El lindo don Diego : Comedia

By Agustín Moreto

The Project Gutenberg eBook of El lindo don Diego
    
This ebook is for the use of anyone anywhere in the United States and
most other parts of the world at no cost and with almost no restrictions
whatsoever. You may copy it, give it away or re-use it under the terms
of the Project Gutenberg License included with this ebook or online
at www.gutenberg.org. If you are not located in the United States,
you will have to check the laws of the country where you are located
before using this eBook.

Title: El lindo don Diego
        Comedia

Author: Agustín Moreto

Release date: June 12, 2025 [eBook #76276]

Language: Spanish

Original publication: Madrid: CALPE, 1920

Credits: Ramón Pajares Box. (This book was produced from images generously made available by The Internet Archive / Fons S. Gili Gaya / Universitat de Lleida.)


*** START OF THE PROJECT GUTENBERG EBOOK EL LINDO DON DIEGO ***


NOTA DE TRANSCRIPCIÓN

  * Las cursivas se muestran entre _subrayados_ y las versalitas se han
    convertido a MAYÚSCULAS.

  * Los errores de imprenta han sido corregidos.

  * La ortografía del texto original ha sido modernizada de acuerdo con
    las normas publicadas en 2010 por la Real Academia Española.

  * Las páginas en blanco han sido eliminadas.




  COLECCIÓN UNIVERSAL

  Agustín Moreto
  EL LINDO DON DIEGO
  COMEDIA

  MCMXX




  ES PROPIEDAD
  Copyright by Calpe, 1920.


Papel fabricado especialmente por LA PAPELERA ESPAÑOLA.




  COLECCIÓN UNIVERSAL

  AGUSTÍN MORETO
  El lindo don Diego
  COMEDIA

  [Ilustración]

  MADRID-BARCELONA
  MCMXX




«Tipográfica Renovación» (C. A.), Larra, 8.—MADRID.




Nació don Agustín Moreto y Cavaña en Madrid, en 1618. Hijo de padres
ricos, dedicados, según parece, al comercio de prendería; estudió en
la Universidad de Alcalá, obteniendo en ella el grado de licenciado en
Artes. Luego tomó las órdenes menores, y consiguió un beneficio, sobre
el cual sostuvo pleito, que terminó en avenencia. Residió de continuo
en Madrid entre 1642-1656, época en que comienza a darse a conocer como
escritor de comedias. Entró al servicio del arzobispo de Toledo, don
Baltasar de Moscoso, quien le hizo director del hospital del Refugio o
de San Nicolás. Allí tenía Moreto habitación; en ella murió en 1669.

Su obra, como su vida, fue tranquila y reposada, sin grandes tumultos
de imaginación; pero sobresale por la exquisitez, la distinción, la
tersura de las comedias que compuso. Su versificación es suelta, y sin
violencia se deslizan sus versos, en el tono llano del diálogo vivido.

Ocupa Moreto un lugar preeminente entre los dramaturgos españoles,
sobre todo por su arte de dibujar caracteres y de combinar hábilmente
las intrigas con naturalidad, sin artificio ni violencia.

Ha sido Moreto acusado con frecuencia de plagiario. Se citan comedias
suyas cuya idea y argumento provienen de otras obras anteriores. Pero
sobre este punto precisa entenderse. No hay, acaso, ni uno solo de
nuestros grandes comediógrafos que no haya tomado a manos llenas del
cercado ajeno cuando así le convenía. Este hecho, ¿constituye plagio?
¿No recibe el asunto al ser tratado de nuevo un sentido original, una
nueva interpretación, un aliento artístico inédito? ¿Puede decirse que
Racine haya plagiado a Eurípides, o Virgilio a Homero? Si comparamos
las mejores comedias de Moreto —_El lindo don Diego_ y _El desdén con
el desdén_— con las que se citan de Guillén de Castro, de Tirso, de
Lope, como fuentes en donde Moreto ha bebido, advertimos al instante
la enorme superioridad de este sobre sus modelos. Ha tomado el
asunto, pero resulta él ahora más verdaderamente creador que los que
concibieron la primera idea. Conviene en literatura, antes de acusar a
nadie de plagio, estimar justamente el valor de la sugestión recibida y
de la realización propia original.

Las mejores comedias de Moreto son, además de las citadas, _El parecido
en la corte_, _El caballero_, _Yo por vos y vos por otro_, _Trampa
adelante_. Escribió muchas más, de inferior estimación.




EL LINDO DON DIEGO


PERSONAS

  DON TELLO, _viejo_.
  DON JUAN.
  DOÑA INÉS.
  DOÑA LEONOR.
  MOSQUITO,
  _gracioso_.
  BEATRIZ, _criada_.
  DON DIEGO.
  DON MENDO.
  LOPE, _criado_.
  MARTÍN, _criado_.




JORNADA PRIMERA

Sala en casa de don Tello.


ESCENA PRIMERA

Sale don Tello, viejo, y don Juan, galán.

DON TELLO

    Quiera Dios, señor don Juan,
    que volváis muy felizmente.

DON JUAN

    Breves los días de ausente,
    señor don Tello, serán;
    pues llegar de aquí a Granada
    ha de ser mi detención.

DON TELLO

    La precisa ocupación
    de ser hora señalada
    esta de estar esperando
    dos sobrinos, que han venido
    de Burgos, la causa ha sido
    de no iros acompañando
    hasta salir de Madrid;
    que mi amistad no sufriera,
    si este empeño no tuviera,
    dejar de hacerlo.

DON JUAN

                      Asistid,
    señor don Tello, a un empeño
    tan de vuestra obligación;
    que yo estimo la atención.

DON TELLO

    Vos de la mía sois dueño;
    que el hacer juntos pasaje
    los dos de Méjico a España,
    hace amistad tan extraña,
    que el cariño de un viaje
    casi es deudo; y más ahora,
    que mi obligación confiesa
    favor tanto a la condesa,
    vuestra prima y mi señora.
    Y pues ha de ser tan breve
    vuestra ausencia, hasta volver,
    las bodas no se han de hacer.

DON JUAN

    ¿Qué bodas?

DON TELLO

                De todo debe
    daros cuenta mi atención.
    Los dos sobrinos que espero
    con mis hijas casar quiero.

DON JUAN

(_Aparte_).
    ¡Cielos! ¿Qué escucho?—

DON TELLO

                           Ellos son
    don Mendo y don Diego. A Mendo,
    hijo de hermana menor,
    le quiero dar a Leonor;
    y a Inés, en quien yo pretendo
    fundar de mi honor la basa,
    para don Diego la elijo,
    porque de mi hermano es hijo
    y cabeza de mi casa.
    Su gala y su bizarría
    es cosa de admiración;
    de Burgos es el blasón.

DON JUAN

(_Aparte_).
    ¡Ay de la esperanza mía!
    ¡Ay, Inés, qué bien se advierte
    que, de traición prevenida,
    me has encubierto esta herida
    para lograrme esta muerte!

DON TELLO

    ¿Qué decís, don Juan?

DON JUAN

                          Que apruebo
    vuestros justos regocijos.

DON TELLO

    Voy a esperar a mis hijos,
    que ya este nombre les debo.
    Adiós, don Juan.

DON JUAN

    Él os guarde.

DON TELLO

    Y a vos os vuelva con bien.
(_Vase_).


ESCENA II

Don Juan.

DON JUAN

    Amor, el golpe detén,
    que contra la vida es tarde.
    Ya con tan cruel herida
    mi amor no puede vivir;
    pues ¿qué falta por morir,
    si era amor toda mi vida?
    ¡Ay, fe muerta a una mudanza!
    ¿Cómo pudo, aunque se ve,
    ser tan segura una fe
    puesta en tan falsa esperanza?
    ¡Ah, Inés! ¿Para mi partida
    me reservaste este daño?
    Pero ¿cuándo un desengaño
    no viene a la despedida?
    Pues diré a voces aquí
    mis ansias y mis desvelos,
    y me quejaré a los cielos
    para quejarme de ti.
    Culpen, pues, tu tiranía
    sus luces y sus estrellas;
    pero ¿qué han de culpar ellas,
    si entre ellas está la mía?


ESCENA III

Sale Doña Inés.

DOÑA INÉS

    Don Juan, ¿qué es esto? ¿Tú voces,
    tú quejas y tú suspiros,
    cuando de tu ausencia está
    tan cercano mi peligro?
    Esperando que se fuese
    mi padre, me dio el aviso
    tu voz de que estabas solo;
    y cuando salgo, te miro
    triste, enojado y quejoso.
    ¿Qué ha sido la causa? Dilo,
    señor; que es cruel la duda.

DON JUAN

    Pues ¿tú, ingrato dueño mío,
    por la causa me preguntas?
    ¿Tú, que eres della el principio,
    dudas la razón que tengo
    para llorar tus desvíos?
    No has de preguntar la causa,
    sino si yo lo he sabido;
    y entonces te respondiera
    mi amor, aunque muerto, fino,
    que ya he sabido tu engaño,
    que ya tu traición he visto;
    y que mi loca esperanza
    fue de viento, y la deshizo
    el viento que la formaba,
    como luz de rayos tibios,
    que de un suspiro se enciende
    y muere de otro suspiro.

DOÑA INÉS

    Don Juan, señor, ¿con quién hablas?
    Que de tan bastardo estilo
    no puedo ser el sujeto.
    ¿Tú traición, tú engaño has visto?
    No sé, por Dios, lo que dices,
    y turbada te replico;
    que aunque no tenga razón
    tu queja, que no averiguo,
    tu tan horroroso estruendo,
    para turbar basta el ruido.

DON JUAN

    ¿No tiene razón mi queja?
    ¡Pluguiera al cielo divino
    que yo comprara mi engaño
    a precio de ese delito!
    Pero mira si la tiene,
    pues ya supe, dueño esquivo,
    que estás casada, y tu padre
    esperando a sus sobrinos,
    que han de ser los dos dichosos
    a costa de mi martirio;
    con Leonor, tu hermana, el uno;
    y el otro, ¡ay de mí!, contigo.
    Don Diego, Inés, es tu dueño;
    claro está que será digno,
    tanto como por tu sangre,
    por haberte merecido.
    Ya halló ocasión tu entereza
    de disfrazar sus cariños,
    dando en agrados de esposo
    envuelto el nombre de primo.
    De tu elección no me quejo;
    pero ¿qué triunfo has tenido
    en que muera de agraviado
    quien pudo morir de fino?
    ¿Para qué ha sido engañarme?
    ¿Para qué alentarme ha sido?
    Tu rigor...

DOÑA INÉS

                Don Juan, detente.
    ¿Qué don Diego, qué sobrinos,
    qué casamientos son estos?
    ¿Quién ese engaño te ha dicho?
    Porque no solo es engaño,
    mas ni aun yo de él tengo indicio
    que llegue a más que saber
    que son esos dos mis primos,
    que mi padre hoy los espera,
    que de Burgos han venido;
    mas a casarse no sé,
    si no es que tú hallas camino
    de que, sin saberlo yo,
    pueda casarse conmigo.

DON JUAN

    Pues ¿esto puede ser falso
    cuando tu padre lo ha dicho,
    o, siendo tú su hija, puedes
    ignorarle este disinio?
    Yo, Inés, había deseado,
    reconociendo el estilo
    de las mujeres, saber
    si habrá caso tan preciso
    o tan claro desengaño,
    donde alguna se haya visto,
    sin tener qué responder,
    concluida en su delito.
    Pero, pues tú hallas en esto
    a tu disculpa resquicio,
    de que no le puede haber,
    me doy, Inés, a partido.
    Pero, ¡vive Dios!, tirana,
    que no ha de lograr conmigo
    tu traición sus agudezas;
    y si era el intento mío
    partirme para volver
    en alas de mi cariño,
    ha de ser ahora alejarme
    de tu mentiroso hechizo;
    tanto, que en mi larga ausencia,
    llegue a encontrar el olvido.
    A esto voy, y ¡qué mal voy!;
    pues si te dejo rendido,
    a ti te logro el deseo
    y a mí me doy el castigo.
    Mas tendré, muriendo, el gozo
    de saber en mi martirio
    que eres tú la que me mata,
    pero yo el que me retiro.
    No has de lograr la traición,
    huyendo yo mi peligro,
    pues por malograrte el rayo
    voy a morir del aviso.

DOÑA INÉS

    Don Juan, señor, oye, espera.


ESCENA IV

Sale Leonor.

DOÑA LEONOR

    Inés, hermana, ¿qué miro?
    ¿Tú descompuesta? ¿Qué es esto?

DOÑA INÉS

    Esto es, Leonor, un delirio:
    decir don Juan que mi padre
    que estoy casada le ha dicho,
    y que esposos de las dos
    vienen a ser nuestros primos.

DOÑA LEONOR

    Pues, Inés, dice verdad,
    porque él ahora me dijo
    que prevenidas estemos,
    porque él va por sus sobrinos,
    que han de ser nuestros esposos;
    y que por cierto motivo
    que ha importado a su atención,
    nos ha callado este aviso.

DOÑA INÉS

    ¡Ay de mí! Leonor, ¿qué dices,
    que ya te oigo sin sentido?

DON JUAN

    Mira, Inés, si fue verdad
    mi temor.

DOÑA INÉS

              Mas ya has oído
    cómo pude yo ignorarlo.

DON JUAN

    Pues ¿qué importa al temor mío?
    Erré en culpar tu fineza,
    mas no en temer mi peligro;
    ¿cómo se excusa mi muerte,
    si ya perderte imagino?

DOÑA INÉS

    No sé, don Juan; que si es cierto,
    como en mi mal lo colijo,
    yo replicar a mi padre
    podré, mas no resistillo.

DON JUAN

    Luego ¿es preciso morir?

DOÑA LEONOR

    No, don Juan, no es tan preciso;
    que en la elección del estado
    dan fuero humano y divino
    la proposición al padre
    y la aceptación al hijo.
    Las dos, don Juan, nos casamos,
    aunque él nos busque el marido;
    que la elección no ha de ser
    de quien no fuere el peligro.
    El riesgo de un casamiento,
    que si se yerra es martirio,
    ha de ser el escogello
    de quien se obliga a sufrillo.
    Siendo esto cierto, ¿qué temes
    de que él tenga ese disinio?
    ¿Se ha casado alguna dama
    con el sí que el padre dijo?
    Y esto no es darte a entender
    que podrá nuestro albedrío
    oponerse a su precepto,
    porque si él lo ha concluido,
    no hay resistencia en nosotras;
    pero, cuando sabe él mismo
    que nuestras dos voluntades
    penden solo de su arbitrio,
    no es posible que una acción,
    que es tan de nuestro albedrío,
    la resuelva su decreto
    sin lograrnos el aviso.

DON JUAN

    Pues ¿qué puede ser, Inés,
    haberme tu padre dicho
    que ya estáis las dos casadas?

DOÑA INÉS

    Tener él ese disinio
    y queremos proponer
    para esposos nuestros primos;
    mas si él ya no lo ha resuelto,
    como mi hermana te ha dicho,
    cuanto está en mi voluntad,
    está, don Juan, sin peligro.

DOÑA LEONOR

    Inés, mira que es forzoso
    que vamos a prevenirnos.

DOÑA INÉS

    ¡Ay, Leonor! ¿Cómo podremos
    hallar las dos un camino
    de parecerlos muy mal?

DOÑA LEONOR

    Apelar al artificio;
    mucho moño y arracadas,
    valona de cañutillos,
    mucha color, mucho afeite,
    mucho lazo, mucho rizo,
    y verás qué mala estás;
    porque yo, según me he visto,
    nunca saco peor cara
    que con muchos atavíos.

DOÑA INÉS

    Tienes buen gusto, Leonora;
    que es el demasiado aliño
    confusión de la hermosura
    y embarazo para el brío.


ESCENA V

Sale Mosquito.

MOSQUITO

    ¡Jesús, Jesús! Dadme albricias.

DOÑA LEONOR

    ¿De qué las pides, Mosquito?

MOSQUITO

    De haber visto a vuestros novios;
    que apenas el viejo hoy dijo
    la sobriniboda, cuando
    partí como un hipogrifo;
    fui, vi y vencí mi deseo,
    y vi vuestro par de primos.

DOÑA LEONOR

    Y ¿cómo son?

MOSQUITO

                 Hombres son.

DOÑA LEONOR

    Siempre estás de un humor mismo;
    pues ¿podían no ser hombres?

MOSQUITO

    Bien podían ser borricos;
    que en trajes de hombre hay hartos.

DOÑA LEONOR

    Y ¿cómo te han parecido?

MOSQUITO

    El don Mendo —que es el tuyo—,
    galán, discreto, advertido,
    cortés, modesto y afable;
    menos algún revoltillo
    que se le irá descubriendo
    con el uso de marido.

DOÑA LEONOR

    Si él es tan afable,
    casado será lo mismo.

MOSQUITO

    Eso no, que suelen ser
    como espadas los maridos,
    que en la tienda están derechas,
    y comprándolas sin vicio,
    en el primer lance salen
    con más corcova que un cinco.

DOÑA INÉS

    ¿Y don Diego?

MOSQUITO

                  Ese es un cuento
    sin fin, pero con principio;
    que es lindo el don Diego y tiene
    más que de Diego de lindo.
    Él es tan rara persona,
    que, como se anda vestido,
    puede en una mojiganga
    ser figura de capricho.
    Que él es muy gran marinero
    se ve en su talle y su brío,
    porque el arte suyo es arte
    de marear los sentidos.
    Tan ajustado se viste,
    que al andar sale de quicio,
    porque anda descoyuntado
    del tormento del vestido.
    De curioso y aseado
    tiene bastantes indicios;
    porque, aunque de traje no,
    de sangre y bolsa es muy limpio.
    En el discurso parece
    ateísta, y lo colijo
    de que, según él discurre,
    no espera el día del juicio.
    A dos palabras que hable
    le entenderás todo el hilo
    del talento, que él es necio,
    pero muy bien entendido.
    Y porque mejor te informes
    de quién es y de su estilo,
    te pintaré la mañana
    que con él hoy he tenido.
    Yo entré allá, y le vi en la cama,
    de la frente al colodrillo
    ceñido de un tocador,
    que pensé que era judío.
    Era el cabello, hecho trenzas,
    crin de caballo morcillo,
    aunque la comparación de
    rocín a ruin ha ido.
    Con su bigotera puesta
    estaba el mozo jarifo,
    como mulo de arriero
    con jáquima de camino;
    las manos, en unos guantes
    de perro, que por aviso
    del uso de los que da
    las aforra de su oficio.
    Deste modo, de la cama
    salió a vestirse a las cinco,
    y en ajustarse las ligas
    llegó a las ocho de un giro.
    Tomó el peine y el espejo,
    y en memoria de Narciso
    le dio las once en la luna;
    y en daga y espada y tiros,
    capa, vueltas y valona,
    dio las dos, y después dijo:
    «Dios me vuelva a Burgos, donde
    sin ir a visitas vivo,
    que para mí es una muerte
    cuando de priesa me visto.
    Mozo, ¿dónde habrá ahora misa?».
    Y el mozo, humilde, le dijo:
    «A las dos dadas, señor,
    no hay misa sino en el libro».
    Y él respondió muy contento:
    «No importa, que yo he cumplido
    con hacer la diligencia.
    Vamos a ver a mi tío».
    Este es el novio, señora,
    que de Burgos te ha venido;
    tal que primero que al novio
    esperara yo a un novillo.

DOÑA INÉS

    ¡Ay, don Juan! Con estas nuevas
    es menos ya el temor mío,
    pues mi padre no es posible
    que me entregue a este martirio.

DON JUAN

    Inés, por cualquiera parte
    crece el temor y el peligro;
    no es nuevo ser tú mi vida,
    y ya en tus labios la miro.

DOÑA INÉS

    Vete, don Juan, que es forzoso
    ir las dos a prevenirnos.

DON JUAN

    Ya no es posible ausentarme.

DOÑA INÉS

    Albricias doy al peligro;
    mas ¿cómo, si de mi padre
    ya has quedado despedido?

DON JUAN

    Fingiré algún embarazo.

DOÑA INÉS

    ¿Y lograrasme un alivio?

DON JUAN

    A eso voy.

DOÑA INÉS

               ¡Guárdete el cielo!

DON JUAN

    Guárdeste tú, que es lo mismo.

MOSQUITO

    ¡Ah, señor don Juan!

DON JUAN

                         ¿Qué quieres?

MOSQUITO

    Tres portes de papelillos,
    que, a doblón, montan...

DON JUAN

                             Ve a casa
    y llevarás un vestido.
(_Vase_).


ESCENA VI

Doña Leonor, doña Inés, Mosquito.

