  Y le dice Jesus: De cierto te digo, que tú, hoy, en esta [misma] noche,
ántes que el gallo haya cantado dos veces, me negarás tres veces.

 31  Mas él con más vehemencia decia: Si me fuere menester morir contigo, no
te negaré. Tambien todos decian lo mismo.

 32  Y vienen al lugar que se llama Getsemaní, y dice á sus discípulos:
Sentáos aquí, entre tanto que ore.

 33  Y toma consigo á Pedro y á Santiago, y á Juan. Y comenzó á atemorizarse,
y á angustiarse en gran manera.

 34  Y les dice: Del todo está triste mi alma hasta la muerte: esperád aquí, y
velád.

 35  Y yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró, que si fuese
posible, pasase de él aquella hora;

 36  Y dijo: Abba, Padre todas las cosas [son] á tí posibles; aparta de mí
esta copa; empero no lo que yo quiero, sino lo que tú.

 37  Y vino, y los halló durmiendo, y dice á Pedro: )Simon, duermes?  )No has
podido velar una hora?

 38  Velád, y orád, para que no entréis en tentacion: el espíritu á la verdad
[está] presto, mas la carne enferma.

 39  Y volviéndose á ir, oró, y dijo las mismas palabras.

 40  Y vuelto, los halló otra vez durmiendo, porque los ojos de ellos estaban
cargados, y no sabian qué responderle.

 41  Y vino la tercera vez, y les dice: Dormíd ya, y descansád. Basta: la hora
es venida: he aquí, el Hijo del hombre es entregado en manos de pecadores.

 42  Levantáos, vamos: he aquí, el que me entrega está cerca.

 43  Y luego, aun hablando él, vino Júdas, que era uno de los doce, y con él
mucha gente con espadas y palos, de parte de los príncipes de los sacerdotes,
y de los escribas, y de los ancianos.

 44  Y el que le entregaba les habia dado una señal, diciendo: Al que yo
besare, aquel es: prendédle, y llevád[le] seguramente.

 45  Y como vino, se llegó luego á él, y le dice: Maestro, Maestro, y le besó.

 46  Entónces ellos echaron en él sus manos, y le prendieron.

 47  Y uno de los que estaban allí, sacando la espada, hirió al siervo del
sumo sacerdote, y le cortó la oreja.

 48  Y respondiendo Jesus les dijo: )Como á ladron, habéis salido con espadas
y [con] palos á tomarme?

 49  Cada dia estaba con vosotros enseñando en el templo, y no me tornasteis.
Mas [es así] para que se cumplan las Escrituras.

 50  Entónces dejándole todos [sus discípulos] huyeron.

 51  Empero un mancebo le seguia cubierto de una sábana sobre [el cuerpo]
desnudo; y los mancebos le prendieron.

 52  Mas él, dejando la sábana, se huyó de ellos desnudo.

 53  & Y trajeron á Jesus al sumo sacerdote; y se juntaron á él todos los
príncipes de los sacerdotes, y los ancianos, y los escribas.

 54   Pedro empero le siguió de léjos hasta dentro del palacio del sumo
sacerdote; y estaba sentado con los criados, y calentándose al fuego.

 55  Y los príncipes de los sacerdotes, y todo el concilio, buscaban
testimonio contra Jesus, para entregarle a la muerte, mas no hallaban.

 56  Porque muchos decian falso testimonio contra él; mas sus testimonios no
concertaban.

 57  Entónces levantándose unos, dieron falso testimonio contra él, diciendo:

 58  Nosotros le hemos oido decir: Yo derribaré este templo, que es hecho de
manos, y en tres dias edificaré otro hecho sin manos.

 59  Mas ni aun así se concertaba el testimonio de ellos.

 60  El sumo sacerdote entónces, levantándose en medio, preguntó á Jesus,
diciendo: )No respondes algo?  )Qué atestiguan estos contra tí?

 61 Mas él callaba, y nada respondió. El sumo sacerdote le volvió á preguntar,
y le dice: )Eres tu el Cristo, el Hijo del Bendito?

 62  Y Jesus le dijo: Yo soy; y veréis al Hijo del hombre asentado á la
diestra del poder [de Dios,] y que viene en las nubes del cielo.

 63  Entónces el sumo sacerdote, rompiendo sus vestidos, dijo: )Qué más
tenemos necesidad de testigos?

 64  Oido habéis la blasfemia:  )Qué os parece? Y ellos todos le condenaron
ser culpado de muerte.

 65  Y algunos comenzaron á escupir en él, y á cubrir su rostro, y á darle
bofetadas, y decirle: Profetiza. Y los criados le herian de bofetadas.

 66  & Y estando Pedro en el palacio abajo, vino una de las criadas del sumo
sacerdote;

 67  Y como vió á Pedro que se calentaba, mirándole, dice: Y tú con Jesus el
Nazareno estabas.

 68  Mas él negó, diciendo: No [le] conozco, ni sé lo que te dices. Y se salió
fuera á la entrada, y cantó el gallo.

 69  Y la criada viéndole otra vez, comenzó á decir á los que estaban allí:
Este es [uno] de ellos.

 70  Mas él negó otra vez. Y poco despues otra vez los que estaban allí,
dijeron á Pedro: Verdaderamente [tú] eres de ellos; porque eres Galileo, y tu
habla es semejante.

 71  Y él comenzó á echarse maldiciones y á jurar, [diciendo:] No conozco á
ese hombre de que habláis.

 72  Y el gallo cantó la segunda vez, y Pedro se acordó de las palabras que
Jesus le habia dicho: Antes que el gallo cante dos veces, me negarás tres
veces; y comenzó á llorar.





CAPITULO 15.

 Y LUEGO por la mañana hecho consejo, los sumos sacerdotes con los ancianos, y
con los escribas, y con todo el concilio, trajeron a Jesus atado, y [le]
entregaron á Pilato.

 2  Y le preguntó Pilato: )Eres tú el Rey de los Judíos?  Y respondiendo él,
le dijo: Tú lo dices.

 3  Y le acusaban los príncipes de los sacerdotes de muchas cosas.

 4  Y le preguntó otra vez Pilato, diciendo: )No respondes algo? Mira cuán
muchas cosas atestiguan contra tí.

 5  Mas Jesus ni aun con eso respondió, de manera que Pilato se maravillaba.

 6  Empero en [el dia de] la fiesta les soltaba un preso, cualquiera que
pidiesen.

 7  Y habia [uno] que se llamaba Barrabas, preso con sus compañeros de la
revuelta, que en una revuelta habian hecho una muerte.

 8  Y la multitud, dando voces, comenzó á pedir [que les hiciese] como siempre
les habia hecho.

 9  Y Pilato les respondió, diciendo: )Queréis que os suelte al rey de los
Judíos?

 10  Porque conocia que por envidia le habian entregado los príncipes de los
sacerdotes.

 11 Mas los príncipes de los sacerdotes incitaron á la multitud, que les
soltase antes á Barrabas.

 12  Y respondiendo Pilato, les dice otra vez: )Qué pues queréis que haga de
él que llamais^ Rey de los Judíos?

 13  Y ellos volvieron á dar voces: Crucifícale.

 14  Mas Pilato les decia: )Pues, qué mal ha hecho?  Y ellos daban mayores
voces: Crucifícale.

 15  Y Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les soltó á Barrabas, y entregó
á Jesus, azotado, para que fuese crucificado.

 16  Entónces los soldados le llevaron dentro de la sala, es á saber, á la
audiencia; y convocan toda la cuadrilla,

 17  Y le visten de púrpura, y le ponen una corona tejida de espinas;

 18  Y comenzaron á saludarle, y decir: Tengas gozo, Rey de los Judíos.

 19  Y le herian su cabeza con una caña, y escupian en él, y le hacian
reverencia hincadas las rodillas.

 20  Y despues que le hubieron escarnecido, le desnudaron de la púrpura, y le
vistieron sus propios vestidos; y le sacan para crucificarle.

 21  Y cargaron á uno que pasaba, (Simon Cireneo padre de Alejandro y de Rufo,
que venia del campo,) para que llevase su cruz.

 22  Y le llevan al lugar de Gólgota, que interpretado quiere decir, lugar de
la Calavera.

 23  Y le dieron á beber vino mezclado con mirra, mas él no [lo] tomó.

 24  Y cuando le hubieron crucificado, repartieron sus vestidos, echando
suertes sobre ellos, qué llevaria cada uno.

 25  Y era la hora de tercia cuando le crucificaron.

 26  Y el título escrito de su causa era, EL REY DE LOS JUDÍOS.

 27  Y crucificaron con él dos ladrones, uno á su mano derecha, y otro ó su
mano izquierda.

 28  Y se cumplió la Escritura que dice: Y con los inícuos fué contado.

 29  Y los que pasaban le denostaban, meneando la cabeza, y diciendo: (Ah! que
derribas el templo de Dios, y en tres dias [lo] edificas:

 30  Sálvate á tí mismo, y desciende de la cruz.

 31  Y de esta manera tambien los príncipes de los sacerdotes escarneciendo,
decian unos á otros, con los escribas: á otros salvó, á si mismo no puede
salvar.

 32  El Cristo, Rey de Israel descienda ahora de la cruz para que veamos y
creamos. Tambien los que estaban crucificados con él, le denostaban.

 33  Y cuando vino la hora de sexta, fueron hechas tinieblas sobre toda la
tierra, hasta la hora de nona.

 34  Y á la hora de nona exclamó Jesus á gran voz, diciendo: )Eloí, Eloí,
lamma sabachthani?  que interpretado, quiere decir: Dios mio, Dios mio, )por
qué me has desamparado?

 35  Y oyéndo[lo] unos de los que estaban allí, decian: He aquí, á Elías^
llama.

 36  Y corrió uno, é hinchiendo de vinagre una esponja, y poniéndo[la] en una
caña, le dió de beber, diciendo: Dejád, veamos si vendrá Elías^ á quitarle.

 37  Mas Jesus, dando una grande voz, espiró.

 38  Entónces el velo del templo se partió en dos de alto á bajo.

 39  Y el centurion, que estaba delante de él, viendo que habia espirado así
clamando, dijo: Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios.

 40  Y tambien estaban [algunas] mujeres mirando de lejos: entre las cuales
era María Magdalena, y María madre de Santiago el menor y de Joses, y Salomé;

 41 Las cuales, estando aun él en Galilea la seguian, y le servian; y otras
muchas que juntamente con él habian subido á Jerusalem.

 42  & Y cuando fué la tarde, porque era la preparacion, esto es, la víspera
del sábado,

 43  José de Arimatea, senador noble, que tambien él esperaba el reino de
Dios, vino, y osadamente entró á Pilato, y pidió el cuerpo de Jesus.

 44  Y Pilato se maravilló, si ya fuese muerto, y haciendo venir al centurion,
le preguntó, si era ya muerto.

 45  Y como [lo] entendió del centurion, dió el cuerpo á José.

 46  El cual compró una sábana, y quitándole, le envolvió en la sábana, y le
puso en un sepulcro labrado en una roca; y revolvió una piedra á la puerta del
sepulcro.

 47  Y María Magdalena, y María [madre] de Joses, miraban dónde le ponian.





CAPITULO 16.

 Y COMO pasó el sábado, María Magdalena, y María [madre] de Santiago, y
Salomé, compraron drogas aromáticas, para venir á ungirle.

 2  Y muy de mañana, el primer [dia] de la semana, vienen al sepulcro, ya
salido el sol.

 3  Y decian entre sí: )Quién nos revolverá la piedra de la puerta del
sepulcro?

 4  Y como miraron, ven la piedra revuelta; porque era grande.

 5  Y entradas en el sepulcro vieron un mancebo sentado a la mano derecha
cubierto de una ropa larga [y] blanca; y se espantaron.

 6  Mas él les dice: No tengais miedo: buscáis á Jesus Nazareno, que fué
crucificado: resucitado ha; no está aquí: he aquí el lugar donde le pusieron.

 7  Mas id, decíd á sus discípulos y á Pedro, que él va ántes que vosotros á
Galilea allí le^ veréis, como os dijo.

 8  Y ellas se fueron huyendo prestamente del sepulcro; porque las habia
tomado temblor y espanto, ni decian nada á nadie; porque tenian miedo.

 9  Mas como [Jesus] resucitó por la mañana; el primer [dia] de la semana,
apareció primeramente a María Magdalena, de la cual habia echado siete
demonios.

 10  Y yendo ella lo [hizo] saber á los que habian estado con él, [que
estaban] tristes y llorando.

 11  Y ellos como oyeron que vivia, y que habia sido visto de ella, no lo
creyeron.

 12  Mas despues apareció en otra forma á dos de ellos que iban caminando,
yendo al campo.

 13  Y ellos fueron, y [lo] hicieron saber á los otros; mas ni aun á ellos
creyeron.

 14  & Posteriormente se apareció á los once, estando sentados á la mesa; y
les zahirió su incredulidad y la dureza de corazon, que no hubiesen creido á
los que le habian visto resucitado.

 15  Y les dijo: Id por todo el mundo, y predicád el evangelio á toda
criatura.

 16  El que creyere, y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere,
será condenado.

 17  Y estas señales seguirán á los que creyeren: En mi nombre echarán fuera
demonios: hablarán nuevas lenguas:

 18 Alzarán serpientes; y si bebieren cosa mortífera, no les dañará: sobre los
enfermos pondrán las manos, y sanarán.

 19  Y el Señor, despues que les habló, fué recibido arriba en el cielo, y se
asentó á la diestra de Dios.

 20  Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, obrando con [ellos] el
Señor, y confirmando la palabra las señales que se seguian. Amen.





EL EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESU CRISTO

SEGUN

SAN LUCAS.





CAPITULO 1.

 HABIENDO muchos tentado á poner en órden la historia de las cosas que entre
nosotros han sido del todo certificadas,

 2  Como nos las enseñaron los que desde el principio fueron testigos de
vista, y ministros de la palabra:

 3  Háme parecido bueno tambien á mí, despues de haber entendido todas las
cosas desde el principio con diligencia, escribirte[las] por órden, oh muy
buen Teófilo^,

 4  Para que conozcas la verdad de las cosas, en las cuales has sido enseñado.

 5  HUBO en los dias de Heródes rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías,
de la clase de Abías, y su mujer [era] de las hijas de Aaron, llamada
Elisabet.

 6  Y eran ambos justos delante de Dios, andando en todos los mandamientos y
estatutos del Señor sin reprension.

 7  Y no tenian hijo, porque Elisabet era estéril, y ámbos eran [ya] avanzados
en sus dias.

 8  Y aconteció, que administrando Zacarías el sacerdocio delante de Dios en
el órden de su clase,

 9  Conforme á la costumbre del sacerdocio, salió en suerte á quemar incienso,
entrando en el templo del Señor.

 10  Y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando á la hora del incienso.

 11  Y le apareció el ángel del Señor que estaba á la mano derecha del altar
del incienso.

 12  Y se turbó Zacarías viéndo[le], y cayó temor sobre él.

 13  Mas el ángel le dijo: Zacarías, no temas; porque tu oracion ha sido oida;
y tu mujer Elisabet te parirá un hijo, y llamarás su nombre Juan;

 14  Y tendrás gozo y alegría, y muchos se gozarán de su nacimiento;

 15  Porque será grande delante de Dios; y no beberá vino ni sidra; y será
lleno del Espíritu Santo aun desde el vientre de su madre.

 16  Y á muchos de los hijos de Israel convertirá al Señor Dios de ellos;

 17  Porque él irá delante de él con el espíritu y virtud de Elías, para
convertir los corazones de los padres á los hijos, y los rebeldes á la
prudencia de los justos, para aparejar al Señor pueblo perfecto.

 18  Y dijo Zacarías al ángel: )En qué conoceré esto?  porque yo soy viejo, y
mi mujer avanzada en dias.

 19  Y respondiendo el ángel le dijo: Yo soy Gabriel, que estoy delante de
Dios; y soy enviado á hablarte, y á darte estas buenas nuevas.

 20  Y he aquí serás mudo, y no podrás hablar, hasta el dia que esto sea
hecho; por cuanto no creiste á mis palabras, las cuales se cumplirán á su
tiempo.

 21  Y el pueblo estaba esperando á Zacarías, y se maravillaban que él se
tardase tanto en el templo.

 22  Y saliendo, no les podia hablar; y entendieron que había visto vision en
el templo; y él les hablaba por señas; y quedó mudo.

 23  Y fué, que cumplidos los dias de su ministerio, se vino á su casa.

 24  Y despues de aquellos dias concibió su mujer Elisabet, y se escondió por
cinco meses, diciendo:

 25  Porque el Señor me hizo esto en los dias en que miró para quitar mi
afrenta entre los hombres.

 26  Y al sexto mes el ángel Gabriel fué enviado de Dios á una ciudad de
Galilea, que se llama Nazaret,

 27  A una virgen desposada con un varon que se llamaba José,^ de la casa de
David; y el nombre de la vírgen era María.

 28  Y entrando el ángel á donde [estaba] ella, dijo: Tengas gozo, altamente
favorecida, el Señor [es] contigo: bendita tú entre las mujeres.

 29  Mas ella, como [le] vió, se turbó de su hablar; y pensaba qué salutacion
fuese esta.

 30  Entónces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia
delante de Dios.

 31  Y he aquí, que concebirás en el vientre, y darás á luz+ un hijo, y
llamarás su nombre Jesus. {+ parirás}

 32  Este será grande, é Hijo del Altísimo será llamado, y le dará el Señor
Dios el trono de David su padre;

 33  Y reinará en la casa de Jacob eternamente, y de su reino no habrá cabo.

 34  Entónces María dijo al ángel: )Cómo será esto?  porque no conozco varon.

 35  Y respondiendo el ángel le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre tí, y la
virtud del Altísimo te hará sombra; por lo cual tambien lo Santo que [de tí]
nacerá, será llamado Hijo de Dios.

 36  Y, he aquí, Elisabet tu parienta, tambien ella ha concebido un hijo en su
vejez; y este es el sexto mes á ella que era llamada la estéril;

 37  Porque ninguna cosa es imposible para Dios.

 38  Entónces María dijo: He aquí la sierva del Señor, hágase en mí conforme á
tu palabra. Y el ángel se partió de ella.

 39  & En aquellos dias levantándose María, fué á la serranía con priesa á una
ciudad de Judá.

 40  Y entró en casa de Zacarías, y saludó á Elisabet.

 41  Y aconteció, que como oyó Elisabet la salutacion de María, la criatura
saltó en su vientre; y Elisabet fué llena de Espíritu Santo,

 42  Y exclamó á gran voz, y dijo: Bendita tu entre las mujeres, y bendito el
fruto de tu vientre.

 43  )Y de dónde esto á mí, que venga la madre de mi Señor á mí?

 44  Porque he aquí, que como llegó la voz de tu salutacion á mis oidos, la
criatura saltó de alegría en mi vientre.

 45  Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplirán las cosas que le
fueron dichas [de parte] del Señor.

 46  Entónces María dijo: Engrandece mi alma al Señor:

 47  Y mi espíritu se alegró en Dios mi Salvador.

 48  Porque miró á la bajeza de su sierva, porque, he aquí, desde ahora me
llamarán bienaventurada todas las generaciones.

 49  Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; y santo [es] su nombre,

 50  Y su misericordia [es] de generacion á generacion á los que le temen.

 51  Hizo valentía con su brazo: esparció los soberbios en el pensamiento de
su corazon.

 52  Quitó los poderosos de los tronos, y levantó á los humildes.

 53  Á los hambrientos hinchió de bienes; y á los ricos envió vacíos.