MOSQUITO

    Pues si él ha de ser llevado,
    no me le dé usted traído.

DOÑA INÉS

    Vamos, Leonor.

MOSQUITO

    ¡Ah, señora!

DOÑA INÉS

    ¿Qué dices?

MOSQUITO

                Tengo contigo
    una intercesión y un ruego;
    y aunque con sol tan divino
    es osadía, me atrevo
    a título de Mosquito.

DOÑA INÉS

    ¿Qué es lo que quieres?

MOSQUITO

                            Beatriz,
    después que la has despedido,
    anda pidiendo limosna.

DOÑA INÉS

    Pues si mi padre lo hizo,
    ¿qué puedo yo remediar?

MOSQUITO

    Ese es rigor.

DOÑA INÉS

                  Mas no mío.

MOSQUITO

    Pues pide, dale, que es pobre.

DOÑA INÉS

    ¿Qué la he de dar?

MOSQUITO

                       Un recibo,
    y vuelva a servirte a casa,
    pues ya llora el pan perdido.

DOÑA INÉS

    Espero hoy otra criada.

MOSQUITO

    No la llegará al tobillo
    ninguna de cuantas vengan.

DOÑA INÉS

    ¿Por qué no?

MOSQUITO

                 Eso ¿no está visto?
    Ella es golosa, chismosa,
    respondona y alza el grito,
    ventanera, y todo el día
    gasta en tratar de su aliño.
    Pues, ¿dónde has de hallar criada
    que cumpla más con su oficio?

DOÑA INÉS

    Porque se ha criado en casa
    siento haberla despedido;
    mas como ella, por ahora,
    quiera estarse en mi retiro
    sin que la vea mi padre,
    la recibiré.

MOSQUITO

                 ¡Ah, Dios mío,
    lo que hace un buen abogado!

DOÑA INÉS

    Dila que venga, Mosquito.

DOÑA LEONOR

    Y entre sin verla mi padre.

MOSQUITO

    ¿Y si está aquí?

DOÑA INÉS

                     Entre contigo.
(_Vanse_).


ESCENA VII

Mosquito, Beatriz.

MOSQUITO

    Vitoria por mis camisas.—
    ¡Ah, Beatricilla!
(_Sale Beatriz_).

BEATRIZ

                      ¿Qué ha habido?

MOSQUITO

    Que estás recibida ya.

BEATRIZ

    ¿Qué dices?

MOSQUITO

                Que Tito Livio
    no pudo hablar en tu abono
    como yo de tu servicio.
    Ponderé aquí tus labores,
    tu cuidado y tu buen pico,
    y hace tanto un buen tercero,
    que te recibió al proviso.[1]

        [1] Pronto.

BEATRIZ

    Siempre conocí yo en ti
    tu buena intención, Mosquito.

MOSQUITO

    Mira, yo, naturalmente,
    hablo bien de mis amigos.

BEATRIZ

    Seré tuya eternamente.

MOSQUITO

    Mas ya que te han recibido,
    no me des carta de pago.

BEATRIZ

    Tú verás si es mi amor fino.

MOSQUITO

    Toca esos huesos y vamos.

BEATRIZ

    Toco y taño.

MOSQUITO

                 Salto y brinco.

BEATRIZ

    Y ¿esto ha de pasar de aquí?

MOSQUITO

    ¡No, sino amarnos de vicio!

BEATRIZ

    Pues querernos en silencio.

MOSQUITO

    No podré, siendo Mosquito.

BEATRIZ

    ¿Por qué no?

MOSQUITO

                 Porque los moscos,
    para picar, hacen ruido.
(_Vanse_).


Sala en la posada de don Diego y don Mendo.

ESCENA VIII

Salen dos criados con dos espejos, y don Diego y don Mendo.

DON DIEGO

    Poneos los dos enfrente,
    porque me mire mejor.

DON MENDO

    Don Diego, tanto primor
    es ya estilo impertinente.
    Si todo el día se asea
    vuestra prolija porfía,
    ¿cómo os puede quedar día
    para que la gente os vea?

DON DIEGO

    Don Mendo, vos sois extraño;
    yo rindo, con salir bien,
    en una hora que me ven,
    más que vos en todo el año.
    Vos, que no tan bien formado
    os veis como yo me veo,
    no os tardáis en vuestro aseo,
    porque es tiempo mal gastado.
    Mas si veis la perfección
    que Dios me dio sin tramoya,
    ¿queréis que trate esta joya
    con menos estimación?
    ¿Veis este cuidado vos?
    Pues es virtud más que aseo,
    porque siempre que me veo
    me admiro y alabo a Dios.
    Al mirarme todo entero,
    tan bien labrado y pulido,
    mil veces he presumido
    que era mi padre tornero.
    La dama bizarra y bella
    que rinde el que más regala,
    la arrastro yo con mi gala;
    pues dejadme cuidar della.
    Y vos, que vais a otros fines,
    vestíos de priesa, yo no,
    que no me he de vestir yo
    como frailes a maitines.

DON MENDO

    Si lo hacéis con ese fin,
    ¿qué dama hay que os quiera bien?

DON DIEGO

    Cuantas veo, si me ven,
    porque en viéndome dan fin.

DON MENDO

    ¡Que lleguéis a imaginar
    locura tan conocida!
    ¿Habéis visto en vuestra vida
    mujer que os venga a buscar?

DON DIEGO

    Eso consiste en mis tretas,
    que yo a las necias no miro;
    y en las que yo logro el tiro
    sufren, como son discretas.
    Y aunque las mueva su fuego
    a hablar, callarán también,
    porque ven que mi desdén
    ha de despreciar su ruego.

DON MENDO

    ¿Vos desdén? Tema graciosa.

DON DIEGO

    Pues ¿queréis que me avasalle,
    fácil yo, con este talle?
    No me faltaba otra cosa.

DON MENDO

    Mirad que eso es bobería
    de vuestra imaginación.

DON DIEGO

    No paso yo por balcón
    donde no haga batería;[2]
    pues al pasar por las rejas
    donde voy logrando tiros,
    sordo estoy de los suspiros
    que me dan por las orejas.

        [2] Estragos.

DON MENDO

    Vive Dios que eso es manía
    que tenéis.

DON DIEGO

                Mujer sé yo
    que dos veces se sangró
    por haberme visto un día.

DON MENDO

    Yo desengañaros quiero.

DON DIEGO

    ¿Cómo?

DON MENDO

           Que a una dama vamos
    a festejar, y veamos
    a cuál se rinde primero.

DON DIEGO

    Pues ¿no tenemos aquí
    a nuestras primas yo y vos?
    ¿Cuánto va que ambas a dos
    hoy se enamoran de mí?

DON MENDO

    ¿No veis que en ellas es más
    el honor que las refrena?

DON DIEGO

    Hasta verme, norabuena;
    pero en mirándome, ¡zas!

DON MENDO

(_Aparte_).
    Loco soy, pues quiero yo
    a tal necio disuadir.

DON DIEGO

    ¿Qué decís?

DON MENDO

                Que ya temo ir
    con vos.

DON DIEGO

             ¡Pues no, sino no!
    Mas dejadme que yo mismo
    vuelva el talle a repasar;
    que hoy por vos temo sacar
    en mi gala un solecismo.—
    Alzad esos dos espejos.

MARTÍN

    Bien están así.

DON DIEGO

                    No están.

LOPE

    Pues ¿cómo bien estarán?

DON DIEGO

    Mirándose los reflejos.

MARTÍN

    La luna se mira toda.

DON DIEGO

                          No tal.

LOPE

    Pues ¿cómo ha de ser?

DON DIEGO

    ¡Que no aprendáis a poner
    los espejos a la moda!

MARTÍN

    Di cómo, y no te alborotes.

LOPE

    ¿Qué es moda?

DON DIEGO

                  ¡Mi rabia toda!
    ¡Que no sepan lo que es moda
    hombres que tienen bigotes!

MARTÍN

    ¿Están bien así?

DON DIEGO

                     Eso quiero,
    que así todo me divisa.

DON MENDO

(_Aparte_).
    Cayéndome estoy de risa
    de ver a este majadero.

DON DIEGO

    ¡El pelo va hecho una palma!
    ¡Guárdese toda mujer!
    Yo apostaré que al volver
    en cada hebra traigo un alma.
    Los bigotes son dos motes;[3]
    diera su belleza espanto
    si hiciera una dama un manto
    de puntas destos bigotes.
    El talle está de retablo;
    el sombrero va sereno,
    de medio arriba está bueno,
    de medio abajo es el diablo.
    Lo bien calzado me agrada.
    ¡Qué airosa pierna es la mía!
    De la tienda no podía
    parecer más bien sacada.—
    Pero tened, ¡vive Dios!,
    que aquesta liga va errada.
    Más larga está esta lazada
    un canto de un real de a dos.—
    Llega, mozo, a deshacella.

        [3] Sentencias graciosas y atractivas.

DON MENDO

    ¡Que aqueso os cueste fatiga!
    Pues ¿qué importará esa liga?

DON DIEGO

    No caer pájaro en ella.

DON MENDO

    Mirad que esas son locuras,
    que a quien las ve a risa obliga.

DON DIEGO

    Solo con aquesta liga
    cazo yo las hermosuras.

MARTÍN

    Ya está buena.

DON DIEGO

                   Ahora están
    iguales las dos; bien voy.
    Con el reparillo estoy
    cuatro dedos más galán.
    Siempre que el verme repito
    queda el alma más ufana.—
    Mozo, acuérdate mañana
    de traerme pan bendito.


ESCENA IX

Sale Mosquito.

MOSQUITO

    Ya está aquí el coche, señor.

DON DIEGO

    ¿Mosquito? Vamos, don Mendo.

DON MENDO

    Según vais, ya voy temiendo
    que he de parecer peor.

DON DIEGO

    ¿Voy bien?

DON MENDO

(_Aparte_).
               La risa reprimo.
    A desconfiar me obliga.

DON DIEGO

    Miren si importó la liga,
    pues ya se rinde mi primo.

MOSQUITO

(_Aparte_).
    Al mirarle estoy suspenso.
    ¡Que este piense que es galán!
    Mas hartos lo pensarán,
    que lo piensan por el pienso.

DON DIEGO

    Mosquito, ¿hay gran prevención?
    ¿Cómo mis primas están?

MOSQUITO

    Tales, señor, que podrán
    tocarse entrambas a un son.
    Cualquiera está tan bizarra
    de las dos, que al sol da cola,
    y cualquiera prima sola
    puede hacer una guitarra.

DON DIEGO

    También acá arde la fragua,
    que todo eso es menester.

MOSQUITO

    ¿Pues no?

DON DIEGO

              A fe que hemos de ver
    quién se lleva el gato al agua.

MOSQUITO

    Pues dudarse eso, ¿no es yerro?
    Solo de oír tu retrato
    las vi, que no solo el gato
    llevarás tú, sino el perro.

DON DIEGO

    Pues ¿ves? Solo me lastima...

MOSQUITO

    ¿Qué, señor?

DON DIEGO

                 ...mi estrella mala.
    ¡Que venga toda esta gala
    a parar en una prima!

MOSQUITO

    Cierto que tienes razón,
    y a mí también me lastima.

DON DIEGO

    ¿No me malogro en mi prima?

MOSQUITO

    Merecías tú un bordón.
    Mas deso no te provoques.

DON DIEGO

    El ser tan rica me anima.

MOSQUITO

    Y yo pienso que la prima
    saltará antes que la toques.

DON DIEGO

    ¿Cómo saltar?

MOSQUITO

                  Es galante,
    y baila famosamente.

DON DIEGO

    ¡Oh, pues viéndome presente,
    bailará el agua delante!
    Y ella, ¿me merece a mí?

MOSQUITO

    Ese es, señor, mi recelo,
    porque es un ángel del cielo
    y no te merece a ti.

DON DIEGO

    ¿Qué dices?

MOSQUITO

                Si no es que sea
    ley de estrella poderosa.

DON DIEGO

    Miren, si esto es siendo hermosa,
    ¿qué haría si fuera fea?

MOSQUITO

    ¿Sabes quién estoy pensando
    que te merecía?

DON DIEGO

                    ¿Quién fuera?

MOSQUITO

    Una dama que estuviera
    toda su vida ayunando.

DON MENDO

    Vamos presto, que mejor
    allá lo podréis juzgar.

DON DIEGO

    Vamos, don Mendo, a matar
    estas dos primas de amor.

MOSQUITO

    Al verte será delito
    si no se desmayan luego.

DON DIEGO

    Juicios tienes de don Diego.

MOSQUITO

(_Aparte_).
    Y tú sesos de Mosquito.
(_Vanse_).


Sala en casa de don Tello.

ESCENA X

Salen don Juan y don Tello.

DON JUAN

    Suspendiose, don Tello, mi partida,
    porque mi prima, estando prevenida
    para ir a cumplir una novena
    que tenía ofrecida a Guadalupe,
    que me detenga ordena;
    y es fuerza que me ocupe
    en asistir sus pleitos entre tanto.
(_Aparte_).
    No será sino el mío.—

DON TELLO

                           Estimo tanto
    vuestra amistad, don Juan, que habiendo habido
    justa ocasión que os haya detenido,
    os he de suplicar que a honrarme asista
    vuestra persona, agora que a la vista
    de mis hijas espero a mis sobrinos.

DON JUAN

    Siempre de honrarme halláis nuevos caminos.
(_Aparte_).
    ¡Cielos, no haya logrado yo esta suerte
    para ver la sentencia de mi muerte!—

DON TELLO

    Ya aquí vienen las dos.

DON JUAN

                            Y yo quisiera
    me aviséis, por no errar de adelantado,
    si están ya los conciertos en estado
    de poder dar el parabién.

DON TELLO

                              Sí, amigo;
    bien se le podéis dar.

DON JUAN

(_Aparte_).
                           ¡Cielos! ¿Qué espero?
    Más que del golpe, de temello muero.

DON TELLO

    Que aunque Inés y Leonor no lo han sabido,
    ya yo el concierto tengo concluido,
    y el haberle callado
    ha sido por no estar asegurado
    de la venida de mis dos sobrinos,
    por tener ellas otros pretendientes,
    amantes y parientes,
    que estorbarlo intentaron. Y, en efeto,
    se ha logrado el venir con el secreto;
    y esta la causa ha sido
    de que Leonor y Inés no lo han sabido;
    porque no fuera bien que yo un concierto
    les propusiese que saliera incierto;
    mas ya, por mi palabra asegurado,
    nos dais el parabién adelantado.

DON JUAN

    Muy como vuestra la atención ha sido.
(_Aparte_).
    ¡Cielos, ya estoy hablando sin sentido!


ESCENA XI

Salen criadas, Leonor e Inés, tocada de boda.

DOÑA INÉS

(_Aparte, a doña Leonor_).
    ¡Muerta salgo!

DOÑA LEONOR

    Tus dudas son forzosas.

DON TELLO

                   ¡Bien prevenidas salen! ¡Son curiosas!

DON JUAN

(_Aparte_).
    Esfuércese el corazón
    a este tormento también.—
    En tan dichosa ocasión
    es precisa obligación,
    señoras, mi parabién.
    Logréis el feliz estado
    a medida del deseo.
(_Aparte_).
    Y a costa de un desdichado.—

DOÑA INÉS

    No sé a qué va encaminado
    el parabién ni el empleo.

DON TELLO

    El parabién da don Juan
    de los casamientos hechos
    con vuestros primos.

DOÑA INÉS

                         Y ¿están
    en estado que podrán
    admitirle nuestros pechos?

DON TELLO

    ¿Pues no, si ellos han venido
    de mi palabra fiados?

DOÑA INÉS

    No habiéndolos admitido
    nosotras, en vano ha sido
    darlos por efetuados.

DON TELLO

    Pues ¿podéis las dos hacer
    a mi gusto resistencia?

DOÑA LEONOR

    Yo, señor, no sé tener
    voluntad, y si ha de ser
    alguna, esa es mi obediencia.

DOÑA INÉS

    Contigo también, señor,
    es mi voluntad ajena,
    solo tu gusto es mi amor;
    mas este mismo primor
    tu resolución condena.
    Porque cuando yo he de estar
    pronta siempre a obedecer,
    no me debieras mandar
    cosa en que puedo tener
    licencia de replicar.
    Y si me da esta licencia
    el cielo, y tu autoridad
    me la quita con violencia,
    casarase mi obediencia,
    pero no mi voluntad.
    Siendo este estado, señor,
    de tantos riesgos cercado,
    ¿no pudiera algún error
    dar asunto a mi dolor
    y empeños a tu cuidado?
    Luego, aunque yo me concluyo,
    debieras a mi albedrío
    proponerlo, no por suyo,
    sino porque, aunque él es tuyo,
    tiene el título de mío.

DON TELLO

    Aunque es la queja tan vana,
    por queja de amor la he oído,
    Inés, callando tu hermana,
    que no eres tú tan liviana
    que tuviera otro sentido;
    ni yo tan poco mirado
    que a todo vuestro deseo
    no le exceda mi cuidado,
    habiendo ya examinado
    los peligros de este empleo.
    En gusto, quietud y honor,
    lográis toda la ventura
    que pudiera vuestro amor
    y el mío, que es el mayor,
    que vuestro bien asegura;
    y mi palabra empeñada
    ya, Inés, no tiene lugar
    tu queja, aunque bien fundada,
    pues, sobre que estás casada,
    no tienes que replicar.

DON JUAN

(_Aparte, a Doña Inés_).
    ¡Cielos! Yo de mi tormento
    he venido a ser testigo.

DOÑA INÉS

(_Aparte_).
    Y yo del dolor que siento.—
    Pues si ya mi casamiento
    das por hecho, solo digo
    que, aunque tan llano lo ves,
    falta una duda por ti
    no fácil.

DON TELLO

              Y esa ¿cuál es?


ESCENA XII

Sale Mosquito.

MOSQUITO

    Los novios están aquí.

DON TELLO

(_A Doña Inés_).
    Déjalo para después.—
    ¿Dónde están?

MOSQUITO

                  Veslos allí,
    que el coche, con gran sosiego,
    los va ya dando de sí.
(_Salen don Mendo, don Diego y criados_).

DON TELLO

    Prevenid sillas aquí.

MOSQUITO

(_Aparte_).
    Y albarda para don Diego.—

DON DIEGO

    Buen lugarillo es Madrid.

DON MENDO

    Dadnos, señor, los pies vuestros.

DON TELLO

    Llegad, hijos, a mis brazos,
    que ya de padre os prevengo.

DON DIEGO

    Bravos lodos hace, tío.

DON TELLO

    Pues ¿qué embarazo os han hecho
    viniendo los dos en coche?

DON DIEGO

    Antes lo digo por eso,
    que hemos perdido ocasión
    de venir gozando dellos.

DON TELLO

    Pues ¿echáis menos los lodos?

MOSQUITO

    Es adamado don Diego,
    y le ha olido bien el barro.

DON TELLO

    Hablad a Inés.

DON DIEGO

                   Eso intento.
    Lo primero que habla un novio,
    dicen todos los discretos
    que es necedad; pues aposta
    he de hablar yo poco y bueno.—
    Señora, ya os habrán dicho
    que sois mía y yo soy vuestro;
    mas os puedo asegurar
    que en mí os da mi tío un dueño
    que hay muchas que le tomaran
    con dos cantos a los pechos.—
    Con decir una verdad
    se excusa uno de ser necio.

DOÑA INÉS

(_Aparte_).
    ¡Muerta estoy!— En mí, señor,
    la voluntad que yo tengo
    es de mi padre y no mía,
    y vuestra, por su precepto.
(_Aparte_).
    ¿Qué hombre, ¡cielos!, es aqueste
    tan torpe, exquisito[4] y necio?

        [4] Raro.

DON DIEGO

(_A Mosquito_).
    ¡Alto! Clavose hasta el alma.
    Ya por mí perderá el seso.

MOSQUITO

    Si ella se casa contigo,
    que le perderá es bien cierto.

DON TELLO

    Hablad, don Mendo, a Leonor.

DON MENDO

    En su hermosura suspenso,
    del primer yerro en mi labio
    tendrá disculpa el proverbio;
    y ya turbado, señora,
    a las luces del sol vuestro
    con tanta razón, sería
    acertar el mayor yerro.

DOÑA LEONOR

    Nada puede errar quien lleva
    por norte tan buen lucero
    como la desconfianza.
(_Aparte_).
    Discreto y galán es Mendo;
    yo he sido la más dichosa.

DON DIEGO

    Mi primo, con lo modesto,
    vence el no ser muy galán.

DOÑA LEONOR

    Vos lo sois con tanto extremo,
    que haréis menos a cualquiera.
(_Aparte_).
    ¡Hay más loco majadero!