 54  Socorrió á Israel su siervo, acordándose de [su] misericordia

 55  Como habló á nuestros padres, á Abraham y á su simiente para siempre.

 56  Y se quedó María con ella como tres meses; y se volvió a su casa.

 57  & Y á Elisabet se le cumplió el tiempo de dar á luz+, y dió á luz++ un
hijo. {+ parir} {++ parió}

 58  Y oyeron los vecinos y los parientes que Dios habia hecho grande
misericordia con ella, y se alegraron con ella.

 59  Y aconteció, que al octavo dia vinieron para circuncidar al niño, y le
llamaban del nombre de su padre, Zacarías.

 60  Y respondiendo su madre dijo: No; sino Juan será llamado.

 61  Y le dijeron: )Porqué?  nadie hay en tu parentela que se llama por este
nombre.

 62  Y hablaron por señas á su padre, cómo le queria llamar.

 63  Y demandando la tablilla, escribió, diciendo: Juan es su nombre. Y todos
se maravillaron.

 64  & Y luego fué abierta su boca, y [suelta] su lengua, y habló bendiciendo
á Dios,

 65  Y vino un temor sobre todos los vecinos de ellos; y en toda la serranía
de Judea fueron divulgadas todas estas cosas.

 66  Y todos los que [las] oian, [las] guardaban en su corazon, diciendo:
)Quién será este niño?  Y la mano del Señor era con él.

 67  Y Zacarías su padre fué lleno de Espíritu Santo, y profetizó, diciendo:

 68  Bendito el Señor Dios de Israel, que visitó, é hizo redencion á su
pueblo.

 69  Y nos enhestó el cuerno de salud en la casa de David su siervo.

 70  Como habló por boca de sus santos profetas, que fueron desde el
principio:

 71  Salvacion de nuestros enemigos, y de mano de todos los que nos
aborrecieron:

 72  Para hacer misericordia con nuestros padres, y acordarse de su santo
concierto:

 73  Del juramento que juró á Abraham nuestro padre,

 74  Que nos daria él: que libertados de las manos de nuestros enemigos, le
serviriamos sin temor,

 75  En santidad y justicia delante de él todos los dias de nuestra vida.

 76  Tú, empero, oh^ niño, profeta del Altísimo serás llamado; porque irás
delante de la faz del Señor, para aparejar sus caminos:

 77  Dando ciencia de salvacion á su pueblo para remision de sus pecados:

 78  Por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, con que nos visitó de
lo alto el oriente,

 79  Para dar luz á los que habitan en tinieblas y [en] sombra de muerte; para
encaminar nuestros piés por camino de paz.

 80  Y el niño crecia, y era confortado en espíritu, y estuvo en los desiertos
hasta el dia que se mostró á Israel.





CAPITULO 2.

 Y ACONTECIÓ en aquellos dias, que salió un edicto de parte de Augusto César,
para que toda la tierra fuese empadronada.

 2  Este empadronamiento primero fué hecho, siendo presidente de la Siria
Cirenio.

 3  É iban todos para ser empadronados cada uno á su ciudad.

 4  Y subió José de Galilea, de la ciudad de Nazaret, á Judea, á la ciudad de
David, que se llama Belen, por cuanto era de la casa y familia de David;

 5  Para ser empadronado, con María su mujer desposada con él, la cual estaba
preñada.

 6  Y aconteció, que estando ellos allí, se le cumplieron los dias en que
habia de dar á luz+. {+ los dias en que ella habia de parir se cumplieron}.

 7  Y parió á su hijo primogénito, y le envolvió en pañales, y le acostó en el
pesebre; porque no habia lugar para ellos en el meson.

 8  Y habia pastores en la misma tierra, que velaban, y guardaban las velas de
la noche sobre su ganado.

 9  Y, he aquí, el ángel del Señor vino sobre ellos; y la claridad de Dios los
cercó de resplandor de todas partes, y tuvieron gran temor.

 10  Mas el ángel les dijo: No temáis, porque, he aquí, os doy nuevas de gran
gozo, que será á todo el pueblo:

 11  Que os es nacido hoy Salvador, que es el Señor, el Cristo, en la ciudad
de David.

 12  Y esto os [será por] señal: hallaréis al niño envuelto en pañales, echado
en el pesebre.

 13  Y repentinamente apareció con el ángel multitud de ejércitos celestiales,
que alababan á Dios, y decian:

 14  Gloria en las alturas á Dios, y en la tierra paz, y á los hombres buena
voluntad.

 15  Y aconteció, que como los ángeles se fueron de ellos al cielo, los
pastores dijeron los unos á los otros: Pasemos, pues, hasta Belen, y veamos
este negocio que ha hecho Dios, y nos ha mostrado.

 16  Y vinieron apriesa, y hallaron á María, y á José, y al niño acostado en
el pesebre.

 17  Y viéndo[lo], hicieron notorio lo que les habia sido dicho del niño.

 18  Y todos los que [lo] oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les
decian.

 19  Mas María guardaba todas estas cosas confiriéndo[las] en su corazon.

 20  Y se volvieron los pastores glorificando y alabando á Dios por todas las
cosas que habian oido y visto, como les habia sido dicho.

 21  & Y pasados los ocho dias para circuncidar al niño, llamaron su nombre
Jesus, el cual fué así llamado por el ángel ántes que él fuese concebido en el
vientre.

 22  & Y como se cumplieron los dias de la purificacion de María conforme á la
ley de Moises, le trajeron á Jerusalem para presentarle al Señor,

 23  (Como está escrito en la ley del Señor: Todo varon que abriere la matriz
será llamado santo al Señor;)

 24  Y para dar la ofrenda conforme á lo que está dicho en la ley del Señor,
un par de tórtolas, ó dos palominos.

 25  Y, he aquí, habia un hombre en Jerusalem llamado Simeon, y este hombre,
justo y piadoso, esperaba la consolacion de Israel; y el Espíritu Santo era
sobre él.

 26  Y habia recibido respuesta del Espíritu Santo, que no veria la muerte
ántes que viese al Cristo del Señor.

 27  Y vino por el Espíritu al templo. Y como metieron al niño Jesus sus
padres en el templo para hacer por él conforme a la costumbre de la ley,

 28  Entónces él le tomó en sus brazos, y bendijo á Dios, y dijo:

 29  Ahora despides, Señor, a tu siervo, conforme á tu palabra, en paz:

 30  Porque han visto mis ojos tu salud,

 31  La cual has aparejado en presencia de todos los pueblos:

 32  Luz para ser revelada á los Gentiles, y la gloria de tu pueblo Israel.

 33  Y José y su madre estaban maravillados de las cosas que se decian de él.

 34  Y los bendijo Simeon, y dijo á su madre María: He aquí, que este [niño]
es puesto para caida y para levantamiento de muchos en Israel y para blanco de
contradiccion;

 35  (Y [á] tu alma de tí misma traspasará espada,) para que de muchos
corazones sean manifestados los pensamientos.

 36  Estaba tambien [allí] Ana, profetisa, hijo de Fanuel, de la tribu de
Aser, la cual era [ya] de grande edad, y habia vivido con su marido siete años
de^ su virginidad.

 37  Y [era] viuda de hasta ochenta y cuatro años, que no se apartaba del
templo, en ayunos y oraciones sirviendo [á Dios] de noche y de dia.

 38  Y esta sobreviniendo en la misma hora, juntamente daba alabanzas al
Señor, y hablaba de él á todos los que esperaban la redencion en Jerusalem.

 39  Mas como cumplieron todas las cosas segun la ley del Señor, se volvieron
á Galilea, á su ciudad de Nazaret.

 40  Y el niño crecia, y era confortado en espíritu, y henchíase de sabiduría,
y la gracia de Dios era sobre él.

 41  E iban sus padres todos los años á Jerusalem en la fiesta de la páscua.

 42  & Y como fué de doce años, ellos subieron á Jerusalem conforme á la
costumbre de la fiesta.

 43  Y acabados los dias, volviendo ellos, se quedó el niño Jesus en
Jerusalem, sin saber[lo] José y su madre.

 44  Y pensando que estaba en la compañía, anduvieron camino de un dia; y le
buscaban entre los parientes, y entre los conocidos.

 45  Y como no le hallasen, volvieron á Jerusalem, buscándole.

 46  Y aconteció, que tres dias despues le hallaron en el templo, sentado en
medio de los doctores, oyéndoles, y preguntándoles.

 47  Y todos los que le oian estaban fuera de sí por su entendimiento y
respuestas.

 48  Y como le vieron, se espantaron, y le dijo su madre Hijo, )por qué nos
has hecho así?  He aquí, tu padre y yo te hemos buscado con dolor.

 49  Entónces [él] les dice: )Qué hay?  )por qué me buscabais?  )No sabiais
que en los negocios que son de mi Padre me conviene estar?

 50  Mas ellos no entendieron las palabras que les habló.

 51  & Y descendió con ellos y vino á Nazaret, y estaba sujeto á ellos. Y su
madre guardaba todas estas cosas en su corazon.

 52  Y Jesus crecia en sabiduría, y en estatura, y en favor acerca de Dios y
de los hombres.





CAPITULO 3.

 Y EN el año quince del imperio de Tiberio César, siendo presidente de Judea
Poncio Pilato, y Heródes tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de
Iturea y de la provincia de Traconite, y Lisania tetrarca de Abilina;

 2  Siendo sumos sacerdotes Annas y Caifas, fué la palabra del Señor á Juan,
hijo de Zacarías, en el desierto.

 3  Y él vino en toda la tierra al derredor del Jordan, predicando el bautismo
de arrepentimiento para remision de pecados;

 4  Como está escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías, que
dice: Voz del que clama en el desierto: Aparejád el camino del Señor, hacéd
derechas sus sendas.

 5  Todo valle se henchirá, y todo monte y collado se abajará; y lo torcido
será enderezado, y los caminos ásperos allanados;

 6  Y verá toda carne la salvacion de Dios.

 7  Y decia á las multitudes que salian para ser bautizadas por él: Generacion
de víboras, )quién os enseñó á huir de la ira que vendrá?

 8  Hacéd, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis á decir en
vosotros mismos: Por padre tenemos á Abraham; porque os digo, que puede Dios,
aun de estas piedras, levantar hijos á Abraham.

 9  Y ya tambien el hacha está puesta á la raiz de los árboles: todo árbol
pues que no hace buen fruto, es talado, y echado en el fuego.

 10  Y las multitudes le preguntaban, diciendo: )Pues, qué haremos?

 11  Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos ropas, dé al que no tiene; y
el que tiene alimentos, haga lo mismo.

 12  Y vinieron tambien publicanos para ser bautizados, y le dijeron:
)Maestro, qué haremos nosotros?

 13  Y él les dijo: No demandéis más de lo que os está ordenado.

 14  Y le preguntaron tambien los soldados, diciendo: Y nosotros, )qué
haremos?  Y les dice: No maltratéis á nadie, ni oprimáis, y sed contentos con
vuestros salarios.

 15  & Y estando el pueblo esperando, y pensando todos de Juan en sus
corazones, si él fuese el Cristo,

 16  Respondió Juan, diciendo á todos: Yo, á la verdad, os bautizo con agua;
mas viene uno que es más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la
correa de sus zapatos: él os bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.

 17  Cuyo aventador [está] en su mano; y limpiará su era, y juntará el trigo
en su alfolí; mas quemará la paja en fuego que nunca se apagará.

 18  Así que amonestando otras muchas cosas tambien, anunciaba el evangelio al
pueblo.

 19  Entónces Heródes el tetrarca, siendo reprendido por él á causa de
Herodías, mujer de Felipe su hermano, y de todas las maldades que habia hecho
Heródes,

 20  Añadió tambien esto sobre todo, que encerró á Juan en la cárcel.

 21  & Y aconteció, que como todo el pueblo fué bautizado, y Jesus tambien
fuese bautizado, y orase, el cielo se abrió,

 22  Y descendió el Espíritu Santo en forma corporal, como paloma, sobre él, y
vino una voz del cielo que decia: Tú eres mi Hijo amado, en tí es mi placer.

 23  & Y el mismo Jesus comenzaba á ser como de treinta años, siendo (como se
creia,) hijo de José, que fué [hijo] de Helí,

 24  Que fué de Mattat, que fué de Leví, que fué de Melqui, que fué de Janne,
que fué de José,

 25  Que fué de Mattatías,que fué de Amos, que fué de Naum, que fué de Esli,
que fué de Nagge,

 26  Que fué de Maat, que fué de Mattatías, que fué de Semeí, que fué de José,
que fué de Judá,

 27  Que fué de Joanna, que fué de Resa, que fué de Zorobabel, que fué de
Salatiel, que fué de Neri,

 28  Que fué de Melqui, que fué de Addi, que fué de Cosam, que fué de Elmodam,
que fué de Er,

 29  Que fué de José^, que fué de Eliezer, que fué de Jorim, que fué de
Mattat, que fué de Leví,

 30  Que fué de Simeon, que fué de Judá, que fué de José, que fué de Jonan,
que fué de Eliacim,

 31  Que fué de Melea, que fué de Menan, que fué de Mattata, que fué de Natan,
que fué de David,

 32  Que fué de Jessé, que fué de Obed, que fué de Booz, que fué de Salmon,
que fué de Naason,

 33  Que fué de Aminadab, que fué de Aram, que fué de Esrom, que fué de Fares,
que fué de Judá,

 34  Que fué de Jacob, que fué de Isaac, que fué de Abraham, que fué de Tara,
que fué de Nacor,

 35  Que fué de Saruc, que fué de Ragau, que fué de Faleg que fué de Jeber,
que fué de Sala,

 36  Que fué de Cainan, que fué de Arfajad, que fué de Sem, que fué de Noé,
que fué de Lamec,

 37  Que fué de Matusalen, que fué de Jenoc, que fué de Jared, que fué de
Malaleel, que fué de Cainan.

 38  Que fué de Henos, que fué de Set, que fué de Adam, que fué de Dios.





CAPITULO 4.

 Y JESUS, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordan, y fué llevado por el
Espíritu al desierto,

 2  Por cuarenta dias, [y era] tentado del diablo. Y no comió cosa alguna en
aquellos dias: los cuales pasados, despues tuvo hambre.

 3  Entónces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, dí á esta piedra que se
haga pan.

 4  Y Jesus respondiéndole, dijo: Escrito está: Que no con pan solo vivirá el
hombre, mas con toda palabra de Dios.

 5  Y le llevó el diablo á un alto monte, y le mostró todos los reinos de la
tierra habitada en un momento de tiempo.

 6  Y le dijo el diablo: A tí te daré esta potestad toda, y la gloria de
ellos; porque á mí es entregada, y á quien quiero la doy.

 7  Tú, pues, si adorares delante de mí, serán todos tuyos.

 8  Y respondiendo Jesus, le dijo: Quítate de delante de mí, Satanas, Porque
escrito está: Al Señor Dios tuyo adorarás, y á él solo servirás.

 9  Y le llevó á Jerusalem, y le puso sobre las almenas del templo, y le dijo:
Si eres Hijo de Dios, échate de aquí abajo.

 10  Porque escrito está: [Que] á sus ángeles te encomendará, para que te
guarden;

 11  Y [que] en [sus] manos te llevarán, porque nunca hieras tu pié en piedra.

 12  Y respondiendo Jesus, le dijo: Dicho está: No tentarás al Señor tu Dios.

 13  Y acabada toda la tentacion, el diablo se separó de él por algun tiempo.

 14  & Y Jesus volvió en virtud del Espíritu á Galilea, y salió la fama de él
por toda la tierra de al derredor.

 15  Y él enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado de todos.

 16  & Y vino á Nazaret, donde habia sido criado, y entró, conforme á su
costumbre, el dia del sábado en la sinagoga, y se levantó á leer.

 17  Y le fué dado el libro del profeta Isaías; y como desarrolló el libro,
hallo el lugar donde estaba escrito:

 18  El Espíritu del Señor [es] sobre mí, por cuanto me ha ungido; para dar
buenas nuevas á los pobres me ha enviado: para sanar á los quebrantados de
corazon; para publicar á los cautivos redencion, y á los ciegos vista; para
poner en libertad á los oprimidos;

 19  Para predicar el año agradable del Señor.

 20  Y arrollando el libro, como [le] dió al ministro, se sentó; y los ojos de
todos en la sinagoga se clavaron en él.

 21  Y comenzó á decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura en vuestros
oidos.

 22  Y todos le daban testimonio, y estaban maravillados de las palabras de
gracia que salian de su boca, y decian: )No es este el hijo de José?

 23  Y les dijo: Sin duda me diréis este refran: Médico, cúrate á tí mismo: de
tantas cosas que hemos oido haber sido hechas en Capernaum, haz tambien aquí
en tu tierra.

 24  Y dijo: De cierto os digo, que ningun profeta es acepto en su tierra.

 25  En verdad os digo, [que] muchas viudas habia en Israel en los dias de
Elías, cuando el cielo fué cerrado por tres años y seis meses, que hubo grande
hambre en toda la tierra:

 26  Mas á ninguna de ellas fué enviado Elías, sino á Sarepta de Sidon, á una
mujer viuda.

 27  Y muchos leprosos habia en Israel en tiempo del profeta Eliseo; mas
ninguno de ellos fué limpio, sino Naaman el Siro.

 28  Entónces todos en la sinagoga fueron llenos de ira, oyendo estas cosas.

 29  Y levantándose, le echaron fuera de la ciudad, y le llevaron hasta la
cumbre del monte, sobre el cual la ciudad de ellos estaba edificada, para
despeñarle.

 30  Mas él, pasando por medio de ellos, se fué.

 31  & Y descendió á Capernaum, ciudad de Galilea, y allí los enseñaba en los
sábados.

 32  Y estaban fuera de sí de su doctrina; porque su palabra era con potestad.

 33  Y estaba en la sinagoga un hombre que tenia un espíritu de un demonio
inmundo, el cual exclamó á gran voz,

 34  Diciendo: Déjanos, )qué tenemos nosotros que ver contigo, Jesus Nazareno?
 )Has venido á destruirnos?  Yo te conozco quién eres, [eres] el Santo de
Dios.

 35  Y Jesus le riñó, diciendo: Enmudece, y sal de él. Entónces el demonio,
derribándole en medio, salió de él; y no le hizo daño alguno.

 36  Y cayó espanto sobre todos, y hablaban unos á otros, diciendo: )Qué
palabra [es] esta, que con autoridad y poder manda á los espíritus inmundos, y
salen?

 37  Y la fama de él se divulgaba de todas partes por todos los lugares de la
comarca.

 38  & Y levantándose Jesus de la sinagoga, se entró en casa de Simon; y la
suegra de Simon estaba con una grande fiebre; y le rogaron por ella.

 39  Y volviéndose hácia ella, riñó á la fiebre, y la fiebre la dejó, y ella
levantándose luego, les sirvió.

 40  Y poniéndose el sol, todos los que tenian enfermos de diversas
enfermedades, los traian á él; y él, poniendo las manos sobre cada uno de
ellos, los sanaba.

 41  Y salian tambien demonios de muchos, dando voces, y diciendo: Tú eres el
Cristo, el Hijo de Dios; mas [él] riñéndo[les] no los dejaba hablar, porque
sabian que él era el Cristo.

 42  Y siendo ya de dia salió, y se fué á un lugar desierto; y las gentes le
buscaban, y vinieron hasta él; y le detenian para que no se apartase de ellos.

 43  Y él les dijo: Tambien á otras ciudades es menester que yo anuncie el
evangelio del reino de Dios; porque para esto soy enviado.

 44  Y predicaba en las sinagogas de Galilea.





CAPITULO 5.

 Y ACONTECIÓ, que estando él junto al lago de Genesaret, la multitud se
derribaba sobre él por oir la palabra de Dios.

 2  Y vió dos naves que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores,
habiendo descendido de ellas, lavaban [sus] redes.

 3  Y entrando en una de estas naves, la cual era de Simon, le rogó que la
desviase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la nave al pueblo.

 4  & Y como cesó de hablar, dijo á Simon: Entra en alta mar, y echad vuestras
redes para pescar.

 5  Y respondiendo Simon, le dijo: Maestro, habiendo trabajado toda la noche,
nada hemos tomado; mas en tu palabra echaré la red.

 6  Y habiéndolo hecho, encerraron [tan] gran multitud de peces, que su red se
rompia.

 7  É hicieron señas á los compañeros que estaban en la otra nave, que,
viniesen á ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas naves de tal manera que se
anegaban.

 8  [Lo cual] viendo Simon Pedro, se derribó á las rodillas de Jesus,
diciendo: Sálte de conmigo, Señor, porque soy hombre pecador.

 9  Porque temor le habia rodeado, y á todos los que estaban con él, á causa
de la presa de los peces que habian tomado:

 10  Y asimismo á Santiago y á Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de
Simon. Y Jesus dijo á Simon: No temas: desde ahora tomarás hombres.

 11  Y como llegaron á tierra las naves, dejándolo todo, le siguieron.

 12 & Y aconteció que estando en una ciudad, he aquí, un hombre lleno de
lepra, el cual viendo á Jesus, postrándose sobre el rostro le rogó, diciendo:
Señor, si quisieres, puedes limpiarme.

 13  Entónces extendiendo la mano le tocó, diciendo: Quiero: sé limpio. Y
luego la lepra se fué de él.

 14  Y él le mandó que no lo dijese á nadie: Mas vé ([le dice],) muéstrate al
sacerdote, y ofrece por tu limpieza, como mandó Moises, por testimonio á
ellos.

 15  Empero el hablar de él andaba tanto más; y se juntaban grandes multitudes
á oir, y ser sanados por él de sus enfermedades.

 16  Mas él se apartaba á los desiertos, y oraba.

 17  & Y aconteció un dia, que él estaba enseñando, y Fariseos y doctores de
la ley estaban sentados;^ los cuales habian venido de todas las aldeas de
Galilea, y de Judea, y de Jerusalem; y la virtud del Señor estaba [allí] para
sanarlos.

 18  Y, he aquí, unos hombres, que traian en una cama un hombre que estaba
paralítico; y buscaban [por donde] meterle, y poner[le] delante de él.

 19  Y no hallando por donde meterle á causa de la multitud, subieron encima
de la casa, y por el tejado le bajaron con la cama en medio, delante de Jesus.

 20  El cual, viendo la fé de ellos, le dice: Hombre, tus pecados te son
perdonados.

 21  Entónces los escribas y los Fariseos comenzaron á pensar, diciendo:
)Quién es este que habla blasfemias? )Quién puede perdonar pecados, sino solo
Dios?

 22  Jesus entónces, conociendo los pensamientos de ellos, respondiendo les
dijo: )Qué pensáis en vuestros corazones?

 23 )Cuál es más fácil; decir: Tus pecados te son perdonados; ó decir:
Levántate, y anda?

 24  Pues porque sepáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra de
perdonar pecados, (dice al paralítico:) A tí digo: Levántate, toma tu cama; y
véte á tu casa.

 25  Y luego, él, levantándose en presencia de ellos, y tomando aquello en que
estaba echado, se fué á su casa glorificando á Dios.

 26  Y tomó espanto á todos, y glorificaban á Dios; y fueron llenos de temor,
diciendo: Hemos visto maravillas hoy.

 27  & Y despues de estas cosas salió; y vió á un publicano llamado Leví,
sentado al banco de los tributos, y le dijo: Sígueme.

 28  Y dejadas todas cosas, levantándose, le siguió.

 29  É hizo Leví un gran banquete en su casa, y habia mucha compañía de
publicanos, y de otros, los cuales estaban á la mesa con ellos.

 30  Y los escribas y los Fariseos murmuraban contra sus discípulos, diciendo:
)Por qué coméis y bebéis con los publicanos y pecadores?

 31  Y respondiendo Jesus, les dijo: Los que están sanos no han menester
médico, sino los que están enfermos.

 32  No he venido á llamar á los justos, sino á los pecadores á
arrepentimiento.

 33  & Entónces ellos le dijeron: )Por qué los discípulos de Juan ayunan
muchas veces, y hacen oraciones, y asimismo los de los Fariseos; mas tus
discípulos comen y beben?

 34  Y él les dijo: )Podeis hacer que los que están de bodas ayunen, entre
tanto que el esposo está con ellos?

 35  Empero vendrán dias cuando el esposo les será quitado; entónces ayunarán
en aquellos dias.

 36  & Y les decia tambien una parábola: Nadie pone remiendo de paño nuevo en
vestido viejo: de otra manera el nuevo rompe, y al viejo no conviene remiendo
nuevo.

 37  Y nadie echa vino nuevo en cueros viejos: de otra manera el vino nuevo
romperá los cueros, y el vino se derramará, y los cueros se perderán.

 38  Mas el vino nuevo en cueros nuevos se ha de echar; y lo uno y lo otro se
conserva.

 39  Y ninguno que bebiere el viejo, quiere luego el nuevo; porque dice: El
viejo es mejor.





CAPITULO 6.

 Y ACONTECIÓ que pasando él por entre los panes el segundo sábado despues del
primero, sus discípulos arrancaban espigas, y comian, estregándo[las] entre
las manos.

 2  Y algunos de los Fariseos les dijeron: )Por qué hacéis lo que no es lícito
hacer en los sábados?

 3  Y respondiendo Jesus, les dijo: )Ni aun esto habéis leido, lo que hizo
David cuando tuvo hambre, él, y los que con él estaban?

 4  )Cómo entró en la casa de Dios, y tomó los panes de la proposicion, y
comió, y dió tambien á los que estaban con él; los cuales no era lícito comer,
sino á solos los sacerdotes?

 5  Y les decia: El Hijo del hombre es Señor aun del sábado.

 6  & Y aconteció tambien en otro sábado, que él entró en la sinagoga y
enseñó; y estaba allí un hombre que tenia la mano derecha seca.

 7  Y le acechaban los escribas y los Fariseos, si sanaria en sábado, por
hallar de qué le acusasen.

 8  Mas él sabia los pensamientos de ellos: y dijo al hombre que tenia la mano
seca: Levántate, y pónte en medio. Y él levantándose se puso en pié.

 9 Entónces Jesus les dice: Preguntaros he una cosa:  )Es lícito en sábados
hacer bien, ó hacer mal?  )salvar la vida, ó matar?

 10  Y mirándolos^ á todos en derredor, dice al hombre: Extiende tu mano; y él
lo hizo así, y su mano fué restituida sana como la otra.

 11  Y ellos fueron llenos de rabia, y hablaban los unos á los otros qué
harian á Jesus.

 12  & Y aconteció en aquellos dias, que fué á orar en un monte, y pasó la
noche orando á Dios.

 13  Y como fué de dia, llamó á sus discípulos; y escogió doce de ellos, los
cuales tambien llamó Apóstoles:

 14  A Simon, al cual tambien llamó Pedro, y á Andres su hermano, Santiago y
Juan, Felipe y Bartolomé,

 15  Mateo y Tomas, y Santiago, [hijo] de Alfeo. y Simon, el que se llama
Zelador,

 16  Júdas [hermano] de Santiago, y Júdas Iscariote, que tambien fué el
traidor.

 17  & Y descendió con ellos, y se paró en un lugar llano; y la compañía de
sus discípulos, y una grande multitud de pueblo de toda Judea, y de Jerusalem,
y de la costa de Tiro y de Sidon, que habian venido á oirle, y para ser
sanados de sus enfermedades;

 18  Y [otros] que habian sido atormentados de espíritus inmundos; y eran
sanos.

 19  Y toda la multitud procuraba de tocarle; porque salia de él virtud, y
sanaba á todos.

 20  Y alzando él los ojos sobre sus discípulos, decia: Bienaventurados los
pobres; porque vuestro es el reino de Dios.

 21  Bienaventurados los que ahora tenéis hambre; porque seréis hartos.
Bienaventurados los que ahora lloráis; por que reiréis.

 22  Bienaventurados sois cuando los hombres os aborrecieren, y cuando os
apartaren [de sí], y [os] denostaren, y desecharen vuestro nombre como malo,
por causa del Hijo del hombre.

 23  Gozáos en aquel dia, y alegráos; porque, he aquí, vuestro galardon [es]
grande en los cielos; porque así hacian sus padres á los profetas.

 24  Mas (ay de vosotros ricos! porque tenéis vuestro consuelo.

 25  (Ay de vosotros, los que estáis hartos! porque tendréis hambre. (Ay de
vosotros, los que ahora reís! porque lamentaréis y lloraréis.

 26  (Ay de vosotros, cuando todos los hombros dijeren bien de vosotros!
porque así hacian sus padres á los falsos profetas.

 27  & Mas á vosotros los que oís, digo: Amád á vuestros enemigos: hacéd bien
á los que os aborrecen.

 28  Bendecíd á los que os maldicen; y orád por los que os calumnian.

 29  Y al que te hiriere en [una] mejilla, dále tambien la otra; y del que te
quitare la capa, no [le] impidas [llevar] el sayo tambien.

 30  Y á cualquiera que te pidiere, dá, y al que tomare lo que [es] tuyo, no
[se lo] vuelvas á pedir.

 31  Y como queréis que os hagan los hombres, hacédles tambien vosotros así.

 32  Porque si amáis á los que os aman, )qué gracias tendréis?  porque tambien
los pecadores aman á los que los aman.

 33  Y si hiciereis bien á los que os hacen bien, )qué gracias tendréis?
porque tambien los pecadores hacen lo mismo.

 34  Y si prestareis [á aquellos] de quienes esperáis recibir, )qué gracias
tendréis?  porque tambien los pecadores prestan á los pecadores, para recibir
otro tanto.

 35  Amád pues á vuestros enemigos; y hacéd bien, y prestád, no esperando de
ello nada; y será vuestro galardon grande, y seréis hijos del Altísimo; porque
él es benigno [aun] para con los ingratos y los malos.

 36  Sed pues misericordiosos, como tambien vuestro Padre es misericordioso.

 37  No juzguéis, y no seréis juzgados: no condenéis, y no seréis condenados:
perdonád, seréis perdonados:

 38  Dad, y se os dará: medida buena, apretada, remecida, y rebosando darán en
vuestro regazo; porque con la misma medida que midiereis, os será vuelto á
medir.

 39  Y les decia una parábola: )Puede el ciego guiar al ciego?  )no caerán
ambos en el hoyo?

 40  El discípulo no es sobre su maestro; mas cualquiera que fuere como su
maestro, será perfecto.

 41  )Y por qué miras la arista que [está] en el ojo de tu hermano, y la viga
que [está] en tu propio ojo no consideras^?

 42  )O cómo puedes decir á tu hermano: Hermano, deja, echaré fuera la arista
que está en tu ojo, no mirando tú la viga que está en tu ojo?  Hipócrita, echa
fuera primero de tu ojo la viga, y entónces mirarás de echar fuera la arista
que está en el ojo de tu hermano.

 43  Porque no es buen árbol el que hace malos frutos; ni árbol malo el que
hace buen fruto.

 44  Porque cada árbol por su fruto es conocido: que no cogen higos de las
espinas, ni vendimian uvas de las zarzas.

 45  El buen hombre del buen tesoro de su corazon saca lo bueno; y el mal
hombre del mal tesoro de su corazon saca lo malo; porque de la abundancia del
corazon habla la boca.

 46  )Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que digo?

 47  & Todo aquel que viene á mí, y oye mis palabras, y las hace, yo os
enseñaré á quién es semejante.

 48  Semejante es á un hombre que edificó una casa, que cavó y ahondó, y puso
el fundamento sobre roca; y habiendo avenida, el rio dió con ímpetu en aquella
casa, mas no la pudo menear; porque estaba fundada sobre roca.

 49 Mas el que oye, y no hace, semejante es á un hombre que edificó su casa
sobre tierra sin fundamento, en la cual el rio dió con ímpetu, y luego cayó; y
fué grande la ruina de aquella casa.





CAPITULO 7.

 Y COMO acabó todas sus palabras en oidos del pueblo, entró en Capernaum.

 2  Y el siervo de un centurion estaba enfermo y se iba muriendo, al cual él
tenia en estima.

 3  Y como oyó de Jesus, envió á él los ancianos de los Judíos, rogándole que
viniese y librase á su siervo.

 4  Y viniendo ellos á Jesus rogáronle con diligencia, diciendole: Porque es
digno de concederle esto:

 5  Que ama nuestra nacion, y él nos edificó una sinagoga.

 6  Y Jesus fué con ellos: mas como ya no estuviesen léjos de su casa, envió
el centurion amigos á él, diciéndole: Señor, no tomes trabajo, que no soy
digno de que entres debajo de mi tejado:

 7  Por lo cual ni aun me tuve por digno de venir á tí; mas dí [tan solo] una
palabra, y mi criado será sano.

 8  Porque tambien yo soy [hombre] puesto en autoridad, que tengo debajo de mí
soldados; y digo a este: Vé, y vá; y al otro: ven, y viene; y á mi siervo: Haz
esto, y [lo] hace.

 9  Lo cual oyendo Jesus, se maravilló de él, y vuelto, dijo á las multitudes
que le seguian: Os digo, [que] ni aun en Israel, he hallado tanta fé.

 10  Y vueltos á casa los que habian sido enviados, hallaron sano al siervo
que habia estado enfermo.

 11  & Y aconteció despues, que él iba á la ciudad que se llama Nain, é iban
con el muchos de sus discípulos, y gran compañía.

 12  Y como llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí, que sacaban un
difunto, unigénito de su madre, la cual tambien era viuda; y habia con ella
mucha gente de la ciudad.

 13  Y como el Señor la vió, fué movido á misericordia de ella, y le dice: No
llores.

 14  Y acercándose, tocó las andas; y los que [le] llevaban, pararon. Y dijo:
Mancebo, á tí digo, levántate.

 15  Entónces, volvióse á sentar el que habia sido muerto, y comenzó á hablar;
y le dió a su madre.

 16  Y tomó á todos temor, y glorificaban á Dios, diciendo: Que profeta grande
se ha levantado entre nosotros; y que Dios ha visitado a su pueblo.

 17  Y salió esta fama de él por toda Judea, y por toda la tierra del al
derredor.

 18  & Y dieron las nuevas á Juan de todas estas cosas sus discípulos.

 19  Y llamó Juan unos dos de sus discípulos, y [les] envió á Jesus, diciendo:
 )Eres tú aquel que habia de venir, ó esperarémos á otro?

 20  Y como los varones vinieron á él, dijeron: Juan el Bautista nos ha
enviado á tí, diciendo: )Eres tú aquel que habia de venir, ó esperarémos á
otro?

 21  Y en la misma hora sanó á muchos de enfermedades y de plagas, y de
espíritus malos, y á muchos ciegos dió la vista.

 22  Y respondiendo Jesus les dijo: Id, dad las nuevas a Juan de lo que habéis
visto y oido: Que los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados,
los sordos oyen, los muertos resucitan, a los pobres es anunciado el
evangelio.

 23  Y bienaventurado es el que no fuere escandalizado en mí.

 24  & Y como se fueron los mensageros de Juan, comenzó á hablar de Juan á las
gentes: )Qué salisteis á ver en el desierto?  )una caña que es agitada del
viento?

 25  Mas, )qué salisteis á ver?  )un hombre cubierto de vestidos delicados?
He aquí que los que están en vestido precioso, y en delicias, en los palacios
de los reyes están.

 26  Mas, )qué salisteis a ver?  )un profeta?  De cierto os digo, y aun más
que profeta.

 27  Este es de quien está escrito: He aquí, envio mi ángel delante de tu faz,
el cual aparejará tu camino delante de tí.

 28  Porque yo os digo que entre los nacidos de mujeres no hay mayor profeta
que Juan el Bautista, empero el más pequeño en el reino de los cielos es mayor
que él.

 29  Y todo el pueblo oyéndo[le], y los publicanos, justificaron á Dios,
siendo bautizados con el bautismo de Juan.

 30  Mas los Fariseos, y los sabios de la ley, desecharon el consejo de Dios
contra sí mismos, no siendo bautizados por él.

 31  Y dijo el Señor: )A quién pues compararé los hombres de esta generacion,
y á qué son semejantes?

 32  Semejantes son á los muchachos sentados en la plaza y que dan voces los
unos á los otros, y dicen: Os tañímos con flautas, y no bailasteis; os
endechámos, y no llorasteis.

 33  Porque vino Juan el Bautista que ni comia pan, ni bebia vino, y decís:
Demonio tiene.

 34  Vino el Hijo del hombre que come y bebe, y decís: He aquí, un hombre
comilon, y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores.

 35  Mas la sabiduría es justificada de todos sus hijos.

 36  & Y le rogó uno de los Fariseos, que comiese con él. Y entrado en casa
del Fariseo, se sentó á la mesa.

 37  Y, he aquí, una mujer en la ciudad, que era pecadora, como entendió que
estaba á la mesa en casa de aquel Fariseo, trajo un vaso de alabastro de
ungüento;

 38  Y estando detras á sus piés, comenzó llorando á regar con lágrimas sus
piés, y [los] limpiaba con los cabellos de su cabeza; y besaba sus piés y
[los] ungia con el ungüento.

 39  Y como vió [esto] el Fariseo que le habia llamado, pensó en sí, diciendo:
Este, si fuera profeta, conoceria quién y cuál [es] la mujer que le toca; que
es pecadora.

 40  Entónces respondiendo Jesus, le dijo: Simon, una cosa tengo que decirte.
Y él le dice: Dí, Maestro.

 41  [Y dice Jesus:] Cierto acreedor tenia dos deudores: el uno le debia
quinientos denarios, y el otro cincuenta.

 42  Y no teniendo ellos de qué pagar, soltó [la deuda] á ambos. Dí, pues,
)cuál de estos le amará más?

 43  Y respondiendo Simon dijo: Pienso que [aquel] al cual soltó más. Y él le
dijo. Rectamente has juzgado.

 44  Y vuelto á la mujer, dijo á Simon:  )Ves esta mujer?  Entré en tu casa,
no diste agua para mis piés; mas esta ha regado mis piés con lágrimas, y
limpiádo[los] con los cabellos de su cabeza.

 45  No me diste beso, mas esta desde que entré, no ha cesado de besar mis
piés.

 46  No ungiste mi cabeza con aceite; mas esta ha ungido con ungüento mis
piés.

 47  Por lo cual te digo, [que] sus muchos pecados son perdonados, porque amó
mucho; mas al que se perdona poco, poco ama.

 48  Y á ella dijo: Los pecados te son perdonados.

 49  Y los que estaban juntamente sentados á la mesa, comenzaron á decir entre
sí: )Quién es este, que tambien perdona pecados?

 50  Y dijo á la mujer: Tu fé te ha salvado, vé en paz.





CAPITULO 8.

 Y ACONTECIÓ despues, que él caminaba por todas las ciudades y aldeas
predicando, y anunciando el evangelio del reino de Dios, y los doce [iban] con
él.

 2  Y algunas mujeres que habian sido curadas [por él] de malos espíritus, y
de enfermedades: María, que se llamaba Magdalena, de la cual habian salido
siete demonios;

 3  Y Juana mujer de Chuza, mayordomo de Heródes, y Susana, y otras muchas que
le servian de sus haberes.

 4  Y como se juntó una grande multitud, y los que estaban en cada ciudad
vinieron á él, dijo por una parábola:

 5  Un sembrador salió á sembrar su simiente; y sembrando, una [parte] cayó
junto al camino, y fué hollada, y las aves del cielo la comieron.

 6  Y otra [parte] cayó sobre piedra, y nacida, se secó porque no tenia
humedad.

 7  Y otra [parte] cayó entre espinas; y naciendo las espinas juntamente, la
ahogaron.

 8  Y otra [parte] cayó en buena tierra; y cuando fué nacida, llevó fruto á
ciento por uno. Diciendo estas cosas clamaba: El que tiene oidos para oir,
oiga.

 9  Y sus discípulos le preguntaron, qué era esta parábola.

 10  Y él dijo: A vosotros es dado conocer los misterios del reino de Dios;
mas á los otros por parábolas, para que viendo no vean, y oyendo no entiendan.

 11  Es pues esta la parábola: La simiente es la palabra de Dios.

 12  Y los de junto al camino, estos son los que oyen, y luego viene el
diablo, y quita la palabra de su corazon, porque no se salven creyendo.

 13  Y los de sobre piedra, son los que habiendo oido, reciben la palabra con
gozo; mas estos no tienen raices; que por un tiempo creen, y en el tiempo de
la tentacion se apartan.