DON DIEGO

(_Aparte_).
    También cayó la Leonor.
    Buena mi primo la ha hecho
    en ir a vistas conmigo.

DON TELLO

    Tomad, sobrinos, asiento.

DON DIEGO

    Yo por mí, ya estoy sentado.

DON TELLO

    Muy llano venís, don Diego.
(_Aparte_).
    Muy tosco está mi sobrino;
    mas la corte le hará atento.—

DON DIEGO

(_Aparte, a Mosquito_).
    ¡Hola! Por Dios, que también
    se me ha enamorado el viejo.

MOSQUITO

    Dicha tienes en que aquí
    no esté también el cochero.—

DON JUAN

(_Aparte_).
    ¡Cielos! Mienten los que dicen
    que puede ser de consuelo
    el competidor indigno;
    que antes es de más tormento,
    pues el uso de las dichas
    se aseguran en el necio.—

DON TELLO

    Los dos al señor don Juan
    conoced; que es a quien debo
    tan íntima obligación,
    que le viene el nombre estrecho
    de amistad a nuestro amor.

DON JUAN

    Y en mí tendréis un deseo
    de serviros, que dará
    indicios de aqueste empeño.

DON MENDO

    Ya señor don Juan, le logro
    en las noticias que tengo.

DON DIEGO

    Y yo desde hoy con más veras
    he de ser amigo vuestro;
    que tiráis algo a galán,
    y para mí es bravo cebo.

DON JUAN

    Delante de vos no puede
    ningún galán parecerlo;
    que tiráis tanto, que dais
    en el blanco dese acierto.

DON DIEGO

    No; antes doy poco en el blanco,
    porque es color que aborrezco,
    y el usarse aquestas mangas
    de garapiña me ha hecho
    sacar blanco algunas veces;
    pero ya es todo mi anhelo
    una color de pepino
    que ha traído un extranjero.

DON JUAN

    ¿De pepino? ¿Pues no es verde?

DON DIEGO

    Es gran color.

MOSQUITO

                   Será bueno
    para aforrar ensaladas.

DON DIEGO

    Solo unos guantes me he puesto
    deste color, pero estaba
    que era prodigio con ellos.

DOÑA INÉS

(_Aparte, a doña Leonor_).
    Leonor, este hombre no tiene
    uso del entendimiento.

DOÑA LEONOR

    Ni aun del sentido tampoco.

DON DIEGO

(_Aparte_).
    Ya hablan las dos en secreto.
    Luego dije yo que había
    de parar el caso en celos.—
    ¿Qué se murmura, señoras?

DOÑA LEONOR

    Alabaros de discreto.

DON DIEGO

    ¿Y no de galán?

DOÑA LEONOR

                    También.

DON DIEGO

    Pues eso es cuento de cuentos,
    porque en Burgos unas damas
    trataron de hacer lo mesmo,
    y en solo los pies tardaron
    un día.

MOSQUITO

            Según son ellos,
    bien de priesa los pasaron.

DON MENDO

(_Aparte_).
    ¡Corrido estoy, vive el cielo,
    de venir con este tonto!

DON TELLO

(_Aparte_).
    Mi sobrino está algo necio;
    mas yo le reprehenderé
    para que enmiende este yerro.—
    Venid a ver vuestro cuarto.

DON DIEGO

    Sí, señor; vamos a eso;
    porque el mío ha menester
    mucha luz para el espejo.

DON MENDO

    Señora, no se despide
    quien deja el alma asistiendo
    al culto de vuestros ojos
    desde que vive de vellos.

DON DIEGO

    Yo, prima, no sé de cultos,
    porque a Góngora no entiendo,
    ni le he entendido en mi vida;
    pero después nos veremos.
(_Vase don Diego, don Mendo, don Tello y criados_).

DOÑA INÉS

    ¿Qué dices desto, Leonor?

DOÑA LEONOR

    No sé, hermana, ni me atrevo
    a hablar, y viendo tu pena,
    por no afligirte, te dejo.
(_Vase_).


ESCENA XIII

Doña Inés, don Juan, Mosquito.

MOSQUITO

    ¿Y si yo me atrevo a hablar,
    y a decirte que, aunque luego
    te case con él tu padre,
    yo a descasarte me atrevo?
    Porque este novio es un macho,
    y hace mulo el casamiento.

DON JUAN

    Inés, señora, ¿qué dices?
    ¿Quédale ya a mi tormento
    esperanza que le alivie?
    Ya todo el peligro es cierto,
    ya dio palabra tu padre,
    ya está aceptado el empeño;
    ya yo te perdí, señora,
    y ya... Pero ¿cómo puedo
    referir mayor desdicha
    que haber dicho que te pierdo?

DOÑA INÉS

    Don Juan, según yo he quedado,
    ni aun para hablar tengo aliento.
    Ni yo sé si me has perdido,
    ni de mi padre el empeño,
    ni si ya ha dado palabra,
    ni aun razón tampoco tengo
    para saber de mi pena;
    mira qué haré del remedio.
    Si hay alguno en el discurso,
    es no tenerle don Diego,
    ser sujeto tan indigno,
    y mi padre no tan ciego
    que no lo haya conocido.
    A él con mis quejas apelo,
    y a decirle que el casarme
    con hombre tan torpe y necio
    es condenarme a morir
    o a vivir en un tormento.

MOSQUITO

    Y que es pecado nefando
    casarte con un jumento.

DON JUAN

    Y si a tu padre le obliga
    de su palabra el empeño,
    y desprecia tu razón
    por su atención, que es primero,
    ¿qué haré perdiéndote yo?

MOSQUITO

    Lo que yo hago cuando pierdo.

DON JUAN

    ¿Qué haces tú?

MOSQUITO

                   Romper los naipes
    o llevármelos enteros.

DOÑA INÉS

    Don Juan, mi padre no es
    en mi amor tan poco atento
    que, viendo tan justa causa
    como de quejarme tengo,
    a toda una vida mía
    anteponga otro respeto.
    Esta apelación me falta;
    si es tan uno nuestro riesgo,
    admítela, que parece
    que no es tuyo mi deseo.

DON JUAN

    ¿Cómo he de admitirla, Inés,
    viendo a tu padre resuelto
    a cumplir con su palabra,
    y es de su honor este empeño?

DOÑA INÉS

    Y el mío, ¿no es de mi vida?

DON JUAN

    Sí, pero con él es menos.

DOÑA INÉS

    ¿No puede ser que se mueva
    a mi llanto?

DON JUAN

                 No lo espero.

DOÑA INÉS

    Pues, don Juan, si tu temor
    da mi peligro por cierto,
    resolvernos a morir,
    que aquí no hay otro remedio.

DON JUAN

    Pues ¿para cuándo es, Inés,
    un atrevido despecho,
    que tiene tantas disculpas?

DOÑA INÉS

    Don Juan, no hables en eso;
    que aunque es tan grande mi amor,
    es mi obligación primero.

DON JUAN

    ¿Y ese puede ser amor?

DOÑA INÉS

    Amor es; pero sujeto
    a la ley de mi decoro.

DON JUAN

    ¿Qué, en fin, niegas un aliento
    al temor de mi esperanza?

DOÑA INÉS

    ¿Ya no te doy el que puedo?

DON JUAN

    ¿Qué puede importar, si es poco?

DOÑA INÉS

    Pudiendo bastar lo menos,
    ¿por qué he de empeñar lo más?

DON JUAN

    ¿Y si lo requiere el riesgo?

DOÑA INÉS

    Vete, don Juan; que los daños
    empeñan a los remedios.

DON JUAN

    Esa esperanza me alivia.

DOÑA INÉS

    Pues deja ver el suceso...

DON JUAN

    Quiera Amor que sea feliz.

DOÑA INÉS

    Mas de mi parte está el ruego.

DON JUAN

    ¡Qué temor!

DOÑA INÉS

    Adiós, don Juan.

DON JUAN

    Guárdete, señora, el cielo.

MOSQUITO

    Miren si es verdad que ya
    pierde el juicio por don Diego.




JORNADA SEGUNDA

Sala en casa de don Tello.


ESCENA PRIMERA

Salen don Juan y Mosquito.

MOSQUITO

    Vuelvo a decirte que hay medio
    para curar tu dolor.

DON JUAN

    Mosquito, en tanto rigor,
    ¿cuál puede ser el remedio?
    Don Tello ha determinado
    el dar a Inés a don Diego,
    y ha despreciado su ruego,
    y su palabra ha empeñado.
    No hay medio en tanta aflicción.

MOSQUITO

    Dígote que le ha de haber.

DON JUAN

    Necio, ¿cómo puede ser?

MOSQUITO

    ¿Hay tal desesperación?
    Ese hombre, ¿no es un rocín?
    Luego tu duda es cruel.

DON JUAN

    Pues ¿qué medio hay para él?

MOSQUITO

    El medio de un celemín.

DON JUAN

    ¿Búrlaste de mi dolor?

MOSQUITO

    Pues si no me quieres creer,
    ¿qué tengo de responder?
    No desesperes, señor,
    que en esto hay medio y remedio
    y tataramedio y todo.

DON JUAN

    Pues viviré de ese modo.

MOSQUITO

    Y ha de ser pared en medio.
    Pero para aqueste efeto,
    tu licencia me has de dar
    de lo que yo he de trazar.

DON JUAN

    Esa yo te la prometo.

MOSQUITO

    Pues, señor, yo, conocida
    la liviandad de don Diego,
    deseando tu sosiego,
    hallé el medio por su herida.
    Alabele con intento
    a tu prima la condesa,
    que ya de viuda profesa
    se le anda el casamiento.
    Abrió tanto ojo a la mía,
    y muy fiado de sí,
    dijo: «Si ella me ve a mí,
    yo me veré señoría».
    Yo le prometí llevar
    donde ella verle pudiera,
    y él dijo: «Desa manera,
    condeso de par en par».
    Si trazamos que en él cuaje
    esta esperanza, después
    despreciará a doña Inés,
    y al viejo y a su linaje.
    Conque tú puedes tratar
    de tu boda a tu placer,
    porque él, por encondecer,
    no ha de querer emprimar.

DON JUAN

    Sí; mas no halla mi desvelo
    modo de verlo logrado.

MOSQUITO

    Pues veslo aquí ejecutado
    como el huevo de Juanelo.
    Tú con tu prima has de hacer
    que un favor no le recate.

DON JUAN

    ¡Jesús! ¡Qué gran disparate!
    ¿Yo me había de atrever
    con mi prima a esa indecencia?
    Demás de que ausente está
    en Guadalupe, aunque acá
    no se sabe de su ausencia;
    pues su casa está asistida
    como si ella aquí estuviera.

MOSQUITO

    Pues mejor desa manera
    la industria está conseguida.

DON JUAN

    ¿De qué modo?

MOSQUITO

                  Con mi maña.
    Yo tengo aquí una mujer
    que fingirá, sin caer,
    la princesa de Bretaña;
    tan sabia, que por su cholla
    dijo aquel refrán feliz:
    «De las hembras, la Beatriz,
    y de las aves, la olla».
    Ella, que mi industria anima,
    por finísima embustera,
    es tan delgada tercera,
    que se sabrá fingir prima.
    Sin costarte más trabajo
    que permitirme la empresa,
    le haré tragar la condesa
    envuelta en el estropajo.

DON JUAN

    ¿No es fuerza que eso se ajuste
    con las criadas?

MOSQUITO

                     Mejor.
    Pues ¿qué criadas, señor,
    se niegan para un embuste?

DON JUAN

    Si dese modo ha de ser,
    yo permitillo no puedo.

MOSQUITO

    Si ha de saberse el enredo,
    ella ¿qué puede perder?
    Y si esto te escarba aún,
    ¿hay más de hacer yo el papel
    _in solidum_, sin que en él
    entres tú de mancomún?

DON JUAN

    Sin que me des por autor,
    hazlo tú.

MOSQUITO

              Pues, caballero,
    ¿soy yo tan pobre embustero
    que he menester fiador?

DON JUAN

    Si lo logras desa suerte,
    le darás vida a mi amor.

MOSQUITO

    Pues vete luego, señor;
    que conmigo no han de verte,
    y vienen aquí los dos
    con mi señor.

DON JUAN

                  Mi sosiego
    fío de ti.

MOSQUITO

               Vete luego.

DON JUAN

    Pues adiós.
(_Vase_).


ESCENA II

Salen don Tello, don Mendo y don Diego.

MOSQUITO

(_Aparte_).
                ¡Válgame Dios!
    Sin importarme, ¿esto noto?
    ¿Quién en tal bulla me mete?
    Mas esto es que un alcahuete
    siente mucho ahorcar el voto.

DON TELLO

    Sobrino, esto es atención.

DON DIEGO

    Tío, eso es mucho apretar;
    yo me tengo de alabar
    en cuanto fuere razón.

DON TELLO

    No puede serlo alabaros
    neciamente de galán;
    y donde damas están,
    no es luciros, sino ajaros.

DON DIEGO

    ¿Esa, señor, se usa aquí?

DON TELLO

    Y en todo el mundo.

DON DIEGO

                        Eso no;
    que sería mentir yo
    si dijera mal de mí.

DON TELLO

    Tampoco os digo eso yo.

DON DIEGO

    Pues si yo tengo buen talle,
    ¿tengo de echar a la calle
    la gala que Dios me dio?

DON TELLO

    ¿Perderéis vos lo galán
    por no alabaros modesto?
    No os desairéis vos en esto,
    que otros os alabarán.

DON DIEGO

    Peor es eso que esotro.

DON TELLO

    ¿No es mejor que aplauso os den?

DON DIEGO

    Pues lo que a mí me está bien,
    ¿para qué lo ha de hacer otro?

DON TELLO

    En otro os está mejor.

DON DIEGO

    Y si callan en mi mengua,
    ¿para qué tengo yo lengua?

MOSQUITO

    Para ir a Roma, señor.

DON DIEGO

    ¿Yo a Roma? ¿Por qué accidente?

MOSQUITO

    A absolveros.

DON DIEGO

                  Bien, por Dios.
    ¿Maté yo alguien?

MOSQUITO

                      No; que vos
    de todo estáis inocente.

DON MENDO

    Señor, tu atención se apura
    y es en vano refrenalle.

DON TELLO

(_Aparte_).
    Y ignorancia en mí irritalle
    por tan ligera locura.
    ¿Qué importará que él se alabe
    de galán, para que Inés
    desprecie el noble interés
    que por su sangre le cabe?
    Resístanlo o no sus pechos,
    pues conviene a sus recatos,
    he de hacer que los contratos
    esta noche queden hechos.—
    Hijos, yo voy a sacar
    vuestros despachos. Adiós,
    que aquesta noche los dos
    os habéis de desposar,
    porque estiméis a mi amor
    lo mismo que él os estima.

DON DIEGO

    Eso, estímelo mi prima,
    que es a quien le está mejor.

DON TELLO

    Tú, Mosquito, ten cuidado
    de acompañarlos.
(_Vase_).


ESCENA III

Don Mendo, don Diego, Mosquito.

MOSQUITO

                     Sí haré;
    yo los acompañaré,
    como canten ajustado.

DON DIEGO

    Muy cansado está mi tío.

DON MENDO

    Por viejo está impertinente.

MOSQUITO

(_Aparte_).
    (Aquí entro yo bravamente).—
    ¿No hay más hablar, señor mío?

DON DIEGO

    Mosquito, ¿qué hay?

MOSQUITO

(_Aparte, a don Diego_).
    Que he informado
    a la condesa de suerte,
    que a instantes espera verte.

DON DIEGO

    ¿Qué dices?

MOSQUITO

                Que te he alabado
    de modo, que me ha pedido
    que yo te lleve a su casa.
    Pero tú de lo que pasa
    no te has de dar por sabido,
    sino fingir un intento
    con que irla a visitar;
    que en viéndote, no hay dudar
    que se cuaje el casamiento.

DON DIEGO

    Pues cairá.

MOSQUITO

                Eso para _nobis_.

DON DIEGO

    ¡Solo de oírlo se incita!
    Pues ¿qué hará la condesita
    en viéndome el _coramvobis_?[5]

        [5] El rostro.

MOSQUITO

    Pues si tomas mi consejo,
    ve luego.

DON DIEGO

              Eso quiero hacer.
    Mas antes he de volver
    a repasarme al espejo.
    Espérame aquí.

DON MENDO

                   Mirad
    que están mis primas aquí.

DON DIEGO

    ¿Me han visto?

DON MENDO

                   Pienso que sí.

DON DIEGO

    No importa, con brevedad
    dellas me despidiré.
    Espérame tú allá fuera.

MOSQUITO

    Pues disponlo de manera
    que vamos luego.

DON DIEGO

                     Sí haré.

MOSQUITO

    Voy a avisar a Beatriz
    por que se ponga en adobo;
    —que ha de tragar este bobo
    la condesa fregatriz—.
(_Vase_).


ESCENA IV

Salen Leonor e Inés.

DOÑA LEONOR

    Aquí está don Diego, hermana.

DOÑA INÉS

    Pues yo me quiero volver;
    que ansí le doy a entender
    lo que ha de saber mañana.
(_Vase_).

DON MENDO

    Nunca el sol tarde salió
    a quien con su luz da vida.

DOÑA LEONOR

    A vuestra fe agradecida,
    por mí antes saliera yo.

DON MENDO

    Con vuestra gracia, mi amor,
    de méritos tan desnudo,
    solo mereceros pudo
    tan venturoso favor.

DOÑA LEONOR

    Supuesto, don Mendo, el trato
    de mi padre, a vuestro amor
    debe mi agrado el favor
    que permite mi recato.

DON DIEGO

    Si eso a vos, señora, os mueve,
    ¿mi prima quiere enojarme?
    ¿Por qué no viene a pagarme
    los favores que me debe?

DOÑA LEONOR

    Está indispuesta.

DON DIEGO

                      ¿De qué?

DOÑA LEONOR

    Saliendo aquí, de repente
    le dio agora un accidente.

DON DIEGO

    ¡Miren si lo adiviné!
    Dila por el corazón;
    y es preciso que esto sea,
    y de otra vez que me vea
    ha de pedir confesión.

DON MENDO

    ¿Y deso no te lastimas?

DON DIEGO

    Pues ¿tengo la culpa yo?

DON MENDO

    Pues ¿quién lo hace, si vos no?

DON DIEGO

    Mi talle, que es mata-primas.

DON MENDO

(_Aparte_).
    ¡Que en este error tan cerrada
    esté su imaginación!—

DON DIEGO

    Digo: ¿el mal de corazón
    la dejó muy apretada?

DOÑA LEONOR

    No ha tenido ella ese mal.

DON DIEGO

    Pues ¿qué mal ha padecido?

DOÑA LEONOR

    No estar buena.

DON DIEGO

                    ¿Y eso ha sido
    causa de retiro tal?

DOÑA LEONOR

    Pues ¿no es bastante el tener
    alguna indisposición?

DON DIEGO

    ¿Cómo es eso? Con la Unción
    había de venirme a ver.

DOÑA LEONOR

    A tan necia grosería
    y delirio tan extraño
    castigará el desengaño
    que recataros quería;
    y agora os haré saber
    que mi hermana está muy buena,
    y por no darse esa pena
    no os quiere salir a ver.
    Y aquí, para entre los dos,
    dejad empresa tan vana,
    porque es cierto que mi hermana
    no se ha de casar con vos.

DON DIEGO

(_A don Mendo_).
    ¡Miren el diablo, la gana
    por donde brota el humor!

DON MENDO

    ¿Qué dices?

DON DIEGO

                Que la Leonor
    tiene celos de su hermana.—
    Y aqueso de «entre los dos»
    ¿es cierto?

DOÑA LEONOR

    Esperadlo a ver.

DON DIEGO

    Digo, y ¿es eso querer
    tratar de pescarme vos?

DOÑA LEONOR

    El que de necio la pierde,
    no ofende la estimación.

DON DIEGO

(_A don Mendo_).
    ¿No lo escucháis? Celos son,
    con su puntica de verde.

DON MENDO

    Si hacéis favor del desdén,
    bien descansado vivís.—

DON DIEGO

    Pues si vos lo consentís,
    yo lo consiento también.

DOÑA LEONOR

    Señor don Diego, si fuera
    sin mi padre vuestro intento,
    por risa y divertimiento
    la ignorancia os permitiera;
    porque no puede haber cosa
    que más pueda deleitar
    que veros disparatar
    en vanidad tan graciosa.
    Pero no pudiendo hacer
    por él desprecio de vos,
    por mi hermana (o por las dos,
    pues nos llegáis a ofender),
    os advierto que en secreto
    desistáis la pretensión,
    o llegaréis a ocasión
    de ajaros más el respeto.