 14  Y lo que cayó en espinas, estos son los que oyeron; mas idos son ahogados
de los cuidados, y de las riquezas, y de los pasatiempos de la vida, y no
llevan fruto.

 15  Y lo que en buena tierra, estos son los que con corazon bueno y recto
retienen la palabra oida, y llevan fruto en paciencia.

 16  Ninguno empero que enciende una candela, la cubre con una vasija, ó [la]
pone debajo de la cama; mas [la] pone en un candelero, para que los que
entran, vean la luz.

 17  Porque no hay cosa oculta, que no haya de ser manifestada, ni [cosa]
escondida que no haya de ser entendida, y de venir en manifiesto.

 18  Mirád pues como ois; porque á cualquiera que tuviere, le será dado; y á
cualquiera que no tuviere, aun lo que parece tener le será quitado.

 19  & Entónces vinieron á él su madre y hermanos, y no podian llegar á él por
causa de la multitud.

 20  Y le fué dado aviso, diciendo: Tu madre, y tus hermanos están fuera, que
quieren verte.

 21  El entónces respondiendo, les dijo: Mi madre y mis hermanos son los que
oyen la palabra de Dios, y la hacen.

 22  & Y aconteció un dia que él entró en una nave con sus discípulos, y les
dijo: Pasemos a la otra parte del lago; y se partieron.

 23  Y navegando ellos, se durmió. Y descendió una tempestad de viento en el
lago; y se llenaban [de agua], y peligraban.

 24  Y llegándose á él, le despertaron, diciendo: Maestro, maestro, [que]
perecemos. Y despertado él, riñó al viento y á la tempestad del agua, y
cesaron; y fué hecha grande bonanza.

 25  Y les dijo: )Dónde está vuestra fé?  Y ellos temiendo, quedaron
maravillados, diciendo los unos á los otros:  )Quién es este, que aun á los
vientos y al agua manda, y le obedecen?

 26  & Y navegaron á la tierra de los Gadarenos, que está delante de Galilea.

 27  Y saliendo él á tierra, le salió al encuentro de la ciudad un hombre que
tenia demonios ya de mucho tiempo; y no llevaba vestido, ni moraba en casa,
sino en los sepulcros.

 28  El cual como vió á Jesus, exclamó, y postróse delante de él, y dijo á
gran voz: )Qué tengo yo que ver contigo, Jesus, Hijo del Dios Altísimo?
Ruégote que no me atormentes.

 29  (Porque mandaba al espíritu inmundo que saliese del hombre; porque ya de
muchos tiempos le arrebataba; y le guardaban preso con cadenas y grillos; mas
rompiendo las prisiones era impelido del demonio por los desiertos.

 30  Y le preguntó Jesus, diciendo: )Que nombre tienes?  Y él dijo: Legion,
porque muchos demonios habian entrado en él.

 31  Y le rogaban que no les mandase que fuesen al abismo.

 32  Y habia allí un hato de muchos puercos que pacian en el monte, y le
rogaron que los dejase entrar en ellos; y los dejó.

 33  Y salidos los demonios del hombre, entraron en los puercos, y el hato de
ellos se arrojó con impetuosidad por un despeñadero en el lago, y se ahogó.

 34  Y los pastores, como vieron lo que habia acontecido, huyeron; y yendo,
dieron aviso en la ciudad y por las heredades.

 35  Y salieron á ver lo que habia acontecido, y vinieron á Jesus, y hallaron
sentado al hombre, del cual habian salido los demonios, vestido, y en seso, á
los piés de Jesus; y tuvieron temor.

 36  Y les contaron los que lo habian visto, como habia sido sanado aquel
endemoniado.

 37  Entónces toda la multitud de la tierra de los Gadarenos al derredor le
rogaron, que se retirase de ellos; porque tenian gran temor. Y él subiendo en
la nave se volvió.

 38  Y aquel hombre, del cual hablan salido los demonios, le rogó para estar
con él; mas Jesus le despidió, diciendo:

 39  Vuélvete á tu casa, y cuenta cuán grandes cosas ha hecho Dios contigo. Y
él se fué, publicando por toda la ciudad cuán grandes cosas habia Jesus hecho
con el.

 40  & Y aconteció que volviendo Jesus, la multitud le recibió [con gozo;]
porque todos le esperaban.

 41  Y, he aquí, un varon llamado Jairo, el cual tambien era príncipe de la
sinagoga, vino, y cayendo á los piés de Jesus, le rogaba que entrase en su
casa;

 42  Porque una hija única que tenia, como de doce años, se estaba muriendo. Y
yendo, le apretaba la gente.

 43  Y una mujer que tenia flujo de sangre ya hacia doce años, la cual habia
gastado en médicos toda su hacienda, y de ninguno habia podido ser curada,

 44  Llegándose por detras tocó el borde de su vestido; y luego se estancó el
flujo de su sangre.

 45  Entónces Jesus dijo: )Quién [es] el que me ha tocado?  Y negando todos,
dijo Pedro y los que estaban con él: Maestro, la multitud te aprieta y oprime,
y dices: )Quién [es] el que me ha tocado?

 46  Y Jesus dijo: Me ha tocado alguien; porque yo he conocido que ha salido
virtud de mí.

 47  Entónces como la mujer vió que no se escondia, vino temblando, y
postrándose delante de él, le declaró delante de todo el pueblo la causa
porque le habia tocado, y como luego habia sido sana.

 48  Y él le dijo: Confia, hija, tu fé te ha sanado: vé en paz.

 49  Estando aun él hablando, vino uno [de casa] del príncipe de la sinagoga a
decirle: Tu hija es muerta: no des trabajo al Maestro.

 50  Y oyéndo[lo] Jesus, le respondió, diciendo: No temas: cree solamente, y
será sana.

 51  Y entrado en casa, no dejó entrar á nadie, sino á Pedro, y á Santiago, y
á Juan, y al padre y á la madre de la jóven.

 52  Y lloraban todos, y la plañian. Y él dijo: No lloreis: no es muerta, mas
duerme.

 53  Y hacian burla de él, sabiendo que estaba muerta.

 54  Y él, echados todos fuera, y trabándola de la mano, clamó, diciendo:
Jóven, levántate.

 55  Entónces su espíritu volvió, y se levantó luego; y él mandó que le diesen
de comer.

 56  Y sus padres estaban fuera de sí: á los cuales él mandó, que á nadie
dijesen lo que habia sido hecho.





CAPITULO 9.

 Y JUNTANDO sus doce discípulos, les dió virtud y potestad sobre todos las
demonios, y que sanasen enfermedades.

 2  Y los envió á que predicasen el reino de Dios, y que sanasen los enfermos.

 3  Y les dijo: No toméis nada para el camino, ni bordones, ni alforja, ni
pan, ni dinero, ni tengais dos vestidos.

 4  Y en cualquiera casa que entrareis, quedád allí, y salíd de allí.

 5  Y todos los que no os recibieren, saliéndoos de aquella ciudad, aun el
polvo sacudid de vuestros piés en testimonio contra ellos.

 6  Y saliendo ellos, rodeaban por todas las aldeas anunciando el evangelio, y
sanando por todas partes.

 7  & Y oyó Heródes el tetrarca todas las cosas que hacia, y estaba en duda,
porque decian algunos: Que Juan habia resucitado de los muertos;

 8  Y otros: Que Elías habia aparecido; y otros: Que algun profeta de los
antiguos habia resucitado.

 9  Y dijo Heródes: A Juan yo le degollé: )quién pues será este, de quien yo
oigo tales cosas?  Y procuraba verle.

 10  & Y vueltos los apóstoles, le contaron todas las cosas que habian hecho.
Y tomándolos, se apartó aparte á un lugar desierto de la ciudad que se llama
Betsaida.

 11  [Lo cual] como las gentes entendieron, le siguieron, y él les recibió, y
les hablaba del reino de Dios, y sanó á los que tenian necesidad de cura.

 12  Y el dia habia comenzado á declinar; y llegándose los doce, le dijeron:
Despide la multitud, para que yendo á las aldeas y heredades de al derredor,
se alberguen y hallen viandas; porque aquí estamos en lugar desierto.

 13  Y les dice: Dádles vosotros de comer. Y dijeron ellos: No tenemos mas de
cinco panes y dos peces, si no vamos nosotros á comprar viandas para toda esta
gente.

 14  Y eran como cinco mil hombres. Entónces dijo á sus discípulos: Hacédlos
recostar por ranchos de cincuenta en cincuenta.

 15  Y así lo hicieron; y recostáronse todos.

 16  Y tomando los cinco panes y los dos peces, mirando al cielo los bendijo;
y rompió, y dió á sus discípulos para que pusiesen delante de la multitud.

 17  Y comieron todos, se hartaron; y alzaron lo que les sobró, los pedazos,
doce esportones.

 18  & Y aconteció, que estando él solo orando, estaban con él los discípulos,
y les preguntó, diciendo. )Quién dicen las gentes que soy yo?

 19  Y ellos respondieron, y dijeron: Juan el Bautista, y otros: Elías; y
otros, que algun profeta de los antiguos ha resucitado.

 20  Y él les dijo: )Mas vosotros, quién decís que soy?  Entónces respondiendo
Simon Pedro, dijo: El Cristo de Dios.

 21  Entónces él encomendándoles estrechamente, [les] mandó que á nadie
dijesen esto,

 22  Diciendo: Es menester que el Hijo del hombre padezca muchas cosas, y ser
desechado de los ancianos, y de los príncipes de los sacerdotes, y de los
escribas, y ser muerto, y resucitar al tercero dia.

 23  Y decia a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese á sí
mismo, y tome su cruz cada dia, y sígame.

 24  Porque cualquiera que quisiere salvar su vida, la perderá; y cualquiera
que perdiere su vida por causa de mí, este la salvará.

 25  Porque )qué aprovecha al hombre, si grangeare todo el mundo, y se pierda
él á si mismo, ó corra peligro de sí?

 26  Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras, de este tal el Hijo
del hombre se avergonzará, cuando vendrá en su gloria, y del Padre, y de los
santos ángeles.

 27  Y os digo de verdad, que hay algunos de los que están aquí, que no
gustarán la muerte, hasta que vean el reino de Dios.

 28  & Y aconteció que despues de estas palabras, como ocho dias, tomó á
Pedro, y á Juan, y á Santiago, y subió á un monte á orar.

 29  Y entre tanto que oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra; y su
vestido blanco [y] resplandeciente.

 30  Y, he aquí, dos varones que hablaban con él, los cuales eran Moises, y
Elías,

 31  Que aparecieron en gloria, y hablaban de su salida, la cual habia de
cumplir en Jerusalem.

 32  Y Pedro, y los que estaban con él, estaban cargados de sueño; y como
despertaron, vieron su gloria, y a los dos varones que estaban con él.

 33  Y aconteció, que apartándose ellos de él, Pedro dice á Jesus: Maestro,
bien es que nos quedemos aquí; y hagamos tres cabañas, una para tí, y una para
Moises, y una para Elías; no sabiendo lo que se decia.

 34  Y estando él hablando esto, vino una nube que los hizo sombra; y tuvieron
temor entrando ellos en la nube.

 35  Y vino una voz de la nube, que decia: Este es mi Hijo amado, á él oid.

 36  Y pasada aquella voz, Jesus fué hallado solo; y ellos callaron, y por
aquellos dias no dijeron nada á nadie de lo que habian visto.

 37  & Y aconteció el dia siguiente, que bajando ellos del monte, un gran
gentío le salió al encuentro;

 38  Y, he aquí, que un hombre de la multitud clamó, diciendo: Maestro,
ruégote que veas á mi hijo, el único que tengo.

 39  Y, he aquí, un espíritu le toma, y de repente da voces; y le despedaza de
modo que echa espuma, y apenas se aparta de él, quebrantándole.

 40  Y rogué á tus discípulos que le echasen fuera, y no pudieron.

 41  Y respondiendo Jesus dijo: (Oh generacion infiel y perversa! )hasta
cuándo tengo de estar con vosotros, y os sufriré?  Trae tu hijo acá.

 42  Y como aun se acercaba, el demonio le derribó, y [le] despedazó, mas
Jesus riñó al espíritu inmundo, y sanó al muchacho, y le volvió á su padre.

 43  Y todos estaban fuera de sí de la grandeza de Dios. Y maravillándose
todos de todas las cosas que hacia, dijo á sus discípulos:

 44  & Ponéd vosotros en vuestros oidos estas palabras; porque ha de acontecer
que el Hijo del hombre será entregado en manos de hombres.

 45  Mas ellos no entendian esta palabra; y les era encubierta para que no la
entendiesen, y temian de preguntarle de esta palabra.

 46  & Entónces entraron en disputa, cuál de ellos seria el mayor.

 47  Mas Jesus, viendo los pensamientos del corazon de ellos, tomó un niño, y
le puso junto á sí,

 48  Y les dice: Cualquiera que recibiere este niño en mi nombre, á mí recibe,
y cualquiera que [me] recibiere á mí, recibe al que me envió; porque el que
fuere el menor entre todos vosotros, este será el grande.

 49  Entónces respondiendo Juan, dijo: Maestro, hemos vista á uno que echaba
fuera demonios en tu nombre, y se lo vedamos, porque no [te] sigue con
nosotros.

 50  Jesus le dijo: No [sé lo] vedéis, porque el que no es contra nosotros,
por nosotros es.

 51  & Y aconteció [que] como se cumplió el tiempo en que habia de ser
recibido arriba, él afirmó su rostro para ir á Jerusalem.

 52  Y envió mensageros delante de sí, los cuales fueron y entraron en una
ciudad de los Samaritanos, para aderezarle [allí].

 53  Mas no le recibieron, porque su rostro era de hombre que iba á Jerusalem.

 54  Y viendo [esto] sus discípulos, Santiago y Juan dijeron: Señor, )quieres
que mandemos que descienda fuego del cielo, y los consume, como tambien hizo
Elías?

 55  Entónces volviendo él les riñó, diciendo: Vosotros no sabéis de qué
espíritu sois:

 56  Porque el Hijo del hombre no ha venido para perder las vidas de los
hombres, sino para salvar[las]. Y se fueron a otra aldea.

 57  & Y aconteció que yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, [yo] te
seguiré donde quiera que fueres.

 58  Y le dijo Jesus: Las zorras tienen cuevas, y las aves de los cielos
nidos, mas el Hijo del hombre no tiene donde recline [su] cabeza.

 59  Y dijo á otro: Sígueme. Y él dijo: Señor, déjame que primero vaya, y
entierre á mi padre.

 60  Y Jesus le dijo: Deja los muertos que entierren á sus muertos; mas tú vé,
y anuncia el reino de Dios.

 61  Entónces tambien dijo otro: Seguirte he, Señor: mas déjame que me despida
primero de los que están en mi casa.

 62  Y Jesus le dijo: Ninguno que poniendo su mano al arado mirare atras, es
apto para el reino de Dios.





CAPITULO 10.

 Y DESPUES de estas cosas, señaló el Señor aun otros setenta, á los cuales
envió de dos en dos, delante de su faz á toda ciudad y lugar á donde él habia
de venir.

 2  Y les decia: La mies á la verdad [es] mucha, mas los obreros pocos, por
tanto rogád al Señor de la mies que envie obreros á su mies.

 3  Andád, he aquí, yo os envio como á corderos en medio de lobos.

 4  No llevéis bolsa, ni alforja, ni zapatos; y á nadie saludéis en el camino.

 5  En cualquier casa donde entrareis, primeramente decíd: Paz [sea] á esta
casa.

 6  Y si hubiere allí algun hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; y si
no, se volverá á vosotros.

 7  Y posád en aquella misma casa comiendo y bebiendo lo que os dieren; porque
el obrero digno es de su salario. No [os] paséis de casa en casa.

 8  Y en cualquier ciudad donde entrareis, y os recibieren, coméd lo que os
pusieren delante;

 9  Y sanád los enfermos que en ella hubiere, y decídles: Se ha allegado á
vosotros el reino de Dios.

 10  Mas en cualquier ciudad donde entrareis, y no os recibieren, saliendo por
sus calles, decíd:

 11  Aun el polvo que se nos ha pegado de vuestra ciudad sacudimos contra
vosotros: esto empero sabéd que el reino de los cielos se ha allegado á
vosotros.

 12  Y os digo, que Sodoma tendrá más remision aquel dia, que aquella ciudad.

 13  (Ay de tí, Corazin! (Ay de tí, Betsaida! que si en Tiro, y en Sidon se
hubieran hecho las maravillas que han sido hechas en vosotras, ya dias ha, que
sentados en cilicio y ceniza, se hubieran arrepentido:

 14  Por tanto Tiro y Sidon tendrán más remision que vosotras en el juicio.

 15  Y tú, Capernaum, que hasta los cielos estás levantada, hasta los
infiernos serás abajada.

 16  El que á vosotros oye, á mi oye; y el que á vosotros desecha, a mí
desecha; y el que á mí desecha, desecha al que me envió.

 17  Y volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se
nos sujetan por tu nombre.

 18  Y les dijo: Yo veia á Satanas, como un rayo, que caia del cielo.

 19  He aquí, [yo] os doy potestad de hollar sobre las serpientes, y sobre los
escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo; y nada os dañará:

 20  Empero no os regocijéis de esto, de que los espíritus se os sujeten; mas
ántes regocijáos de que vuestros nombres están escritos en los cielos.

 21  & En aquella misma hora Jesus se alegró en espíritu, y dijo: Alábote, oh
Padre, Señor del cielo y de la tierra, que escondiste estas cosas á los sabios
y entendidos, y las has revelado á los pequeños: así, Padre, porque así te
agradó.

 22  Todas las cosas me son entregadas de mi Padre; y nadie sabe quién sea el
Hijo, sino el Padre; ni quién sea el Padre, sino el Hijo, y [aquel] á quien el
Hijo [le] quisiere revelar.

 23  Y vuelto particularmente á [sus] discípulos, dijo: Bienaventurados los
ojos que ven lo que vosotros veis;

 24  Porque os digo, que muchos profetas y reyes desearon ver lo que vosotros
veis, y no [lo] vieron; y oir lo que oís, y no [lo] oyeron.

 25  & Y he aquí, [que] un doctor de la ley se levantó tentándole, y diciendo:
Maestro, )haciendo qué cosa poseeré la vida eterna?

 26  Y él le dijo: )Qué está escrito en la ley?  )Cómo lees?

 27  Y él respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazon, y de
toda tu alma, y de todas tus fuerzas, y de todo tu entendimiento; y á tu
prójimo, como á tí mismo.

 28  Y le dijo: Bien has respondido: haz esto, y vivirás.

 29  Mas él, queriéndose justificar á si mismo, dijo á Jesus: )Y quién es mi
prójimo?

 30  Y respondiendo Jesus, dijo: Un hombre descendia, de Jerusalem á Jericó, y
cayó entre ladrones; los cuales le despojaron, é hiriéndo[le], se fueron,
dejándo[le] medio muerto.

 31  Y aconteció, que descendió un sacerdote por el mismo camino; y viéndole,
se pasó del un lado.

 32  Y asimismo un Levita llegando cerca de aquel lugar, y mirándo[le], se
pasó del un lado.

 33  Y un Samaritano, que iba su camino, viniendo cerca de él, y viéndole, fué
movido á misericordia

 34  Y llegándose, le vendó las heridas, echándole [en ellas] aceite y vino; y
poniéndole sobre su cabalgadura, le llevó al meson, y cuidó de él.

 35  Y al otro dia partiéndose, sacó dos denarios y [los] dió al mesonero, y
le dijo: Cuida de él; y todo lo que de más gastares, yo cuando vuelva te lo
pagaré.

 36  )Quién, pues, de estos tres te parece que fué el prójimo de aquel que
cayó entre ladrones?

 37  Y él dijo: El que usó de misericordia con el. Entónces Jesus le dijo: Vé,
y haz tú lo mismo.

 38  & Y aconteció, que yendo, entró él en una aldea; y una mujer llamada
Marta le recibió en su casa.

 39  Y esta tenia una hermana, que se llamaba María, la cual sentándose á los
piés de Jesus oia su palabra.

 40  Marta empero se distraia en muchos servicios; y sobreviniendo, dijo:
Señor, )no tienes cuidado que mi hermana me deja servir sola?  Díle, pues, que
me ayude.

 41  Respondiendo Jesus entónces, le dijo: Marta, Marta cuidadosa estás, y con
las muchas cosas estás turbada:

 42  Empero una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual
no le sera quitada.





CAPITULO 11.

 Y ACONTECIÓ que estando él orando en cierto lugar, como acabó, uno de sus
discípulos le dijo: Señor, enséñanos á orar, como tambien Juan enseñó á sus
discípulos.

 2  Y les dijo: Cuando orareis, decíd: Padre nuestro, que estás en los cielos,
sea tu nombre santificado. Venga tu reino: sea hecha tu voluntad como en el
cielo así tambien en la tierra.

 3  El pan nuestro de cada dia dános[le] hoy.

 4  Y perdónanos nuestros pecados, porque tambien nosotros perdonamos á todos
los que nos deben. Y no nos metes en tentacion; mas líbranos de mal.

 5  Les dijo tambien: )Quién de vosotros tendrá un amigo, é irá á él á media
noche, y le dirá: Amigo, préstame tres panes,

 6  Porque un mi amigo ha venido a mí de camino, y no tengo que ponerle
delante;

 7  Y él dentro respondiendo, diga: No me seas molesto: la puerta está ya
cerrada, y mis niños están conmigo en la cama: no puedo levantarme, y darte.

 8  Dígoos, que aunque no se levante á darle por ser su amigo, cierto por su
importunidad se levantará, y le dará todo lo que habrá menester.

 9  Y yo os digo: Pedíd, y se os dará: buscád, y hallaréis: tocád, y os será
abierto.

 10  Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca halla; y al que toca,
es abierto.

 11  )Y cuál padre de vosotros, si su hijo le pidiere pan, le dará una piedra?
)ó, si un pescado, en lugar de pescado le dará una serpiente?

 12  )O, si [le] pidiere un huevo, le dará un escorpion?

 13  Pues, si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas á vuestros
hijos,  )cuánto más [vuestro] Padre celestial dará el Espíritu Santo á los que
le pidieren de él?

 14  & Tambien echó fuera un demonio, el cual era mudo; y aconteció, que
salido fuera el demonio, el mudo habló, y las gentes se maravillaron.

 15  Y algunos de ellos decian: Por Belzebú, príncipe de los demonios, echa
fuera los demonios.

 16  Y otros, tentándo[le], pedian de él una señal del cielo.

 17  Mas él, conociendo los pensamientos de ellos, les dijo: Todo reino
dividido contra sí mismo es asolado; y casa [dividida] cae sobre casa.

 18  Y si tambien Satanas está dividido contra sí, )cómo estará en pié su
reino?  porque decis, que por Belzebú echo yo fuera los demonios.

 19  Pues si yo echo fuera los demonios por Belzebú, )vuestros hijos, por
quién [los] echan fuera? por tanto ellos serán vuestros jueces.

 20  Mas si con el dedo de Dios yo echo fuera los demonios cierto el reino de
Dios ha llegado á vosotros.

 21  Cuando un hombre fuerte armada guarda su palacio, en paz está lo que
posee.

 22  Mas si otro más fuerte que él sobreviniendo le venciere, [le] toma todas
sus armas en que confiaba, y reparte sus despojos.

 23  El que no es conmigo, contra mi es; y el que conmigo no coge, derrama.

 24  Cuando el espíritu inmundo saliere del hombre anda por lugares secos
buscando reposo, y no hallándo[lo], dice: Me volveré á mi casa, de donde salí.

 25  Y viniendo, la halla barrida y adornada.

 26  Entónces vá, y toma otros siete espíritus peores que él, y entrados
habitan allí; y son las postrimerías del tal hombre peores que las primerías.

 27  & Y aconteció, que diciendo él estas cosas una mujer de la multitud
levantando la voz, le dijo: Bienaventurado el vientre que te trajo, y los
pechos que mamaste.

 28  Y él dijo: Antes bienaventurados los que oyen la palabra de Dios, y la
guardan.

 29  & Y juntándose las multitudes á el, comenzó á decir: Esta generacion mala
es: señal busca, mas señal no le será dada, sino la señal de Jonas profeta.

 30  Porque como Jonas fué señal á los Nínivitas, así tambien será el Hijo del
hombre á esta generacion.

 31  La reina del austro se levantará en juicio con los hombres de esta
generacion, y los condenará; porque vino de los fines de la tierra á oir la
sabiduría de Salomon; y, he aquí, [uno] mayor que Salomon en este lugar.

 32  Los hombres de Nínive se levantarán en juicio con esta generacion, y la
condenarán; porque á la predicacion de Jonas se arrepintieron; y, he aquí,
[uno] mayor que Jonas en este lugar.

 33  & Nadie pone en oculto una candela encendida, ni debajo de un almud; sino
en el candelero, para que los que entran, vean la luz.

 34  La luz del cuerpo es el ojo: si pues tu ojo fuere sencillo, tambien todo
tu cuerpo será resplandeciente; mas si fuere malo, tambien tu cuerpo [será]
tenebroso.

 35  Mira pues, que la luz que en tí hay, no sea tinieblas.

 36  Así que [siendo] todo tu cuerpo resplandeciente, no teniendo alguna parte
de tiniebla, será todo luciente como cuando una luz de resplandor te alumbra.

 37  & Y despues que hubo hablado, le rogó un Fariseo que comiese con él; y
entrado Jesus, se sentó á la mesa.

 38  Y el Fariseo como [lo] vió se maravilló de que no se lavó ántes de comer.

 39  Y el Señor le dijo: Ahora vosotros los Fariseos lo de fuera del vaso y
del plato limpiais; mas lo que está dentro de vosotros, está lleno de rapiña y
de maldad.

 40 (Insensatos! )el que hizo lo de fuera, no hizo tambien lo de dentro?

 41  Empero de lo que tenéis dad limosna; y, he aquí, todo os será limpio.

 42 Mas (ay de vosotros Fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda
hortaliza; mas el juicio y el amor de Dios pasáis de largo. Empero estas cosas
era menester hacer, y no dejar las otras.

 43  (Ay de vosotros Fariseos! que amáis las primeras sillas en las sinagogas,
y las salutaciones en las plazas.

 44  (Ay de vosotros, escribas y Fariseos, hipócritas! que sois como
sepulturas que no parecen, y los hombres que andan encima no [lo] saben.

 45  Y respondiendo uno de los doctores de la ley, le dice: Maestro, cuando
dices esto, tambien nos afrentas á nosotros.

 46  Y él dijo: (Ay de vosotros tambien, doctores de la ley! que cargáis los
hombres con cargos que no pueden llevar, mas vosotros, ni aun con un dedo
tocáis las cargas.

 47  (Ay de vosotros! que edificáis los sepulcros de los profetas, y los
mataron vuestros padres.

 48  Cierto dais testimonio que consentís en los hechos de vuestros padres,
porque á la verdad ellos los mataron; mas vosotros edificais sus sepulcros.

 49  Por tanto la sabiduría de Dios tambien dijo: Enviaré á ellos profetas y
apóstoles, y de ellos [á unos] matarán, y [á otros] perseguirán.

 50  Para que de esta generacion sea demandada la sangre de todos los
profetas, que ha sido derramada desde la fundacion del mundo:

 51  Desde la sangre de Abel, hasta la sangre de Zacarías que murió entre el
altar y el templo: En verdad os digo, será demandada de esta generacion.

 52  (Ay de vosotros, doctores de la ley! que [os] alzasteis [con] la llave de
la ciencia: vosotros no entrasteis y a los que entraban impedisteis.

 53  Y diciéndoles estas cosas, los escribas y los Fariseos comenzaron á
apretar[le] en gran manera, y á provocarle á que hablase de muchas cosas,

 54  Asechándole, y procurando de cazar algo de su boca para acusarle.





CAPITULO 12.

 EN esto habiéndose juntado millares de gentes, de modo que unos á otros se
hollaban, comenzó á decir á sus discípulos: Primeramente guardáos de la
levadura de los Fariseos, que es hipocresía.

 2  Porque nada hay encubierto, que no haya de ser descubierto; ni oculto, que
no haya de ser sabido.

 3  Por tanto las cosas que dijisteis en tinieblas, en luz serán oidas; y lo
que hablasteis al oido en las cámaras, será pregonado desde los tejados.

 4  Mas os digo, amigos mios; No tengáis temor de los que matan el cuerpo, y
despues no tienen más que hagan;

 5  Mas [yo] os enseñaré á quién temáis: Teméd á aquel que despues que hubiere
muerto, tiene potestad de echar en el infierno: de cierto os digo: A este
teméd.

 6  )No se venden cinco pajarillos por dos blancas, y ni uno de ellos está
olvidado delante de Dios?

 7  Y aun los cabellos de vuestra cabeza, todos están contados. No temáis
pues: de más estima sois vosotros que muchos pajarillos.

 8  Pero os digo que todo aquel que me confesare delante de los hombres,
tambien el Hijo del hombre le confesará delante de los ángeles de Dios.

 9  Mas el que me negare delante de los hombres, será negado delante de los
ángeles de Dios.

 10  Y todo aquel que dice palabra contra el Hijo del hombre, le será
perdonado; mas al que blasfemare contra el Espíritu Santo, no le será
perdonado.

 11  Y cuando os trajeren á las sinagogas, y [á los] magistrados y potestades,
no esteis solícitos cómo, ó qué hayáis de responder, ó qué hayáis de decir.

 12  Porque el Espíritu Santo os enseñará en la misma hora lo que será
menester decir.

 13  & Y le dijo uno de la compañía: Maestro, dí á mi hermano que parta
conmigo la herencia.

 14  Mas él le dijo: Hombre, )quién me puso por juez, ó partidor sobre
vosotros?

 15  Y les dijo: Mirád, y guardáos de avaricia; porque la vida del hombre no
consiste en la abundancia de los bienes que posee.

 16  Y les dijo una parábola diciendo: La heredad de un hombre rico habia
llevado muchos frutos;

 17  Y él pensaba dentro de sí, diciendo: )Qué haré, que no tengo dónde juntar
mis frutos?

 18  Y dijo: Esto haré: derribaré mis alfolíes, y los edificaré mayores; y
allí juntaré todos mis frutos y mis bienes;

 19  Y diré á mi alma: Alma, muchos bienes tienes en depósito para muchos
años: repósate, come, bebe, huélgate.

 20  Y díjole Dios: (Insensato! esta noche vuelven á pedir tu alma; )y lo que
has aparejado, cúyo será?

 21  Así [es] el que hace para si tesoro, y no es rico para con Dios.

 22  Y dijo á sus discípulos: Por tanto os digo: No estéis solícitos de
vuestra vida, qué comeréis; ni del cuerpo, qué vestiréis.

 23  La vida más es que la comida; y el cuerpo, que el vestido.

 24  Considerád los cuervos que ni siembran, ni siegan: que ni tienen almacen,
ni alfolí; y Dios los alimenta. )Cuánto de más estima sois vosotros que las
aves?

 25 )Quién de vosotros podrá con [su] solicitud añadir á su estatura un codo?

 26  Pues si no podéis aun lo que es ménos, )para qué estaréis solícitos de lo
de más?

 27  Considerád los lirios como crecen: no labran, ni hilan; y os digo, que ni
Salomon con toda su gloria se vistió como uno de ellos.

 28  Y si así viste Dios á la yerba, que hoy está en el campo, y mañana es
echada en el horno, )cuánto más á vosotros, [hombres] de poca fé?

 29  Vosotros, pues, no procuréis qué hayáis de comer, o qué hayáis de beber,
y no seais de ánimo dudoso;

 30  Porque todas estas cosas las gentes del mundo las buscan; que vuestro
Padre sabe que habéis menester estas cosas.

 31  Mas procurád el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.

 32  No temáis, oh manada pequeña, porque al Padre ha placido dares el reino.

 33  Vended lo que poseeis, y dad limosna: hacéos bolsas que no se envejecen,
tesoro en los cielos que nunca falte: donde ladron no llega, ni polilla
corrompe.

 34  Porque donde está vuestro tesoro, allí tambien estará vuestro corazon.

 35  & Estén ceñidos vuestros lomos, y [vuestras] luces encendidas;

 36  Y vosotros, semejantes á hombres que esperan cuándo su señor ha de volver
de las bodas; para que cuando viniere y tocare, luego le abran.

 37  Bienaventurados aquellos siervos, los cuales, cuando el señor viniere,
hallare velando: de cierto os digo, que [él] se ceñirá, y hará que se sienten
á la mesa, y saliendo les servirá.

 38  Y aunque venga á la segunda vela, y aunque venga a la tercera vela, y
[los] hallare así, bienaventurados son los tales siervos.

 39  Esto empero sabéd, que si supiese el padre de familias á qué hora habia
de venir el ladron, velaria ciertamente, y no dejaria minar su casa.

 40  Vosotros, pues, tambien estád apercibidos; porque á la hora que no
pensáis, el Hijo del hombre vendrá.

 41  Entónces Pedro le dijo: Señor, )dices esta parábola á nosotros, ó tambien
á todos?

 42  Y dijo el Señor: )Quién es el mayordomo fiel y prudente, al cual el señor
pondrá sobre su familia, para que en tiempo [les] dé [su] racion?

 43  Bienaventurado aquel siervo, al cual, cuando el señor viniere, hallare
haciendo así.

 44  En verdad os digo, que él le pondrá sobre todos sus bienes.

 45  Mas si el tal siervo dijere en su corazon: Mi señor se tarda de venir, y
comenzare á herir los siervos y las criadas, y á comer, y a beber, y a
embriagarse+, {+ borrachear}

 46  Vendrá el señor de aquel siervo el dia que él no espera, y á la hora que
él no sabe; y le apartará, y pondrá su suerte con los infieles.

 47  Porque el siervo que entendió la voluntad de su señor, y no [se]
apercibió, ni hizo conforme á su voluntad, será azotado mucho.

 48  Mas el que no entendió, é hizo por qué ser azotado, será azotado poco,
porque á cualquiera que fué dado mucho, mucho será vuelto á demandar de él; y
al que encomendaron mucho, más será de él pedido.

 49  & Fuego vine á meter en la tierra, )y qué quiero, si ya está encendido?

 50  Empero, de bautismo me es necesario ser bautizado, y (cómo me angustio
hasta que sea cumplido!

 51  )Pensáis que he venido á la tierra á dar paz?  No, os digo; mas
disension.

 52  Porque estarán de aquí adelante cinco en una casa divididos, tres contra
dos, y dos contra tres.

 53  El padre estará dividido contra el hijo, y el hijo contra el padre: la
madre contra la hija, y la hija contra la madre: la suegra contra su nuera, y
la nuera contra su suegra.

 54  Y decia tambien al pueblo: Cuando veis la nube que sale del poniente,
luego decís: Agua viene; y es así.

 55  Y cuando sopla el austro, decís: Habrá calor; y lo hay.

 56  (Hipócritas! Sabéis examinar la faz del cielo y de la tierra, )y este
tiempo, cómo no lo examináis?

 57  )Mas por qué aun de vosotros mismos no juzgáis lo que es justo?

 58  Pues cuando vas al magistrado con tu adversario, procure en el camino de
librarte de él, porque no te traiga al juez, y el juez te entregue al
alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel.

 59  Te digo que no saldrás de allá hasta que hayas pagado hasta el postrer
cornado.





CAPITULO 13.

 Y EN este mismo tiempo estaban allí unos que le contaban de los Galileos,
cuya sangre Pilato habia mezclado con sus sacrificios.

 2  Y respondiendo Jesus, les dijo: )Pensáis que estos Galileos, porque han
padecido tales cosas, hayan sido más pecadores que todos los Galileos?

 3  Yo os digo, que no: ántes si no os arrepintiereis, todos pereceréis así.

 4  O aquellos diez y ocho, sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los
mató, )pensáis que ellos fueron más deudores que todos los hombres que habitan
en Jerusalem?   5  [Yo] os digo, que no: ántes si no os arrepintiereis, todos
pereceréis así.

 6  Y decia esta parábola: Tenia uno una higuera plantada en su viña; y vino á
buscar fruto en ella, y no halló.

 7  Y dijo al viñero: He aquí, tres años ha que vengo á buscar fruto en esta
higuera, y no [lo] hallo: córtala,  )por qué hará inútil aun la tierra?

 8  El entónces respondiendo, le dijo: Señor, déjala aun este año, hasta que
yo la escave, y [la] esterco[le]^.

 9  Y si hiciere fruto, bien, y si no, la cortarás despues.

 10  & Y enseñaba en una sinagoga en sábados.

 11  Y, he aquí, una mujer que tenia espíritu de enfermedad diez y ocho años
[habia], y andaba agoviada, así que en ninguna manera podia enhestarse.

 12  Y como Jesus la vió, [la] llamó, y le dijo: Mujer, libre eres de tu
enfermedad.

 13  Y púsole las manos encima, y luego se enderezó, y glorificaba á Dios.

 14  Y respondiendo un príncipe de la sinagoga, enojado de que Jesus hubiese
curado en sábado, dijo al pueblo: Seis dias hay en que es menester obrar: en
estos pues veníd, y sed curados; y no en dia de sábado.

 15  Entónces el Señor le respondió, y dijo: Hipócrita, )cada uno de vosotros
no desata en sábado su buey, ó [su]^ asno del pesebre, y [le] lleva á beber?

 16  Y á esta hija de Abraham, que he aquí, que Satanas la habia ligado diez y
ocho años, )no convino desatarla de esta ligadura en dia de sábado?

 17  Y diciendo él estas cosas, se avergonzaban todos sus adversarios; y todo
el pueblo se regocijaba de todas las cosas que gloriosamente eran por él
hechas.

 18  & Y decia: )A qué es semejante el reino de Dios, y á que le compararé?

 19  Semejante es al grano de la mostaza, que tomándole un hombre le metió en
su huerto; y creció, y fué hecho árbol grande, y las aves del cielo hicieron
nidos en sus ramas.

 20  Y otra vez dijo: )A qué compararé al reino de Dios?

 21  Semejante es á la levadura, que tomándola una mujer, la esconde en tres
medidas de harina hasta que todo sea leudado.

 22  & Y pasaba por todas las ciudades y aldeas enseñando, y caminando á
Jerusalem.

 23  Y le dijo uno: )Señor, son pocos los que se salvan?  Y el les dijo:

 24  Porfiád á entrar por la puerta angosta; porque [yo] os digo, que muchos
procurarán de entrar, y no podrán;

 25  Despues que el padre de familias se levantare, y cerrare la puerta, y
comenzaréis á estar fuera, y tocar á la puerta, diciendo: Señor, Señor,
ábrenos, y respondiendo él, os dirá: No os conozco de donde seáis.

 26  Entónces comenzaréis á decir: Delante de tí hemos comido y bebido, y en
nuestras plazas enseñaste.

 27  Y os dirá: Dígoos que no os conozco de dónde seáis: apartáos de mí todos
los obreros de iniquidad.

 28  Allí será el lloro y el crujir de dientes, cuando viereis a Abraham, y á
Isaac, y á Jacob, y á todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros ser
echados fuera.

 29  Y vendrán del oriente, y del occidente, y del norte, y del mediodía, y se
sentarán en el reino de Dios.

 30  Y, he aquí, hay postreros, que serán primeros; y hay primeros, que serán
postreros.

 31  & Aquel mismo dia llegaron unos de los Fariseos, diciéndole: Sal, y véte
de aquí; porque Heródes te quiere matar.

 32  Y les dijo: Id, y decíd á aquella zorra: He aquí, echo fuera demonios y
acabo sanidades hoy y mañana, y trasmañana soy consumado.

 33  Empero es menester que hoy, y mañana, y trasmañana camine;  porque no es
posible que un profeta muera fuera de Jerusalem.

 34  (Jerusalem, Jerusalem! que matas los profetas, y apedreas los que son
enviados á tí, )cuantas voces quise juntar tus hijos, como la gallina [recoge]
su nidada debajo de [sus] alas, y no quisiste?