DON DIEGO

    ¿Pensáis doblarme? Pues no;
    que eso, por lo que sentís,
    vos sola me lo decís.
(_Sale Doña Inés_).

DOÑA INÉS

    No lo digo sino yo.

DON DIEGO

    Oigan el demonio: estotra
    lo ha estado oyendo, a la cuenta,
    y sale también celosa.
    Si se arañan es gran fiesta.

DOÑA INÉS

    Señor don Diego, si el lustre
    de la sangre que os alienta
    a su misma obligación
    se sabe pagar la deuda,
    ninguna puede ser más
    que la que agora os empeña,
    pues una mujer se vale
    de vuestro amparo en su pena.
    La dificultad está,
    para que más os suspenda,
    en que, siendo contra vos,
    os pido a vos la defensa.
    Mas cuanto puedo deberos
    os pago en querer atenta
    que, si habéis de ser vencido,
    vuestro el vencimiento sea.
    Mi padre, señor don Diego,
    a cuya voz tan sujeta
    vivo, que por voluntad
    tiene el alma mi obediencia,
    trató la unión, de los dos
    tan sin darme parte della,
    que de vos y del intento
    al veros tuve dos nuevas.
    Casarme sin mí es injusto;
    mas dejo aparte esta queja,
    porque al blasón de obediente
    tiene algún viso de opuesta.
    La aversión o simpatía
    con que se apartan o acercan
    las almas, pende en el cielo
    de influjo de sus estrellas.
    Esta es más o menos grave,
    según es más la violencia
    de los astros que la influyen
    o la sangre en que se engendra;
    de donde la inclinación
    no puede ser acción nuestra,
    pues sin albedrío un alma
    o se inclina o se desdeña.
    Siendo ansí, cuando yo os diga
    que mi inclinación no es vuestra,
    no os ofendo en la razón,
    aunque en el gusto os ofenda.
    Esto supuesto, señor,
    no solo eso el alma os niega,
    mas a mi pecho y mis ojos
    hace horror vuestra presencia.
    Desde el instante que os vi
    discurrió un hielo en mis venas,
    a que no halla el alma amparo,
    más que el que de vos intenta.
    Y advertid que ya os declaro
    mi aversión con tal llaneza,
    porque antes he prevenido
    que la inclinación no es nuestra.
    Y estoy a vuestro decoro
    y a vuestro amor tan atenta,
    que os di primero el escudo
    por no ofender con la flecha.
    Casarme con vos, don Diego,
    si queréis, ha de ser fuerza;
    pero sabed que mi mano,
    si os la doy, ha de ser muerta.
    De caballero y de amante
    faltáis, don Diego, a la deuda,
    si, sabiendo mi despecho,
    vuestra mano me atropella.
    De caballero, porque,
    por gusto o por conveniencia,
    no hacéis precio de la vida
    de una mujer sin defensa;
    de amante, porque en tal caso
    corre el cariño perezas,
    y aquí, sin mi voluntad,
    queda agraviada la vuestra.
    Vencer mi aborrecimiento
    o mi desdén, si lo fuera,
    con porfías y festejos
    fuera garbosa fineza;
    pero valeros de un medio
    donde no está la violencia
    de parte de vuestro amor,
    sino de quien me sujeta,
    y arrastrarme sin vencerme,
    es acción tan descompuesta,
    que aja la galantería,
    el amor y la nobleza.
    Luego en dejarme —aunque ahora
    mi sentimiento os lo ruega—,
    más garbo en vos que en mi alivio
    vuestro decoro interesa.
    Pero aunque destas razones
    pudiera bastar cualquiera,
    no quiero yo que esta acción
    hagáis por ninguna destas,
    sino porque yo os lo pido,
    que pues la acción es la mesma,
    no os quiero yo malograr
    el mejor fin que hay en ella.
    Vos, don Diego, habéis de hacer
    a mi padre resistencia,
    y escoged vos en la causa
    la razón que más convenga.
    Aborrecedme, injuriadme,
    que yo os doy toda licencia
    para tratar mi hermosura
    desde desgraciada a necia.
    Despreciadme vos a mí,
    que yo os doy palabra cierta
    de tenéroslo por bien,
    aunque sepa que es de veras.
    Esto os pido, y el secreto
    que requiere acción como esta;
    pues por último remedio
    a vos mi dolor apela.
    Haced cuenta que una dama
    a vencer otro os empeña,
    que es lance que no le puede
    excusar vuestra nobleza.
    Teneos vos para venceros
    por otro en la competencia,
    y lograd de vos mandado
    a vos vencido, la empresa.
    Que si por el gran contrario
    más la vitoria se precia,
    vos no podéis escoger
    enemigo de más prendas.
    Sabed, don Diego, una acción
    que es por entrambos bien hecha:
    por mí, porque yo os lo pido;
    por vos, porque en vos es deuda.
    Y advertid que yo a mi padre,
    por la ley de mi obediencia,
    para cualquiera precepto
    el «sí» ha de ser mi respuesta.
    Si vos no lo repugnáis,
    yo no he de hacer resistencia,
    y si deseáis mi mano,
    desde luego será vuestra;
    pero mirad que os casáis
    con quien, cuando la violentan,
    solo se casa con vos
    por no tener resistencia.
    Y ahora vuestra hidalguía,
    o el capricho, o la fineza,
    corte por donde quisiere,
    que, cuando pare en violencia,
    muriendo yo acaba todo,
    pero no vuestra indecencia,
    pues donde acaba mi vida
    vuestro desdoro comienza.

DON DIEGO

    ¿Pudo el diablo haber pensado
    más graciosísima arenga
    para disfrazar los celos,
    y está dellos que revienta?
    Señora, todo ese enojo
    nace, con vuestra licencia,
    de celos que os da Leonor.
    Si teméis que yo os ofenda,
    os engañáis, ¡juro a Dios!,
    que, ¡por vida de mi abuela!,
    —y ansí Dios me deje ver
    con fruto unas viñas nuevas
    que plantó mi padre en Burgos,
    que es lo mejor de mi hacienda—,
    como yo nunca la he dicho
    de amor palabra, ni media,
    que ella es la que a mí me quiere,
    y si no, dígalo ella.

DON MENDO

    Tener no puedo la risa
    de tan graciosa respuesta.

DOÑA LEONOR

    Hermana, este hombre no tiene
    sentido, y en vano intentas
    que se reduzga a razón.

DOÑA INÉS

    Sean celos o no sean,
    señor don Diego, yo os pido,
    porque una dama os lo ruega,
    que aquí me deis la palabra
    de hacer por mí esta fineza.

DON DIEGO

(_Aparte_).
    No haré yo tal hasta ver
    cómo pinta la condesa.—
    Señora, eso es una cosa
    que es para dormir sobre ella.
    Yo me veré bien en ello
    para daros la respuesta,
    que aquí tengo yo un agente
    que es quien mejor me aconseja.

DOÑA INÉS

    Pues ¿qué hay que pensar en esto
    para que nadie os advierta?

DON DIEGO

    Pues ¿no queréis que me informe,
    si puedo hacerlo en conciencia?

DOÑA LEONOR

    ¡Hay más raro desatino!

DON DIEGO

(_A Doña Leonor_).
    Eso es porque vos quisierais
    que respondiera que sí,
    para verme libre della
    y echarme luego la garra.

DOÑA INÉS

    Ya vuestra locura necia
    pasa el término de loca,
    y a mí que hacer no me queda
    más que volver advertiros
    que cuanto os he dicho atenta
    os lo repito ofendida;
    y si tras esta advertencia
    os queréis casar conmigo,
    aunque mi sangre os alienta,
    sois hombre indigno de honor.
    Pensad o no la respuesta.
(_Vase_).

DON DIEGO

    ¿Qué llama indigno? Escuchad.

DOÑA LEONOR

    Eso, don Diego, es perderla
    de muchas veces. Haced
    lo que Inés os aconseja,
    o en mayor desaire vuestro
    parará su resistencia.
(_Vase_).


ESCENA V

Don Diego, don Mendo.

DON DIEGO

    ¿Desaire?

DON MENDO

              Tened, don Diego:
    un hombre noble, ¿qué espera
    oyendo este desengaño?

DON DIEGO

    Hombre, ¿no ves que te quemas,
    y Leonor, porque me adora,
    es quien causa esta revuelta?

DON MENDO

    ¡Vive Dios, que es imposible
    sacarle de la cabeza
    esta aprehensión!—Pues, don Diego,
    ¿en qué conocéis que tenga
    fundamento ese cariño?

DON DIEGO

    ¿Hay más graciosa simpleza?
    Bueno sois para marido
    si no entendéis esta lengua.
    Pues ¿no veis que hablan los ojos
    y la Leonor está muerta?
    Si no es que vos, por casaros,
    no miráis delicadezas.

DON MENDO

    ¡Vive Dios!, que a no saber
    que habla la ignorancia vuestra
    más que la malicia en vos,
    desta sala no salierais
    sin ser el último aliento
    necedad tan desatenta.
    Pero pues es incurable
    vuestra locura, ella mesma
    de tanta desatención
    la que os dé el castigo sea.
(_Vase_).


ESCENA VI

Don Diego.

DON DIEGO

    ¿Hay tonto como mi primo?
    Pero, a mí, allá se lo avenga.
    Yo me voy a ver si puedo
    derribar esta condesa,
    y si no saliere cosa,
    fijas las dos primas quedan.
    Yo escogeré entre las dos,
    y cuando todas me quieran,
    a más moros, más ganancias,
    que el turco tiene trescientas.
(_Vase_).


Sala en casa de la condesa.

ESCENA VII

Salen Beatriz, de condesa viuda, Mosquito y una Criada.

BEATRIZ

    ¿Qué me dices, Mosquito, vengo buena?

MOSQUITO

    Beatricilla, estás hecha una azucena.

BEATRIZ

    De condesa viuda tengo aseo.

MOSQUITO

    Puedes ser la viuda de Siqueo.[6]

        [6] La reina Dido.

CRIADA

    Y no tema que en nadie duda deje.

MOSQUITO

    ¿Qué llama duda? La creerá un hereje.

CRIADA

    Eso importa ocultallo a los criados,
    y solo los que estamos avisados
    lo habemos de saber.

MOSQUITO

                         Claro está eso.—
    Beatricilla, cairá como con queso.

BEATRIZ

    Y ¿dónde está?

MOSQUITO

                   A la puerta le he dejado,
    y fingiendo yo entrar con el recado,
    subí a ver si ya estabas prevenida,
    y me ha admirado el verte ya vestida,
    que apenas ha un instante
    que desde casa te envié delante.

BEATRIZ

    Rabio yo por lograr tan buenos ratos.

MOSQUITO

    Seis veces se ha limpiado los zapatos.

BEATRIZ

    Llámale, pues, que muero por hablallo.

MOSQUITO

    Mira, Beatriz, si quieres acertallo,
    cuanto hablares sea escuro y sea confuso.
    Habla crítico[7] agora, aunque no es uso;
    porque si tú el lenguaje le revesas,
    pensará que es estilo de condesas;
    que los tontos que traen imaginado
    un gran sujeto, en viéndole ajustado
    a hablar claro, aunque sea con conceto,
    al instante le pierden el respeto,
    y en viendo que habla voces desusadas,
    cosas ocultas, trazas intrincadas,
    para dar a entender que lo comprehenden,
    le dicen que es gran cosa, y no la entienden.
    Conque si le hablas culto prevenida,
    te tendrá por condesa, y entendida.

        [7] Lenguaje culterano.

BEATRIZ

    Pero si él me pregunta algo corriente,
    forzoso es responderle vulgarmente.

MOSQUITO

    De ningún modo, que ese no es su paso.

BEATRIZ

    Y si él pregunta «¿Cómo estáis?», acaso,
    ¿qué le he de responder?

MOSQUITO

                             En garatusa:[8]
    «Libidinosa, crédula y obtusa».

        [8] Engañifa.

BEATRIZ

    Pues ¿qué ha de entender él si eso no es nada?

MOSQUITO

    Acaso entenderá que estás preñada.

BEATRIZ

    Déjame a mí, que yo sabré hablar culto
    cuando importe, que no ha de ser a bulto.

MOSQUITO

    Pues él viene hacia acá, voy a sacalle,
    que aquí don Juan también está a escuchalle.


ESCENA VIII

Sale don Diego.

DON DIEGO

(_Al paño_).
    Mosquito, ¿está aquí?

MOSQUITO

                          ¿No ves
    que es la que está en esta pieza?

DON DIEGO

    ¿Es esta? ¡Rara belleza
    descubre por el envés!

BEATRIZ

    ¿Quién anda en los corredores?
    Míralo, Isabel.

DON DIEGO

                    Ya ha hablado.
    Hasta el tono es delicado.
    En fin, manjar de señores.

CRIADA

    ¿Quién es?

DON DIEGO

               Respóndele apriesa.

MOSQUITO

    Diga usted cómo don Diego,
    mi señor, quisiera luego
    ver a mi sa[9] la condesa.

        [9] Señora.

CRIADA

    Ya la tenéis avisada.
    Entre.

DON DIEGO

(_Sale_).
           El norte lo asegura.

CRIADA

(_Aparte_).
    ¡Jesús, qué extraña figura!

DON DIEGO

    Ya ha caído la criada.—
    Mosquito, ¿ves lo que pasa?
(_Aparte, a Mosquito_).
    Todo caerá.

MOSQUITO

                Aqueso es llano;
    mas, señor, vete a la mano,
    no caiga también la casa.—

DON DIEGO

    El cielo guarde esa aurora.

BEATRIZ

    La vuestra sea bien venida.

DON DIEGO

(_Aparte, a Mosquito_).
    No he visto en toda mi vida
    mejor bulto de señora.

BEATRIZ

    ¿Qué intento os lleva neutral
    a mis coturnos cortés?

DON DIEGO

(_Aparte_).
    ¡Jesús, cuál habla! Esto es
    estilo de sangre real.—
    Señora, bueno he venido.

MOSQUITO

    Qué quieres te preguntó.

DON DIEGO

    Estar bueno quiero yo;
    luego bien he respondido.

BEATRIZ

(_Aparte_).
    De risa me estoy cayendo,
    y disimular no sé.—

DON DIEGO

(_Aparte, a Mosquito_).
    También me parece que
    va la condesa cayendo.—

BEATRIZ

    En fin, ¿venís rutilante
    a mi esplendor fugitivo
    para ver si yo os esquivo
    a mi consorcio anhelante?

DON DIEGO

(_Aparte, a Mosquito_).
    ¿No ves, Mosquito, al hablarme,
    con qué gracia me enamora?

MOSQUITO

    Pues ¿qué es lo que dice agora?

DON DIEGO

    Todo aquesto es alabarme.—
    Si yo aquí os he parecido
    como vos significáis,
    cierto que no lo arriesgáis
    porque soy agradecido.

BEATRIZ

    Explicaos de una vez.

DON DIEGO

    Hablaros despacio intento.

BEATRIZ

    Pues apropincuad asiento.

DON DIEGO

(_Aparte, a Mosquito_).
    Mosquito, ya pica el pez.

MOSQUITO

    Ya yo le he visto tragar.

DON DIEGO

    Yo soy cebo de mujeres.

MOSQUITO

    Ahora digo que tú eres
    linda caña de pescar.

DON DIEGO

    Hablarla importa con frases
    de un estilo levantado.

MOSQUITO

    Sí, que el estilo acostado
    es para cuando te cases.—

DON DIEGO

(_A Beatriz_).
    Vuestra fama sonorosa,
    con curso, no de estudiante,
    sino de trompa volante...—
(_Aparte, a Mosquito_).
    ¡Bravo pedazo de prosa!

MOSQUITO

    Bueno va; adelante pasa.

DON DIEGO

    ...desde Burgos me ha traído
    a daros en mí un marido
    que sea honor de vuestra casa.

BEATRIZ

    Súbito, no meditado,
    vuestro pretexto colijo.

MOSQUITO

(_Aparte, a don Diego_).
    ¿Qué es lo que agora te dijo?

DON DIEGO

    Que lo aceta de contado.
    Della desde hoy no me aparto.

MOSQUITO

    Pues ¿no te lo dije yo?

DON DIEGO

    Luego vi que el pez picó.

MOSQUITO

    ¿Qué hará en viendo que es lagarto?—

BEATRIZ

    Algo de bobería en vos
    presumo en cándido pecho.

DON DIEGO

(_Aparte, a Mosquito_).
    ¡Jesús, qué favor me ha hecho!—
    Buena pascua te dé Dios.

MOSQUITO

(_Aparte_).
    De risa el tonto me apura.—
    Prosigue, que ya está tierna.

DON DIEGO

    Ahora me alabó la pierna.—
    Pues si viérais mi cintura
    por de dentro, os admirara
    su medida tamañita,
    porque a mí el sastre me quita
    dos dedos de media vara.

MOSQUITO

    En eso no hay que dudar.

DON DIEGO

    Y aun me la achica después.

MOSQUITO

    Mas la media vara es
    de vara de torear.

DON DIEGO

    Eso, en torear, no hay hombre
    como yo. Con un jaez
    en Burgos salí una vez,
    y tembló el toro mi nombre.
    Yo me anduve por allí
    en la plaza hecho un Medoro,
    y no osó llegarse el toro
    a treinta pasos de mí.

MOSQUITO

    ¡Bravas suertes!

DON DIEGO

                     Y hasta el fin
    ningún rocín me mató.

MOSQUITO

    Pues si a ti no te alcanzó,
    seguro estaba el rocín.

DON DIEGO

    Paréceme que un poquito
    vos estáis de mí pagada.

BEATRIZ

    Adusta, sí; no implicada.

DON DIEGO

(_Aparte, a Mosquito_).
    Toma si escampa, Mosquito.

MOSQUITO

(_Aparte_).
    ¡Jesús! a Beatriz aprisa
    señas le haré por detrás,
    porque si esto dura más,
    he de reventar de risa.
(_Hace señas a Beatriz_).

BEATRIZ

    Remito, por lo que expreso,
    la locución otro día.
(_Levántase_).

DON DIEGO

    ¿En efeto seréis mía?

BEATRIZ

    Cogitación habrá en eso.

DON DIEGO

    Ese sí al alma regala.

BEATRIZ

    Pensáislo con juicio agreste.

DON DIEGO

(_Aparte, a Mosquito_).
    ¡Mira qué favor aqueste!—
    ¡Ah, bien haya aquesta gala!

BEATRIZ

    Adiós.

DON DIEGO

           Hasta nuestras bodas.

CRIADA

(_Aparte_).
    ¡Bravo tonto!

BEATRIZ

                  Ya os entiendo.
(_Vanse_).


ESCENA IX

Don Diego, Mosquito; luego, don Juan.

DON DIEGO

    La mujer se va cayendo;
    pero lo mismo hacen todas.

MOSQUITO

(_Aparte_).
    Lográronse mis cuidados.—
    ¿Qué dices de aquesta empresa?

DON DIEGO

    Que la mujer es condesa
    de todos cuatro costados.

MOSQUITO

(_Aparte_).
    Ahora entra aquí don Juan
    para acreditar el caso.—
    Señor, si esto va a este paso,
    tus dos primas ¿qué dirán?

DON DIEGO

    _Volaverunt_.

MOSQUITO

                  Yo querría
    que lo sepas recatar.

DON DIEGO

    Ya bien puedes empezar
    a llamarme señoría.

DON JUAN

(_Dentro_).
    ¿Hola? ¿Mateo? ¿Benito?
    ¿No hay algún criado aquí?
    ¿Qué modo es este?

MOSQUITO

                       ¡Ay de mí!

DON DIEGO

    ¿Qué es esto?

MOSQUITO

                  ¡Cristo bendito!
    Don Juan, eso que no es nada,
    primo de aquesta señora,
    y celoso.

DON DIEGO

              ¿Eso hay agora?
    Pues requiriré la espada.

MOSQUITO

    Y ¿qué hemos de hacer con eso?

DON DIEGO

    ¡Voto a Dios, si me habla en nada,
    que a la primer cuchillada
    le rebane como queso!

MOSQUITO

    ¿Qué, eres valiente?

DON DIEGO

                         Los chinos
    son enanos para mí.

MOSQUITO

    ¡Ay, Madre de Dios, que aquí
    se matan como cochinos!
(_Sale don Juan_).

DON JUAN

    Siempre en casa ha de haber priesa...
    Pero, don Diego, ¿aquí estáis?
    Pues ¿qué en la casa buscáis
    de mi prima la condesa?

DON DIEGO

    ¿Yo?

DON JUAN

         Sí.

DON DIEGO

             No lo puedo creer.
    ¿A mí?...

DON JUAN

    ¿No habéis escuchado?