 35  He aquí, os es dejada vuestra casa desierta, y os digo, que no me veréis,
hasta que venga [tiempo] cuando digais: Bendito el que viene en nombre del
Señor.





CAPITULO 14.

 Y ACONTECIÓ que entrando en casa de un príncipe de los Fariseos un sábado á
comer pan, ellos le acechaban.

 2  Y, he aquí, un hombre hidrópico estaba delante de él.

 3  Y respondiendo Jesus, habló á los doctores de la ley y á los Fariseos,
diciendo )Es lícito sanar en sábado?

 4  Y ellos callaron. Entónces él tomándo[le], le sanó, y le envió.

 5  Y respondiendo á ellos dijo: )El asno ó el buey de cuál de vosotros caerá
en un, pozo, y [él] no le sacará luego en dia de sábado?

 6  Y no le podian replicar á estas cosas.

 7  & Y propuso una parábola á los convidados, atento como escogian los
primeros asientos á la mesa, diciéndoles:

 8  Cuando fueres convidado de alguno á bodas, no te asientes en el primer
lugar; porque podrá ser que otro mas honrado que tú sea convidado de él;

 9  Y viniendo el que te llamó á tí y á él, te diga: Dá lugar á este; y
entónces comiences con vergüenza á tener el postrer lugar.

 10  Mas cuando fueres llamado, vé, y asiéntate en el postrer lugar, porque
cuando viniere el que te llamó, te diga: Amigo, sube más arriba: entónces
tendrás gloria delante de los que juntamente se asientan á la mesa.

 11  Porque cualquiera que se ensalza, será humillado, y el que se humilla,
será ensalzado.

 12  Y decia tambien al que le habia convidado: Cuando haces comida ó cena, no
llames á tus amigos, ni á tus hermanos, ni á tus parientes, ni á [tus] vecinos
ricos; porque tambien ellos no te vuelvan á convidar, y te sea hecha paga.

 13  Mas cuando haces banquete, llama á los pobres, los mancos, los cojos, los
ciegos;

 14  Y serás bienaventurado; porque ellos no te pueden pagar; mas te será
pagado en la resurreccion de los justos.

 15  & Y oyendo esto uno de los que juntamente estaban sentados á la mesa, le
dijo: Bienaventurado el que comerá pan en el reino de los cielos.

 16  & El entónces le dijo: Un hombre hizo una grande cena, y llamó á muchos.

 17  Y á la hora de la cena envió á su siervo á decir á los convidados: Veníd,
que ya todo está aparejado.

 18  Y comenzaron todos á una á escusarse. El primero le dijo: He comprado un
cortijo, y he menester de salir, y verle: te ruego que me tengas por escusado.

 19  Y el otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy á probarlos:
ruégote que me tengas por escusado.

 20  Y el otro dijo: Me he casado; y por tanto no puedo venir.

 21  Y vuelto el siervo, hizo saber estas cosas á su señor. Entónces el padre
de familias, enojado dijo á su siervo: Vé presto por las plazas, y por las
calles de la ciudad, y mete acá los pobres, los mancos, y cojos, y ciegos.

 22  Y dijo el siervo: Señor, hecho es como mandaste, y aun hay lugar.

 23  Y dijo el señor al siervo: Vé por los caminos, y por los vallados, y
fuérza[los] a entrar, para que se llene mi casa.

 24  Porque yo os digo, que ninguno de aquellos varones que fueron llamados,
gustará mi cena.

 25  & Y grandes multitudes iban con él; y volviéndose les dijo:

 26  Si alguno viene á mí, y no aborrece á su padre, y madre, y mujer, é
hijos, y hermanos, y hermanas, y aun tambien su vida, no puede ser mi
discípulo.

 27  Y cualquiera que no trae su cruz, y viene en pos de mí, no puede ser mi
discípulo.

 28  Porque )cuál de vosotros, queriendo edificar una torre, no cuenta primero
sentado los gastos, si tiene [lo que ha menester] para acabar[la]?

 29  Porque despues que haya puesto el fundamento, y no pueda acabar[la],
todos los que lo vieren, no comiencen á hacer burla de él,

 30  Diciendo: Este hombre comenzó á edificar, y no pudo acabar.

 31  )O cuál rey, habiendo de ir á hacer guerra contra otro rey, sentándose
primero no consulta si puede salir al encuentro con diez mil al que viene
contra él con veinte mil?

 32  De otra manera, cuando el otro está aun léjos, le ruega por la paz,
enviándole embajada.

 33  Así pues cualquiera de vosotros que no renuncia á todas las cosas que
posee, no puede ser mi discípulo.

 34  Buena [es] la sal, mas si la sal perdiere su saber, )con qué será salada?

 35  Ni para la tierra, ni aun para el muladar es buena: fuera la echan. Quien
tiene oidos para oir, oiga.





CAPITULO 15.

 Y SE llegaban á él todos los publicanos, y pecadores á oirle.

 2  Y murmuraban los Fariseos y los escribas, diciendo: Este á los pecadores
recibe, y con ellos come.

 3  Y él les propuso esta parábola, diciendo:

 4  )Qué hombre de vosotros teniendo cien ovejas, si perdiere una de ellas, no
deja las noventa y nueve en el desierto, y va á [buscar] la que se perdió,
hasta que la halle?

 5  Y hallada, [la] pone sobre sus hombros gozoso;

 6  Y viniendo á casa junta á [sus] amigos, y a [sus] vecinos, diciéndoles:
Dádme el parabien, porque he hallado mi oveja que se habia perdido.

 7  Os digo, que así habrá más gozo en el cielo sobre un pecador que se
arrepiente que sobre noventa y nueve justos, que no han menester arrepentirse.

 8 & )O qué mujer que tiene diez dracmas, si perdiere la una dracma, no
enciende luz, y barre la casa, y busca con diligencia, hasta hallar[la]?

 9  Y cuando [la] hubiere hallado, junta [sus] amigos, y [sus] vecinas,
diciendo: Dádme el parabien; porque he hallado la dracma que habia perdido.

 10  Así os digo, que hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador
que se arrepiente.

 11  & Tambien dijo: Un hombre tenia dos hijos;

 12  Y el más mozo de ellos dijo á su padre: Padre, dáme la parte de la
hacienda que [me] pertenece. Y él les repartió [su] hacienda.

 13  Y despues de no muchos dias, juntándolo todo el hijo más mozo, se partió
léjos, á una tierra apartada; y allí desperdició su hacienda viviendo
perdidamente.

 14  Y despues que lo hubo todo gastado, vino una grande hambre en aquella
tierra; y comenzóle á faltar.

 15  Y fué, y se llegó á uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le
envió á sus campos, para que apacentase los puercos.

 16  Y deseaba henchir su vientre de las algarrobas que comian los puercos;
mas nadie se [las] daba.

 17  Y volviendo en sí, dijo: (Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen
abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!

 18  Me levantaré, é iré á mi padre, y le diré: Padre, pecado he contra el
cielo, y contra tí:

 19  Ya no soy digno de ser llamado tu hijo: házme como á uno de tus
jornaleros.

 20  Y levantándose, vino á su padre. Y como aun estuviese léjos, le vió su
padre, y fué movido á misericordia; y corriendo á él, se derribó sobre su
cuello, y le besó.

 21  Y el hijo le dijo: Padre, pecado he contra el cielo, y contra tí: ya no
soy digno de ser llamado tu hijo.

 22  Mas el padre dijo á sus siervos: Sacád el principal vestido, y vestídle;
y ponéd anillo en su mano, y zapatos en [sus] pies;

 23  Y traéd el becerro grueso, y matád[le]; y comamos, y hagamos banquete;

 24  Porque este mi hijo muerto era, y ha revivido: se habia perdido, y es
hallado. Y comenzaron a hacer banquete.

 25 Y su hijo el más viejo estaba en el campo, el cual como vino, y llegó
cerca de casa, oyó la sinfonía y las danzas;

 26  Y llamando á uno de los siervos, le preguntó qué era aquello.

 27  Y él le dijo: Tu hermano es venido; y tu padre ha muerto el becerro
grueso, por haberle recibido salvo.

 28  Entónces él se enojó, y no queria entrar. El padre entónces saliendo, le
rogaba [que entrase.]

 29  Mas él respondiendo, dijo á [su] padre: He aquí, tantos años ha [que] te
sirvo, que nunca he traspasado tu mandamiento, y nunca me has dado un cabrito
para que haga banquete con mis amigos;

 30  Mas despues que vino este tu hijo, que ha engullido tu hacienda con
rameras, le has matado el becerro grueso.

 31  El entónces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo y todas mis cosas son
tuyas;

 32  Mas hacer banquete y holgar[nos] era menester; porque este tu hermano
muerto era, y revivió: se habia perdido, y es hallado.





CAPITULO 16.

 Y DECIA tambien á sus discípulos: Habia un hombre rico el cual tenia un
mayordomo, y este fué acusado delante de él, como disipador de sus bienes.

 2  Y le llamó, y le dijo: )Qué [es] esto [que] oigo de tí? dá cuenta de tu
mayordomía; porque ya no podrás más ser mayordomo.

 3  Entónces el mayordomo dijo dentro de sí: )Qué haré?  que mi señor me quita
la mayordomía. Cavar, no puedo: mendigar, tengo vergüenza.

 4 [Yo] sé lo que haré, para que cuando fuere quitado de la mayordomía, me
reciban en sus casas.

 5  Y llamando á cada uno de los deudores de su señor, dijo al primero:
)Cuánto debes á mi señor?

 6  Y él dijo: Cien batos de aceite. Y le dijo: Toma tu obligacion, y sientate
presto, y escribe cincuenta.

 7  Despues dijo á otro: )Y tú, cuanto debes? Y él dijo: Cien coros de trigo.
Y él le dijo: Toma tu obligacion, y escribe ochenta.

 8  Y alabó el señor al mayordomo malo, por haber hecho prudentemente, porque
los hijos de este siglo más prudentes son en su generacion que los hijos de
luz,

 9  Y yo os digo: Hacéos amigos de las riquezas de maldad para que cuando
faltareis, os reciban en las moradas eternas.

 10  El que es fiel en lo muy poco, tambien en lo más es fiel; y el que en lo
muy poco es injusto, tambien en lo más es injusto.

 11  Pues si en las malas riquezas no fuisteis fieles, )lo que es verdadero,
quién os lo confiará?

 12  Y si en lo ageno no fuisteis fieles, )lo que es vuestro, quién os lo
dará?

 13  Ningun siervo puede servir á dos señores; porque, ó aborrecerá al uno, y
amará al otro, ó se allegará al uno, y menospreciará al otro. No podéis servir
á Dios, y á las riquezas.

 14  Y oian tambien los Fariseos todas estas cosas, los cuales eran avaros, y
burlaban de él.

 15  Y les dijo: Vosotros sois los que os justificáis á vosotros mismos
delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los
hombres tienen en alto aprecio, delante de Dios es abominacion.

 16  La ley y los profetas [fueron] hasta Juan: desde entónces el reino de
Dios es anunciado, y todos hacen fuerza contra él.

 17  Empero más fácil cosa es pasar el cielo y la tierra, que caer una tilde
de la ley.

 18  Cualquiera que despide á su mujer, y se casa con otra, adultera; y él que
se casa con la despedida del marido, adultera.

 19 & Y habia un hombre rico, que se vestia de púrpura y de lino fino, y hacia
cada dia banquete espléndidamente.

 20  Habia tambien un mendigo llamado Lázaro, el cual estaba echado á la
puerta de él, lleno de llagas,

 21  Y deseando hartarse de las migajas que caian de la mesa del rico, y aun
los perros venian, y le lamian las llagas.

 22  Y aconteció, que murió el mendigo, y fué llevado por los ángeles al seno
de Abraham; y murió tambien el rico, y fué sepultado.

 23  Y en el infierno, alzando sus ojos, estando en tormentos, vió á Abraham
léjos, y á Lázaro en su seno.

 24  Entónces él, dando voces dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y
envia á Lázaro que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua;
porque soy atormentado en esta llama.

 25 Y le dijo Abraham: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y
Lázaro tambien males, mas ahora este es consolado, y tú atormentado.

 26  Y ademas de todo esto, una grande sima está confirmada entre nosotros y
vosotros, así que los que quisieren pasar de aquí á vosotros, no pueden, ni de
allá pasar acá.

 27  Entónces dijo: Ruégote, pues, padre, que le envies á la casa de mi padre;

 28  Porque tengo cinco hermanos, para que les proteste; porque no vengan
ellos tambien á este lugar de tormento.

 29  Y Abraham le dice: A Moises, y á los profetas tienen, óiganlos.

 30  El entónces dijo: No, padre Abraham; mas si alguno fuere á ellos de los
muertos se arrepentirán.

 31  Mas Abraham le dijo: Si no oyen á Moises, y á los profetas, tampoco se
persuadirán, aunque alguno se levantare de entre los muertos.





CAPITULO 17.

 DIJO despues á los discípulos: Imposible es que no vengan escándalos; mas (ay
[de aquel] por quien vienen!

 2  Mejor le seria, si una piedra de molino de asno le fuera puesta al cuello,
y fuese echado en la mar, que escandalizar á uno de estos pequeñitos.

 3  Mirád por vosotros. Si pecare contra tí tu hermano, repréndele; y si se
arrepintiere, perdónale.

 4  Y si siete veces al dia pecare contra ti, y siete veces al dia se volviere
á tí, diciendo: Pésame: perdónale.

 5 & Y dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fé.

 6  Y el Señor dijo: Si tuviéseis fé como un grano de mostaza, diriais á este
sicómoro: Desarráigate, y plántate en la mar, y os obedeceria.

 7 )Mas cuál de vosotros tiene un siervo que ara, ó apacienta ganado, que
vuelto del campo le diga luego: Pasa, siéntate á la mesa?

 8 )No le dice ántes: Adereza que cene yo, y cíñete, y sírveme hasta que haya
comido y bebido; y despues de esto come tú y bebe?

 9 )Hace gracias al siervo porque hizo lo que le habia sido mandado? Pienso
que no.

 10  Así tambien vosotros cuando hubiereis hecho todo lo que os es mandado,
decíd: Siervos inútiles somos; porque lo que debiamos de hacer, hicimos.

 11 & Y aconteció que yendo él á Jerusalem, pasaba por medio de Samaria, y de
Galilea.

 12  Y entrando en una aldea, viniéronle al encuentro diez hombres leprosos,
los cuales se pararon de léjos;

 13  Y alzaron la voz, diciendo: Jesus, Maestro, ten misericordia de nosotros.

 14  Y como él [los] vió les dijo: Id, mostráos á los sacerdotes. Y aconteció,
que yendo ellos, fueron limpios.

 15  Y el uno de ellos, como se vió que era limpio, volvió glorificando á Dios
á gran voz.

 16  Y se derribó sobre [su] rostro á sus piés, haciéndole gracias; y este era
Samaritano.

 17  Y respondiendo Jesus dijo: )No son diez los que fueron limpios?  )Y los
nueve, dónde están?

 18  )No fué hallado quien volviese, y diese gloria á Dios, sino este
extrangero?

 19  Y le dijo: Levántate, véte: tu fé te ha sanado.

 20 & Y preguntado de los Fariseos, cuando habia de venir el reino de Dios,
les respondió, y dijo: El reino de Dios no vendrá manifiesto;

 21  Ni dirán: Héle aquí, ó héle allí; porque, hé aquí, el reino de Dios
dentro de vosotros está.

 22  Y dijo á sus discípulos: Tiempo vendrá, cuando desearéis ver uno de los
dias del Hijo del hombre, y no [lo] veréis.

 23  Y os dirán: Héle aquí, ó héle allí. No vayáis tras [ellos,] ni [los]
sigáis.

 24  Porque como el relámpago relampagueando desde una [parte que está] debajo
del cielo, resplandece hasta la otra [que está] debajo del cielo, así tambien
será el Hijo del hombre en su dia.

 25  Mas primero es menester que padezca mucho, y sea reprobado de esta
generacion.

 26  Y como fué en los dias de Noé, así tambien será en los dias del Hijo del
hombre:

 27  Comian, bebian, se casaban y se daban en casamiento, hasta el dia que
entró Noé en el arca; y vino el diluvio, y destruyó á todos.

 28  Asimismo tambien como fué en los dias de Lot: comian, bebian, compraban,
vendian, plantaban, edificaban;

 29  Mas el dia que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y
destruyó á todos:

 30  Como esto será el dia que el Hijo del hombre se manifestará.

 31  En aquel dia, el que estuviere en el tejado, y sus alhajas en casa, no
descienda á tomarlas; y el que en el campo, asimismo no vuelva atras.

 32  Acordáos de la mujer de Lot.

 33  Cualquiera que procurare salvar su vida, la perderá; y cualquiera que la
perdiere, la vivificará.

 34  Os digo, [que] en aquella noche estarán dos [hombres] en una cama: el uno
será tomado, y el otro será dejado.

 35  Dos [mujeres] estarán moliendo juntas: la una será tomada, y la otra será
dejada.

 36  Dos [hombres] estarán en el campo: el uno será tomado, y el otro será
dejado.

 37  Y respondiéndole, le dicen: )Dónde, Señor?  Y él les dijo: Donde
estuviere el cuerpo, allá se juntarán tambien las águilas.





CAPITULO 18.

 Y LES propuso tambien una parábola, [para enseñar] que es menester orar
siempre, y no desalentarse,

 2  Diciendo: Habia un juez en una ciudad, el cual ni temia á Dios, ni
respetaba á hombre [alguno].

 3 Habia tambien en aquella ciudad una viuda la cual venia á él, diciendo:
Házme justicia de mi adversario.

 4  Mas él no quiso por [algun] tiempo: empero despues de esto, dijo dentro de
sí: Aunque ni temo á Dios, ni tengo respeto á hombre;

 5  Todavía, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia; porque no
venga siempre y al fin me muela.

 6  Y dijo el Señor: Oíd lo que dice el juez injusto.

 7  )Y Dios no defenderá á sus escogidos que claman á él dia y noche, aunque
sea longánimo acerca de ellos?

 8  Os digo que los defenderá presto. Empero el Hijo del hombre, cuando
viniere )hallará fé en la tierra?

 9 & Y dijo tambien á unos que confiaban de [sí] como justos, y menospreciaban
á los otros, esta parábola:

 10  Dos hombres subieron al templo á orar, el uno Fariseo, y el otro
publicano.

 11  El Fariseo puesto en pié oraba consigo de esta manera: Dios, te hago
gracias, que no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros; ni
aun como este publicano.

 12  Ayuno dos veces en la semana: doy diezmos de todo lo que poseo.

 13  Mas el publicano estando léjos, no queria, ni aun alzar los ojos al
cielo; mas heria su pecho, diciendo: Dios ten misericordia de mí, pecador.

 14  Os digo que este descendió á su casa justificado [mas bien] que el otro;
porque cualquiera que se ensalza, será humillado; y el que se humilla, será
ensalzado.

 15 & Y traian tambien á él niños para que les tocase, lo cual viéndo[lo sus]
discípulos, les reñian.

 16  Mas Jesus llamándolos, dijo: Dejád los niños venir á mí, y no los
impidáis, porque de tales es el reino de Dios.

 17  De cierto os digo, que cualquiera que no recibiere el reino de Dios como
un niño, no entrará en él.

 18 & Y le preguntó un príncipe, diciendo: )Maestro bueno, qué haré para
poseer la vida eterna?

 19  Y Jesus le dijo: )Por qué me dices, bueno?  ninguno [hay] bueno, sino uno
[solo,] Dios.

 20 Los mandamientos sabes: No matarás: No adulterarás: No hurtarás: No dirás
falso testimonio: Honra á tu padre, y á tu madre.

 21  Y él dijo; Todas estas cosas he guardado desde mi juventud.

 22  Y Jesus oido esto, le dijo: Aun una cosa te falta: todo lo que tienes,
véndelo, y dálo á los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.

 23  Entónces él, oidas estas cosas, se entristeció sobre manera, porque era
muy rico.

 24  Y viendo Jesus que se habia entristecido mucho dijo: (Cuán
dificultosamente entrarán en el reino de Dios, los que tienen riquezas!