DON DIEGO

(_Aparte_).
    ¡Vive Dios que me he turbado
    y no sé qué responder!

DON JUAN

    ¿No habláis?

MOSQUITO

                 Yo, señor, de un tiro
    con mi señor iba al Prado,
    y aquí nos hemos topado
    por la plaza del Retiro.

DON DIEGO

(_Aparte, a Mosquito_).
    ¿Qué haces?

MOSQUITO

                El diablo lo fragua.
    ¡De quien me parió reniego!

DON JUAN

    ¿Por qué no me habláis, don Diego?

MOSQUITO

    Tiene la boca con agua.

DON JUAN

    ¿Qué dices?

MOSQUITO

                Que él iba aprisa,
    y se entró aquí.

DON JUAN

                     ¿A qué se entró?

MOSQUITO

    Yo..., cuando..., sí..., ¿qué sé yo?
    Los dos íbamos a misa.

DON JUAN

    ¡Villano! ¿Es eso burlar
    de mí?

DON DIEGO

(_Aparte_).
           Ya yo me cobré,
    y ansí lo remediaré.—
    Don Juan, yo os vengo a buscar.

DON JUAN

    ¿Vos a mí?

DON DIEGO

               A solas os quiero.

DON JUAN

    Pues por mí, yo solo estoy.

DON DIEGO

    Pues vete tú.

MOSQUITO

                  Ya me voy.
(_Aparte_).
    Clavose este majadero.
(_Vase_).


ESCENA X

Don Juan, don Diego.

DON JUAN

    Ya estamos solos.

DON DIEGO

                      Don Juan,
    yo me caso con mi prima,
    que, aunque ella no me merezca,
    en efeto, ha de ser mía.
    Yo, en efeto, como digo,
    vengo aquí, porque en mi vida...
(_Aparte_).
    ¡Por Dios, que he perdido el hilo
    de lo que decir quería!

DON JUAN

    Proseguid.

DON DIEGO

               Ya voy al caso;
    la memoria es quebradiza.
    Desde Burgos a Madrid
    hay cuarenta leguas chicas...
    Pienso que hay más... No, no hay tantas.

DON JUAN

    Pues eso ¿a qué se encamina?

DON DIEGO

    ¿Las leguas no son del caso?

DON JUAN

    Pues el camino ¿a qué tira?

DON DIEGO

    ¿Tan poco importa el camino?

DON JUAN

    Pues ¿qué importa?

DON DIEGO

                       ¿Esto no estriba
    en resolución? Pues alto.
    Señor mío, yo quería
    saber de vos a qué intento
    entráis en cas[10] de mi prima.

        [10] En casa.

DON JUAN

    Pues ¿por qué lo preguntáis?

DON DIEGO

    ¿Por qué? ¡La duda es muy linda!
    Porque he de ser su marido.

DON JUAN

(_Aparte_).
    ¡Vive Dios, que la salida
    que ha buscado, aunque el engaño
    que yo deseo acredita,
    pues lo hace por deslumbrarme,
    a un grave empeño me obliga,
    que aunque es necio es caballero!

DON DIEGO

    ¿No habláis? ¿Me dais con la misma?[11]
    Pues yo esto vengo a saber.

        [11] ¿Os calláis?

DON JUAN

    La pregunta es tan indigna,
    que no merece respuesta;
    pero si ha de ser precisa,
    yo os la daré.

DON DIEGO

                   No, tened,
    que yo tengo en esta villa
    más de cuatrocientas damas
    que a mi casamiento aspiran.
    Yo os lo digo por si acaso
    vuestro amor a Inés se inclina,
    que yo alzaré mano della,
    porque vuestra bizarría
    me ha enamorado, y no quiero
    que os dé mi boda un mal día.

DON JUAN

    Yo os digo que no os respondo.

DON DIEGO

    Según eso, ¿vuestra mira
    no debe ser a Inés,
    sino a Leonor?

DON JUAN

                   Esa misma
    es la pregunta pasada,
    que ya tenéis respondida.

DON DIEGO

    ¡Ah, cómo os di yo en el alma!
    En los ojos se averigua.
    Leonor es la que os abrasa.

DON JUAN

    No hagáis vos respuesta mía
    la que yo no os quiero dar,
    y si el negarlo os irrita,
    ya os digo...

DON DIEGO

                  No os enojéis,
    que aquesto, ¡por vida mía!,
    que es querer ser vuestro amigo.

DON JUAN

    Mi voluntad os lo estima;
    mas no hablemos más en esto.

DON DIEGO

    Mi duda está concluida.
    Quedad con Dios.

DON JUAN

                     Él os guarde.

DON DIEGO

    Y entended que en mi caricia
    tenéis el lugar de un primo.

DON JUAN

    Deuda es de mí agradecida.

DON DIEGO

(_Aparte_).
    No es nada el equivoquillo.
    Mi ingenio es todo una chispa.—
    Quedaos, no paséis de aquí.

DON JUAN

    No me excuséis que yo os sirva.

DON DIEGO

    Yo os iré sirviendo a vos.

DON JUAN

    Yo he de lograr esa dicha.

DON DIEGO

(_Aparte_).
    ¡Ah, qué bien que se la pego!

DON JUAN

(_Aparte_).
    Ya él me ha creído la prima.
(_Vanse_).


Zaguán en casa de don Tello.

ESCENA XI

Sale Mosquito y Beatriz, de criada.

MOSQUITO

    Dame cuatro mil abrazos,
    ingeniosa Beatricilla,
    que has hecho el papel mejor
    que pudiera celestina.

BEATRIZ

    ¿Parecía yo condesa?

MOSQUITO

    ¿Qué es condesa? Parecías
    fregona en paños mayores.

BEATRIZ

    Y si él creyó la postiza,
    ¿en qué ha de parar el cuento?

MOSQUITO

    Pues eso, ¿no lo imaginas?
    En que te cases con él.

BEATRIZ

    ¿Yo? ¡Madre de Dios bendita!
    Primero fuera beata
    de aquestas arrobadizas.

MOSQUITO

    Calla, boba, que don Juan,
    que es a quien le va la vida,
    lo ha de pagar por entero,
    y de la paga, la liga
    tomarás tú, y yo la media.

BEATRIZ

    Eso de la media explica,
    porque tiene muchos puntos.

MOSQUITO

    Entremos en casa aprisa,
    que aquí en el zaguán estamos
    a riesgo de una avenida.

BEATRIZ

    Vamos, no me vea el viejo.

MOSQUITO

    ¿Y hemos de entrarnos a frías?
    ¿No me darás un abrazo?

BEATRIZ

    Y quince.

MOSQUITO

              ¿Con eso envidas?
(_Sale don Diego y cógelos abrazados_).


ESCENA XII

Don Diego.

DON DIEGO

    Grande empresa he conseguido,
    y escaparme fue gran dicha.
    Pero, ¿qué miro?

BEATRIZ

(_Aparte, a Mosquito_).
                     ¡Ay, Dios mío!
    Don Diego, y a letra vista
    nos ha cogido.

MOSQUITO

                   ¡Jesús!

DON DIEGO

(_Aparte_).
    O estoy loco, o juraría
    que es la condesa.

BEATRIZ

(_Dale a Mosquito_).
                       ¡Villano!
    ¿Tú a mí engañarme querías?
    ¡Viven los cielos, traidor,
    que en ti he de vengar mis iras!

MOSQUITO

(_Aparte_).
    ¿Qué haces, mujer del demonio?

BEATRIZ

    ¡Traidor! ¿Tú a engañarme ibas?
    ¡A una mujer de mi estado
    le finges alevosías!

DON DIEGO

(_Aparte_).
    ¡Viven los cielos, que es ella!—
    Señora, pues ¿qué os irrita
    este pícaro, que os hallo
    en una acción tan indigna
    y en tan indecente traje?

BEATRIZ

    Siendo vuestra la malicia,
    ¿lo dudáis, mal caballero,
    que con aleves caricias
    engañáis nobles mujeres?
    ¿Es bien robarme la vida,
    prometiendo ser mi esposo,
    estando con vuestra prima
    para desposaros hoy?

DON DIEGO

    Señora, ¿quién tal mentira
    os ha dicho?
(_Aparte_).
                 ¡Vive Dios,
    que sabe ya la cartilla!—

MOSQUITO

(_Aparte_).
    ¡Remediolo bravamente!

BEATRIZ

    Yo lo sé de quien me avisa
    de todos vuestros engaños;
    y por ver vuestra malicia
    con mis ojos, he venido,
    llena de ansias y fatigas,
    disfrazada y sin respeto,
    donde he sabido que es fija
    la boda para esta noche.

MOSQUITO

(_Aparte_).
    ¡Oh, gran Beatriz, fondo en tía!

DON DIEGO

(_Aparte_).
    No es nada lo que obra el talle.
    Tomen, si purga la niña.—
    Señora, ¡viven los cielos!,
    que aunque está ya prevenida,
    es sin mi consentimiento,
    y porque quedéis vencida,
    yo haré aquí un remedio breve.

BEATRIZ

    ¿Cuál es?

DON DIEGO

              Daros una firma
    con tres testigos.

BEATRIZ

                       Pues yo,
    ¿qué he de hacer della, ofendida?

DON DIEGO

    Sacarme por el vicario,
    si este tío me da prisa.

MOSQUITO

    Esto es peor, que en mentando
    el ruin, es sentencia fija
    que ha de cumplirse el refrán.
    El viejo viene.

BEATRIZ

                    Sería
    gran desdicha que me viera
    en una acción tan indigna.

DON DIEGO

    ¿Os conoce?

BEATRIZ

                No, mas basta
    que me vea.

DON DIEGO

                Pues, aprisa,
    escondeos.

BEATRIZ

               ¿Dónde puedo?

DON DIEGO

    Detrás desa puerta misma.

BEATRIZ

    Todo es decente en un riesgo.
    Mirad que mi honor peligra
    en que ninguno me vea.
(_Vase_).

DON DIEGO

    Si viniera Atabaliba[12]
    y Montezuma, no os viera
    hasta costarme la vida.—
    Disimula tú, y finjamos
    que bajábamos de arriba.

        [12] Último rey del Perú.

MOSQUITO

    Pienso que el viejo lo ha visto;
    que trae aceda la vista.


ESCENA XIII

Sale don Tello.

DON TELLO

    ¿Don Diego?

DON DIEGO

                ¿Tío y señor?

DON TELLO

    ¿Es deshecha esa alegría?
    ¿Paréceos acción decente
    que en casa de vuestra prima
    habléis con una mujer
    tapada, la tarde misma
    que con ella os desposáis?

DON DIEGO

    ¿Yo mujer?

MOSQUITO

(_Aparte_).
                ¡Ay, Beatricilla!,
    que aquí dio fin el enredo.

DON TELLO

    Negarlo es buena salida,
    acabando yo de ver
    que está en mi casa escondida.

DON DIEGO

    Mirad, señor, que es engaño.

DON TELLO

    ¡Vive Dios!, que si porfía
    vuestro desacato, yo
    la he de sacar.

DON DIEGO

                    Poca prisa;
    porque esta caza es vedada,
    y está la guarda a la mira.

DON TELLO

    Pues ¿a mí me decís eso?

DON DIEGO

    A vos y a vuestras dos hijas.

DON TELLO

    ¿Yo no he de entrar en mi casa?

DON DIEGO

    A eso, ni vos ni mi tía.

DON TELLO

    Villano, ¡viven los cielos!,
    que de tan grande osadía
    tomaré satisfacción.

DON DIEGO

    Aunque perdiera mil vidas,
    no habéis de ver esta dama.
(_Empuñan las espadas_).

DON TELLO

    Pues yo haré que lo permitas.


ESCENA XIV

Sale doña Inés por la puerta del medio, y don Juan por otra.

DOÑA INÉS

    Padre y señor, ¿vos la espada?

DON JUAN

    Don Tello, aquí está la mía.

DON TELLO

    Para el castigo que intento
    sobran armas a mis iras.

DON DIEGO

(_Aparte_).
    ¡Esto es peor, vive el cielo!;
    que si don Juan ve a su prima,
    no tiene salida el lance.

DON TELLO

    Villano, a esa mujercilla
    sacaré yo deste modo.

DON DIEGO

(_Aparte, a don Tello_).
    Detente, señor, y mira
    que esta dama es de don Juan,
    con mucho estrecho, y peligra
    su honor y mi vida en esto.

DON TELLO

    ¿Que esta es su dama?

DON DIEGO

                          Esta misma.

DOÑA INÉS

(_Aparte_).
    ¡Ah, traidor! ¿Qué es lo que escucho?
    ¿Esto encubierto tenías?

DON TELLO

(_Aparte_).
    ¡Buena la intentaba yo!
    Turbado me ha la noticia.—
    ¡Cuerpo de Dios! ¡No dijerais
    que aquesa mujer venía
    a ampararse a vos de un riesgo!
    Llamadla, y idos aprisa,
    que yo os guardaré la espalda.
(_Saca don Diego a Beatriz_).


ESCENA XV

Beatriz, tapada. Dichos.

DON TELLO

(_Primero a Beatriz, luego a don Diego_).
    Tapaos, señora, — y seguidla.

DON DIEGO

    Señora, venid tras mí.—
    Perdonad, señora prima;
    que yo con quien vengo vengo.
(_Vase con ella tapada por delante de ellos_).

MOSQUITO

(_Aparte_).
    Escapose Beatricilla;
    salto y brinco de contento.
    Mas preciso es que la siga;
    que librarla deste bobo
    es acción no menos fina.
(_Vase_).


ESCENA XVI

Don Tello, don Juan, doña Inés.

DON TELLO

(_Aparte_).
    Detener yo ahora a don Juan,
    porque no pueda seguilla,
    será lo más importante.—
    Don Juan, fuerza es que yo siga
    a don Diego, por si acaso
    en este empeño peligra.
    Quedaos vos aquí.

DON JUAN

                      Eso fuera
    faltar yo a la deuda mía,
    sabiendo que va con riesgo.

DON TELLO

    Es que para la acción misma
    os he menester yo aquí.

DON JUAN

    Siendo así, aquí está mi vida
    para arriesgarla por vos.

DON TELLO

    Mi amistad de vos lo fía.
(_Aparte_).
    Hasta que él esté seguro
    le guardaré yo esta esquina.—
(_Vase_).


ESCENA XVII

Doña Inés, don Juan.

DON JUAN

    Inés, señora, a este lance
    queda mi fe agradecida,
    por hablarte con seguro.

DOÑA INÉS

    Si eso a engañarme camina,
    ya no lo podrás, ingrato;
    pues tu traición conocida,
    por no dudarla, me ha puesto
    el desengaño a la vista.

DON JUAN

    ¿Qué es lo que decís, señora?
    ¿Yo traición? ¿En qué imaginas
    que la tenga una fineza
    que no hay luz que la compita?

DOÑA INÉS

    Pero hay luz que la descubra,
    y a bien poca se averigua;
    pues es tal tu desenfado,
    que tienes dama tan fina
    que, ofendiendo tu decoro,
    a un hombre que no ha tres días
    que está en Madrid, tus finezas
    y su liviandad publica.

DON JUAN

    Señora, ¡viven los cielos!,
    que, ajeno de esas malicias,
    no puedo entender tu queja,
    ni sé de qué se origina.

DOÑA INÉS

    Pues yo, no ajena, don Juan,
    de tu traición fementida,
    y ya más desesperada,
    negándomelo a la vista,
    te lo diré, aunque al decirlo
    mayor empeño se siga;
    piérdase lo que se pierda,
    donde se pierde mi vida:
    esa dama, que a su amparo
    aquí a don Diego le obliga,
    tú eres de quien la recata,
    y ella de ti se retira;
    y pues sabe un forastero
    que es tan tuya, que peligra
    hallándola tú con otro,
    mira si es tu alevosía
    tan recatada, que al verla
    de mucha luz necesita.
    Y sabiendo que la he visto,
    sabrás que más (que) en tu vida
    no has de ponerte a mis ojos;
    que yo, pues la culpa es mía
    en dar el alma a un traidor,
    pues mi muerte me castiga,
    obedeciendo a mi padre,
    me vengaré de mí misma.

DON JUAN

    Oye, señora.

DOÑA INÉS

                 Es en vano.

DON JUAN

    Tente, por Dios.

DOÑA INÉS

                     Más me irritas.

DON JUAN

    Pues ¿no me oirás?

DOÑA INÉS

                       ¿Qué he de oírte?

DON JUAN

    Que ha sido ilusión.

DOÑA INÉS

                         Mi dicha.

DON JUAN

    ¿Quién te ha dicho esos engaños?

DOÑA INÉS

    Don Diego, que lo publica,
    y yo, que lo vi.

DON JUAN

                     ¿No sabes
    su locura?

DOÑA INÉS

               Si porfías,
    harás, don Juan, que en mi ofensa
    pase a despecho la ira.
(_Vase_).

DON JUAN

    ¡Vive el cielo, que este necio
    ha de costarme la vida!
    Iré a buscarle, y a ver
    de dónde nace este enigma.




JORNADA TERCERA

Calle.


ESCENA PRIMERA

Salen Beatriz, tapada; don Diego y Mosquito.

BEATRIZ

    Ya será el pasar de aquí
    arriesgarme a otro cuidado.

DON DIEGO

    Compañía de ahorcado
    no es, señora, para mí.
    Yo os he de dejar segura
    y sin lesión, ¡vive Dios!,
    y hasta que lo estéis, con vos
    he de ir a Dios y a ventura.

BEATRIZ

(_Aparte, a Mosquito_).
    Mosquito, ¿qué hemos de hacer
    si él da en este desatino?

MOSQUITO

    Aquí no hay otro camino
    sino arrancar a correr
    para escapar de este lobo.

BEATRIZ

    ¿No le sabrás tú apartar?

MOSQUITO

    Nadie se sabe librar
    de un bobo, sino otro bobo.—

DON DIEGO

    ¡Secreto para conmigo!
    ¿Qué te dice?

MOSQUITO

                  Que va agora
    la condesa, mi señora,
    muy asustada contigo.

DON DIEGO

    Eso es tomallo al revés;
    pues ¿no voy a defendella,
    aunque venga contra ella
    el Armada del Inglés?

MOSQUITO

    Es que estáis junto a la entrada
    de su casa, y si los dos
    llegáis, la verán con vos.

DON DIEGO

    ¿Qué importa, si va tapada?

MOSQUITO

    Pues si ven a tu beldad
    seguirla, ¿no es cosa expresa
    que han de creer que es la condesa?

DON DIEGO

    Esa es la pura verdad,
    pero si dejarla intento
    cuando de mí se amparó,
    y sucede algo, estoy yo
    obligado al saneamiento;
    y así, es imaginación
    que yo haga esa liviandad.

BEATRIZ

    ¿No veis que eso es necedad?

DON DIEGO

    Mas que sea discreción.
    Vos no os habéis de ir sin mí;
    y creed, si esto no os basta,
    que he de acompañaros hasta
    el postrer maravedí.

BEATRIZ

    Ya que estáis determinado,
    venid, pues eso queréis,
    y a la puerta no lleguéis.

DON DIEGO

    No he de ir sino hasta el estrado;
    no lo excuséis.

MOSQUITO

                    ¡Guarda, Pablo!

BEATRIZ

    ¿Vos en mi casa tras mí?
    Pues ¿qué peligro hay allí?

DON DIEGO

    ¿Qué sé yo lo que hará el diablo?

MOSQUITO

(_Aparte_).
    Por aquí la he de escapar.—
    Señor, advierte una cosa:
    que esta condesa es golosa,
    y esto lo hace por entrar
    sola en ese confitero
    a comprar dulces sin susto.

DON DIEGO

    Tiene lindísimo gusto;
    a eso entraré yo el primero.

MOSQUITO

    ¿Llevas dinero?

DON DIEGO

                    Ni blanca.

MOSQUITO

    Pues ¿a qué has de entrar allá?

DON DIEGO

    Pues ¿qué riesgo en eso habrá?

MOSQUITO

    Donde está tu mano franca
    ¿has de consentirla que
    pague lo que a comprar va?

DON DIEGO

    ¿Eso dudas? Claro está
    que se lo consentiré.

MOSQUITO

    ¿A la condesa?

DON DIEGO

                   ¿Pues no?
    ¿Eso quieres que la arguya?
    Ni aun a una criada suya
    no se lo estorbara yo.

MOSQUITO

    ¿Qué dices? Que eso es quedar
    en una acción afrentosa.

DON DIEGO

    Hermano, si ella es golosa,
    ¿téngolo yo de pagar?

MOSQUITO

(_Aparte_).
    Aquesto es cosa perdida.

BEATRIZ

    ¡Ay, desdichada de mí!
    Don Juan viene por allí.

MOSQUITO

    ¡Su primo, pese a mi vida!

DON DIEGO

    ¿Quién?

MOSQUITO

            Don Juan, de par en par.

DON DIEGO

    Pues ahora, ¿qué hemos de hacer?

MOSQUITO

    Irnos, y tú defender[13]
    que no nos pueda alcanzar.

        [13] Impedir, prohibir.

DON DIEGO

    Y si no puedo atajalle,
    si acaso viene muy fuerte,
    ¿qué he de hacer?

MOSQUITO

                      Dalle la muerte.

DON DIEGO

    ¿Dalle la muerte?

MOSQUITO

                      O matalle.

DON DIEGO

    ¿Y si no trae mal humor
    y detenelle por bien
    puedo?

MOSQUITO

           Matalle también.

DON DIEGO

    Pues ¡sus! Manos a labor.

BEATRIZ

    No permitáis que se acabe
    de arriesgar la vida mía.

DON DIEGO

    Váyase vueseñoría,
    que ya estoy pensando el cabe.

MOSQUITO

    Detenedle bien.

DON DIEGO

                    Sí haré.

MOSQUITO

    Ya podemos escurrir.

BEATRIZ

    Detenedle sin reñir.

DON DIEGO

    Sin reñir le mataré.

MOSQUITO

(_Aparte, a Beatriz_)
    Arranquemos a correr
    mientras él queda en arrobo.

BEATRIZ

    ¡Jesús! Harta voy de bobo.

MOSQUITO

    No es poco para mujer.
(_Vanse_).


ESCENA II

Don Diego; luego, don Juan.

DON DIEGO

    A mucho quedo empeñado,
    si este hombre en seguirla da.
    Pero bien hecho será;
    que un primo es medio cuñado.
(_Sale don Juan_).

DON JUAN

    En haberme detenido
    con tal cuidado don Tello
    reconozco que es verdad
    lo que les dijo don Diego;
    y pues aquí le he alcanzado,
    he de averiguar su intento.

DON DIEGO

(_Aparte_).
    Hombre, mira lo que haces,
    que vas andando y muriendo.

DON JUAN

    ¿Señor don Diego?

DON DIEGO

                      Don Juan,
    ¿qué queréis?

DON JUAN

                  Buscando os vengo.

DON DIEGO

    Como no paséis de aquí,
    seré muy servidor vuestro;
    mas si pasáis adelante,
    ¡por las llaves de san Pedro!,
    que lo habéis de pasar mal.

DON JUAN

    Lo que yo deciros quiero
    aquí os lo puedo decir.

DON DIEGO

    De vida sois, según eso.

DON JUAN

    Vos habéis dicho delante
    de vuestra prima y don Tello
    que aquella mujer tapada,
    que agora os iba siguiendo,
    la recatabais de mí
    por importarme su empeño.
    Yo sé que esto es imposible,
    porque yo en Madrid no tengo
    mujer que pueda importarme
    ni por amor ni por deudo;
    y siendo ansí que es fingido,
    de vos entender pretendo
    para qué fin lo fingisteis.

DON DIEGO

(_Aparte_).
    Esto es peor, ¡vive el cielo!,
    porque si él fuera tras ella
    le matara sin remedio,
    porque ya lo había pensado;
    pero matarle por esto
    no lo he pensado, y no es fácil.—

DON JUAN

    ¿Qué decís?

DON DIEGO

                Ya voy a ello.
    Señor don Juan, que yo dije
    a mi tío ese embeleco
    para escaparme de allí
    es verdad, y no lo niego;
    que lo que yo una vez digo
    ha de estar dicho _in æternum_.
    Pero eso, ¿a vos qué os importa?

DON JUAN

    Pues, ¿vos, siendo caballero,
    lo dudáis? El que se entienda
    que dama o parienta tengo
    tan liviana que de mí
    anda con otros huyendo.

DON DIEGO

    Pues si vos sabéis que es falso,
    y os aseguráis en eso,
    ¿qué importa que yo os lo diga?

DON JUAN

    El que no lo piensen ellos;
    que la opinión no es lo que es,
    sino lo que entiende el pueblo.

DON DIEGO

    Pues ¿mi tío es pueblo acaso?

DON JUAN

    Es parte dél, que es lo mesmo.

DON DIEGO

    Don Juan, esto no os importa
    más de que no tenga celos
    Leonor de lo que yo dije,
    como es vuestro galanteo.
    Remediado esto, ¿habrá más?

DON JUAN

    Yo no os pido nada de eso.

DON DIEGO

    Pues veis aquí que lo dije,
    que es la verdad; ¿qué remedio?

DON JUAN

    Que vos habéis de decir
    a todos los que lo oyeron
    el intento que tuvisteis,
    y que yo os obligo a ello.

DON DIEGO

    No es nada la añadidura:
    ¿desdecirme yo? Eso es bueno.
    Antes me volviera moro.

DON JUAN

    Pues aquí no hay otro medio.

DON DIEGO

    Pues más que nunca le haya.
    ¡Bien quedaba yo con eso
    para ir a la plaza en Burgos
    a hablar con los caballeros;
    que el toro de las dos madres
    no hiciera más ruido entre ellos!

DON JUAN

    Pues ¿cómo habéis de excusallo?

DON DIEGO

    ¿Cómo? ¡Por Dios, que me huelgo!
    ¿Usted me tiene por rana,
    con dos manos y diez dedos,
    y cinco palmos de espada,
    y libra y media de acero?

DON JUAN

    Pues aguardad, y veamos
    si es más posible otro medio:
    ¿esa mujer os importa?

DON DIEGO

    Y mucho; y a no ser eso,
    si ella no me importa, a ella
    le importo yo, que es lo mesmo,
    porque me quiere que rabia.

DON JUAN

    Pues si vos sabéis que es cierto
    que ella no me importa a mí,
    dadle a entender a don Tello,
    con acaso o con industria,
    quién es, para que con esto
    se sepa que no es mujer
    con quien dependencia tengo.

DON DIEGO

(_Aparte_).
    ¡Por Dios, que la hacíamos buena!
    ¡Que me pida el majadero
    que yo publique a su prima!
    ¡Válgate el diablo el empeño!
    Yo no sé cómo él lo oyó,
    porque lo dije bien quedo.

DON JUAN

    ¿Os parece esto mejor?

DON DIEGO

    ¿Vos tenéis entendimiento?
    ¿Yo manifestar la dama?
    No se pide eso a un gallego.

DON JUAN

    Pues, don Diego, aquí no hay modo
    de excusarse nuestro duelo,
    porque yo no he de apartarme
    de vos sin ir satisfecho.

DON DIEGO

    Pues veníos a mi lado;
    que yo os doy licencia de eso,
(_Aparte_)
    como durmamos aparte.—

DON JUAN

    Pero esto ha de ser riñendo.

DON DIEGO

(_Aparte_).
    ¡Más matalla! ¡Vive Dios!,
    que si reñimos por esto,
    se ha de enojar la condesa;
    porque es fuerza del empeño
    de librarla de su primo,
    y si le mato, la pierdo.
    Pues matalle si reñimos,
    ya pienso que lo estoy viendo,
    que al primer _uñas abajo_[14]
    se me resbala, y _laus Deo_.

        [14] Estocada.

DON JUAN

    Don Diego, si esto ha de ser,
    ya es en vano perder tiempo.

DON DIEGO

    En fin, ¿hemos de reñir?

DON JUAN

    No tiene el lance otro medio,
    y si ha de ser...

DON DIEGO

                      Aguardad.

DON JUAN

    Pues ¿qué queréis?

DON DIEGO

                       Que primero
    protesto que soy forzado,
    porque importa para el cuento.

DON JUAN

    Eso a mí nada me importa.

DON DIEGO

    ¡Válame Dios! Yo me entiendo.

DON JUAN

    Sacad, don Diego, la espada.

DON DIEGO

    Comenzad diciendo el Credo,
    y abreviadle.

DON JUAN

                  ¿Para qué?

DON DIEGO

    Por no daros hasta el tiempo
    de la vida perdurable.

DON JUAN

    Eso agora lo veremos.


ESCENA III

Sale don Mendo.

DON MENDO

    ¿Qué es esto, primo? — ¿Don Juan?

DON JUAN

    Los dos tenemos un duelo
    que nos obliga a reñir,
    y vos, como caballero,
    no nos lo habéis de estorbar.

DON MENDO

    Si es justo, yo lo prometo.

DON JUAN

    Es justo, y él lo dirá.

DON DIEGO

    No es sino injusto y muy necio.
(_Aparte_).
    Yo me he de escapar del lance,
    enredando en él a Mendo.—
    Primo, don Juan galantea,
    como lo muestra su intento,
    a nuestra prima Leonor.
    Yo, por salir sin empeño
    con una mujer de casa,
    queriéndola ver mi suegro,
    que era cosas de don Juan
    dije a mi tío en secreto,
    llegando él a esta ocasión,
    por salir della sin riesgo.
    Desto resulta sin duda
    que Leonor dél tenga celos,
    y él, para satisfacerla,
    que esto no puede ser menos,
    quiere que yo me desdiga;
    yo le digo que no puedo.
    Sobre esto hemos de reñir;
    venistes vos a este tiempo,
    y no he de reñir yo agora,
    porque no es igual el riesgo,
    que un primo al lado es ventaja,
    como lo dice el proverbio.
    Esto supuesto, don Juan,
    buscadme vos cuerpo a cuerpo,
    que solo yo os reñiré
    cuanto fuere gusto vuestro,
    menos lo que fuere justo.
    Adiós, primo.
(_Vase_).


ESCENA IV

Don Mendo, don Juan.

DON JUAN

                  Oíd, don Diego.

DON MENDO

    Esperad, señor don Juan,
    que ya con mi primo el duelo
    no tenéis, sino conmigo,
    y aquello es después de aquesto.

DON JUAN

    ¿Por qué?

DON MENDO

              Porque habiendo causa
    de reñir en dos empeños,
    de ser llamado a llamar,
    el ser llamado es primero.

DON JUAN

    Pues vos, ¿por qué me llamáis?

DON MENDO

    Porque yo a casarme vengo
    con doña Leonor, mi prima,
    siendo vos testigo dello,
    y habiéndoos hecho mi amigo,
    galantearla en secreto
    es traición, y vos debiérais,
    a ley de buen caballero,
    decírmelo llanamente
    antes que yo hubiera hecho
    empeño en la voluntad,
    que entonces estaba a tiempo
    de ver lo bien que me estaba
    sin el dolor de los celos.
    Y pues esta queja es justa,
    salgamos al campo luego,
    que allí de esta sinrazón
    me satisfará mi acero.

DON JUAN

    Si la queja que tenéis
    por lo que dijo don Diego,
    antes de llamarme al campo
    me la hubiérades propuesto,
    yo os dejara aquí sin ella.
    Mas ya llamado al empeño,
    no os quiero satisfacer,
    aunque era razón y puedo,
    porque después de reñir
    quiero que vos, satisfecho,
    sepáis que, por no excusarlo,
    no os satisfice, pudiendo.

DON MENDO

    Si eso es así, yo os lo pido.

DON JUAN

    Yo os respondo que no puedo

DON MENDO

    Pues vamos a la campaña.


ESCENA V

Sale don Tello.

DON TELLO

    Tened; ¿dónde vais, don Mendo?

DON MENDO

    Señor, yo a don Juan al campo
    a divertirnos le ruego
    que vamos, y este favor
    recibo dél.

DON JUAN

                Yo os lo debo,
    por serviros. A esto vamos,
    si dais licencia, don Tello.

DON TELLO

    Yo a don Mendo he menester,
    y de tal divertimiento
    siento estorbaros el gusto.
(_Aparte_).
    En lo que oí y lo que veo
    en sus semblantes, conozco
    que iban los dos a algún duelo,
    y habiéndomelo negado
    averiguarlo no puedo.
    Esto sin duda resulta
    de aquel lance de don Diego,
    que no le he podido hallar,
    para saber el empeño.
    Estorbarlo aquí es forzoso,
    hasta ver el fundamento.—
    Don Mendo, veníos conmigo.

DON MENDO

    Voy, señor, a obedeceros.
(_Aparte a don Juan_).
    Forzoso es disimular,
    por mi tío, nuestro intento.

DON JUAN

    Sois atento, yo os lo estimo,
    mas ya faltaros no puedo.

DON MENDO

    Yo en pudiendo os buscaré.

DON JUAN

    Forzosamente soy vuestro.

DON TELLO

    ¿Qué es lo que decís, don Juan?

DON JUAN

    Me despido de don Mendo.

DON TELLO

    No os despidáis, que también
    a vos os pido lo mesmo.

DON JUAN

    Iré gustoso a serviros.

DON TELLO

(_Aparte_).
    Ansí asegurarlos quiero.—
    Venid conmigo.

DON JUAN

    Ya vamos.

DON MENDO

(_Aparte, a don Juan_).
    Lo dicho, dicho.

DON JUAN

                     Eso ofrezco.
(_Vanse_).


Sala en casa de don Tello.

ESCENA VI

Sale doña Inés y Leonor.

DOÑA INÉS

    Esto pasa, Leonor; don Juan, ingrato,
    me pagó con tal trato
    la fe que me debía.

DOÑA LEONOR

    Y ¿sabes tú si la verdad sería
    la que dijo don Diego?

DOÑA INÉS

    Mira tú si es verdad, pues se fue luego,
    y en su traición vencido,
    aún no me ha vuelto a ver.

DOÑA LEONOR

                               Eso habrá sido
    porque te vio irritar de su porfía,
    y tú que no te vea le has mandado.

DOÑA INÉS

    Si por eso no ha vuelto, Leonor mía,
    o no sabe de amor, o está culpado;
    que en celos que despiden al amante
    nunca habla el corazón, sino el semblante.
    El pecho más furioso y enojado,
    de celos asaltado,
    cuando de oír satisfacción se excusa,
    no la despide porque la rehúsa,
    sino la esfuerza, y cuando la revoca
    por oírla mayor, no quiere poca;
    que la mujer de celos mal herida
    que a su amante despida,
    cuando él vuelve y rendido se le ofrece,
    aun la satisfacción tibia agradece;
    porque, cuando es de poco fundamento,
    no agrada la razón, sino el intento.
    Yo, Leonor, por mi daño
    he visto cara a cara el desengaño,
    y pues yo de mi culpa soy testigo,
    le lograré aunque sea en mi castigo.
    Yo a mi padre no tengo resistencia;
    mi decoro es la ley de mi obediencia.
    A esta atención, aun dél correspondida,
    por no faltar perdiera yo la vida,
    pues ya que dél estoy tan agraviada,
    con mi muerte he de verme castigada.
    Hoy a don Diego le daré la mano.
    Si tarde he de morir, alivio gano,
    pues solo de esta suerte
    puedo abreviar los plazos a mi muerte.

DOÑA LEONOR

    Pues caso que don Juan te haya faltado,
    casarte con un hombre tan privado
    de razón y de gusto ¿es buen remedio?

DOÑA INÉS

    Para morir más presto, ese es el medio.

DOÑA LEONOR

    Don Juan viene aquí dentro.

DOÑA INÉS

                                Pues, hermana,
    yo sé de Amor la condición tirana,
    y aunque en mi mismo honor haga el estrago,
    lo atropellaré todo por su halago.
    Si le veo, aunque sea desatento,
    no me he de resolver a lo que intento.
    Tú mi resolución le manifiesta,
    que yo a esperarte voy con la respuesta.

DOÑA LEONOR

    Pues ¿eso intenta tu rigor? ¿No advierte
    que él sin duda vendrá a satisfacerte?

DOÑA INÉS

    De eso quiero excusarme,
    porque más creo que vendrá a engañarme.

DOÑA LEONOR

    Pues hasta verlo, espérale siquiera.

DOÑA INÉS

    ¿Qué le faltaba a Amor si ver pudiera?

DOÑA LEONOR

    En fin, ¿no le has de ver?

DOÑA INÉS

    Eso pretendo.

DOÑA LEONOR

                               Pues yo se lo diré.

DOÑA INÉS

                        De él voy huyendo;
    pero, ¿qué les importa a mis enojos
    si dejo al corazón con huir los ojos?
    Pero si vuelvo, ¡por quien soy!, no miro
    que perezosamente me retiro.
    Mucho rigor es este que resuelvo.
    De aquí le oiré, que ni me voy ni vuelvo.


ESCENA VII

Sale don Juan.

DON JUAN

    Llegando don Tello a casa
    nos mandó en ella esperarle,
    y fue a buscar a don Diego;
    sin duda presume el lance.
    Si entre tanto hablar pudiese
    a Inés, fuera alivio grande
    de la pena en que me tiene.

DOÑA LEONOR

    Señor don Juan, Dios os guarde.

DON JUAN

    ¿Hermosa Leonor?

DOÑA LEONOR

                     Mi hermana,
    viéndoos pasar adelante,
    al entrar por esa sala,
    se retiró; perdonadme
    que os diga que por no hablaros,
    que no puedo yo quitarle
    a esta noticia forzosa
    lo que tiene de desaire.
    De dárosla me excusara;
    mas me ha obligado a que os hable
    por ella, y entre ella y vos
    es fuerza que a vos os falte.
    Mi hermana, señor don Juan
    —no sé si quejas lo causen
    o la precisa obediencia
    del precepto de mi padre:
    uno u otro, o esto solo,
    que aunque nazca de ambas partes,
    es sin duda que esta ley
    será lo que más la arrastre—,
    hoy se casa con mi primo,
    y desto el retiro nace,
    que no fuera justo hablaros
    estando en este dictamen
    con esta resolución.

DON JUAN

    No paséis más adelante,
    señora, si no intentáis
    que el corazón me traspasen
    las flechas que mi desdicha
    de mis finezas le hace.
    Si eso nace de su queja,
    la luz del cielo me falte,
    o la de sus ojos bellos,
    que es otra, pero más suave,
    si he dado causa a su enojo,
    y piérdala yo esta tarde
    si en mí de otro pensamiento,
    aun lo que no es culpa, cabe.
    Si su primo me ha culpado,
    malicioso o ignorante,
    cualquiera engaño es delito
    si no se espera el examen.
    Condenar sin causa a un reo
    es rigor, y, ya que pase,
    no otorgarle apelación
    es gana de condenarle.
    Y si es tan severa ley
    el precepto de su padre,
    máteme su ejecución,
    mas ella no la adelante.
    Muera yo a no poder más,
    porque mi estrella me ultraje;
    mas no ella, que no es todo uno,
    que ella o mi estrella me maten.

DOÑA INÉS

    Bien huía yo de oírle.
    ¡Oh, Amor tirano, cobarde,
    a la ofensa tan ligero
    como al rendimiento fácil!

DOÑA LEONOR

    Don Juan, a vuestras razones,
    aunque muevan mis piedades,
    no puedo yo responderlas,
    que, aun por consuelo, es en balde.
    Esto me mandó deciros
    mi hermana, y agora darle
    esa respuesta por vos
    es cuanto está de mi parte.
    A esto voy. ¡Guárdeos el cielo!

DON JUAN

    ¿Podré esperar?

DOÑA LEONOR

                    No se agravie
    vuestro amor si no saliere,
    que, si no es que ella lo mande,
    yo no tengo a qué volver.
    Adiós.
(_Sale don Mendo al paño, oyendo el postrer verso_).

DON JUAN

           Leonor, escuchadme.


ESCENA VIII

DON MENDO

    ¡Válgame el cielo! ¿Qué veo?

DOÑA LEONOR

    ¿Qué dices?

DON JUAN

                Pues son crueldades,
    que las templéis os suplico.

DOÑA LEONOR

    Cuanto está aquí de mi parte,
    ya lo sabes, eso haré.

DON JUAN

    En fin, ¿no decís que aguarde?

DOÑA LEONOR

    No está en mi mano, don Juan;
    esto es fuerza, perdonadme.
(_Vase_).


ESCENA IX

Don Mendo, don Juan, doña Inés, oculta.

DON JUAN

    Pues yo, antes que su rigor,
    iré a que mi amor me mate.

DON MENDO

    Para eso está aquí mi espada,
    cuando ese despecho os falte.

DOÑA INÉS

    ¡Cielos, don Mendo ha venido
    y salir no puedo a hablalle!

DON JUAN

    ¿Qué es lo que decís, don Mendo?

DON MENDO

    Que ya en mi enojo no caben
    más dilaciones, don Juan,
    cuando, después de avisarme
    que amáis a Leonor don Diego,
    desa culpa hallo este alarde.
    Salgamos, don Juan, al campo,
    que ya, aunque pudierais darme
    satisfacción muy precisa,
    no la quiere mi coraje.

DON JUAN

    Pues hacéis mal, ¡vive Dios!,
    que ya roto el primer lance,
    en este, por muchas causas,
    os la diera yo bastante.