 25  Porque más fácil cosa es entrar un camello por un ojo de una aguja, que
un rico entrar en el reino de Dios.

 26  Y los que [lo] oian, dijeron: )Y quién podrá ser salvo?

 27  Y él les dijo: Lo que es imposible acerca de los hombres, posible es
acerca de Dios.

 28  Entónces Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejado todas las cosas, y te
hemos seguido.

 29  Y él les dijo: De cierto os digo, que nadie hay que haya dejado casa, ó
padres, ó hermanos, ó mujer, ó hijos, por el reino de Dios,

 30 Que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la
vida eterna.

 31 & Y Jesus tomando [aparte] los doce, les dijo: He aquí subimos á
Jerusalem, y serán cumplidas todas las cosas que fueron escritas por los
profetas del Hijo del hombre.

 32  Porque será entregado á los Gentiles, y será escarnecido, é injuriado y
escupido;

 33  Y despues que [le] hubieren azotado, le matarán, mas al tercero dia
resucitará.

 34  Mas ellos nada de estas cosas entendian, y esta palabra les era
encubierta; y no entendian lo que se decia.

 35 & Y aconteció, que acercándose él de Jericó, un ciego estaba sentado junto
al camino mendigando,

 36  El cual como oyó la multitud que pasaba, preguntaba qué era aquello.

 37  Y le dijeron: que Jesus Nazareno pasaba.

 38  Entónces dió voces, diciendo: Jesus, Hijo de David, ten misericordia de
mí.

 39  Y los que iban delante, le reñian para que callase; empero él clamaba
mucho más: Hijo de David, ten misericordia de mí.

 40  Jesus entónces parándose mandó traerle á sí. Y como él llegó, le
preguntó,

 41  Diciendo: )Qué quieres que te haga?  Y el dijo: Señor, que vea yo.

 42  Y Jesus le dijo: Vé: tu fé te ha hecho salvo.

 43  Y luego vió y le seguia glorificando á Dios, y todo el pueblo como vió
[esto,] dió alabanza á Dios.





CAPITULO 19.

 HABIENDO entrado [Jesus,] pasaba por Jericó.

 2  Y, he aquí, un varon llamado Zaqueo, el cual era príncipe de los
publicanos, y era rico.

 3  Y procuraba ver á Jesus quién fuese, mas no podia á causa de la multitud,
porque era pequeño de estatura.

 4  Y corriendo delante, se subió en un árbol sicómoro para verle; porque
habia de pasar por allí.

 5  Y como vino á aquel lugar Jesus, mirando le vió, y le dijo: Zaqueo, dáte
priesa, desciende; porque hoy es menester que pose en tu casa.

 6 Entónces él descendió apriesa, y le recibió gozoso.

 7 Y viendo [esto] todos, murmuraban, diciendo, que habia entrado á posar con
un hombre pecador.

 8  Entónces Zaqueo, puesto en pié, dijo al Señor: He aquí, Señor, la mitad de
mis bienes doy á los pobres, y si en algo he defraudado á alguno, [se lo]
vuelvo con los cuatro tantos.

 9  Y Jesus le dijo: Hoy ha venido la salvacion á esta casa; por cuanto
tambien él es hijo de Abraham.

 10  Porque el Hijo del hombre vino á buscar, y á salvar lo que se habia
perdido.

 11 & Y oyendo ellos estas cosas, prosiguiendo él, dijo una parábola, por
cuanto estaba cerca de Jerusalem; y porque pensaban que luego habia de ser
manifestado el reino de Dios.

 12  Dijo pues: Un hombre noble se partió á una tierra léjos, á tomar para sí
un reino, y volver.

 13  Y llamados diez siervos suyos, les dió diez minas, y les dijo: Negociád
entre tanto que vengo.

 14  Empero sus ciudadanos le aborrecian; y enviaron tras de él una embajada,
diciendo: No queremos que este reine sobre nosotros.

 15  Y aconteció, que vuelto él, habiendo tomado el reino, mandó llamar á sí á
aquellos siervos, á los cuales habia dado el dinero, para saber lo que habia
negociado cada uno.

 16  Y vino el primero, diciendo: Señor, tu mina ha ganado diez minas.

 17  Y él le dice: Está bien buen siervo: pues que en lo poco has sido fiel,
ten autoridad sobre diez ciudades.

 18  Y vino el segundo, diciendo: Señor, tu mina ha hecho cinco minas.

 19  Y asimismo á este dijo: Tú tambien sé sobre cinco ciudades.

 20  Y vino otro, diciendo: Señor, he aquí tu mina, la cual he tenido guardada
en un pañizuelo.

 21  Porque tuve miedo de tí, pues que eres hombre severo: tomas lo que no
pusiste, y siegas lo que no sembraste.

 22  Entónces él le dijo: Mal siervo, por tu boca te juzgo: sabias que yo era
hombre severo, que tomo lo que no puse, y que siego lo que no sembré;

 23  )Por qué pues no diste mi dinero al banco, y yo viniendo lo demandara con
el logro?

 24  Y dijo á los que estaban presentes: Quitádle la mina, y dadla al que
tiene las diez minas.

 25  (Y ellos le dijeron: Señor, tiene diez minas.)

 26  Porque yo os digo que á cualquiera que tuviere, le será dado; mas al que
no tuviere, aun lo que tiene le será quitado.

 27  Mas á aquellos mis enemigos, que no querian que yo reinase sobre ellos,
traéd[los] acá, y degollád[los] delante de mí.

 28 & Y dicho esto, iba delante subiendo á Jerusalem.

 29  Y aconteció, que llegando cerca de Betfage, y de Betania, al monte que se
llama de las Olivas, envió dos de sus discípulos,

 30  Diciendo: Id á la aldea [que está] delante, en la cual como entrareis,
hallaréis un pollino atado en el cual ningun hombre jamas se ha sentado:
desatádle, y traéd[le acá.]

 31  Y si alguien os preguntare: )Por qué [le] desatáis?  le diréis así:
Porque el Señor le ha menester.

 32  Y fueron los que habian sido enviados, y hallaron, como él les dijo.

 33  Y desatando ellos el pollino, sus dueños les dijeron: )Por qué desatáis
el pollino?

 34  Y ellos dijeron: Porque el Señor le ha menester.

 35  Y le trajeron á Jesus; y echando [ellos] sus ropas sobre el pollino,
pusieron encima á Jesus.

 36  Y yendo él, tendian sus vestidos por el camino.

 37  Y como llegasen ya cerca de la descendida del monte de las Olivas, toda
la multitud de los discípulos, regocijándose, comenzaron á alabar á Dios á
gran voz por todas las maravillas que habian visto.

 38  Diciendo: Bendito el rey que viene en nombre del Señor: paz en el cielo,
y gloria en las alturas.

 39  Entónces algunos de los Fariseos de entre la multitud le dijeron:
Maestro, reprende á tus discípulos.

 40  Y él respondiendo, les dijo: Os digo que si estos callaren, las piedras
clamarán.

 41  Y como llegó cerca, viendo la ciudad, lloró sobre ella,

 42  Diciendo: [(Ah,] si tú conocieses, á lo ménos en este tu dia, lo que
[toca] á tu paz! mas ahora está encubierto á tus ojos.

 43  Porque vendrán dias sobre tí, que tus enemigos te cercarán con trinchera;
y te pondrán cerco, y de todas partes te pondrán en estrecho;

 44  Y te derribarán á tierra, y á tus hijos, [los que están] dentro de tí, y
no dejarán en tí piedra sobre piedra; por cuanto no conociste el tiempo de tu
visitacion.

 45  Y entrando en el templo, comenzó á echar fuera á todos los que vendian y
compraban en él,

 46  Diciéndoles: Escrito está: Mi casa, casa de oracion es; mas vosotros la
habéis hecho cueva de ladrones.

 47  Y enseñaba cada dia en el templo, mas los príncipes de los sacerdotes, y
los escribas, y los príncipes del pueblo procuraban matarle.

 48  Y no hallaban qué hacerle, porque todo el pueblo estaba suspenso
oyéndole.





CAPITULO 20.

 Y ACONTECIÓ un dia, que enseñando él al pueblo en el templo, y anunciando el
evangelio, sobrevinieron los príncipes de los sacerdotes, y los escribas, con
los ancianos,

 2  Y le hablaron, diciendo: Dínos )con qué autoridad haces estas cosas: ó
quién es el que te ha dado esta autoridad?

 3  Respondiendo entónces Jesus, les dijo: Preguntaros he yo tambien una
palabra; respondédme:

 4 )El bautismo de Juan era del cielo, ó de los hombres?

 5  Mas ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Si dijéremos: Del cielo; dirá:
)Por qué pues no le creisteis?

 6  Y si dijéremos: De los hombres, todo el pueblo nos apedreará; porque están
ciertos que Juan era un profeta.

 7  Y respondieron, que no sabian de dónde [habia sido.]

 8  Entónces Jesus les dijo: Ni yo os digo tampoco con qué autoridad hago yo
estas cosas.

 9 & Y comenzó á decir al pueblo esta parábola: Un hombre plantó una viña, y
la arrendó á [unos] labradores, y se ausentó por mucho tiempo.

 10  Y al tiempo oportuno envió un siervo á los labradores, para que le diesen
del fruto de la viña, mas los labradores hiriéndole, [le] enviaron vacío.

 11  Y volvió á enviar otro siervo; y ellos á este tambien herido y afrentado,
[le] enviaron vacío.

 12  Y volvió á enviar al tercer siervo; y tambien á este echaron herido.

 13  Entónces el señor de la viña dijo:  )Qué haré?  enviaré mi Hijo amado:
quizá cuando á este vieren, [le] tendrán respeto.

 14  Mas los labradores viéndole pensaron entre sí, diciendo: Este es el
heredero: veníd, matémosle, para que la herencia sea nuestra.

 15  Y echándole fuera de la viña, [le] mataron: )Qué pues les hará el señor
de la viña?

 16  Vendrá, y destruirá á estos labradores, y dará su viña á otros. Y como
ellos [lo] oyeron, dijeron: Guarda.

 17  Mas él mirándolos, dice: )Qué pues es lo que está escrito: La piedra que
desecharon los edificadores, esta vino á ser cabeza de la esquina?

 18  Cualquiera que cayere sobre aquella piedra será quebrantado; mas sobre el
que la piedra cayere, le desmenuzará.

 19  Y procuraban los príncipes de los sacerdotes y los escribas echarle mano
en aquella hora, mas tuvieron miedo del pueblo, porque entendieron que contra
ellos habia dicho esta parábola.

 20 & Y acechándo[le,] enviaron espiones que se simulasen justos, para tomarle
en sus palabras, para que así le entregasen á la jurisdiccion y á la potestad
del presidente:

 21 Los cuales le preguntaron, diciendo: Maestro, sabemos que dices y enseñas
bien; y que no tienes respeto á la persona [de nadie,] ántes enseñas el camino
de Dios con verdad.

 22 )Nos es lícito dar tributo á César, ó no?

 23  Mas él, entendida la astucia de ellos, les dijo:  )Por qué me tentáis?

 24  Mostrádme una moneda  )De quién tiene la imágen, y la inscripcion?  Y
respondiendo, dijeron: De César.

 25  Entónces les dijo: Pues dad a César lo que es de César; y lo que es de
Dios, á Dios.

 26  Y no pudieron reprender sus palabras delante del pueblo: ántes
maravillados de su respuesta, callaron.

 27 & Y llegándose unos de los Saduceos, los cuales niegan haber resurreccion,
le preguntaron,

 28  Diciendo: Maestro, Moises nos escribió: Si el hermano de alguno muriere
teniendo mujer, y muriere sin hijos, que su hermano tome la mujer, y levante
simiente á su hermano.

 29  Fueron pues siete hermanos; y el primero tomó mujer, y murió sin hijos.

 30  Y la tomó el segundo, el cual tambien murió sin hijos.

 31  Y la tomó el tercero: así mismo tambien todos siete; y no dejaron
simiente, y murieron.

 32  Y á la postre de todos murió tambien la mujer.

 33  En la resurreccion, pues )mujer de cuál de ellos será?  porque los siete
la tuvieron por mujer.

 34  Entónces respondiendo Jesus, les dijo: Los hijos de este siglo se casan,
y se dan en casamiento;

 35 Mas los que fueron tenidos por dignos de aquel siglo, y de la resurreccion
de los muertos, ni se casan ni se dan en casamiento.

 36  Porque no pueden ya más morir, porque son iguales á los ángeles, y son
hijos de Dios, siendo hijos de la resurreccion.

 37  Y que los muertos hayan de resucitar, Moises aun lo enseñó junto al
zarzal, cuando dice al Señor: Dios de Abraham, y Dios de Isaac, y Dios de
Jacob.

 38  Porque Dios no es [Dios] de muertos, sino de vivos, porque todos viven en
[cuanto á] él.

 39  Y respondiéndole unos de los escribas, dijeron: Maestro, bien has dicho.

 40  Y no osaron más preguntarle algo.

 41 & Y él les dijo: )Cómo dicen que el Cristo es hijo de David?

 42  Y el mismo David dice en el libro de los Salmos: Dijo el Señor á mi
Señor: Asiéntate á mi diestra,

 43  Entre tanto que pongo tus enemigos por estrado de tus piés.

 44  Así que David le llama Señor, )cómo pues es su hijo?

 45  Y oyéndolo todo el pueblo, dijo á sus discípulos:

 46  Guardáos de los escribas, que quieren andar con ropas largas, y aman las
salutaciones en las plazas; y las primeras sillas en las sinagogas; y los
primeros asientos en las cenas:

 47  Que devoran las casas de las viudas, simulando larga oracion: estos
recibirán mayor condenacion.





CAPITULO 21.

 Y MIRANDO, vió á los ricos que echaban sus ofrendas en el arca del tesoro.

 2  Y vió tambien á una viuda pobre, que echaba allí dos blancas.

 3  Y dijo: De verdad os digo, que esta viuda pobre echó mas que todos.

 4  Porque todos estos, de lo que les sobra echaron para las ofrendas de Dios,
mas esta de su pobreza echó todo su sustento que tenia.

 5 & Y á unos que decian del templo, que estaba adornado de hermosas piedras y
dones, dijo;

 6  [De] estas cosas que veis, dias vendrán, en que no quedará piedra sobre
piedra que no sea derribada.

 7  Y le preguntaron, diciendo: Maestro, )cuándo será esto?  )Y qué señal
[habrá] cuándo estas cosas hayan de comenzar á ser hechas?

 8  El entónces dijo: Mirád, no seáis engañados; porque vendrán muchos en mi
nombre, diciendo: Yo soy [el Cristo;] y el tiempo está cerca: por tanto no
vayáis en pos de ellos.

 9  Empero cuando oyereis de guerras y sediciones, no os espantéis; porque es
menester que estas cosas acontezcan primero; mas no luego [será] el fin.

 10  Entónces les dijo: Se levantará nacion contra nacion, y reino contra
reino;

 11  Y habrá grandes terremotos en cada lugar, y hambres, y pestilencias; y
habrá prodigios, y grandes señales del cielo.

 12  Mas ántes de todas estas cosas os echarán mano, y perseguirán,
entregándo[os] á las sinagogas, y á las cárceles, trayéndoos ánte los reyes, y
a los presidentes, por causa de mi nombre.

 13  Y os será esto para testimonio.

 14  Ponéd pues en vuestros corazones de no pensar ántes como hayáis de
responder.

 15  Porque yo os daré boca y sabiduría, á la cual no podrán resistir, ni
contradecir todos los que se os opondrán.

 16  Mas seréis entregados aun por vuestros padres, y hermanos, y parientes, y
amigos; y matarán [á algunos] de vosotros.

 17  Y seréis aborrecidos de todos, por causa de mi nombre.

 18  Mas un pelo de vuestra cabeza no perecerá.

 19  En vuestra paciencia poseéd vuestras almas.

 20  Y cuando viereis á Jerusalem cercada de ejércitos, sabéd entónces que su
destruccion ha llegado.

 21  Entónces los que estuvieren en Judea, huyan á los montes, y los que
estuvieren en medio de ella, váyanse; y los que en las [otras] regiones no
entren en ella.

 22  Porque estos son dias de venganza, para que se cumplan todas las cosas
que están escritas.

 23  Mas, (ay de las preñadas, y de las que crian en aquellos dias! porque
habrá apretura grande sobre la tierra, é ira sobre este pueblo.

 24  Y caerán á filo de espada, y serán llevados cautivos por todas las
naciones; y Jerusalem será hollada de los Gentiles, hasta que los tiempos de
los Gentiles sean cumplidos.

 25  Entónces habrá señales en el sol y en la luna, y en las estrellas; y en
la tierra apretura de naciones, con perplejidad; bramando la mar y las ondas;

 26  Secándose los hombres á causa del temor, y esperando las cosas que
sobrevendrán á la redondez de la tierra; porque las virtudes de los cielos
serán conmovidas.

 27  Y entónces verán al Hijo del hombre, que vendrá en una nube con poder y
grande gloria.

 28  Y cuando estas cosas comenzaren á hacerse, mirád y levantád vuestras
cabezas; porque vuestra redencion está cerca.

 29  Y les dijo tambien una parábola: Mirád la higuera y todos los árboles:

 30  Cuando ya brotan, viéndolos, de vosotros mismos entendéis que el verano
está ya cerca:

 31 Así tambien vosotros cuando viereis hacerse estas cosas, entendéd que está
cerca el reino de Dios.

 32  De cierto os digo, que no pasará esta generacion, hasta que todo sea
hecho.

 33  El cielo y la tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán.

 34 & Y mirád por vosotros, que vuestros corazones no sean cargados de
glotonería y embriaguez, y de los cuidados de esta vida, y venga de improviso
sobre vosotros aquel dia.

 35  Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la haz de
toda la tierra.

 36  Velád, pues, orando á todo tiempo, que seáis habidos dignos de evitar
todas estas cosas que han de venir, y de estar en pié delante del Hijo del
hombre.

 37  Y enseñaba entre dia en el templo; y de noche saliendo, estábase en el
monte que se llama de las Olivas.

 38  Y todo el pueblo venia á él por la mañana, para oirle en el templo.





CAPITULO 22.

 ESTABA cerca el dia de la fiesta de los panes sin levadura, que se llama la
páscua.

 2  Y los príncipes de los sacerdotes, y los escribas procuraban cómo le
matarian; mas tenian miedo del pueblo.

 3  Y entró Satanas en Júdas, que tenia por sobrenombre Iscariote, el cual era
uno del número de los doce.

 4  Y fué, y habló con los príncipes de los sacerdotes, y con los magistrados,
de como se le entregaria.

 5 Los cuales se holgaron, y concertaron de darle dinero.

 6  Y prometió, y buscaba oportunidad para entregarle á ellos sin estar
presente la multitud.

 7 & Y vino el dia de los panes sin levadura, en el cual era menester matar la
páscua.

 8  Y envió á Pedro, y á Juan diciendo: Id, aparejádnos la páscua para que
comamos.

 9  Y ellos le dijeron: )Dónde quieres que la aparejemos?

 10  Y él les dijo: He aquí como entraréis en la ciudad, os encontrará un
hombre que lleva un cántaro de agua: seguídle hasta la casa donde entrare;

 11  Y decíd al padre de la familia de la casa: El Maestro te dice: )Dónde
está el aposento donde tengo de comer la páscua con mis discípulos?

 12  Entónces él os mostrará un gran cenadero aderezado, aparejád[la] allí.

 13  Y yendo ellos halláronlo todo como les habia dicho; y aparejaron la
páscua.

 14  Y como fué hora, se sentó [á la mesa;] y con él los doce apóstoles.

 15  Y les dijo: Con deseo he deseado comer con vosotros esta páscua ántes que
padezca.

 16  Porque os digo, que no comeré más de ella, hasta que sea cumplido en el
reino de Dios.

 17  Y tomando la copa, habiendo hecho gracias, dijo: Tomád esto, y
distribuíd[lo] entre vosotros.

 18  Porque os digo, que no beberé del fruto de la vid hasta que el reino de
Dios venga.

 19  Y tomando pan, habiendo hecho gracias, [lo] rompió y les dió, diciendo:
Este es mi cuerpo, que por vosotros es dado; hacéd esto en memoria de mí.