DON MENDO

    Pues salgamos a reñir.

DON JUAN

    Vuestro es el puesto, guiadme.

DOÑA INÉS

    ¿Qué escucho? ¡Válgame el cielo!

DON MENDO

    A vos os toca ir delante.

DON JUAN

    No toca eso sino a vos,
    que habéis de escoger la parte.

DON MENDO

    Pues venid, si a mí me toca.

DON JUAN

    Ya os voy siguiendo.

DOÑA INÉS

(_Saliendo_).
                         —¡Ay, pesares!—
    Escuchad, señor don Mendo.

DON MENDO

    ¿Quién es?

DOÑA INÉS

               Quien, oyéndoos, sale
    a excusaros ese empeño.

DON MENDO

    No presumo que eso es fácil.

DOÑA INÉS

    Sí es, que yo puedo deciros,
    fiada de vuestra sangre,
    lo que de atento don Juan
    es forzoso que os recate.
    Vos al campo le llamáis
    creyendo que a Leonor ame,
    y sabed que va a reñir
    de noble, mas no de amante.
    Don Juan, señor, ha seis años
    que, viéndome en el pasaje
    de Méjico a España, puso
    los ojos en mí, y él sabe
    los desdenes, los rigores
    que lloró su amor constante,
    hasta ganarme licencia
    para pedirme a mi padre.
    Desde aquí les di a mis ojos
    licencia para agradarse
    de verle, y a los oídos
    del contento de escucharle;
    pero no a pasar de aquí,
    porque el mismo sol no arde
    en tan puros esplendores
    como él recatos me aplaude;
    que aunque confieso que tuve
    inclinación a sus partes,
    a su atención, su fineza,
    en la mujer noble nace
    la inclinación y el agrado
    tan dentro de los umbrales
    de su decoro, que apenas
    el que la logra lo sabe.
    Y inferid con la pureza
    que pudo serme agradable
    la asistencia de su amor,
    pues siendo ya, por mi padre
    y vuestro primo, imposible
    que yo con don Juan me case,
    sin escrúpulo lo dice
    una mujer de mi sangre.
    Esto supuesto, don Mendo,
    conoceréis cuán de balde
    vuestro temor os provoca,
    cuando don Juan es mi amante.
    De esto no os quedará duda,
    porque fuera error notable
    presumir que una mujer
    de mi obligación os llame
    y, compasiva del riesgo
    que ve en reñir dos galanes,
    quiera fingirse un desdoro
    para excusarlos un lance.
    La fineza que don Juan
    por mí en su silencio añade,
    se la pago en publicar
    lo que en él fuera desaire.
    Y a vos os pido, en albricias
    de que sé que Leonor hace
    tanta estimación de vos
    como es justo que ella os pague,
    que, cesando esto, no solo
    deste caso no se hable,
    mas quedando en vuestro oído
    a la memoria no pase.
    Y vos, don Juan, pues ya veis
    el empeño de mi padre,
    y que vuestra petición
    no se previno a ser antes,
    olvidad vuestro cariño,
    que en los hombres es muy fácil.
    Digo fácil, ¡ay de mí!...
    Es pena más tolerable,
    porque ellos pueden tener
    sin culpa las variedades.
    Y si esto os cuesta dolor,
    que lo imposible lo aplaque,
    o el retiro le mitigue,
    o el sufrimiento le sane,
    o, para que se la lleve,
    dad vuestra esperanza al aire,
    que a ser el de mis suspiros
    yo sé que fuera bastante,
    porque yo, siendo forzoso,
    para el plazo desta tarde
    he dispuesto mi obediencia,
    como debo. Dios os guarde,
    que yo, dejándoos amigos,
    como es deuda en pechos tales,
    voy contenta de haber sido
    el iris de vuestras paces.

DON MENDO

    Oíd, señora, escuchad,
    que en un alivio tan grande
    como el que de vuestro aviso
    a mis esperanzas nace,
    os debo yo, agradecido,
    fineza que las iguale.

DOÑA INÉS

    ¿Vos fineza a mí? ¿En qué modo?

DON MENDO

    En hacer que vuestro padre,
    sea o no contra mi primo,
    a vos con don Juan os case.

DOÑA INÉS

    Esa fineza es por él
    si él la solicita amante,
    que para mí no es lisonja.

DON JUAN

    Señora, pues ¿tanto vale
    el crédito de un engaño,
    que por él así me trates?
    Y agora, que estando ya
    don Mendo de nuestra parte,
    no importa que esto más sepa:
    Seguí a don Diego, y él sabe
    que confesó en su presencia
    que solo porque tu padre
    no viese aquella mujer...

DOÑA INÉS

    No vais, don Juan, adelante,
    que aquesa es satisfacción,
    y aquí no os la pide nadie.
(_Aparte_).
    ¡Oh, lo que miente el recato!—

DON MENDO

    Señora, si deso nace
    algún descontento vuestro,
    yo, por hallarme delante,
    soy testigo que don Juan
    no la conoce ni sabe
    quién es, y que él lo fingió.

DOÑA INÉS

    Eso, don Mendo, es tratarme
    con más llaneza que es justo.
    Don Juan, ni mujer, ni nadie
    me ha dado desabrimiento;
    pues ¿por qué me satisface?
(_Aparte_).
    ¡Quiera Amor que sea verdad,
    que, aunque le pierda, es suave!

DON JUAN

    Si tu enojo lo publica,
    ¿qué importa que lo recates?

DOÑA INÉS

    Por no oír eso me voy.

DON JUAN

    Señora, escucha un instante.

DOÑA INÉS

    ¿Qué me queréis?

DON JUAN

                     Esto solo:
    si don Mendo malograse
    la dicha que ha prometido,
    ¿será tu amor de mi parte?

DOÑA INÉS

    ¿Yo amor? No sé qué es amor.
    Después de que yo me case
    sabré deso, que ahora ignoro.

DON JUAN

    Aunque en mi pena lo calles,
    lo permitirá tu agrado.

DOÑA INÉS

    Mirad que viene mi padre.

DON MENDO

    Retirémonos, don Juan.
(_Vase_).


ESCENA X

Doña Inés, don Juan.

DON JUAN

    Ya yo os sigo; id vos delante.
    Señora no me permitas
    que con tal dolor me aparte
    de tu presencia.

DOÑA INÉS

                     Don Juan,
    ¿qué me quieres? ¿Ya no sabes
    los pesares que me cuestas?

DON JUAN

    Pues ¿ya no ves de qué nacen?

DOÑA INÉS

    ¿Qué importa el verlo al perderte?

DON JUAN

    ¿Eso no puede enmendarse?

DOÑA INÉS

    ¡Pluguiera al cielo pudiese!

DON JUAN

    ¿Qué dices?

DOÑA INÉS

                Que no te pares.

DON JUAN

    Eso es desvío.

DOÑA INÉS

                   Es temor.

DON JUAN

    ¡Qué pena!

DOÑA INÉS

               Que entra mi padre.

DON JUAN

    ¡Mal haya el peligro!

DOÑA INÉS

                          Amén.

DON JUAN

    Quédate adiós.

DOÑA INÉS

                   Él te guarde.
(_Vase don Juan_).


ESCENA XI

Sale Beatriz.

BEATRIZ

    ¿Señora?

DOÑA INÉS

             Beatriz, ¿qué es eso?

BEATRIZ

    Con el viejo en este instante,
    si no corro, doy de hocicos.

DOÑA INÉS

    ¿Dónde has estado esta tarde?

BEATRIZ

    Señora, en un gran empeño.

DOÑA INÉS

    ¿Qué ha sido?

BEATRIZ

                  Fui a echar los naipes
    por que don Diego te deje,
    y, según las cartas salen,
    o mentirá el rey de bastos,
    o no ha de querer casarse.

DOÑA INÉS

    ¿Crédito das a esas cosas?
    ¿No ves que son disparates?

BEATRIZ

    Pues ¿un rey ha de mentir?

DOÑA INÉS

    Deja esas vulgaridades.

BEATRIZ

    Tú verás en lo que para.
    Mas dejando esto a una parte,
    ¿hasta cuándo ha de durar
    el estar yo, por mis paces,
    de embozada en el retiro,
    que es ya cosa intolerable?

DOÑA INÉS

    A mi padre hablaré agora.

BEATRIZ

    Pues él y Mosquito salen,
    y más que vienen hablando
    en el caso de los naipes.

DOÑA INÉS

    ¿Qué dices? Pues ¿eso es cierto?

BEATRIZ

    Tú verás lo que ello pare,
    y si quieres entendello,
    retírate aquí un instante.

DOÑA INÉS

    Harelo, aunque es desatino,
    por ver en ello a mi padre.


ESCENA XII

Salen don Tello y Mosquito.

DON TELLO

    Tú has de saber de este caso
    todo lo que en ello hubiere.

MOSQUITO

    Señor, cuanto yo supiere
    lo diré más que de paso.

DON TELLO

    Pues yo te hallé en el zaguán.
    ¿Quién era aquella mujer?

MOSQUITO

    La condesa era, a mi ver.

DON TELLO

    ¿Quién?

MOSQUITO

            La prima de don Juan.

DON TELLO

    ¿Qué dices?

MOSQUITO

                Como ahora es día,
    la vi ella por ella expresa.

DON TELLO

    ¿La condesa?

MOSQUITO

                 La condesa
    condada, su señoría.

DON TELLO

    ¡Válgame Dios!

MOSQUITO

                   Y a mí, y todo.

DON TELLO

    De gran empeño salí
    estando don Juan allí.

MOSQUITO

    Y yo no andaba en el lodo.

BEATRIZ

(_Aparte a doña Inés, oculta_).
    Verás lo que se alborota.

DOÑA INÉS

    Pues ¿qué semejanza tiene
    con los naipes que previene
    la condesa?

BEATRIZ

                Esa es la sota.

DOÑA INÉS

    ¡Cielos! Yo mi desengaño
    agradezco haber sabido.—

DON TELLO

    Mosquito, estoy aturdido
    de un suceso tan extraño.
    Pues ¿ella buscole a él,
    o cómo allí llegó a estar?

MOSQUITO

(_Aparte_).
    ¡Cielos! ¿Cómo he de escapar
    de aqueste viejo cruel,
    que a dudas me ha de moler
    y se aventura el enredo?
    Mas solo librarme puedo
    no dejándome entender.—
    Yo, señor, al conocella
    la vi que al zaguán entró,
    y un pobre entonces llegó,
    que no dio limosna ella.
    El pobre pasó adelante,
    don Diego vino tras él,
    y repitiendo el papel
    vino el pobre vergonzante.
    Traía un vestido escaso
    de color, y Dios me acuerde
    que no era tal, sino verde.

DON TELLO

    ¿Pues el vestido es del caso?

MOSQUITO

    Habiendo el pobre salido,
    vino la condesa luego,
    y cuando vino don Diego,
    vino porque había venido.

DON TELLO

    ¿Quién había venido?

MOSQUITO

                         Él.

DON TELLO

    Luego ¿ella le fue a buscar?

MOSQUITO

    No, señor, porque al entrar
    ella entraba con aquel,
    y el pobre, que entraba cuando
    entraba él, no llegó.

DON TELLO

    Pues ¿quién era aquel que entró?

MOSQUITO

    Eso es lo que voy contando.
    Entró ella, y cuando entraba
    entró el pobre, y fue don Diego,
    y como entró con sosiego,
    después de entrado, allí estaba.
    Y de esto se quedó loco,
    porque entraba muy esquivo.

DON TELLO

    No lo entiendo, ¡por Dios vivo!

MOSQUITO

(_Aparte_).
    Pues eso, ni yo tampoco.

DOÑA INÉS

    Beatriz, ¿qué es lo que está hablando
    Mosquito?

BEATRIZ

              Los naipes son.

DOÑA INÉS

    Pues ¿qué es esta confusión?

BEATRIZ

    ¿No ves que está barajando?—

DON TELLO

    ¿Quién a quién vino a buscar?

MOSQUITO

    Luego, ¿no lo has entendido?

DON TELLO

    No, ni explicarte has sabido.

MOSQUITO

    Pues vuélvotelo a explicar.
    Él buscó a quien le buscaba,
    porque ella buscando vino,
    y buscando de camino
    él buscó lo que allí estaba,
    y el pobre que los buscó
    no buscó duelos ajenos.

DON TELLO

    Agora lo entiendo menos.

MOSQUITO

    Pues ¿qué culpa tengo yo?

DON TELLO

    Tú has de apurar mis enojos.
    ¿Qué dices?

MOSQUITO

                ¿Hay tal rigor?
    ¡Viven los cielos, señor,
    que lo vi con estos ojos!

DON TELLO

    ¿Qué es lo que viste?

MOSQUITO

                          Esta historia.

DON TELLO

    ¿Qué historia? Que en tu torpeza
    no tiene pies ni cabeza.

MOSQUITO

    Pues no será pepitoria.

DON TELLO

    ¿Sabes tú si él della es dueño,
    o tiene empeño?

MOSQUITO

                    ¿Hay tal? ¿Cómo?
    Yo no soy su mayordomo.
    ¡Qué sé yo si tiene empeño!

DON TELLO

    Anda, vete, mentecato,
    que eres un simple.

MOSQUITO

(_Aparte_).
                        Eso quiero.

DON TELLO

    ¿Para qué apuro yo dudas
    donde me avisa un ejemplo?
    No hay honra puesta en mujer
    segura de aquestos riesgos.
    Y hoy, pues me le da este acaso,
    lograr el aviso quiero
    casando luego a mis hijas.

DOÑA INÉS

    Beatriz, aunque yo no entiendo
    a Mosquito, el desengaño
    he logrado de mis celos,
    y en albricias, salgo a hablar
    por ti a mi padre.

BEATRIZ

                       Eso espero.

DOÑA INÉS

(_Sale con Beatriz_).
    Padre y señor.

DON TELLO

                   Inés mía,
    ¿quién viene contigo?

DOÑA INÉS

                          El ruego
    de Beatriz me ha condolido.
    Por ella a pedirte vengo
    que vuelvas a recibilla.

DON TELLO

    Si es tu gusto, ¿cómo puedo
    negártelo? Quede en casa.


ESCENA XIII

Sale don Diego, al paño.

DON DIEGO

    A decir vengo resuelto
    a mi tío que disponga
    de mi prima, pues yo tengo
    mejor boda en la condesa.

DOÑA INÉS

    Ya se logró tu deseo.
    Agradécelo a mi padre.

BEATRIZ

    Los pies mil veces te beso.

DON TELLO

    Ya tú quedas recibida,
    y yo dello muy contento.

MOSQUITO

(_Aparte, a Beatriz_).
    ¿Qué es lo que miro? ¡Ay, Jesús,
    que hemos dado con los huevos
    en la ceniza,[15] Beatriz!

        [15] Tropezar con una dificultad inesperada.

BEATRIZ

    ¿Qué es lo que dices?

MOSQUITO

                          Don Diego
    está viendo esta función.

BEATRIZ

    Saliose todo el puchero.

DON TELLO

    Inés, ven a prevenirte,
    que ya todo está dispuesto,
    y os habéis de desposar
    luego que venga don Diego.
(_Vase_).

DOÑA INÉS

    ¡Ay, de mí, Beatriz! ¿Qué dices?

BEATRIZ

(_Aparte, a doña Inés_).
    Vete, señora, allá dentro,
    que estoy en un gran conflito,
    y estriba en él tu remedio.

DOÑA INÉS

    Sin vida voy a esperarte.
(_Vase_).


ESCENA XIV

Beatriz, Mosquito; don Diego, al paño.

BEATRIZ

    ¡Villano, no hagas extremos
    viendo mi resolución,
    que con Amor no hay respetos!
    Yo he de ser de su traición
    testigo estando aquí dentro,
    y aquí he de ver si a mis ojos
    se atreve el falso a ofendellos.

MOSQUITO

(_Aparte_).
    ¡Jesús, qué bien la ha enhebrado!—
    Señora, pues ¿tú haces eso?
    ¿Una mujer de tus prendas
    se finge humilde en desprecio
    de su honor y se acomoda
    por criada de don Tello,
    que puede ser tu lacayo?

BEATRIZ

    El Amor dora los hierros.
    Yo he de ver con esta industria
    si se casa o no don Diego.

DON DIEGO

    Señores, ¿qué es lo que escucho?
    Mil cruces me estoy haciendo.
    ¡Y dirán que no me alabe!
    Un testimonio de aquesto
    tengo de enviar a Burgos.—

MOSQUITO

    Y ¿qué ha de decir don Diego
    si esto ve?

BEATRIZ

                ¿Qué ha de decir?
    El alma, ¡viven los cielos!,
    le he de sacar si se casa.
    Déjame ya, o mi despecho
    dará voces como loca.

DON DIEGO

(_Sale_).
    Señora, oíd, deteneos.

MOSQUITO

    ¡Ay, señor, pues has venido,
    mira qué locura ha hecho!
    ¡Témplala, que está hecha un tigre!

BEATRIZ

    Y un basilisco, un veneno.
    Aquí vengo a ver, ¡traidor!,
    si se hace hoy el casamiento.

DON DIEGO

    ¿Qué casamiento? Pues yo,
    ¿no sabéis ya que soy vuestro?

BEATRIZ

    No fío de eso, tirano.

DON DIEGO

    Pues ¿de qué fiáis?

BEATRIZ

                        De mi incendio,
    que ha de abrasar esta casa
    si aquí ofendida me veo.

DON DIEGO

(_Aparte_).
    Señores, ¿esto es encanto?
    ¿Mi talle es pacto secreto?—
    Señora, pues ¿no advertís
    que yo permitir no puedo
    esto siendo vuestro esposo?

BEATRIZ

    No hay que tratar; yo he de verlo.

DON DIEGO

    ¿Qué habéis de ver?

BEATRIZ

                        Si esta noche
    te casas.

DON DIEGO

              No temáis eso.

BEATRIZ

    No puede un amor que es fino.

DON DIEGO

    Pues ¿el lustre?

BEATRIZ

                     Todo es menos.

DON DIEGO

    ¿Y el decoro?

BEATRIZ

                  No hay decoro.

DON DIEGO

    ¡Por Dios, que volváis!

BEATRIZ

                            No quiero.


ESCENA XV

Sale don Tello.

DON TELLO

    ¿Hola? ¿Qué voces son estas?

MOSQUITO

(_Aparte, a don Diego_).
    Señor, por su honor te ruego
    que disimules ahora.

BEATRIZ

    Señor, el señor don Diego
    de mi señora está hablando.

DON TELLO

    ¿Qué habláis, sobrino? ¿Qué es esto?

BEATRIZ

    Señor, me dice que diga...

DON TELLO

    ¿Qué has de decir tú? ¡Esto es bueno!
    Apenas te han recibido
    ¿y empiezas ya a hacer enredos?

DON DIEGO

(_Aparte a Mosquito_).
    ¿Y he de sufrir yo que trate
    este vejezuelo clueco
    a mi mujer deste modo?

MOSQUITO

    ¡Disimula, por San Pedro!—

BEATRIZ

    Yo, señor, no enredo nada.

DON TELLO

    Entrate, loca, allá dentro.

DON DIEGO

(_Aparte_).
    Tú lo eres, y tu alma,
    y mientes como mal viejo.

MOSQUITO

    Sufre, señor, que te pierdes.

DON TELLO

    ¿No te vas?

BEATRIZ

                Ya te obedezco.

DON DIEGO

    ¡Vive Dios!...

BEATRIZ

(_Aparte, a don Diego_).
                   ¡Calla, cruel!

DON DIEGO

    ¿Qué dices?

BEATRIZ

                Que ahora veremos
    si te casas.

DON DIEGO

                 ¿Eso dudas?

BEATRIZ

    A oírlo voy.

DON DIEGO

                 Yo me huelgo.

BEATRIZ

    Pues aquesta es la ocasión.

DON DIEGO

    Aquí lo verás.

DON TELLO

                   ¿Qué es eso?

BEATRIZ

    Hacer lo que me has mandado.
(_Vase_).

DON TELLO

    Llama a tus señoras luego.


ESCENA XVI

Don Tello, don Diego, Mosquito.

DON DIEGO

(_Aparte_).
    Más señora es ella que ellas,
    lo que va de mí a un cochero.—

DON TELLO

    Sobrino, con vuestras cosas
    estoy en tanto desvelo,
    que hasta veros desposado
    yo no he de tener sosiego.
    Todo está ya prevenido,
    y solo a vos os espero
    por salir deste cuidado.

DON DIEGO

    ¿De tanto gusto es ser suegro
    que a serlo os dais tanta priesa?
    ¿No es mejor, pues estáis viejo,
    que lo dilatéis un poco
    y os dure el oficio menos?

DON TELLO

    ¿Qué es dilatarlo, o por qué?

DON DIEGO

    Por unos días; que aquesto
    no ha de ser cochite hervite;
    que una boda no es buñuelo.

DON TELLO

    ¿Qué días?

DON DIEGO

               Cuatro o seis años;
    que ello se hará, andando el tiempo.

DON TELLO

    ¿Qué llamáis cuatro o seis años?
    Ni una hora, ni un momento;
    luego os habéis de casar.

DON DIEGO

    Pues yo casarme no puedo.

MOSQUITO

(_Aparte_).
    Acabose; esto dio lumbre.—

DON TELLO

    ¿Qué decís, que no os entiendo?

DON DIEGO

    Que no me puedo casar.
    ¿Lo entendéis agora?

MOSQUITO

                         Menos.

DON TELLO

    ¿Por qué?

DON DIEGO

              Porque soy casado.

MOSQUITO

    Y yo soy testigo dello.

DON TELLO

    ¿Vos casado?

DON DIEGO

                 _In facie Ecclesiæ_.

DON TELLO

    Pues ¿con quién?

DON DIEGO

                     Eso no puedo
    decir, porque es un amigo.

DON TELLO

    Pues, villano, ¡vive el cielo!,
    que en ti he de tomar venganza
    de tan osado desprecio.

MOSQUITO

    ¡Ay, señores, que se matan!


ESCENA XVII

Salen por una parte doña Inés y Leonor; por otra, don Juan y don Mendo.

DON JUAN

    ¿Qué es esto, señor don Tello?

DON MENDO

    Tío, ¿qué es esto?

DOÑA INÉS

(_Aparte, a Leonor_).
                       ¡Ay, Leonor,
    que mi muerte estoy temiendo!—

DOÑA LEONOR

    Padre, ¿qué enojo os irrita?

DON TELLO

    Un agravio de don Diego,
    que dice que está casado,
    cuando yo darle prevengo
    a mi hija por esposa.

DON MENDO

(_Aparte_).
    Esto es que tomó el consejo
    de doña Inés, y lo excusa
    valiéndose deste medio;
    mas yo en favor de don Juan
    he de enmendar el empeño.—
    Tío, aunque don Diego ha dicho
    que está casado, no es cierto.
    Él, después que vino, supo
    que don Juan tenía intento
    de pediros a mi prima;
    y él ha sido tan discreto,
    que lo calló, enamorado,
    por veros en otro empeño.
    Don Diego por él lo deja.

DON DIEGO

    No lo dejo tal por eso,
    sino porque estoy casado,
    digo otra vez, y no puedo;
    ¿quiere usted que me encorocen?

DON TELLO

    Hagáislo o no por aquello.—
    Don Juan, ¿es esto verdad?

DON JUAN

    Yo, señor, si la merezco,
    no aspiro a mayor ventura
    que la de ser hijo vuestro.

DON TELLO

    Yo me honro mucho con vos,
    y el castigo más severo
    deste necio es que la pierda.
    Dadle a Inés la mano luego.

DON JUAN

    Con el alma y con mil vidas.

DOÑA INÉS

    Con otras tantas la aceto.

DON TELLO

    Vos, Mendo, dadla a Leonor.

DOÑA LEONOR

    Con gozo se la prevengo.

DON DIEGO

    Pues ahora verán mi boda,
    supuesto que esas se han hecho.

MOSQUITO

    Antes se ha de ver la mía.
    Señor, yo hago lo que veo;
    Beatriz se casa conmigo.

DON TELLO

    Yo darla el dote prometo;
    dila que salga acá fuera.

MOSQUITO

    Señor, tened a don Diego,
    porque no me descalabre;
    que aquí se acaba el enredo.
    ¡Ah, Beatriz! Dame esa mano.


ESCENA XVIII

Beatriz, dichos.

BEATRIZ

(_Sale_).
    Yo, aunque indigna, te la ofrezco.

DON DIEGO

    ¡Ah, pícaro! ¿A mi mujer
    tienes tal atrevimiento?

DON TELLO

    ¿Qué mujer?

DON DIEGO

                Esta que veis
    es mi mujer.

DON TELLO

                 ¡Bien, por cierto!
    ¿Y por aquesta criada
    dejáis a mi hija?

DON DIEGO

                      ¡Esto es bueno!
    ¿Qué criada? Que es condesa,
    y se disfrazó de celos.—
    Descubríos ya, señora.

BEATRIZ

    Yo descubriros no puedo
    más de que soy Beatricilla,
    y vos _el lindo don Diego_.

DON DIEGO

    Pues ¿cómo es esto?

MOSQUITO

                        Mamola.[16]

        [16] ¡Te la pegué!

DON DIEGO

    Villano, ¡viven los cielos!...

MOSQUITO

    Aquí no hay a qué apelar;
    que no lo sufriera el pueblo.

DON DIEGO

    Pídase si quedo mal.

MOSQUITO

    Y castigando este necio
    a gusto de los oyentes,
    aquí, con aplausos vuestros,
    dichosamente el poeta
    da fin al _Lindo don Diego_.


FIN




ÍNDICE


                       Págs.

    Jornada primera       7

       —    segunda      66

       —    tercera     134






*** END OF THE PROJECT GUTENBERG EBOOK EL LINDO DON DIEGO ***


    

Updated editions will replace the previous one—the old editions will
be renamed.

Creating the works from print editions not protected by U.S. copyright
law means that no one owns a United States copyright in these works,
so the Foundation (and you!) can copy and distribute it in the United
States without permission and without paying copyright
royalties. Special rules, set forth in the General Terms of Use part
of this license, apply to copying and distributing Project
Gutenberg™ electronic works to protect the PROJECT GUTENBERG™
concept and trademark. Project Gutenberg is a registered trademark,
and may not be used if you charge for an eBook, except by following
the terms of the trademark license, including paying royalties for use
of the Project Gutenberg trademark. If you do not charge anything for
copies of this eBook, complying with the trademark license is very
easy. You may use this eBook for nearly any purpose such as creation
of derivative works, reports, performances and research. Project
Gutenberg eBooks may be modified and printed and given away—you may
do practically ANYTHING in the United States with eBooks not protected
by U.S. copyright law. Redistribution is subject to the trademark
license, especially commercial redistribution.


START: FULL LICENSE

THE FULL PROJECT GUTENBERG LICENSE

PLEASE READ THIS BEFORE YOU DISTRIBUTE OR USE THIS WORK

To protect the Project Gutenberg™ mission of promoting the free
distribution of electronic works, by using or distributing this work
(or any other work associated in any way with the phrase “Project
Gutenberg”), you agree to comply with all the terms of the Full
Project Gutenberg™ License available with this file or online at
www.gutenberg.org/license.

Section 1. General Terms of Use and Redistributing Project Gutenberg™
electronic works

1.A. By reading or using any part of this Project Gutenberg™
electronic work, you indicate that you have read, understand, agree to
and accept all the terms of this license and intellectual property
(trademark/copyright) agreement. If you do not agree to abide by all
the terms of this agreement, you must cease using and return or
destroy all copies of Project Gutenberg™ electronic works in your
possession. If you paid a fee for obtaining a copy of or access to a
Project Gutenberg™ electronic work and you do not agree to be bound
by the terms of this agreement, you may obtain a refund from the person
or entity to whom you paid the fee as set forth in paragraph 1.E.8.

1.B. “Project Gutenberg” is a registered trademark. It may only be
used on or associated in any way with an electronic work by people who
agree to be bound by the terms of this agreement. There are a few
things that you can do with most Project Gutenberg™ electronic works
even without complying with the full terms of this agreement. See
paragraph 1.C below. There are a lot of things you can do with Project
Gutenberg™ electronic works if you follow the terms of this
agreement and help preserve free future access to Project Gutenberg™
electronic works. See paragraph 1.E below.

1.C. The Project Gutenberg Literary Archive Foundation (“the
Foundation” or PGLAF), owns a compilation copyright in the collection
of Project Gutenberg™ electronic works. Nearly all the individual
works in the collection are in the public domain in the United
States. If an individual work is unprotected by copyright law in the
United States and you are located in the United States, we do not
claim a right to prevent you from copying, distributing, performing,
displaying or creating derivative works based on the work as long as
all references to Project Gutenberg are removed. Of course, we hope
that you will support the Project Gutenberg™ mission of promoting
free access to electronic works by freely sharing Project Gutenberg™
works in compliance with the terms of this agreement for keeping the
Project Gutenberg™ name associated with the work. You can easily
comply with the terms of this agreement by keeping this work in the
same format with its attached full Project Gutenberg™ License when
you share it without charge with others.

1.D. The copyright laws of the place where you are located also govern
what you can do with this work. Copyright laws in most countries are
in a constant state of change. If you are outside the United States,
check the laws of your country in addition to the terms of this
agreement before downloading, copying, displaying, performing,
distributing or creating derivative works based on this work or any
other Project Gutenberg™ work. The Foundation makes no
representations concerning the copyright status of any work in any
country other than the United States.

1.E. Unless you have removed all references to Project Gutenberg:

1.E.1. The following sentence, with active links to, or other
immediate access to, the full Project Gutenberg™ License must appear
prominently whenever any copy of a Project Gutenberg™ work (any work
on which the phrase “Project Gutenberg” appears, or with which the
phrase “Project Gutenberg” is associated) is accessed, displayed,
performed, viewed, copied or distributed:

    This eBook is for the use of anyone anywhere in the United States and most
    other parts of the world at no cost and with almost no restrictions
    whatsoever. You may copy it, give it away or re-use it under the terms
    of the Project Gutenberg License included with this eBook or online
    at www.gutenberg.org. If you
    are not located in the United States, you will have to check the laws
    of the country where you are located before using this eBook.
  
1.E.2. If an individual Project Gutenberg™ electronic work is
derived from texts not protected by U.S. copyright law (does not
contain a notice indicating that it is posted with permission of the
copyright holder), the work can be copied and distributed to anyone in
the United States without paying any fees or charges. If you are
redistributing or providing access to a work with the phrase “Project
Gutenberg” associated with or appearing on the work, you must comply
either with the requirements of paragraphs 1.E.1 through 1.E.7 or
obtain permission for the use of the work and the Project Gutenberg™
trademark as set forth in paragraphs 1.E.8 or 1.E.9.

1.E.3. If an individual Project Gutenberg™ electronic work is posted
with the permission of the copyright holder, your use and distribution
must comply with both paragraphs 1.E.1 through 1.E.7 and any
additional terms imposed by the copyright holder. Additional terms
will be linked to the Project Gutenberg™ License for all works
posted with the permission of the copyright holder found at the
beginning of this work.

1.E.4. Do not unlink or detach or remove the full Project Gutenberg™
License terms from this work, or any files containing a part of this
work or any other work associated with Project Gutenberg™.

1.E.5. Do not copy, display, perform, distribute or redistribute this
electronic work, or any part of this electronic work, without
prominently displaying the sentence set forth in paragraph 1.E.1 with
active links or immediate access to the full terms of the Project
Gutenberg™ License.

1.E.6. You may convert to and distribute this work in any binary,
compressed, marked up, nonproprietary or proprietary form, including
any word processing or hypertext form. However, if you provide access
to or distribute copies of a Project Gutenberg™ work in a format
other than “Plain Vanilla ASCII” or other format used in the official
version posted on the official Project Gutenberg™ website
(www.gutenberg.org), you must, at no additional cost, fee or expense
to the user, provide a copy, a means of exporting a copy, or a means
of obtaining a copy upon request, of the work in its original “Plain
Vanilla ASCII” or other form. Any alternate format must include the
full Project Gutenberg™ License as specified in paragraph 1.E.1.

1.E.7. Do not charge a fee for access to, viewing, displaying,
performing, copying or distributing any Project Gutenberg™ works
unless you comply with paragraph 1.E.8 or 1.E.9.

1.E.8. You may charge a reasonable fee for copies of or providing
access to or distributing Project Gutenberg™ electronic works
provided that:

    • You pay a royalty fee of 20% of the gross profits you derive from
        the use of Project Gutenberg™ works calculated using the method
        you already use to calculate your applicable taxes. The fee is owed
        to the owner of the Project Gutenberg™ trademark, but he has
        agreed to donate royalties under this paragraph to the Project
        Gutenberg Literary Archive Foundation. Royalty payments must be paid
        within 60 days following each date on which you prepare (or are
        legally required to prepare) your periodic tax returns. Royalty
        payments should be clearly marked as such and sent to the Project
        Gutenberg Literary Archive Foundation at the address specified in
        Section 4, “Information about donations to the Project Gutenberg
        Literary Archive Foundation.”
    
    • You provide a full refund of any money paid by a user who notifies
        you in writing (or by e-mail) within 30 days of receipt that s/he
        does not agree to the terms of the full Project Gutenberg™
        License. You must require such a user to return or destroy all
        copies of the works possessed in a physical medium and discontinue
        all use of and all access to other copies of Project Gutenberg™
        works.
    
    • You provide, in accordance with paragraph 1.F.3, a full refund of
        any money paid for a work or a replacement copy, if a defect in the
        electronic work is discovered and reported to you within 90 days of
        receipt of the work.
    
    • You comply with all other terms of this agreement for free
        distribution of Project Gutenberg™ works.
    

1.E.9. If you wish to charge a fee or distribute a Project
Gutenberg™ electronic work or group of works on different terms than
are set forth in this agreement, you must obtain permission in writing
from the Project Gutenberg Literary Archive Foundation, the manager of
the Project Gutenberg™ trademark. Contact the Foundation as set
forth in Section 3 below.

1.F.

1.F.1. Project Gutenberg volunteers and employees expend considerable
effort to identify, do copyright research on, transcribe and proofread
works not protected by U.S. copyright law in creating the Project
Gutenberg™ collection. Despite these efforts, Project Gutenberg™
electronic works, and the medium on which they may be stored, may
contain “Defects,” such as, but not limited to, incomplete, inaccurate
or corrupt data, transcription errors, a copyright or other
intellectual property infringement, a defective or damaged disk or
other medium, a computer virus, or computer codes that damage or
cannot be read by your equipment.

1.F.2. LIMITED WARRANTY, DISCLAIMER OF DAMAGES - Except for the “Right
of Replacement or Refund” described in paragraph 1.F.3, the Project
Gutenberg Literary Archive Foundation, the owner of the Project
Gutenberg™ trademark, and any other party distributing a Project
Gutenberg™ electronic work under this agreement, disclaim all
liability to you for damages, costs and expenses, including legal
fees. YOU AGREE THAT YOU HAVE NO REMEDIES FOR NEGLIGENCE, STRICT
LIABILITY, BREACH OF WARRANTY OR BREACH OF CONTRACT EXCEPT THOSE
PROVIDED IN PARAGRAPH 1.F.3. YOU AGREE THAT THE FOUNDATION, THE
TRADEMARK OWNER, AND ANY DISTRIBUTOR UNDER THIS AGREEMENT WILL NOT BE
LIABLE TO YOU FOR ACTUAL, DIRECT, INDIRECT, CONSEQUENTIAL, PUNITIVE OR
INCIDENTAL DAMAGES EVEN IF YOU GIVE NOTICE OF THE POSSIBILITY OF SUCH
DAMAGE.

1.F.3. LIMITED RIGHT OF REPLACEMENT OR REFUND - If you discover a
defect in this electronic work within 90 days of receiving it, you can
receive a refund of the money (if any) you paid for it by sending a
written explanation to the person you received the work from. If you
received the work on a physical medium, you must return the medium
with your written explanation. The person or entity that provided you
with the defective work may elect to provide a replacement copy in
lieu of a refund. If you received the work electronically, the person
or entity providing it to you may choose to give you a second
opportunity to receive the work electronically in lieu of a refund. If
the second copy is also defective, you may demand a refund in writing
without further opportunities to fix the problem.

1.F.4. Except for the limited right of replacement or refund set forth
in paragraph 1.F.3, this work is provided to you ‘AS-IS’, WITH NO
OTHER WARRANTIES OF ANY KIND, EXPRESS OR IMPLIED, INCLUDING BUT NOT
LIMITED TO WARRANTIES OF MERCHANTABILITY OR FITNESS FOR ANY PURPOSE.

1.F.5. Some states do not allow disclaimers of certain implied
warranties or the exclusion or limitation of certain types of
damages. If any disclaimer or limitation set forth in this agreement
violates the law of the state applicable to this agreement, the
agreement shall be interpreted to make the maximum disclaimer or
limitation permitted by the applicable state law. The invalidity or
unenforceability of any provision of this agreement shall not void the
remaining provisions.

1.F.6. INDEMNITY - You agree to indemnify and hold the Foundation, the
trademark owner, any agent or employee of the Foundation, anyone
providing copies of Project Gutenberg™ electronic works in
accordance with this agreement, and any volunteers associated with the
production, promotion and distribution of Project Gutenberg™
electronic works, harmless from all liability, costs and expenses,
including legal fees, that arise directly or indirectly from any of
the following which you do or cause to occur: (a) distribution of this
or any Project Gutenberg™ work, (b) alteration, modification, or
additions or deletions to any Project Gutenberg™ work, and (c) any
Defect you cause.

Section 2. Information about the Mission of Project Gutenberg™

Project Gutenberg™ is synonymous with the free distribution of
electronic works in formats readable by the widest variety of
computers including obsolete, old, middle-aged and new computers. It
exists because of the efforts of hundreds of volunteers and donations
from people in all walks of life.

Volunteers and financial support to provide volunteers with the
assistance they need are critical to reaching Project Gutenberg™’s
goals and ensuring that the Project Gutenberg™ collection will
remain freely available for generations to come. In 2001, the Project
Gutenberg Literary Archive Foundation was created to provide a secure
and permanent future for Project Gutenberg™ and future
generations. To learn more about the Project Gutenberg Literary
Archive Foundation and how your efforts and donations can help, see
Sections 3 and 4 and the Foundation information page at www.gutenberg.org.

Section 3. Information about the Project Gutenberg Literary Archive Foundation

The Project Gutenberg Literary Archive Foundation is a non-profit
501(c)(3) educational corporation organized under the laws of the
state of Mississippi and granted tax exempt status by the Internal
Revenue Service. The Foundation’s EIN or federal tax identification
number is 64-6221541. Contributions to the Project Gutenberg Literary
Archive Foundation are tax deductible to the full extent permitted by
U.S. federal laws and your state’s laws.

The Foundation’s business office is located at 809 North 1500 West,
Salt Lake City, UT 84116, (801) 596-1887. Email contact links and up
to date contact information can be found at the Foundation’s website
and official page at www.gutenberg.org/contact

Section 4. Information about Donations to the Project Gutenberg
Literary Archive Foundation

Project Gutenberg™ depends upon and cannot survive without widespread
public support and donations to carry out its mission of
increasing the number of public domain and licensed works that can be
freely distributed in machine-readable form accessible by the widest
array of equipment including outdated equipment. Many small donations
($1 to $5,000) are particularly important to maintaining tax exempt
status with the IRS.

The Foundation is committed to complying with the laws regulating
charities and charitable donations in all 50 states of the United
States. Compliance requirements are not uniform and it takes a
considerable effort, much paperwork and many fees to meet and keep up
with these requirements. We do not solicit donations in locations
where we have not received written confirmation of compliance. To SEND
DONATIONS or determine the status of compliance for any particular state
visit www.gutenberg.org/donate.

While we cannot and do not solicit contributions from states where we
have not met the solicitation requirements, we know of no prohibition
against accepting unsolicited donations from donors in such states who
approach us with offers to donate.

International donations are gratefully accepted, but we cannot make
any statements concerning tax treatment of donations received from
outside the United States. U.S. laws alone swamp our small staff.

Please check the Project Gutenberg web pages for current donation
methods and addresses. Donations are accepted in a number of other
ways including checks, online payments and credit card donations. To
donate, please visit: www.gutenberg.org/donate.

Section 5. General Information About Project Gutenberg™ electronic works

Professor Michael S. Hart was the originator of the Project
Gutenberg™ concept of a library of electronic works that could be
freely shared with anyone. For forty years, he produced and
distributed Project Gutenberg™ eBooks with only a loose network of
volunteer support.

Project Gutenberg™ eBooks are often created from several printed
editions, all of which are confirmed as not protected by copyright in
the U.S. unless a copyright notice is included. Thus, we do not
necessarily keep eBooks in compliance with any particular paper
edition.

Most people start at our website which has the main PG search
facility: www.gutenberg.org.

This website includes information about Project Gutenberg™,
including how to make donations to the Project Gutenberg Literary
Archive Foundation, how to help produce our new eBooks, and how to
subscribe to our email newsletter to hear about new eBooks.