 20  Asimismo tambien la copa, despues que hubo cenado, diciendo: Esta copa
[es] el nuevo testamento en mi sangre, que por vosotros se derrama.

 21  Con todo eso, he aquí, la mano del que me entrega [está] conmigo en la
mesa.

 22  Y á la verdad el Hijo del hombre va segun lo que está determinado; empero
(ay de aquel hombre por el cual es entregado!

 23  Ellos entónces comenzaron á preguntar entre sí, cuál de ellos seria el
que habia de hacer esto.

 24 & Y hubo tambien entre ellos una contienda, quién de ellos parecia ser el
mayor.

 25  Entónces él les dijo: los reyes de las naciones se enseñorean de ellas; y
los que sobre ellas tienen potestad son llamados bienhechores:

 26  Mas vosotros, no así: ántes el que es mayor entre vosotros, sea como el
más mozo; y el que precede, como el que sirve.

 27  Porque )cuál [es] mayor, el que se asienta á la mesa, ó el que sirve?
)No es el que se asienta á la mesa?  mas yo soy entre vosotros como el que
sirve.

 28  Empero vosotros sois los que habéis permanecido conmigo en mis
tentaciones:

 29  Yo pues os ordeno un reino, como mi Padre me lo ordenó á mí;

 30  Para que comáis y bebáis en mi mesa en mi reino, y os asentéis sobre
tronos juzgando á las doce tribus de Israel.

 31 & Dijo tambien el Señor: Simon, Simon, he aquí, [que] Satanas os ha pedido
para zarandearos como á trigo;

 32  Mas yo he rogado por tí que tu fé no falte; y tú cuando te conviertas,
confirma á tus hermanos.

 33  Y él le dijo: Señor, dispuesto estoy á ir contigo tanto á la cárcel, como
á la muerte.

 34  Y él dijo: Pedro, te digo que el gallo no cantará hoy, ántes que tú
niegues tres veces que me conoces.

 35  Y á ellos dijo: Cuando os envié sin bolsa, y sin alforja, y sin zapatos,
)os faltó algo?  Y ellos dijeron: Nada.

 36  Entónces les dijo: Pues ahora el que tiene bolsa, tóme[la;] y tambien
[su] alforja y el que no tiene espada, venda su capa y cómprela.

 37  Porque os digo, que aun es menester que se cumpla en mí aquello que está
escrito: Y con los malos fué contado; porque lo que [está escrito] de mi, [su]
cumplimiento tiene.

 38  Entónces ellos dijeron: Señor, he aquí, dos espadas [hay] aquí. Y él les
dijo: Basta.

 39 & Y saliendo, se fué, segun su costumbre, al monte de las Olivas; y sus
discípulos tambien le siguieron.

 40  Y como llegó á aquel lugar, les dijo: Orád para que no entréis en
tentacion.

 41  Y él se apartó de ellos como un tiro de piedra, y puesto de rodillas,
oró,

 42  Diciendo: Padre, si quieres, pasa esta copa de mí, empero no se haga mi
voluntad, mas la tuya.

 43  Y le apareció un ángel del cielo esforzándole.

 44  Y estando en agonía oraba más intensamente; y fué su sudor como gotas
grandes de sangre, que descendian hasta la tierra.

 45  Y como se levantó de la oracion, y vino á sus discípulos, los halló
durmiendo de tristeza.

 46  Y les dijo: )Qué, dormís?  Levantáos, y orád que no entréis en tentacion.

 47 & Estando aun hablando él, he aquí, una multitud de gente, y el que se
llamaba Júdas, uno de los doce, iba delante de ellos; y se llegó á Jesus, para
besarle.

 48  Entónces Jesus le dijo: )Júdas, con un beso entregas al hijo del hombre?

 49  Y viendo los que estaban junto á él lo que habia de ser, le dijeron:
Señor, )heriremos con espada?

 50  Y uno de ellos hirió al criado del sumo sacerdote, y le quitó la oreja
derecha.

 51  Y respondiendo Jesus, dijo: Dejád hasta aquí; Y tocando su oreja, le
sanó.

 52  Dijo despues Jesus á los príncipes de los sacerdotes, y a los capitanes
del templo y á los ancianos que habian venido contra él: )Como á ladron habéis
salido con espadas y con palos?

 53  Habiendo estado con vosotros cada dia en el templo no extendisteis las
manos contra mí, mas esta es vuestra hora, y la potestad de las tinieblas.

 54 & Y prendiéndole, [le] trajeron, y metiéronle en casa del príncipe de los
sacerdotes. Y Pedro le seguia de léjos.

 55  Y habiendo encendido fuego en medio del atrio, y sentándose todos al
derredor, se sentó tambien Pedro entre ellos.

 56  Y como una criada le vió que estaba sentado al fuego, puestos los ojos en
él, dijo: Y este con él era.

 57  Entónces él lo negó, diciendo: Mujer, no le conozco.

 58  Y un poco despues viéndole otro, dijo: Y tú de ellos eras. Y Pedro dijo:
Hombre, no soy.

 59  Y como una hora pasada, otro afirmaba, diciendo: Verdaderamente tambien
este estaba con él; porque es Galileo.

 60  Y Pedro dijo: Hombre, no sé lo que dices. Y luego estando aun él
hablando, el gallo cantó.

 61  Entónces, vuelto el Señor, miró á Pedro; y Pedro se acordó de la palabra
del Señor, como le habia dicho,^ Antes que el gallo dé voz me negarás tres
veces.

 62  Y saliendo fuera Pedro lloró amargamente.

 63  Y los hombres que tenian á Jesus, burlaban de él, hiriéndo[le.]

 64  Y cubriéndole herian su rostro, y preguntábanle, diciendo: Profetiza,
)quién es el que te hirió?

 65  Y decian otras muchas cosas injuriándole.

 66  Y como fué de dia, se juntaron los ancianos del pueblo, y los príncipes
de los sacerdotes, y los escribas, y le trajeron a su concilio,

 67  Diciendo: )Eres tú el Cristo?  dínoslo. Y les dijo: Si os lo dijere, no
creeréis;

 68  Y tambien si os preguntare, no me responderéis, ni [me] soltaréis;

 69 Mas desde ahora el Hijo del hombre se asentará á la diestra del poder de
Dios.

 70  Y dijeron todos: )Luego tú eres el Hijo de Dios?  Y él les dijo: Vosotros
lo decís que yo soy.

 71  Entónces ellos dijeron: )Qué más testimonio deseamos?  porque nosotros
[lo] hemos oido de su boca.







CAPITULO 23.

 Y LEVANTÁNDOSE toda la multitud de ellos, lleváronle á Pilato.

 2  Y comenzaron á acusarle diciendo: A este hemos hallado que pervierte
nuestra nacion, y que veda dar tributo á César, diciendo que él es el Cristo
el Rey.

 3  Entónces Pilato le preguntó, diciendo: )Eres tu el rey de los Judíos? Y
respondiéndole él, dijo: Tú lo dices.

 4  Y Pilato dijo á los príncipes de los sacerdotes, y al pueblo: Ninguna
culpa hallo en este hombre.

 5  Mas ellos porfiaban, diciendo: Alborota al pueblo, enseñando por toda
Judea, comenzando desde Galilea hasta aquí.

 6  Entónces Pilato, oyendo de Galilea, preguntó si el hombre era Galileo

 7  Y como entendió que era de la jurisdiccion de Heródes, le remitió á
Heródes, el cual tambien estaba en Jerusalem en aquellos dias.

 8  Y Heródes, viendo á Jesus, se holgó mucho; porque habia mucho que le
deseaba ver; porque habia oido de él muchas cosas; y tenia esperanza que le
veria hacer algun milagro.

 9  Y le preguntaba con muchas palabras; mas él nada le respondió.

 10  Y estaban los príncipes de los sacerdotes, y los escribas acusándole con
gran porfía.

 11 Mas Heródes con sus soldados le menospreció, y escarneció, vistiéndole de
una ropa espléndida; y le volvió á enviar á Pilato.

 12  Y fueron hechos amigos entre sí Pilato y Heródes en el mismo dia, porque
ántes eran enemigos entre sí.

 13  Entónces Pilato, convocando los príncipes de los sacerdotes, y los
magistrados, y el pueblo,

 14  Les dijo: Me habéis presentado á este por hombre que pervierte al pueblo;
y, he aquí, yo preguntando delante de vosotros, no he hallado alguna culpa en
este hombre de aquellas de que le acusáis.

 15  Y ni aun Heródes; porque os remití á él; y he aquí, que ninguna cosa
digna de muerte se le ha hecho.

 16  Le soltaré pues castigado.

 17  Y tenia necesidad de soltarles uno en la fiesta.

 18  Y toda la multitud dió voces á una, diciendo: Afuera con este, y
suéltanos á Barrabas:

 19  (El cual habia sido echado en la cárcel por una sedicion hecha en la
ciudad, y una muerte.)

 20  Y les habló otra vez Pilato, queriendo soltar á Jesus.

 21 Mas ellos volvian á dar voces, diciendo: Crucifícale, Crucifícale.

 22  Y él les dijo la tercera vez: )Por qué?  )Qué mal ha hecho este?  ninguna
culpa de muerte he hallado en él: le castigaré pues, y [le] soltaré.

 23  Mas ellos instaban á grandes voces, pidiendo que fuese crucificado; y las
voces de ellos, y de los príncipes de los sacerdotes prevalecieron.

 24  Entónces Pilato juzgó que se hiciese lo que ellos pedian.

 25  Y les soltó á aquel que habia sido echado en la cárcel por sedicion y una
muerte, al cual habian pedido; mas entregó á Jesus á la voluntad de ellos.

 26 & Y llevándole, tomaron á un Simon, Cireneo, que venia del campo, y le
pusieron encima la cruz para que la llevase en pos de Jesus.

 27  Y le seguia grande multitud de pueblo, y de mujeres, las cuales le
lloraban, y lamentaban.

 28  Mas Jesus, vuelto á ellas, les dijo: Hijas de Jerusalem no me lloréis á
mí; mas lloráos á vosotras mismas, y á vuestros hijos.

 29  Porque, he aquí, que vendrán dias, en que dirán: Bienaventuradas las
estériles, y los vientres que no parieron, y los pechos que no criaron.

 30  Entónces comenzarán á decir á los montes: Caéd sobre nosotros; y á los
collados: Cubrídnos.

 31  Porque si en el árbol verde hacen estas cosas, )en el seco qué se hará?

 32  Y llevaban tambien con él otros dos, malhechores, á matar con él.

 33 & Y como vinieron al lugar que se llama Calvario, le crucificaron allí; y
á los malhechores, uno á la derecha, y otro á la izquierda.

 34  Mas Jesus decia: Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y
partiendo sus vestidos, echaron suertes.

 35  Y el pueblo estaba mirando; y burlaban [de él] los príncipes con ellos,
diciendo: A otros salvó: sálvese á sí mismo, si este es el Mesías, el escogido
de Dios.

 36  Escarnecian de él tambien los soldados, llegándose y presentándole
vinagre,

 37  Y diciendo: Si tu eres el Rey de los Judíos, sálvate á tí mismo.

 38  Y habia tambien un título escrito sobre él con letras Griegas, y Latinas,
y Hebraicas: ESTE ES EL REY DE LOS JUDÍOS.

 39 & Y uno de los malhechores que estaban colgados le injuriaba, diciendo: Si
tú eres el Cristo, sálvate á tí mismo, y á nosotros.

 40  Y respondiendo el otro, le riñó, diciendo: )Ni aun tú temes á Dios,
estando en la misma condenacion?

 41  Y nosotros á la verdad justamente, porque recibimos lo que merecieron
nuestros hechos; mas este ningun mal hizo.

 42  Y dijo á Jesus: Señor, acuérdate de mí cuando vinieres en tu reino.

 43  Entónces Jesus le dijo: De cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el
paraiso.

 44 & Y era como la hora de sexta, y fueron hechas tinieblas sobre toda la
tierra hasta la hora de nona.

 45  Y el sol se oscureció, y el velo del templo se rompió por medio.

 46  Entónces Jesus, clamando á gran voz, dijo: Padre, en tus manos encomiendo
mi espíritu. Y habiendo dicho esto, espiró.

 47  Y como el centurion vió lo que habia acontecido, dió gloria á Dios,
diciendo: Verdaderamente este hombre era justo.

 48  Y toda la multitud de los que estaban presentes á este espectáculo,
viendo lo que habia acontecido, se volvian hiriendo sus pechos.

 49  Mas todos sus conocidos estaban de léjos, y las mujeres que le habian
seguido desde Galilea, mirando estas cosas.

 50 & Y, he aquí, un varon llamado José, el cual era senador, varon bueno, y
justo:

 51  El cual no habia consentido en el consejo ni en los hechos de ellos,
[varon] de Arimatea, ciudad de los Judíos: el cual tambien esperaba el reino
de Dios.

 52  Este llegó á Pilato, y pidió el cuerpo de Jesus.

 53 Y quitado [de la cruz,] le envolvió en una sábana, y le puso en un
sepulcro que era labrado en roca, en el cual aun ninguno habia sido puesto.

 54  Y era dia de la preparacion de la páscua; y el sábado esclarecia.

 55  Y viniendo tambien las mujeres que le habian seguido de Galilea, vieron
el sepulcro, y cómo fué puesto su cuerpo.

 56  Y vueltas, aparejaron [drogas] aromáticas, y ungüentos; y reposaron el
sábado, conforme al mandamiento.





CAPITULO 24.

 MAS el primer [dia] de la semana, muy de mañana, vinieron al sepulcro,
trayendo las [drogas] aromáticas que habian aparejado; y algunas [otras
mujeres] con ellas.

 2  Y hallaron la piedra revuelta [de la puerta] del sepulcro.

 3  Y entrando no hallaron el cuerpo del Señor Jesus.

 4  Y aconteció, que estando ellas espantadas de esto, he aquí, dos varones
que se pararon junto á ellas, vestidos de vestiduras resplandecientes.

 5  Y teniendo ellas miedo, y bajando el rostro á tierra, les dijeron: )Por
qué buscáis entre los muertos al que vive?

 6  No está aquí, sino que ha resucitado: acordáos de cómo os habló, cuando
aun estaba en Galilea,

 7  Diciendo: Es menester que el Hijo del hombre sea entregado en manos de
hombres pecadores, y ser crucificado, y resucitar al tercero dia.

 8  Entónces ellas se acordaron de sus palabras.

 9 Y volviendo del sepulcro dieron nuevas de todas estas cosas á los once, y á
todos los demas.

 10  Y eran María Magdalena, y Juana, y María, [madre] de Santiago, y otras
[que estaban] con ellas, las que decian estas cosas á los apóstoles.

 11  Mas á ellos les parecian como locura las palabras de ellas; y no las
creyeron.

 12  Y levantándose Pedro, corrió al sepulcro; y como miró dentro, vió solos
los lienzos [allí] echados, y se fué maravillado entre [si] de este hecho.

 13 & Y, he aquí, dos de ellos iban el mismo dia á una aldea que estaba de
Jerusalem sesenta estadios, llamada Emmáus:

 14  É iban hablando entre sí de todas aquellas cosas que habian acaecido.

 15  Y aconteció, que yendo hablando entre sí, y preguntándose el uno al otro,
el mismo Jesus se llegó, é iba con ellos juntamente.

 16 Mas los ojos de ellos eran detenidos, para que no le conociesen.

 17  Y les dijo: )Qué pláticas [son] estas que tratais entre vosotros andando,
y estáis tristes?

 18  Y respondiendo el uno que se llamaba Cleófas, le dijo: )Tú solo forastero
eres en Jerusalem, que no has sabido las cosas que en ella han acontecido
estos dias?

 19  Entónces él les dijo: )Qué?  Y ellos le dijeron: De Jesus Nazareno, el
cual fué varon profeta poderoso en obra y en palabra, delante de Dios y de
todo el pueblo:

 20  Y cómo le entregaron los príncipes de los sacerdotes, y nuestros
magistrados, á condenacion de muerte, y le crucificaron.

 21  Mas nosotros esperábamos que él era el que habia de redimir á Israel, y
ahora sobre todo esto, hoy es el tercero dia desde que esto ha acontecido.

 22  Aunque tambien unas mujeres de los nuestros nos han espantado, las cuales
ántes del dia fueron al sepulcro:

 23  Y no hallando su cuerpo, vinieron, diciendo que tambien habian visto
vision de ángeles, los cuales dijeron que él viva.

 24  Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron ser así como las
mujeres habian dicho, mas á él no le vieron.

 25  Entónces él les dijo: (Oh insensatos, y tardos de corazon para creer á
todo lo que los profetas han dicho!

 26  )No era menester que Cristo padeciera estas cosas y que entrara [así] en
su gloria?

 27  Y comenzando desde Moises, y [de] todos los profetas, les declaraba en
todas las Escrituras las cosas tocantes á él.

 28  Y llegaron á la aldea á donde iban; y él hizo como que iba más léjos.

 29  Mas ellos le detuvieron por fuerza, diciendo: Quédate con nosotros,
porque se hace tarde, y está ya declinando el dia. Y entró para quedarse con
ellos.

 30  Y aconteció, que estando sentado á la mesa con ellos tomando el pan,
bendijo, y [lo] rompió, y les dió.

 31  Entónces fueron abiertos los ojos de ellos, y le conocieron; mas él se
desapareció de los ojos de ellos.

 32  Y decian el uno al otro: )No ardia nuestro corazon en nosotros, mientras
nos hablaba en el camino, y cuando nos abria las Escrituras?

 33  Y levantándose en la misma hora, tornáronse á Jerusalem; y hallaron á los
once congregados, y á los que estaban con ellos,

 34  Que decian: Resucitado ha el Señor verdaderamente, y ha aparecido á
Simon.

 35  Entónces ellos contaban las cosas que [les habian acontecido] en el
camino; y cómo habia sido conocido de ellos en el romper del pan.

 36 & Y entre tanto que ellos hablaban estas cosas, Jesus se puso en medio de
ellos, y les dijo: Paz á vosotros.

 37  Entónces ellos espantados y asombrados, pensaban que veian [algun]
espíritu.

 38  Mas él les dijo: )Por qué estais turbados, y suben pensamientos á
vuestros corazones?

 39  Mirád mis manos y mis piés, que yo mismo soy. Palpád, y ved; que el
espíritu ni tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo.

 40  Y en diciendo esto, les mostró [sus] manos y [sus] piés.

 41  Y no creyéndolo aun ellos de gozo, y maravillados, les dijo: )Tenéis aquí
algo de comer?

 42  Entónces ellos le presentaron parte de un pez asado, y un panal de miel.

 43  [Lo cual] él tomó, y comió delante de ellos:

 44  Y les dijo: Estas [son] las palabras que os hablé estando aun con
vosotros: Que era necesario que se cumpliesen todas las cosas que están
escritas en la ley de Moises, y [en] los profetas, y [en] los Salmos de mí.

 45  Entónces les abrió el entendimiento para que entendiesen las Escrituras.

 46  Y les dijo: Así está escrito, y así fue menester que el Cristo padeciese,
y resucitase de los muertos al tercero dia;

 47  Y que se predicase en su nombre arrepentimiento, y remision de pecados,
en todas las naciones, comenzando de Jerusalem.

 48  Y vosotros sois testigos de estas cosas.

 49  Y, he aquí, yo enviaré al prometido de mi Padre sobre vosotros; mas
vosotros quedáos en la ciudad de Jerusalem, hasta que seáis investidos de lo
alto de poder.

 50 & Y los sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos los bendijo.

 51  Y aconteció, que bendiciéndoles, se fué de ellos, era llevado arriba al
cielo.

 52  Y ellos despues de haberle adorado, se volvieron á Jerusalem con gran
gozo.

 53  Y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo á Dios. Amen.











End of the Project Gutenberg EBook of Reina Valera New Testament of the
Bible 1865, by Anonymous

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